LAS MUJERES EN EL MANGA. UNA HISTORIA NECESARIA
Tradicionalmente, en los estudios de cómic hay una serie de lugares comunes que todos los que nos dedicamos a esto hemos ido perpetuando en mayor o menor medida. El tiempo y algunos estudios más profundos han ido demostrando que algunos de ellos no eran ciertos. Entre los que parece que sí lo son (a falta de una investigación exhaustiva sobre el asunto) está el hecho de que la difusión a nivel universal del manga y su dominio del mercado del cómic han traído como consecuencia el aumento del número de lectoras para un medio hasta entonces fuertemente relacionado con lo masculino. Este aumento de lectoras parece ser una de las causas del incremento en el número de autoras que, tanto en España como en otros países, han decidido utilizar las viñetas para contar sus historias, aunque este número (al menos en España, como indica el último informe de Tebeosfera) todavía esté muy lejos del número de autores masculinos.
Sin embargo, este efecto benefactor del manga en favor de la igualdad en el mundo del cómic nos hace plantearnos una pregunta inmediata. ¿Esta presencia de lectoras supone una presencia importante de mujeres en la industria del manga? Una primera impresión hace pensar que no, ya que, como sucede en muchas otras industrias, buena parte de los autores más reconocidos son hombres. Hay que tener en cuenta que la sociedad japonesa tradicionalmente ha sido considerada una sociedad machista, por lo que resulta interesante conocer si esa circunstancia se refleja en la creación y producción de manga. Por ese motivo, un libro como El género silenciado. La mujer en la historia del manga, de Iría Ros Piñeiro, es tan necesario y viene a complementar el esfuerzo que han realizado para visibilizar el papel de las autoras en la historiografía del cómic otras obras recientes como Mujeres dibujantes de cómic español en los años del boom (1975-1992) de Arantza Argudo Martínez; Desokupar el cuerpo. Las voces de las autoras en el cómic español de Marika Vila Migueloa; o Viñetaria: Historia universal de las autoras de cómic de Elisa McCausland y Diego Salgado.
Para ello, la autora estructura su libro en tres capítulos. En el primero, “Japón y sus particularidades”, ya nos plantea que la presencia de mujeres en la industria del manga es pequeña comparada con el número de hombres, no solo porque muchos de los condicionantes universales del cómic como un medio eminentemente masculino también están presentes en la industria del manga, sino porque el carácter fuertemente heteropatriarcal de la sociedad japonesa dificulta aún más el acceso de mujeres a determinados puestos de responsabilidad por lo que, por ejemplo, supone un obstáculo para la presencia de editoras de manga, sobre todo en los puestos de más alto nivel. Aquí también se plantea un problema para la investigación: el uso de pseudónimos es bastante común en la industria del manga y, en muchas ocasiones, estos se utilizan para esconder el género de las mujeres que trabajan en dicha industria, lo que hace difícil poder realizar un rastreo completo de la presencia femenina en el manga.
Por ese motivo, entre otros, el capítulo segundo, dedicado a las ayudantes y editoras, es tan breve. Se trata de figuras que muchas veces no trascienden al público general. Si a eso le añadimos el uso habitual de alias antes mencionado, la tarea de rastreo por parte de un investigador es prácticamente imposible. Con estos condicionantes, lo que me parece interesante de este capítulo no es tanto la información que la autora proporciona, que ella misma reconoce que es escasa, sino el hecho de plantear la problemática de muchas figuras invisibilizadas dentro de la industria del cómic en general y del manga en particular. Si una de las tesis del libro es que las mujeres han estado tradicionalmente invisibilizadas en lo que se refiere a la historiografía que habla de los autores de manga, ¿qué decir de las mujeres que ocupan puestos ya de por sí invisibilizados como las ayudantes y las editoras? Ros Piñeiro denuncia esa situación en este capítulo y abre la puerta a futuras investigaciones que necesitarían el acceso a archivos o a testimonios de algunos de los agentes de la industria para poder proporcionar resultados concluyentes.
Planteada esta problemática, la autora entra en el capítulo más importante de su ensayo: el de las autoras. En un recorrido que no pretende ser exhaustivo, Ros nos muestra claramente que, aunque cuantitativamente la presencia de las mujeres no es mayoritaria en lo que se refiere a la autoría del manga, sí que tiene una importancia mayor que en muchas otras industrias, no solo porque han estado presentes a lo largo de toda la historia del cómic en Japón, sino también porque, al contrario de lo que sucede en muchas otras industrias, hay muchas grandes mangakas tanto en lo que se refiere a calidad (cosa que también sucede en otros países), pero, sobre todo, en lo que se refiere a repercusión y éxito. Algunas autoras como Rumiko Takahashi o Hiromi Arakawa y otras que se mencionan en el texto son grandes figuras del manga a nivel internacional, cuestión que no es tan común para las autoras de cómic de otros países. Eso no significa, lamentablemente, que a nivel cuantitativo exista una situación de igualdad, pero sí al menos nos hace plantearnos que las lectoras y los lectores de manga están abiertos a una presencia significativa de autoras entre sus lecturas. Este capítulo tiene además un valor importante, porque recupera algunas autoras históricas que quizá no han encontrado el reconocimiento de las mencionadas anteriormente, pero que tienen un gran interés y, por tanto, merece la pena que se reivindique su obra.
En definitiva, estamos ante un trabajo necesario no solo por su labor de visibilización de las mujeres en la industria del manga, sino también por todas las posibilidades que plantea, ya que proporciona muchas respuestas, pero también plantea muchas preguntas y abre, por tanto, la vía a nuevas investigaciones y a otros trabajos que profundicen en algunas cuestiones planteadas por la autora. Solo queda esperar que esas posibilidades que plantea se materialicen en el futuro. Finalmente, debemos felicitarnos porque este libro forme parte de una colección que, con el título de Apuntes de cómic, Editorial Base dedica al medio de la historieta, ya que, pese a que el panorama ha mejorado en los últimos años, estas apuestas todavía siguen siendo escasas en nuestro mercado. Esperemos que esta colección tenga continuidad y que sirva para que aparezcan muchas otras.