LA VIDA EN PAREJA PUEDE SER CÁLIDA Y AZUL
En 2010, Éditions Glénat publicó en Francia un tebeo de una autora casi desconocida que constituiría un sorprendente éxito de ventas y de críticas: Le bleu est une couleur chaude (El azul es un color cálido en su traducción al castellano), una novela gráfica escrita y dibujada por Julie Maroh (Lens, 1985). Su aprendizaje artístico comenzó en el bachillerato de Artes Aplicadas en Roubaix, Francia, y, posteriormente, en Bruselas estudió el grado en Artes Visuales, especialidad en bande dessinée, y otro en Litografía y Grabados. Con posterioridad, realizó tres historietas intimistas previas que ella misma se autopublicó, aunque es este álbum la que la lanza al estrellato dada su importante repercusión. En Francia, según datos de la editorial Glénat, se hizo una primera tirada de 10.000 ejemplares y una reimpresión de 15.000 más en el plazo de cuatro años. La historieta ha sido traducida a 14 idiomas, entre los que están el ruso, japonés, coreano e incluso, recientemente, el persa.
La historia se empezó a fraguar cuando la autora tenía diecinueve años y se completó a la edad de veinticinco años con la publicación del álbum. Este recibió varios premios, entre los que está el gran premio del público del festival de Angulema en 2011.
La obra que nos ocupa es una historia de amor, o más bien una tragedia de amor. Es un relato que contiene el argumento más antiguo del mundo de la literatura: el amor y todo lo que entraña, esto es, la pasión, el sufrimiento, la decepción, la alegría, la tristeza, la amistad, etc. En base al amor se estructura una tragedia que se mueve por diferentes planos narrativos.
En primer lugar, la autora nos narra una historia relacionada con los prejuicios sociales referidos a las relaciones lésbicas. Resumiendo el argumento, nos cuenta la historia de Clémentine, que se considera una joven normal, estudiante de un liceo francés. Con 15 años hace lo que todos los adolescentes: estudiar y tener los primeros escarceos amorosos con un joven, en este caso, algo mayor que ella. Con el tiempo esa relación es insatisfactoria y por esas casualidades que ocurren en la vida, un día paseando ve a Emma, una chica con el pelo teñido de color azul, y queda fascinada por ella, lo que en lenguaje de novela rosa se vendría a denominar flechazo. A partir de ese momento la narración se diversifica y se abre para permitirnos conocer el entorno en el que se mueven las dos protagonistas. Dos tercios del argumento se desarrollan en forma de flashback desde el punto de vista de Clémentine, que narra a Emma su vida tras su fallecimiento, que conocemos desde la primera página, por medio de los diarios que le ha legado. En estos apuntes se describe el origen de su relación y todo el desarrollo de la misma hasta el doloroso momento de la ruptura. Así, todo el relato ubicado en el pasado está dibujado en blanco y negro con matices de gris, salvo cuando hace su aparición Emma, que destaca por el azul de su pelo, mientras que las páginas que trascurren en el presente son a todo color. Es como si los recuerdos quedaran difuminados en la memoria a excepción del impacto que produce Emma y su pelo azul. El legado de una persona muerta es inapelable por lo que de definitivo tiene. No se puede discutir, no se puede modificar ni se puede retocar. Su historia es tal y como ella la cuenta, dado que no existe la posibilidad de contradecirla. Lo que no significa que sea la historia real, pero sí que es la que ella percibió a lo largo de su vida.
El problema de la aceptación de la homosexualidad por parte de la sociedad se refleja claramente en la actitud de los padres de Clémentine, que no aceptan esa relación. En varias páginas se muestra ese drama en toda su crudeza cuando son descubiertas sus relaciones y las amantes son expulsadas de la casa por el padre. Dichas páginas ofrecen una violencia inusitada que, si bien no es física, es sumamente desagradable y puede dar una idea del desarraigo que supone el «salir del armario». La situación se suaviza cuando los padres de Emma aceptan esta relación, ya que esta no les coge del todo de sorpresa, pues conocen a su hija. Sin embargo, no es solo un problema asociado al reproche de los demás, sino un problema que vive en primera persona Clémentine. Su educación la cohíbe para reflejar sus sentimientos hacia una mujer. En una gran parte del relato la protagonista se debate en una pugna entre una educación convencional impuesta y su pulsión por la chica del pelo azul. Quiere rechazar su atracción por inconveniente, pero no puede hacerlo porque resulta un enamoramiento irresistible. En esa dicotomía se expresa todo un cúmulo de sentimientos que son reflejados de manera muy intensa en el libro.
También podemos identificar en el texto un reproche social. Las compañeras de clase repudian a Clémentine incluso sin saber si es o no cierto su lesbianismo. El mero hecho de acompañar a una mujer a la salida de clase les hace reaccionar en contra de manera airada. Sin embargo, un compañero de instituto, homosexual declarado, es tratado de manera diferente y se asume su diferencia como natural. Se puede entender que el rechazo se produce en la relación lésbica y no en la posible relación masculina. La visualización de la normalidad es distinta, al menos en el grupo del instituto, si se trata de un varón o una mujer. Él es aceptado como «normal»; ella rechazada como «apestada» y por extraña por sus propias compañeras.
Pero, aunque el rechazo y las dificultades que encuentran los homosexuales son una base para la historia, en realidad la autora lo que nos muestra no es otra cosa que una relación amorosa de pareja. Y esa relación es tan visceral, tormentosa y cotidiana como cualquier otra: los problemas son los mismos, son transversales al género. Los celos, las diferencias de opinión o las peleas por supuestas nimiedades son expuestas en toda su realidad. Maroh normaliza la pareja homosexual y la sitúa en un plano de absoluta igualdad en sus comportamientos.Resulta muy consistente y verosímil la narración que realiza de la relación de pareja. Maroh no esconde su militancia social ni su homosexualidad, por lo que su interpretación del mundo de la pareja gay puede ser percibido con una base sólida de realidad. En este sentido, resultan chocantes algunos estereotipos negativos que se describen en el libro, que para mí están ya superados ─aunque es cierto que sitúa el comienzo de la acción en 1994─. Sin embargo, si aceptamos que la autora conoce el mundo que describe, estos estereotipos negativos se convierten en normales en la historia por lo que entonces quedan despejados de la carga negativa. Un ejemplo ilustrativo es el aspecto de la antigua amante de Emma, muy masculino, y su comportamiento visceral cuando descubre la relación, o el inicio de ella, con Clémentine. Se diría que su reacción es la de un varón despechado y celoso, que en la narración es de lo más normal.
Por último, la historia habla de la pérdida y de la profunda soledad que produce la ausencia del ser amado. Esa soledad, ese vacío, es consecuencia de la vida y, sobre todo, del profundo enamoramiento. Esa pérdida no es solo el alejamiento de las personas, sino que es la ausencia física definitiva de una de las dos, que es ya irreparable y que para todos los actores del drama es una reflexión sobre lo que pudo ser y no fue, fundamentalmente para Emma y los padres de Clémentine. La pérdida es bidireccional, porque por una parte Emma aleja de sí a su amante, lo que produce un estado de angustia y soledad muy claramente visible en el deterioro físico de Clémentine, y por otra el fallecimiento de ésta provoca esos mismos sentimientos tanto en Emma como en la madre de Clémentine. El padre, sin embargo, descarga toda su pena en Emma, a la que acusa de todos los males incluyendo la muerte de su hija.
¿Estamos, pues, ante un tebeo militante referido al entorno lésbico? De sus páginas no se puede llegar a la conclusión de que se intenta forzar una toma de posición por parte del lector. En todo caso, la militancia se expresa en el amor y en la vida de pareja. De hecho, la autora comentó en una entrevista a una revista canadiense: «Me sentiría culpable si no prestara atención a los problemas de representación de las minorías de género, sexuales, étnicas, sociales etc.»[1]. Es una actitud militante, sin duda, pero se trata de una militancia, una toma de conciencia, en todos los problemas sociales y no exclusivamente en el entorno LGTB.
En el aspecto formal de la novela destacan dos premisas fundamentales. El uso del color dependiendo del momento temporal de la historia. En el presente el color es el predominante, mientras que en el pasado el sepia o blanco y negro es la base, matizada en el color azul que destaca entre todos. No solo el pelo de Emma aparece en ese color; es todo aquello que es azul: la cazadora del compañero, las manos que la acarician en sus ensoñaciones o el cielo cuando va al encuentro de su amor. Al final, cabe pensar que se trata de una reivindicación del color azul como refugio e imagen de la tranquilidad que parece proporcionar a la protagonista.
Por otro lado, el dibujo de Maroh es muy sencillo en cuanto a los personajes y los fondos. Los rostros de todos los personajes son muy similares con pequeñas variaciones en cada uno de ellos. El dibujo es muy estilizado y contempla formas muy rectilíneas que hacen que las dos protagonistas, sobre todo, sean observadas con una cierta fragilidad. Es en líneas generales un dibujo que resulta muy eficaz, además de sencillo, y que recoge de manera muy apreciable en los rostros de los personajes sus emociones y sentimientos.
Un par de años después de su primera edición, el director franco-tunecino Abdellatif Kechiche se interesó por la obra y en 2013 presentó una versión de la misma que tituló La vida de Adèle, que obtuvo la Palma de Oro en el festival de Cannes de 2014. Como protagonistas figuraron la debutante Adèle Exarchopoulos (Adèle / Clémentine) y Léa Seydoux (Emma). Maroh, en su blog Coeurs-forêts (27-V-2013) comentó sobre la adaptación:
Se trataba (…) de contar cómo se produce un reencuentro, cómo esa historia de amor se construye, se deshace, y lo que ha despertado ese amor, después una ruptura, un duelo, una muerte. Esto es lo que interesó a Kechiche. No teníamos una intención militante, sin embargo rápidamente tome conciencia, después de la publicación de Bleu (…), que el simple hecho de hablar de una minoría induciría a algunos a participar en la defensa de la causa (o todo lo contrario), eso es algo que nos sobrepasó completamente.
Las diferencias entre el original y el film son más que notables. Hay, desde luego, un cierto respeto por la historieta original, pero su desarrollo es muy diferente. El cambio de nombre de la protagonista no es significativo, pero sí lo es la vida en pareja, apenas vislumbrada en el tebeo salvo en la escena durísima de la pelea entre las dos protagonistas, y que aquí ocupa un tercio del metraje. La narración se desarrolla de manera lineal, sin recurrir al flashback. Además, se dulcifican algunas actitudes, como la de los padres, que prácticamente no aparecen. También se explicitan un par de escenas de sexo en las que las actrices, según declaraciones recogidas en el diario El Mundo (26-X-2013), lo pasaron muy mal con tomas que llegaron a repetirse 100 veces, algo por lo que fue muy criticado el director. La diferencia más pronunciada entre una y otra versión es el final: Kechiche hace su propia interpretación y difiere totalmente de la concepción original. Adèle no muere, pero se produce una separación definitiva con Emma, que resulta muy trágica para la joven.
Sin duda, El azul es un color cálido constituye una excelente obra que permite reflexionar al lector en una diversidad de planos. Su éxito es innegable dada su enorme difusión no solo en Francia, sino en una multitud de países. Pero, ¿qué hace a esta obra tan popular? ¿Qué la diferencia entre otras con similar temática? No existen demasiadas historias protagonizadas por lesbianas en el mundo del comic. De hecho, ni siquiera hay un número significativo de personajes homosexuales en el entorno de la historieta. En ese aspecto, es natural que haya sido un éxito entre el público homosexual, que puede verse identificado con los problemas y actitudes que se exponen en la historia. A su vez, es un relato de amor y como tal, es universal y afecta a un número indeterminado de personas que también pueden sentirse atraídas por el relato.
El relato se hace grande precisamente por hacer normal una relación que en muchos sectores sociales se ve como extraña e incluso inmoral. Lo que vemos y leemos es sencillamente la relación de pareja entre dos personas, independientemente de su sexo, que tienen exactamente los mismos problemas que cualquier otra. Es una historia acerca de hacer visible la normalización de las relaciones lésbicas. Y esto hace de ella una obra fundamental en la narrativa reciente.
NOTAS
[1] « Je m'en voudrais de ne pas prêter attention aux problèmes de représentations des minorités genrées, sexuelles, ethniques, sociales, etc. ». Véase LESSARD, Valérie (22-IV-2017): "L'amour aux couleurs de Julie Maroh", en ledroit.com, disponible en linea en: https://www.ledroit.com/arts/livres/lamour-aux-couleurs-de-julie-maroh-a1dd8009c81f56cef549254142110d29.