LAS AVENTURAS DE SUPERMAN. ETAPA JOHN BYRNE, O LOS MODELITOS DE LOIS LANE
EL PLAN MARSHAL DE BYRNE PARA SALVAR SUPERMAN: MAL EJEMPLO.
Tan escasa entidad tienen las historias de estos dos tomos que, con el beneplácito del lector, abundaremos la reseña con unas digresiones, destacando la costumbre acomodaticia de Byrne de reconstruir, recontar, los títulos que dibuja. De Byrne, lo más novedoso u original suyo digno de señalar en este instante es la cocreación de HELLBOY, personaje con el cual ha coqueteado alguna que otra vez con relativo entusiasmo.
Sin reiterar los logros y biografía del autor, ni negar su aún grave influencia, calidad y talento, y del cual nos arriesgamos a decir que quizás fuera el más influyente en el cómic de los 1980 y parte de los 1990 hasta que la nueva camada de dibujantes (los de IMAGE y secuaces) sepultó, o eclipsó, su grandeza, hemos de decir que este Byrne no es aquel de LOS 4 FANTÁSTICOS, donde cimentó su merecida fama.
Intuimos que tras abandonar MARVEL recaló en DC demandando más libertad creativa y beneficios económicos (como los prometidos a JACK KIRBY otrora), tratando de hacer algo casi imposible: resucitar Superman, título casi colapsado, con el novedoso empeoramiento de debilitarle sustancialmente como premisa de “cercanía” al lector y expectativas de mejora.
La salud de su plan necesitaba empezar recontando la historia del HOMBRE DE ACERO, como si todo su bagaje careciera de valor o trascendencia. Quizás, el plan original editorial era que saneara la colección, como repitiendo el milagro de FRANK MILLER y BATMAN, pero mejor dibujado. Poseía el talento para tal empresa. Mas, Byrne se limita a trasplantar lo que hizo en Los 4 Fantásticos (tócala otra vez, Sam) cuando la colección quedó a su merced, y no para aclimatar a aquellos lectores que habían llegado al minuto 90 del partido, precisamente.
Era una estrategia adecuada para atraer a una nueva generación de lectores, pues muchos neófitos se niegan a comprar títulos veteranos debido a su numeración de décadas, y sí adoran al mito encontrándolo refrescado con ideas y conceptos actualizados (HEROES REBORN). Esto plantea la pregunta de: ¿qué ocurre con los que llevan desde el primer número 1 enganchados? Se ven obligados a hocicar con esta suerte de tomadura de pelo o dejar de comprar tebeos. Al parecer no sintieron ningún respeto por ellos.
Byrne hizo su impronta con este proceder, el de recontar, como evidenció con HULK tras PETER DAVID para exasperación de no pocos; esto, además, se interpretó como síntoma de su total decadencia. El problema se agrava cuando (y siempre por ejemplo) Byrne se larga y su sucesor reinicia la saga, matizando ahora sus preceptos; y así procede todo nuevo autor encargado de tomar el testigo, con el beneplácito del Editor.
Llevamos casi una década a base de refundiciones: LOS NUEVOS 4F; LOS 4F ULTIMATES; LOS NUEVOS VENGADORES ULTIMATE DE LA COSTA ESTE; LA NUEVA JLA AUSTRALIANA… títulos violados por veleidosos autores que, tras aliviarse narrando cierta cosa, abandonan la colección yendo a libar a otra flor, rompiendo el esquema del tándem creativo emparejado luenga trama, lo cual aporta solidez, coherencia, a la historia. Hoy, la continuidad de un mismo equipo en un título es anecdótica. Para colmo, algunas de estas propuestas resultan aberrantes (¿el UNIVERSO MARVEL es una X-FILES de SKRULLS con recuerdos sintéticos, GREEN MEMORIES dignas de la obra de PHILIP K. DICK…?).
WAITING FOR A MIRACLE.-
Podemos equivocarnos afirmando que Byrne había elegido Superman para sanearlo. Bien pudo ser DC quien le ofreciera devolverle el esplendor. En todo caso, constituyó una tarea baldía y, sin duda, Byrne sólo logró lesionar más al magullado, decrépito y fosilizado ÚLTIMO HIJO DE KRYPTON.
Su dibujo no basta, y empezar por reconstruir los orígenes de Superman, describiendo un planeta Krypton elitista, de apareamientos selectivos, eugenesia nazi, tampoco debió justificar las expectativas originadas. Sobre todo, cuando notamos el avance rápido de su trama, dando saltos de un lustro entre episodios. Por fortuna no hay motivo de inquietud; en el ínterin no ocurrió nada.
NEW KIDS IN THE HOOD.-
Creemos que a Byrne le disgustaba el modo como Batman y Superman se encontraron por primera vez, y por tanto, enmienda la torpeza de modo grotesco. Podemos ser magnánimos con aquella primera vez, atendiendo al momento y las formas creativas de entonces, pero en absoluto duplicar la benevolencia con Byrne. Esa historia, dominada por la estrafalaria villana punki, LA URRACA, es el ejemplo ideal para describir el material de estos dos volúmenes: un fatuo criminal digno de EL EQUIPO A, un kit de secuaces a juego, un plan “maquiavélico” y el repentino fin, llegado por la sencilla razón de que aparece Superman.
Agotan las veces en las que un bribón le dispara y Superman pellizca el cañón del arma, pese a que Lois Lane pregona, con efusiva activa pasividad, que el Hombre de Acero es antibalas a los altos cielos y todos los vientos.
Otro ejemplo de mediocridad es la rivalidad Superman/Luthor, cuando este último planea su autosecuestro, una añagaza para contratar a Superman como su guardaespaldas. (Los bandidos parecen despojos de EL COCHE FANTÁSTICO, clichés de revolucionarios sudamericanos, culos que RAMBO aún no había pateado –recordemos que era la época más dura de la ADMINISTRACIÓN REAGAN, pero esto no hizo mella en Byrne-.) El burdo plan irrita al alcalde de METROPOLIS, el cual, ipso facto, nombra sheriff a Superman, el gran bobón de la capa roja haciendo de pasmarote total en un rincón, trámite sin el cual no puede arrestar a Luthor. Ya puestos, alcalde, haberle nombrado JUEZ de MEGA CITY 1, y Superman hubiera podido legislar también. ¡Algo perfecto, pues la parrafada que Byrne escribe amonestando a Batman por su actividad de vigilante es de POLLY ANNA total!
Por otra parte, el tratamiento que da a Luthor es grosero. Complacido con la interpretación de GENE HACKMAN, recreó sus estándares, aunque retratando a algún PADDY O’TOOL, un irlandés de chiste, satírico, ventrudo, borracho, con la peluca de RONALD MCDONNALD, un estereotipo que no intimida en absoluto. Bosqueja, eso sí, un motivo por el cual Luthor (un envidioso descomunal) odia soberanamente a Superman: celos. Rondaba a la irritante Lois y la llegada del apolíneo de Krypton lo deja con dos palmos de napias.
Es tan simple, visceral, humano, que convence. Gusta. Agrada. Encaja.
Los vericuetos a los que luego Luthor recurre para matar al rival distan de ser eficaces, por supuesto (BIZARRO, destruyendo el concepto de que procede de una dimensión al revés. Y qué patética es esa historia. Parece una hagiografía.)
LA YONQUI COLGADA DEL PODER.-
Ahora podemos reflexionar sobre la entrometida periodista del DAILY PLANET. En este tebeo, Byrne brinda la oportunidad de mostrarnos el selecto, variado y completo guardarropía (tomo 1, página 48) de Lois Lane y su talento para posar y modelar prendas de marca y conjuntos chics. Fuera de su exhibición como buena percha para excelentes paños, muestra a una cabeza hueca cuyo sentido de la prudencia es menor al que Dios dio a una nuez.
Y, de paso, refuerza nuestra teoría de que Lois Lane no ama a Clark Kent, sino a Superman. Dentro de su cabeza, la distinción está clarísima. Ella adora el Poder, y no a quien lo encarna. Abandona a Luthor (el más poderoso de Metropolis) apenas Superman aparece, culminación del Poder que anhela manipular. No le atrae el bondadoso Kent o el noble Kal El, sino el Poder que simboliza Superman (al fin y al cabo, ¿no fue ella quien le dio ese nombre?). Naturalmente, los guionistas han disimulado su apetito desmedido por el Poder representándola como feminista pionera, virtuosa, candorosa y tal. Según Byrne, desprecia a Luthor escandalizada por su retorcido proceder criminal, algo que no la molestaba antes de llegar Superman, no obstante.
Su propio empleo, periodista, le proporciona poder, porque con su opinión puede influir (manipular) a la masa. Ejemplo: PREMIO PULITZER por el artículo Por qué el mundo no necesita a Superman (SUPERMAN RETURNS), creando las bases de un extendido estado de opinión popular.
Si hemos de señalar una novia para Superman/Kal El/Clark Kent, ella es LANA LANG (otra cuyas iniciales son L-L). Ella ama al hombre bueno y decente que atesora Superman, mas su Poder la cohíbe, mientras que a Lois le produce un agudo priapismo. Lois odia a Clark Kent, de engañosa faceta humana cobarde (por eso mismo: por ser sólo humano, falible, débil), pese a sus bondadosas cualidades, y desea que Superman sea todo el tiempo esa potente fuerza de la Naturaleza.
Puede haber una parábola sobre su conducta con respecto a Clark y Superman cuando ambos constituyen el mismo hombre. Pero el fin de toda parábola, o fábula, es la moraleja, y la de Lois Lane no tiene.
RECAPITULANDO.-
No contribuye positivamente a la gloria de Superman este material que cansa, irrita y aburre. No justifica su fama; un simple vistazo a la portada del tomo 1 explica por qué: es un cretino optimista que no se entera de nada. Refleja al mayor BOY SCOUT del mundo, en efecto. Canibaliza ideas desarrolladas en Los 4 Fantásticos y está lleno de detalles estúpidos, como el de los bondadosos granjeros Kent confeccionando el uniforme de Superman; y como parece que tomó cosas del Superman de RICHARD DONNER, podría haber usado la excelente idea de matar a PA KENT, irritante sujeto donde los haya.
Byrne sepulta aquí parte importante de su capital, estas historias pueden servirnos para indicar el momento del inicio de su plácida decadencia. Su Superman es un empeño fallido en tratar de rescatar un icono que ya debía entrever su muerte en el horizonte. Según parece, Byrne abrió la fosa en la que pocos años después yacería Superman.
Reseña de Antonio Santos
De su serie Gramática Parda, entrega 5
