Bruce Timm es conocido principalmente por su participación en Batman: the animated series. Allí diseñó un estilo que acabaría por ser canónico en las producciones animadas sobre superhéroes a lo largo de la década de los noventa. Aunque lo situemos, por tanto, en el campo de la animación televisiva dirigida a un público infantil o preadolescente, lo que aquí nos interesa es la erótica de su producción historietística, en la que el citado estilo tendrá mucho que ver.
Gracias al cómic, Timm ha podido explorar otros intereses temáticos además de los superhéroes. Entre los géneros (siempre muy cercanos a la cultura popular) que ha cultivado encontramos sword and sorcery, el horror y, como motivo transversal en todos ellos, el erotismo. Cabe matizar antes de comenzar que las apreciaciones sobre lo sugerente o excitante de una determinada puesta en escena, estilo, etcétera en la obra de Bruce Timm se corresponden con una perspectiva masculina heterosexual, que es el público al que presumiblemente van dirigidas esas obras.
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| Harley intenta seducir al Joker. |
Si bien realizó algunos trabajos menores en el cómic mientras se consolidaba como animador en Filmation, la primera historieta que Timm realizó como autor reconocido junto con el guionista Paul Dini, fue “Mad Love”, un número especial de 64 páginas incluido en la serie The Batman Adventures. Este cómic se desarrollaba dentro del universo creado para las series de animación de Batman, por lo que cabía esperar que estuviera sujeto a las mismas limitaciones en cuanto al tratamiento de la sexualidad. Sin embargo, nos encontramos con que el tándem Timm / Dini se toma ciertas licencias (algunas de las cuales fueron corregidas para su adaptación posterior como capítulo de la serie animada). A lo largo de ocho páginas se muestra a Harley Quinn intentando seducir a Joker vestida únicamente con su máscara y un vaporoso picardías rojo que transparenta su silueta. Sin llegar a explicitar detalles anatómicos como los pezones (a diferencia de las pin-ups ambientadas en la misma escena realizadas con posterioridad), Timm opta por mostrar lo justo para dar a entender que el personaje no lleva ropa interior. A lo largo de la escena, los tirantes del camisón reposan sobre el brazo y no sobre el hombro, por lo que la prenda se sostiene en precario equilibrio sobre los pechos del personaje y amenaza desplomarse en cualquier momento.
Harley más explícita en los bocetos e ilustraciones sueltas.
Bruce Timm dibujó otros dos cómics inmersos en el universo de la serie animada de Batman. El primero de ellos, Batman: Harley and Ivy, es una miniserie compuesta por tres números en los que Harley Quinn y Poison Ivy forman un tándem delictivo. Aunque en este caso la trama no gira en torno a la seducción abundan las imágenes de las villanas en ropa interior. Entre las escenas más sugerentes destaca la que tiene lugar en las duchas de Arkham Asylum. En esta escena se produce una riña entre las protagonistas mientras están completamente desnudas. Cabe destacar que en este caso Timm también evita mostrar los pezones o los genitales, superponiendo, según le conviene, vapor, burbujas de jabón, una toalla, una onomatopeya, un globo de diálogo, etcétera. Tal variedad de recursos compositivos se explica porque, en la medida de lo posible (y aunque prefiera no traspasar la línea de la sugerencia), Timm no se limita a cerrar el encuadre dejando fuera de plano los cuerpos desnudos de las protagonistas. El segundo cómic al que nos referíamos al principio del párrafo es “Tal para cual”, que puede encontrarse en el primer volumen de la antología Batman black and white. En este caso, se produce una escena de seducción que (aunque el cómic es mucho más violento) iconográficamente no dista mucho de la que hemos descrito con “Mad love”, por lo que no nos extenderemos más sobre este punto.
Oportunas pompas de jabón.
Ya fuera de los cómics ambientados en Batman: the animated series nos encontramos con dos muy importantes para la panorámica que estamos trazando. El primero de ellos cuenta con Vampirella como protagonista. Esta vampiresa extraterrestre fue creada específicamente para una revista de cómic para adultos a finales de los sesenta. Y lo que se entendía por cómic para adultos en los setenta era en una amplia mayoría comic erótico mezclado con horror o tebeos con elevadas dosis de violencia. A pesar de lo escueto que es de por sí el traje del personaje, Vampirella pasa la mayor parte de la historia (guionizada por Ty Templeton) posando completamente desnuda y rodeada de retratos que muestran a mujeres de diferentes épocas que la precedieron en idéntica situación. En este caso Timm tampoco quiere mostrar la anatomía de Vampirella, aunque con respecto a los cómics anteriores se permite mostrar el trasero desnudo o sugerir los pezones a través del traje de la heroína. En la penúltima viñeta, el agonizante antagonista se funde tras el mordisco de la vampiresa (una clásica metáfora del acto sexual). El plano contrapicado sugiere que Vampirella ha retomado la iniciativa, una columna de humo asciende desde la entrepierna del retratista, y la heroína observa cómo el villano se desploma sin preocuparse de que éste aún tiene agarrado su vestido y amenaza con arrastrarlo con él en su caída. Timm, manteniéndose en el terreno de la sugerencia, deja que la resolución de la acción se produzca en el espacio entre viñetas. 
Vampirella, la mujer fatal definitiva.
Si bien hasta el momento Bruce Timm había ido introduciendo elementos eróticos con cuentagotas, la situación cambiaría radicalmente con un cómic romántico destinado a una colección titulada Heart Throbs. La historia era de Joe Lansdale y trataba de una pareja de asesinos en serie patológicamente sádicos y masoquistas que encontraban en la agresión (primero a víctimas inocentes y más tarde mutua) la fuente de su excitación sexual. El cómic se desarrolla en un crescendo de sangrienta violencia y sexo desenfrenado hasta el trágico final en el que ambos contratan a un asesino profesional para que los torture y mate simultáneamente. A pesar del trasfondo romántico de la historia, “Red romance” se acabó publicando con muy buen criterio en el número 11 de la antología de horror Flinch. En éste cómic, Timm explora libremente la profusión de sangre, y (salvo los genitales) no tiene problema en mostrar los cuerpos desnudos de sus protagonistas. 
Timm y su dominio de las sombras.
Por último, esta panorámica no estaría completa sin mencionar otros trabajos al margen del cómic pero de carácter marcadamente erótico. Paralelamente a la producción de las historietas reseñadas, ya sea por encargo o por disfrute personal, Timm ha dibujado ingentes cantidades de pin-ups de los personajes femeninos de sus historietas y de cualquier otro personaje femenino que le cayera en las manos. Manteniendo su estilo particular, aunque con el tratamiento de color más reflexivo y cuidado (por tratarse de ilustraciones individuales), Timm se deja seducir por sus personajes y las retrata sin pudor alguno. En este caso no esconde nada y se permite dibujarlas en poses extremadamente sugerentes. Algunas de estas ilustraciones, como la de Vampirella mostrando sus pechos en un club de striptease, ha sido muy celebrada por los fans del autor. Por ese motivo, Timm ha decidido publicar un libro de pin-ups titulado Naughty and Nice: The Good Girl Art of Bruce Timm.
A lo largo de esta panorámica hemos visto cómo el erotismo en los cómics de Bruce Timm podría ser considerado un estilema del autor, dado que está presente en la mayor parte de su obra historietística. También hemos observado cómo, a medida que avanza su producción, se ha ido atreviendo a mostrar más partes de la anatomía de sus protagonistas. Sin embargo, salvo en “Red Romance”, cuyo guión exigía un tratamiento más duro de lo habitual, y las pin-ups, Timm se ha mantenido fiel a ciertos límites en la sugerencia. Quizá sea esta cuestión, sumada al personal estilo de dibujo de Timm, el mismo que (salvo influencias puntuales) desarrolló para las series de animación, los que definan el erotismo de las historias de Timm. Aunque a estas alturas el lector no necesita que le recuerden que el cómic es un medio que puede ir destinado a un público adulto sin ningún complejo de inferioridad con respecto a otras formas de comunicación, todavía está muy presente en la percepción social del cómic la idea de que los tebeos son un producto destinado a los niños. Lo mismo ocurre con los dibujos animados. Bruce Timm aprovecha el equívoco para construir un espacio propio que no se define por la lectura nostálgica de cómics infantiles ni tampoco por una lectura adulta de cómics dirigidos a un público maduro. Sus historietas apelan directamente al cómic y la animación infantil mediante un estilo y unos géneros profundamente enraizados en este público y, sin embargo, como hemos visto, la cargan de significados adultos. Es en este terreno en el que Timm juega la carta de la perversión de una aparente inocencia. Aunque, según afirma el propio Timm, existe cierta influencia de las mujeres de Frank Frazetta, no es de extrañar que sus personajes femeninos tengan unas proporciones más propias de una adolescente que de una mujer adulta: caderas estrechas, pechos pequeños y, sobre todo, los pezones de areola abultada (que podrían situar a los personajes en una fase tardía de la pubertad). Dicho de otro modo, detrás de la apariencia pueril de cada una de sus villanas y heroínas se esconde una Lolita; detrás de cada lector, un Humbert. 
Vampirella muestra sus pechos sin rubor.
