LA TEORÍA DEL NOVENO ARTE |
Por todos los foros especializados se comenta la bonanza que está disfrutando la historieta actual, sobre todo la española, la creciente normalización del medio con la inclusión de cómics en publicaciones y colecciones generalistas, la mayor repercusión en el público general, la apertura de nuevos mercados y nuevas temáticas que van a engrandecer el objeto de nuestra afición hasta límites hasta ahora insospechados. Dejando aparte la veracidad de estas afirmaciones, o si se refieren sólo a la prosperidad creativa y no a la económica o industrial, o si lo que existe realmente es un desconocimiento de lo ya hecho previamente, sí es cierto que en el campo teórico español se ha producido un aumento de la producción de textos con aparición de múltiples monografías sobre historieta, muchas de ellas en editoriales no adscritas al medio (como señalaba Manuel Barrero en su reseña sobre Supercómic publicada recientemente en Tebeosfera). Lo que es extraño es que aparezcan nuevas publicaciones teóricas periódicas, es decir, revistas, cuando hoy en día internet nos mantiene informados al segundo de la noticia más lejana y la publicación más estrambótica. La revista teórica sobre cómics ha perdido mucha de su razón de ser: es imposible que se mantenga tan actualizada como un blog (no hablemos ya de las redes sociales), por lo que su capacidad informativa es menor, requiere de un mayor esfuerzo por parte de sus creadores (para mantener la periodicidad, para encontrar autores que colaboren), necesita de un cuidado diseño, y es mucho más cara por sus costes de impresión y distribución. La rara avis que supone Dolmen, una de las más longevas de las publicaciones teóricas impresas en nuestro país por empeño de su editor, Vicente García, o casos singulares como el guadianesco Wendigo o la reciente Zona Cómic, gratuita y patrocinada, no dan ejemplo de lo habitual en nuestro país. Por eso asombra encontrarse con una editorial, Ninth Ediciones, que apuesta de nuevo por este formato.
Pero, aclaremos, lo hace de una forma muy determinada; las dos publicaciones que dedica al tema, Ninthcomic e Inkside, pretenden llegar a un público muy escogido (la primera está dedicada al cómic europeo, la segunda al cómic americano), y podríamos decir que realmente son “libros”, con paginaciones extensas y precios altos (16 euros la primera, 15 la segunda). Y aunque de pretendida periodicidad bimestral, sus contenidos estarán cercanos a la actualidad pero alejados de la noticia inmediata, centrados en la profundización de un tema, en el repaso y la entrevista.
La primera en abrir el camino (junto con la monografía Marvel ahora!) ha sido Ninthcomic nº 1, distribuida en mayo de 2012 (aunque estaba prevista su salida para abril). Y su apabullante aspecto (por su tamaño, por su color, por su hechura) guarda un contenido muy seleccionado y ajustado a los preceptos ya comentados: un artículo sobre Jean Giraud / Moebius y cuatro entrevistas a autores europeos.
Doble página que abre el ensayo de Antoni Guiral sobre Giraud. |
Antoni Guiral compone un extenso y documentado dossier sobre Giraud, “De Gir a Moebius… y viceversa”, afrontando la dualidad del autor precisamente con un texto dividido en dos partes: primero repasa la carrera completa de Jean Giraud y su creación más famosa, el teniente Blueberry, y después, también de forma cronológica, la de su alter ego Moebius. Guiral nos cuenta, pues, el desarrollo del gusto de Giraud por la historieta, sus influencias, sus inicios bajo la batuta de Jijé, e inmediatamente pasa a describir los contenidos de los álbumes de Blueberry con sus aspectos más llamativos, logrando estimular la necesidad de lectura de estos tebeos [un inciso: lecturas complementarias ideales para este texto son el también magnífico primer número de la revista Yellow Kid, editada por Gigamesh y dirigida por Rafael Marín, dedicado al guionista Charlier, y el artículo de Martínez-Pinna publicado en la primera época de Tebeosfera]. Quizá se desprende más pasión en esta parte del texto que en la dedicada a Moebius, donde Guiral es más crítico con las obras surgidas de la pluma del francés aunque, de nuevo, realiza un soberbio repaso a su producción. Teniendo en cuenta que no se trata de un libro sino de un texto para una revista, el nivel de profundidad que alcanza Guiral, consiguiendo al mismo tiempo no perderse en divagaciones sobre el autor y su obra, sin excederse de los límites que acotan el espacio impreso y concretando los aspectos que puedan interesar al lector novato o poco iniciado, es una muestra más de la capacidad de divulgación que ha llegado a alcanzar este teórico. Se puede llegar a enseñar (mucho) sin cansar, a explicar sin aburrir, a ofrecer un texto documentado, con referencias bibliográficas, sin atosigar (lástima que como la mayoría de los editores actuales, los de Ninth Comics piensen que las notas al pie pueden asustar al lector y las hayan dejado agrupadas al final del dossier; lo que dificulta mucho la lectura).
Otra doble página del ensayo de Guiral. |
Difícil es comparar este trabajo, de sesenta páginas, con el resto de contenidos de la publicación, ya que su misma naturaleza es diferente. Si el trabajo de Guiral es un ensayo que repasa la carrera de un famoso autor de cómics, el resto son entrevistas a autores variados: Raule entrevista a Enrique Sánchez Abulí, Aina Gómez hace lo mismo con Uli Oesterle, Sandro Mena transcribe una larga conversación con Jordi Lafebre, y Enrico Marini es entrevistado por Yexus. Llama la atención que el espacio dedicado a los más veteranos (Abulí y Marini) sea menor que el de los más jóvenes, aunque quizá éstos estén más de actualidad. Entrevistas correctas todas ellas, puede que demasiado extensa la de Lafebre, demasiado corta la de Marini, alambicada la de Oesterle y poco jugosa (para ser quien es) la de Abulí.
Inicio de la entrevista a Enrique Sánchez Abulí, por Raule. |
Hay que alabar a Sandro Mena, cabeza visible del proyecto, y sus asociados la valentía con la que afrontan este reto, difícil en cualquier circunstancia pero quijotesco en la situación actual que vive nuestro país. Ofrecen un producto visualmente muy atractivo, de cuidado diseño, buenos colaboradores y contenidos interesantes, hasta atrevidos, destacando en este primer número el trabajo de Guiral. Pero si arriesgado es poner a la venta una publicación periódica que hable sobre cómics en un país en crisis, habrá que valorar lo que parece el punto más flaco de la revista: su precio. Pocos serán los aficionados que puedan permitirse este “lujo” cuando a su disposición tienen multitud de fuentes de información gratuitas, o como mínimo mucho más baratas. El lector ocasional de las monografías sobre cómic, ese que tanto buscan ahora las editoriales ahítas de nuevos lectores, no parece que sea el comprador ideal para Ninthcomic. Y hacen bien los editores al apostar por un contenido “diferente”, más reflexivo y menos apegado a la moda, pero tendrán que modificar su lujoso envoltorio o buscar patrocinio si se quiere una rentabilidad que, tal y como está el mercado, es complicado de obtener de la letra impresa.