LUCKY STARR Y LOS OCÉANOS DE VENUS, DE FERNANDO FERNANDEZ
ANTONIO SANTOS

LUCKY STARR Y LOS OCÉANOS DE VENUS. ¡El juego continúa, WATSON!

Lucky Starr y su amigo JOHN BIGMAN viajan a Venus decididos a indagar unas acusaciones que señalan a un conocido del audaz joven aventurero. Tras una azarosa investigación, moteada de peligro, logran una sorpresiva detención.

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LISTO, FORMAL, ENTROMETIDO
 
En la competitiva estela de NANCY DREW, los HARDY BOYS, JONNY QUEST, quizás hasta LOS CINCO de ENID BLYTON, ISAAC ASIMOV, el supremo legislador de robots, se apuntó a la moda del chaval investigador dueño de una inteligencia suspicaz, rápida y ágil, que lo lleva a meterse en toda clase de problemas y contra los sujetos más turbios y peligrosos, que no escatiman recursos con tal de triunfar.
Y, de nuevo, FERNANDO FERNÁNDEZ esgrime sus recursos como dibujante para adaptar aquellas páginas del texto a la viñeta, esfuerzo que se salda con laudable resultado, lleno de energía, imaginación y unas ilustraciones caracterizadas por su habitual maestría para la plasmación de frases a imágenes. Realizó esta adaptación en una historieta larga, al uso de las destinadas al mercado francobelga, en 48 páginas, pero que no halló edición en álbum en España, sino encartada en el núm. 5 de la revista Gran Aventurero (Ediciones B, 1989).

En esta ocasión, el arte de Fernández nos recuerda un tanto al de un habitual de 2000 AD, IAN GIBSON (visto en planchas de JUDGE DREDD y ROBO HUNTER), incluso en la forma como extiende el color por las viñetas, un compendio de tonos rojizos y azul verdosos donde destacan las testas del pelirrojo Bigman y la dorada de Lucky Starr, retrato de un joven, quizás no mayor de dieciocho años, intrépido a la par que inteligente, pero que Fernández plasma con la catadura del FLASH GORDON de DAN BARRY. Bigman sí está más aniñado, pero Lucky, no: es un dinámico adulto de casi treinta años de edad, con un marcado rasgo juvenil.

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Fernández vuelve a recrear una bulbosa arquitectura anclada, esta vez, en los fecundos lechos marinos del planeta Venus, el centelleante lucero del alba, o del ocaso, y un juego de naves y submarinos cuya línea dinámica/mecánica no escapa, totalmente, al diseño que la naturaleza otorgó a algunas criaturas a fin de optimizarlas para sus cometidos, sea como predador o como víctima que se oculta. Llamarlo festín visual quizás sea un elogio excesivo, pero, desde luego, desencantados no vamos a quedar, en absoluto, con su trabajo gráfico.

Ahora tenemos la tarea de comentar el texto que sus lápices adaptan: Lucky Starr en los océanos de Venus.

 

MODA DE AQUELLOS TIEMPOS
 
El joven e inteligente protagonista, y su adlátere gárrulo y torpe, aunque leal y obediente, siguen un patrón que, grosso modo, popularizara SIR ARTHUR CONAN DOYLE para su más celebrada (y, por él, odiosa) creación: SHERLOCK HOLMES de Baker Street. Asimov, un HOLMESIANO confeso, en esta obra concreta estampa las pautas del clarividente detective aficionado y su biógrafo, torpe pero voluntarioso, marca de C. Doyle.
En este género (y Fernández lo retrata con destreza), se presenta al investigador como un sujeto agudo de inteligencia casi sobrehumana, merodeando lo inmarcesible, gracias a que le acompaña un sujeto bueno, pero obtuso, incapaz de ver nada hasta que el detective no se luce explicándoselo; lo cual le permite, al escritor, desentramar el misterio, cuyo desenlace es la simpleza en estado puro.
Pero Lucky Starr es más que un reconocimiento a C. Doyle, Holmes y Watson; es vértebra de unas novelas para jóvenes destinadas a su formación tras la Segunda Guerra Mundial. Vamos a arriesgarnos teorizando con que esta moda (la del geniecillo pos púber en ambientes cósmicos) la inició ROBERT ANSON HEINLEIN con novelas como CADETE DEL ESPACIO, CONSIGUE UN TRAJE ESPACIAL: VIAJARÁS y TROPAS DEL ESPACIO, pero con una marcada diferencia: mientras que el exitoso joven de Asimov es un elegante y fino elemento intelectual alguna vez obligado a sudar la camiseta, los protagonistas de Heinlein pueden llegar a ser tarugos comprometidos fanáticamente con las Fuerzas Armadas (algo mal visto hoy día) y la defensa del planeta, o sea, con la violencia.
Naturalmente, conforme a cierto aparato propagandístico, el personaje de Asimov es un ejemplo imitable, y el de Heinlein una aberración a suprimir.

Este Scriptor sospecha que Lucky Starr es una reacción alérgica a las novelas militaristas de Heinlein. Ya destacamos el ansia de Asimov de tecnocracia y cultura, de sociedad estéril a lo DEMOLITION MAN. Si comparamos las fechas de publicación (Cadete del espacio: 1948; Lucky Starr y los océanos de Venus: 1952), esta sospecha se refuerza. En realidad, esto no tiene nada de malo, todo lo contrario: en el vasto bufé de la ciencia ficción es bueno que abunde la variedad. Sólo pedimos que no nos inviten al PIZZA HUTT asimoviano de Demolition Man.

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INOPORTUNO ESCENARIO
 
            Como señala MIGUEL BARCELÓ en su artículo sobre Venus, y que cierra la edición de este plus incluido en las páginas de GRAN AVENTURERO, trasladar la acción de cualquier historia al segundo planeta del sistema solar es una torpeza, y en esto Asimov, gran luminaria intelectual, se ha manifestado sumamente obtuso.
         La primera torpeza: porque él pertenecía al cuerpo científico y podía tener datos razonablemente certeros de que lo último que había en Venus eran marismas. ¡Que su época no era la de EDGAR RICE BURROUGHS y las historias de CARSON DE VENUS, caramba!

La segunda torpeza: los venusianos, los batracios telépatas humanamente manipulados, viven en océanos de un mundo pobrísimo en oxígeno atmosférico. De continuo se refleja este dato. Entonces, ¿de qué son esos océanos? ¿De metano, de hidrocarburos como los de Titán, la luna de Saturno, de kryptonita licuada, de hidrógeno líquido? No: son de agua, de H2O. Y Asimov, tras hartarse de decir cuán nocivo es el oxígeno para las ranas, las sumerge en un mar de H2O.

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RECAPITULANDO
 
         A modo de añagaza para prender el interés científico en la juventud de la generación bajo la presidencia de EISENHOWER, Asimov ideó una saga de historias que describían, sui generis, nuestro Sistema Solar, adornándola de una serie de cualidades modeladoras de la conducta, mientras Heinlein hacía lo propio pero barrenando los planetas vecinos con legiones de fervientes soldados/ciudadanos.

         Se señala la escasa relevancia/influencia femenina en las historias de Lucky Starr, algo que lo complica todo, porque teniendo como compañero de correrías a un tío cuyo apellido es Bigman (en la industria del porno igual triunfaba), nativo humano de Marte, pero que no manifiesta las diferencias gravitacionales del planeta rojo con respecto a, por ejemplo, Venus, o la Tierra, no parece una agraciada ocurrencia, en especial en una época tan marcadamente homofóbica.

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         Sobre la labor de Fernando Fernández, hemos resaltado las cualidades de precisión, talento y brío como caracteriza las historias elegidas para adaptar. Hemos reparado en el dibujo de las cejas de Bigman, ora al estilo de MR. SPOCK, ora a las del METABARÓN SIN NOMBRE, así como su carácter, más similar al de un mono diestramente amaestrado que al de una persona, aún de limitadas entendederas. (Caray, ¡sus regüeldos parecen los del CAPITÁN HADDOCK!)
         Salvado por un excepcional dibujo, el material que se adapta chirría en algunos puntos, ya marcado por los tics que definirían la obra de Asimov: esas utopías tecnocráticas de civilizaciones desarrolladas, cabales. El mismo Lucky Starr está al servicio de un CONSEJO CIENTÍFICO que parece llevar las riendas del gobierno, sin duda con elegante e insípida sabiduría.
Finalmente, cabe destacar que este Lucky Starr y los océanos de Venus, que suena a título de canción de DAVID BOWIE, posee un alegato contra la pena capital, basada en un precepto de discutible cumplimiento.

Por cierto, ¿a cuánto estuvo Lucky Starr de llamarse LUCKY STRIKE?


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FICHA TÉCNICA
 
            TÍTULO: LUCKY STARR EN LOS OCÉANOS DE VENUS
         GUIÓN, DIBUJO, TINTA, COLOR: FERNANDO FERNÁNDEZ
EDITA (ESPAÑA): EL GRAN AVENTURERO, DRAGON COMICS
COMENTARIO: MIGUEL BARCELÓ
FORMATO: ESPECIAL INCLUIDO EN EL Nº 5 DE LA REVISTA, 50 PÁGINAS

IMPORTE: 400 PESETAS

 

Reseña de Antonio Santos, de su serie GRAMÁTICA PARDA, entrega 25
Creación de la ficha (2009): A. Santos
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
ANTONIO SANTOS (2009): "Lucky Starr y los océanos de Venus, de Fernando Fernandez", en Tebeosfera, segunda época , 3 (7-IV-2009). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 23/XI/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/lucky_starr_y_los_oceanos_de_venus_de_fernando_fernandez.html