Title:
The creative work of Sergio Aragonés in Mad Magazine
Resumen / Abstract:
Largo ensayo en el que se analiza de forma pormenorizada el paso de Sergio Aragonés por la revista Mad, la más importante publicación satírica estadounidense, indagando en las posibles influencias que tuvo de los tebeos españoles que leyó en su infancia, repasando sus principales contribuciones en la revista y sintetizando las claves del éxito de su humor sin palabras en la famosa cabecera estadounidense. / Long essay that analyzes in detail the passage of Sergio Aragonés through Mad magazine, the most important American satirical publication, investigating the possible influences he had from the Spanish comics he read in his childhood, reviewing his main contributions to the magazine and summarizing the keys to the success of his humor without words in the famous American publication.
Palabras clave / Keywords:
Sergio Aragonés, Mad Magazine, TBO/ Sergio Aragonés, MAD, TBO

LA LABOR CREATIVA DE SERGIO ARAGONÉS EN LA REVISTA MAD

 

¿Cómo puede el humorista gráfico español más laureado a nivel internacional ser virtualmente un desconocido en España para el gran público?

Cuando hace algunos años comencé a interesarme por Sergio Aragonés, tampoco conocía a este artista. Yo venía del campo de la literatura y de los estudios culturales y me estaba empezando a acercar al mundo del cómic. Fue entonces cuando me enteré de manera más o menos casual de que un artista gráfico nacido en la localidad de Sant Mateu, provincia de Castellón, no sólo había trabajado durante décadas en la publicación de humor probablemente más importante de la historia de los Estados Unidos, MAD, sino que se había convertido en uno de los humoristas más emblemáticos de esta revista[1]. Con la intención de preparar una presentación en un congreso y, posteriormente, escribir un artículo sobre Aragonés[2], busqué textos académicos publicados sobre su obra. Descubrí que, por aquel entonces, no había ningún artículo escrito sobre este autor en publicaciones universitarias españolas o extranjeras[3].

Me pareció especialmente insólito este silencio de la crítica especializada en España sobre la obra de Sergio Aragonés. Es verdad que ni siquiera en Estados Unidos los investigadores se habían ocupado del trabajo de este autor[4]. Pero, al menos, en este país la popularidad de Aragonés había sido ciertamente relevante, especialmente entre las décadas de los sesenta y los ochenta cuando MAD experimentó su máxima repercusión mediática. Sergio Aragonés había traspasado su profesión como humorista gráfico y había trabajado incluso en TV y cine. La cabeza sin tronco de Sergio llegó a parodiarse a sí misma en un capítulo de la serie de animación Futurama, de Matt Groening (“Lrrreconcilable Ndndifferences”, Temporada 6, Episodio 11, 26-VIII-2010).

Dilucidar las razones por las que Sergio Aragonés no alcanzó en España el reconocimiento que se merece generaría un largo debate. No obstante, creemos que en este caso se deben tener en cuenta las particulares circunstancias históricas que tuvieron lugar en nuestro país durante el siglo XX, y que ejercieron un efecto trascendental en la vida del artista y en la de todos los miembros de su familia. Nos referimos en especial a la guerra civil, que se convirtió en herida abierta de la historia contemporánea de España (aún hoy día no cicatrizada del todo). Esta contienda, junto a la posterior dictadura militar franquista, acarreó, entre otras derivaciones, unas consecuencias dramáticas sobre la educación de generaciones de españoles que no tuvieron acceso durante mucho tiempo a la obra de los artistas e intelectuales de nuestro país en el exilio (algo que no interesaba al régimen de entonces). Desde el poder no se pudo obviar (aunque hubo intentos para ello) la obra de insignes autores como Federico García Lorca o Luis Buñuel. Pero el recorrido profesional de otros creadores (tales como Jacinto Grau, Max Aub o Paulino Masip, por citar solo algunos nombres) se ha mantenido bastante inédito aún a día de hoy en nuestro país[5]. Incluso el conocimiento de autores más significados como Francisco Ayala o María Zambrano se vio afectado por las largas estancias de estos intelectuales fuera de España a partir de la década de los treinta.

Nos estamos refiriendo a autores que en su edad adulta tuvieron que abandonar España por razones políticas. Sin embargo, hay un colectivo, al que pertenece Sergio Aragonés, que ha sido aún más invisibilizado que el de los exiliados: el de los propios hijos de aquéllos. Existe un amplio círculo de descendientes de esta Generación del 27 que desarrollaron en países alejados de nuestras fronteras una labor que aún no ha sido valorada en su justa medida en nuestro país. ¿Por qué, por ejemplo, el papel de Ramón Sender Barayón (hijo del escritor, Ramón J. Sender) en la contracultura de San Francisco de los años sesenta (y su posterior trayectoria) se conoce tan poco? ¿Quién habla de la trayectoria de Víctor Moscoso como autor de originales pósteres psicodélicos y colaborador de la revista ZAP durante aquellos mismos años? Existe toda una historia por escribir sobre la actividad y producción de los hijos de los exiliados de la guerra civil española en países tan dispares como México, Francia, Estados Unidos. Estos fueron muy probablemente incluso más olvidados y relegados en la memoria histórica de España que sus propios padres. En esta factible crónica tendría un hueco la vida y obra de Sergio Aragonés.

 

LA FORMACIÓN DEL ESTILO DE SERGIO ARAGONÉS

Teorizar sobre la formación y configuración de Sergio Aragonés como artista de humor gráfico no es tarea fácil. A lo largo de su longeva existencia (cumplió 85 años en septiembre 2022), Sergio se vio expuesto a la influencia de un amplio catálogo de dibujantes y autores. Algunos de éstos se convirtieron con el tiempo en colegas y amigos suyos. El mismo Sergio Aragonés reconoce que, en lo que se refiere su actividad profesional, el proceso de aprendizaje ha durado toda su vida: «y aún sigo aprendiendo» (Aragonés, 2022)[6].

Con tan solo unos pocos meses de vida, Sergio Aragonés se traslada junto a su familia al sur de Francia, donde reside algunos años, y comienza a hablar francés. Después, viaja hasta la Ciudad de México donde vive de manera permanente durante los siguientes veinte años de su vida, momento en el que se traslada de manera definitiva a los Estados Unidos[7]. Habría que incidir en el hecho de que, desde su llegada a la capital azteca, Sergio vivió inmerso en un ambiente muy español, integrado con su familia en el entorno creado en México D.F. por la comunidad de los exiliados republicanos. Aragonés pasó su primer año de escolarización en el Colegio Madrid, fundado por españoles llegados del otro lado del Atlántico. Y sus padres se relacionaban con otras familias de la península, en sedes como la Casa Valencia de Ciudad de México, o saliendo los fines de semana a cocinar paella juntos.

Es relevante describir el ambiente en el que se crio Sergio Aragonés desde su llegada a México puesto que, desde nuestro punto de vista, el tipo de humor que este autor cultiva fue muy influido por sus actividades y las vivencias que tuvo desde su niñez.

En relación a las lecturas que Aragonés realizaba en aquella época, deben destacarse revistas que le llegaban desde Argentina como Rico Tipo. Aunque hay que decir que él mismo reconoce que esta publicación no fue tan importante en su formación como artista. También leía comics infantiles mexicanos, como Los Supersabios, de Germán Butze. Y llegaría incluso a conocer años más tarde al notorio dibujante y pintor azteca, Ernesto García Cabral (“El Chango”), al que le presentó su tío Manolo en el Café Tupinamba, lugar habitual de reunión de los exiliados españoles.

Sin embargo, el artista mexicano que Sergio Aragonés recuerda como una influencia más clara en su infancia fue el autor nacido en Monterrey, Abel Quezada (1920-1991), un historietista y caricaturista que, como sucedió con Aragonés, trabajaría en México y, también, en EEUU.

Imágenes del dibujante Abel Quezada incluidas en su libro El mejor de los mundos imposibles.

Habría que decir que la influencia que Abel Quezada ejerció sobre Sergio Aragonés fue, ante todo, formal. Es decir, en la técnica y modo de dibujo. Los personajes de Abel Quezada muestran un perfil parecido a los dibujados por Aragonés, así que, pudo ser un referente notable a la hora de configurar su estilo como dibujante. No obstante, Aragonés no compartiría la intención y el tono satíricos habituales en los chistes e historias de Quezada, propios de su manifiesta vocación de crítica social y política.

Dibujo publicado en los TBO que muestra el carácter familiar de la publicación.

Las historietas que Sergio Aragonés considera que tuvieron mayor impacto sobre él en su infancia las leyó en publicaciones españolas. En este punto hay que resaltar que la influencia de TBO fue fundamental (Sergio no recuerda leer otras revistas como Pulgarcito, o posteriormente, Jaimito, etc.). Para empezar, deberíamos preguntarnos: ¿cómo tuvo acceso Sergio Aragonés a la lectura del TBO en la capital mexicana? En primer lugar, su familia le enviaba ejemplares de esta revista desde España. Luego, además, el cargo político de su tío Manolo[8], vinculado al Gobierno de la República española en el exilio en México, le facilitaba el poder disponer de ejemplares de TBO y La Codorniz.

Cuando era niño, Sergio devoraba las historias de la publicación barcelonesa. Y aún hoy recuerda de aquellos tiempos la lectura de La familia Ulises o tiras como las de Melitón Pérez. Desde nuestro punto de vista, la gran afición que Aragonés sintió por la lectura del TBO es un dato esencial para comprender el tipo de humor que desarrolló posteriormente en su carrera profesional, y, muy especialmente en MAD.

El humor del TBO se ha caracterizado tradicionalmente como “humor blanco”. Esta premisa no es simplemente un lugar común sino un hecho ampliamente reconocido. El propio Joaquín Buigas, director de Ediciones TBO, llegó a manifestar que esta revista infantil: «representa en nuestro país al humorismo llano, familiar, casero que se refleja festivamente en la vida cotidiana» (Guiral, 2017: 138)[9]. Buigas, que, recordemos, fue también escritor y guionista de las historias del TBO, recoge de manera clara y sintética el espíritu básico del humor que definía la publicación que él gestionaba. Es decir, se trataba en definitiva de un humor llano (simple, fácilmente entendible) y familiar. No solamente tenía como protagonistas a ciudadanos medios, hombres y mujeres anónimos, de pie de calle, sino que las páginas de la publicación iban dirigidas tanto a los niños como a todos los miembros de la familia. Además, el humor «se refleja festivamente en la vida cotidiana». Es decir, son episodios de la vida cotidiana que resultan irónicos, que despertaban la carcajada o la sonrisa.

Pues bien, el tipo de humor que Sergio practicó durante su carrera en MAD y otras publicaciones queda bastante reflejado en esta definición de Buigas. Pero, además, hay también otras características que fueron un componente esencial del TBO y son también rastreables en la obra de Aragonés. Por ejemplo, en líneas generales, el TBO clásico no se basaba en las historias recurrentes de personajes establecidos, sino en los relatos de episodios independientes de personajes desconocidos. Esto fue algo típico en toda la obra de Aragonés, hasta la creación de Groo a finales de los años setenta. Habría que destacar que debió ser también en las páginas del TBO donde probablemente Sergio fue expuesto por primera vez al humor sin palabras que caracterizaría la mayor parte de sus trabajos futuros.

Quizá nos sea difícil comprender, unos setenta años después, y en una sociedad en la que la penetración de medios de comunicación tan poderosos como la televisión o el internet es de tan alto calado, el impacto que pudo causar la lectura del TBO en Sergio Aragonés. Debemos retrotraernos a la década de los cuarenta y cincuenta, en las que el TBO se publicitaba ante sus lectores como “la revista de mayor circulación de España”[10]. No sabemos si este dato es cierto. En aquel tiempo no existían mediciones tan baremadas como el Estudio General de Medios de hoy día. Sin embargo, según algunos investigadores, el TBO llegó a tener una tirada de unos 300.000 ejemplares en los años cincuenta[11]. No está mal en una España cuya población era de unos 30.000.000 de habitantes en 1959. El prestigio del TBO como revista infantil, o simplemente como publicación, era altísima. El TBO tuvo un gran impacto en varias generaciones de niños, como por ejemplo la de Sergio Aragonés, que debió ver su interés en la revista respaldado por la popularidad de la que gozaba esta publicación en la sociedad española.

En relación a los artistas que colaboraron en TBO, Sergio Aragonés solo recuerda el nombre de unos pocos autores a tantos años vista. Esto es hasta cierto punto lógico, ya que un niño se fija más en las mismas historietas que en la firma de sus autores. En cualquier caso, aquí habría que conceder cierta relevancia a la figura de Josep Coll. El talento de Coll, uno de los artistas clásicos de la publicación, ejerció un efecto especial sobre él. Es uno de los nombres que Sergio recuerda. Y quizá algunos de los chistes típicos de Aragonés (como, por ejemplo, los de náufragos o los de exploradores y negros africanos) procedan en cierta medida del trabajo de Coll (junto al de otros autores que cultivaron estas temáticas en TBO)[12].

Arriba viñetas de la tira cómica “¡Menudo par de elementos!”, del dibujante Josep Coll, publicada en TBO. Abajo, un “marginal” de Sergio Aragonés.

En términos generales, es el tipo de humor, más que autores concretos de TBO, lo que importa subrayar a la hora de analizar el ascendente que la revista tuvo sobre Aragonés. Sin embargo, por la modalidad de humor sin palabras que utilizaban, así como por mostrar una sensibilidad análoga con el artista castellonés, podríamos citar, además de a Coll, a dibujantes como Ayné o Benejam. Benejam fue autor de tiras sin palabras con personajes anónimos semejantes a las que Aragonés dibujaría posteriormente a lo largo de toda su carrera. Además, Benejam fue creador de clásicos personajes protagonistas que se convirtieron en parte de la “marca TBO”, como La familia Ulises o Melitón Pérez. Comoquiera que el mismo Joaquín Buigas escribió los guiones de algunas historietas de la revista (como las de la misma Familia Ulises) y era, en definitiva, el que marcaba la orientación del tipo de humor que la revista debía practicar, podríamos incluso plantear una posible influencia directa de Buigas sobre el cándido niño español republicano, Sergio, que leía y se divertía con sus historias en la Ciudad de México.

Arriba, un chiste sin palabras de Melcior Niubó, que solía firmar como “Niu” u “Óscar Daniel” en el TBO. Abajo, un original de Melitón Pérez, de Benejam.

Otro autor que nos parece que mostró de manera muy destacada un humor parecido a Sergio Aragonés fue José María Blanco Ibarz (1926-2019). En nuestras conversaciones con Aragonés, él confiesa no recordar el nombre de Blanco. Pero sorprende la cercanía argumental de las historias sin palabras del reputado autor barcelonés con las que Aragonés dibujó después para MAD o para libros como Louder than Words o Actions Speak.

Chistes sin palabras de José María Blanco Ibarz publicados en TBO.

Aragonés también leyó La Codorniz, sobre todo a partir de la adolescencia, y se sintió interesado por la labor de dibujantes satíricos como Chumy Chumez («el señor que solía pintar un sol negro», evoca el artista de Sant Mateu) o Mingote. Quizá en esta publicación podríamos encontrar también algunas influencias en su arte. Sin embargo, aunque éste era un tipo de humor más asimilable al practicado en la revista MAD, no era la modalidad humorística con la que Sergio Aragonés se sentía identificado. Sergio Aragonés evitó siempre cultivar un humor más agresivo, de perfil político o de sátira social. Sergio conocía muy bien el mundo de la política. Su padre, Pascual, había estado implicado en política en España antes y durante la Guerra Civil. Y cuando llegó a México se dedicó a la organización y defensa de los derechos de los actores. De hecho, según nos cuenta Sergio, fue cofundador del sindicato de actores mexicanos junto a intérpretes como Mario Moreno “Cantinflas” y Jorge Negrete. A la vez, Sergio pudo conocer en persona a políticos españoles refugiados, a través de la conexión de su tío Manolo con la República Española en el exilio. Sin embargo, él siempre tuvo claro que, en líneas generales, no le interesaba un tipo de humor orientado a la crítica social y política.

Chiste de Serafín en La Codorniz. Las viñetas sobre siquiatras también aparecen en la producción humorística de Sergio Aragonés.

Además de la influencia indispensable del humor español, Sergio Aragonés cita a otros autores que irían conformando su estilo de dibujo a través del tiempo. En este sentido, es imprescindible referirse a dos o tres autores: en primer lugar, el argentino Oscar Conti, conocido como Oski. En segundo lugar, los norteamericanos Otto Soglow, creador de The Little King (El Reyecito), y Virgil Partch, que firmaba con el seudónimo “Vip”. Sergio recuerda, por ejemplo, que cuando descubrió a Partch tuvo una etapa en que copiaba compulsivamente las narices picudas del historietista estadounidense.

Capítulo aparte merece el descubrimiento de autores de humor gráfico francés, tales como Albert Dubout, Jean-Michael Folon, etc. Aunque la vocación por el humor sin palabras ya había nacido en Aragonés desde que leyera en chistes mudos de diferentes autores en el TBO[13], los artistas galos le supusieron la confirmación al autor castellonense de que era posible labrarse una carrera profesional dedicándose a ese tipo de humor. Conocida es la filiación francesa de Aragonés. El francés fue el primer idioma que comenzó a manejar con soltura cuando pasó sus primeros años de vida refugiado en la Costa Azul durante la Guerra Civil. Después, sus padres quisieron que no perdiera contacto con la lengua y Sergio estudió en el Liceo Franco-Mexicano de la Ciudad de México.

A algunos de estos autores franceses los descubrió Sergio Aragonés cuando visitaba ex profeso hoteles de la capital azteca para ver publicaciones (por ejemplo, la revista ParisMatch) que contenían chistes e historietas de autores extranjeros. Más tarde, Aragonés continuaría su afición por el cómic franco-belga, colaborando en revistas como Pilote, y llegando a conocer y cultivar la amistad de autores como Goscinny o Moebius.

 

Del TBO a MAD

En cierto modo, la historia de la carrera profesional de Sergio Aragonés en MAD es el relato de la adaptación de un joven autor nacido en España y criado en México (en el seno de una familia española), y cuyo estilo de humor inocuo partía en esencia de revistas como el TBO, al trabajo en la revista satírica estadounidense más importante de la segunda mitad del siglo XX[14].

El tono de humor y el estilo de dibujo adoptado por MAD remiten a la tradición satírica del humor anglosajón, que tiene como precedentes las revistas decimonónicas Punch, británica, y Puck, estadounidense. Las maneras humorísticas paródicas establecidas primero por Harvey Kurtzman, en los veintitrés primeros números MAD, con formato comic book, y también después, a partir del número 24, cuando lapublicación ya se había convertido en revista, tuvieron como referente el tipo de humor satírico irreverente de las revistas de humor universitarias estadounidenses[15]. Cuando Sergio llegó a MAD, esta publicación se caracterizaba por sátiras de diversa índole dirigidas hacia las películas que se estrenaban, programas de televisión, personajes populares o acontecimientos políticos de actualidad. Por otra parte, los dibujos de Will Elder, Wallace Wood o Jack Davies eran bastante más elaborados, detallistas y realistas que las caricaturas sencillas, los “monitos” de Aragonés. ¿Cómo acomodar su bagaje creativo de humor blanco y estilísticamente sencillo a las características de la nueva revista?

Además, Sergio Aragonés aterrizó en Nueva York nada menos que a principio de la década de los sesenta, en la que se sucedieron una serie de fenómenos de rabiosa actualidad: desde el fenómeno de la lucha por los derechos civiles, con los asesinatos de Malcolm X o Martin Luther King (así como el de Kennedy), la llegada del hombre a la luna, la irrupción de la música pop y rock de The Beatles, Bob Dylan y muchísimos otros grupos, etc. Aragonés, el español de Sant Mateu que había viajado en autobús desde México, se encontró de repente trabajando en la revista de humor más famosa del mundo, en la ciudad más conocida del planeta, Nueva York, del país más poderoso de la tierra durante una de las décadas más interesantes de su historia.

Existía una realidad candente en Estados Unidos ante la que era necesario reaccionar. Justo tal y como hacían de manera mordaz y punzante los autores de MAD en cada número publicado de la revista. ¿Había llegado el momento por tanto de adaptarse a las nuevas circunstancias y acercarse al estilo artístico y crítico de la publicación en la que empezaba a trabajar? Aragonés resolvió que esa no era la solución. Y acertó. Posiblemente unas de las claves de su éxito en MAD fue la decisión de Sergio de mantenerse fiel a su estilo y no ensayar experimentos artificiales tratando de convertirse en lo que no era.

Desde el punto de vista profesional, Aragonés se vio obligado a reflejar ineludiblemente la nueva realidad que se desarrollaba a su alrededor (y de cuya transcendencia histórica y cultural posterior quizá ni él mismo era todavía totalmente consciente). Pero lo hizo trabajando siempre desde el humor cándido e inerme del que procedía. El autor siguió creando retratos de situaciones de la “vida cotidiana”. Y a ellos se incorporaron los fenómenos y acontecimientos que se producían a su alrededor. El gag humorístico surgía de la reacción del “ciudadano medio y anónimo” (los personajes creados por Sergio Aragonés) hacia los nuevos eventos y hechos que se habían constituido como parte esencial de la realidad americana en la que el artista se había instalado. Así que la adaptación de Aragonés a MAD se realizó sin concesiones ni sacrificios de personalidad y estilo artísticos.

Podemos tomar como ejemplo de estos argumentos el fenómeno hippie que cobró auge durante los primeros años de la estancia de Sergio Aragonés en Nueva York. Ésta fue una poderosa corriente contracultural que no Sergio podía obviar[16]. Así que este revolucionario movimiento aparece naturalmente retratado en dibujos de Aragonés para la revista MAD. La actitud de Sergio hacia este fenómeno es la de un joven veinteañero que lanza una mirada irónica y amable hacia los miembros del colectivo hippie. El posicionamiento de Aragonés no es la de un observador analista y satírico con los jipis sino la de un autor que contempla de manera curiosa sus actitudes y movimientos y que dibuja, por ejemplo, qué tipo de reacciones despiertan las “excentricidades” de los miembros de este colectivo en personas comunes y corrientes. De esta manera, Aragonés incorporaba como creador fenómenos sociales estadounidenses de plena actualidad a personal estilo humorístico. En algunos casos, sus chistes son inocentes gag sobre este tema. Por ejemplo, un vampiro pilla una cogorza alucinógena sicodélica estupenda (llena de sol, flores y… murciélagos) tras chuparle la sangre a un joven libertario (MAD #139, XII-1970).

Chiste de Sergio Aragonés publicado en MAD #139 (XII-1970).

En otros casos, Aragonés muestra las protestas pro libertad y provida con comprensión y cierto malestar con las cargas policiales que sufren los jóvenes manifestantes. En uno de los chistes de “A Mad Look at Protest Demonstrations” (“Una mirada Loca a las manifestaciones de protesta”; MAD #132, I-1970), Sergio parece lanzar un mensaje poético a la policía que se dedica a machacar a los manifestantes, advirtiéndoles de que quizá están precisamente sacrificando a los portadores del mensaje de Jesucristo.

Tira cómica de “A Mad Look at Protest Demonstrations” (MAD #132, I-1970).

Sobre los movimientos contraculturales y el estilo de vida jipi hay una última colaboración de Sergio Aragonés en MAD digna de ser tenida en cuenta y brevemente reseñada. Fue la visita que Sergio Aragonés hizo al legendario festival de música de Woodstock en agosto de 1969. Aragonés se convertía así en probablemente el único humorista gráfico español que haya visitado este evento y que, además, lo dibujara.

Panorámica de Sergio Aragonés del festival de Woodstock aparecida en el número 134 de MAD, en abril de 1970.

Todo partió de un encargo que le hicieron al guionista de comics, Frank Jacobs (1929-2021), desde la dirección de MAD. El autor debía visitar el festival y escribir un texto al respecto. Se decidió que lo acompañara Sergio para retratar lo que allí vieran. Acudieron al lugar en taxi, un poco temerosos de que aquel anunciado evento degenerara en algo muy peligroso. Cuando llegaron ya todo se había salido de madre. Miles y miles de personas habían acudido al lugar. Por supuesto los asistentes a Woodstock ya se habían deshecho de las vallas que rodeaban el recinto. Así que Frank y Sergio accedieron al mismo sin pagar. Estuvieron allí durante unas cuantas horas. Desafortunadamente, Sergio no estaba interesado en la música norteamericana en inglés de aquel tiempo. Así que nos quedamos sin conocer las impresiones del artista sobre la Janis Joplin o los Grateful Deads de turno. Pero lo que sí permanece es el documento gráfico de los dibujos que hizo del festival y que aparecieron en el número 134 de MAD, en abril de 1970. Primero, una panorámica a doble página con multitud de personajes que Aragonés retrató: chicos y chicas desnudos dando un paseo libremente, jóvenes divirtiéndose bailando y tocando la guitarra… Algunas de estas situaciones las vivió el autor en persona. Otras, simplemente las imaginó para dibujarlas (como las de hippies pintando el símbolo de libertad en coches de la policía). En cualquier caso, de nuevo aquí no prima la aproximación satírica, sino más bien la aplicación del estilo habitual de Aragonés que ironiza de manera celebratoria sobre el ambiente del que fue testigo en el festival[17].

Además de este dibujo panorámico, Frank Jacobs le pidió a Aragonés algunas otras viñetas para acompañar el poema humorístico que este autor compuso sobre Woostock, “I remember, I remember” (“Recuerdo, recuerdo”; y fue un trabajo “recordado” ya que el texto fue publicado ocho meses después de la visita de los artistas al festival). El texto que escribió Jacobs parodia algunos de los aspectos más controvertidos del evento, como el hedor que despedían las letrinas o las dificultades que había para aproximarse a Woodstock por carretera. Todo esto fue verdad. Cuando Aragonés y Jacobs se dieron la vuelta para abandonar el recinto después de horas descubrieron que el taxi que los había llevado a Woodstock… ¡todavía seguía allí![18].

El retrato que dibujó Sergio Aragonés de Woodstock fue impreso de nuevo en el número 13 de la última versión de MAD, en enero de 2020. En esta ocasión se publicó en versión bellamente coloreada por la artista Carrie Strachan.

Versión coloreada por la artista Carrie Strachan del “Woodstock” de Sergio Aragonés, aparecida en Mad #13 (I-2020).

 

LA INCORPORACIÓN DE SERGIO ARAGONÉS A MAD

Sergio prueba fortuna en Nueva York

Antes de probar fortuna en Nueva York, Sergio Aragonés lo había intentado sin éxito en California, donde residía su primera esposa, Lilio. En 1962, antes de cumplir venticinco años, Sergio se encamina a la gran manzana para tratar de abrirse camino allí como humorista gráfico. Es verdad que apenas hablaba inglés. Pero lo suyo era el humor sin palabras. Y lo que le faltaba en habilidad lingüística le sobraba en ganas y deseos de dedicarse profesionalmente a lo que de verdad le gustaba: dibujar[19].

En Nueva York visitó muchas revistas para tratar de vender sus trabajos. Algunas figuraban entre las más conocidas, como Squire. Sergio consiguió vender esporádicamente algunos dibujos. Por ejemplo, publicó en revistas de relevancia menor como Army Laughs o Dolls & Gags. Sin embargo, en definitiva, a pesar de que Nueva York parecía una ciudad donde todos los sueños se podían hacer realidad, lo cierto es que no le iban bien las cosas. Mucha gente que veía sus dibujos le sugería que intentara venderlos en MAD. Pero Sergio conocía bien la revista. Y sabía que su forma de hacer humor era muy diferente a la suya.

Le animaron entonces para que se buscara un agente. Aparentemente esa era la única forma de entrar con seguridad en el mundo de las publicaciones de humor gráfico en Estados Unidos. Así que Sergio Aragonés buscó uno. Y fue a visitarlo. Pero esa visita no le reportó buenas noticias. Tras examinar sus dibujos el agente le informó de que el tipo de humor que Aragonés le estaba mostrando no funcionaba en los Estados Unidos (como hemos comentado, Sergio estaba alejado en contenidos y estilo de la tradición humorística norteamericana). Así que el agente despidió a Aragonés con ese mensaje final.

A Sergio Aragonés se le cayó el mundo encima. Salió de la oficina del agente, se sentó en unos escalones y… comenzó a llorar. Aquello era el fin. No podría lograr sus sueños. Todo había acabado para él en Nueva York (este episodio, que nos relató Aragonés en una de nuestras conversaciones, rara vez ha sido publicado por escrito).

Como todo el mundo le había aconsejado que visitara MAD, Sergio decidió quemar el último cartucho y dirigirse al cuartel general de la revista. Si no había suerte, pensó, al menos podría quizá ver a algún que otro de los célebres artistas de la preciada publicación. Así que se encaminó al número 850 de la Tercera Avenida, donde quedaba la sede de MAD, y pidió hablar con Antonio Prohías, el artista cubano autor de la famosa serie Spy vs. Spy. Aragonés imaginó que le podría servir de intérprete ante los directivos de MAD. Sin embargo, no tardó en darse cuenta de que Prohías ¡hablaba casi menos inglés que él mismo! En cualquier caso, Antonio Prohías le presentó a Jerry De Fuccio y a Al Feldstein, como “my brother, Sergio” (algo que causaría después gran confusión, ya que creyeron que Aragonés era en realidad hermano de Prohías).

Aquel señalado día de 1962 se abrieron las puertas del cielo. Y Sergio Aragonés pasó por ellas para comenzar una andadura que ha continuado hasta el día de hoy.

El dibujante de Sant Mateu mostró a la dirección de MAD una serie de dibujos que tenía en su carpeta. Entre ellos había unos chistes que Aragonés había hecho en México sobre astronautas en un momento en el que la carrera espacial y la rivalidad entre los Estados Unidos y Rusia estaban a la orden del día. Al Feldstein decidió comprarle las viñetas de los astronautas. También le compraron algunas ideas para futuras portadas de MAD. Así que Sergio Aragonés abandonó victorioso la redacción de la revista con unos 500-700 dólares (de 1962) en el bolsillo. Por fin había llegado el golpe de suerte que había perseguido tanto.

Pero, además, la cosa no quedó ahí. Al día siguiente Aragonés volvió de nuevo al 850 de la Tercera Avenida. Le preguntaron: “¿Qué pasa? ¿Necesitas algo?”. Y él les presentó 20 o 30 ideas nuevas. Le compraron más material. Había comenzado su carrera en MAD.

Jerry De Fuccio preguntó por curiosidad a Sergio dónde estaba viviendo. Él les indicó el hotel de mala muerte donde se quedaba. Los editores se mostraron comprensivos y le invitaron a que durmiera en las oficinas de MAD. Sergio no se lo podía creer. Pero la realidad es que se quedó algunas noches a dormir en la redacción de la revista. Cuando todos se iban, dedicaba algún tiempo a curiosear. ¡Abría cajones y encontraba originales de todos los artistas de MAD! Wally Wood, Don Martin, George Woodbridge, Mort Drucker… El paraíso soñado de todo aspirante a triunfar como humorista gráfico en Estados Unidos.

Y así transcurrieron las noches, entre vistazos al trabajo de sus artistas favoritos y cabezadas en los sillones de MAD («yo me quedaba en el de Bill Gaines, que era el más cómodo»). Al cabo de unas semanas, Sergio se marchó a California, se casó con su novia, Lilio, y alquiló un apartamento en el Upper East Side neoyorquino. En enero de 1963 se publicó el número 76 de MAD, que incluía la colección de chistes de astronautas que Aragonés había vendido a la revista. Además tenía una portada ideada por el mismo Sergio e ilustrada por Norma Mingo (artista que creó la imagen final de Alfred E. Neuman, personaje insignia de MAD, y que se dedicaba por aquel entonces a componer las portadas de la publicación).

Sergio Aragonés ya era parte de MAD. Y no dejaría de serlo durante el resto de su vida.

 

Sergio Aragonés ingresa en el grupo de “the Usual Gang of Idiots”

Era verdad. Sergio había entrado por la puerta grande en el templo sagrado del humor de los años cincuenta y sesenta en los Estados Unidos. Obviamente, decidió no jugárselo todo a una carta. Continuó colaborando en publicaciones mexicanas, como la revista Mañana. Y trató de conseguir trabajos en otros sitios de Nueva York. Pero ahora era todo diferente. En los lugares donde antes había recibido tantas negativas, al llegar y presentar sus credenciales de ser dibujante de MAD, le sonreían y le invitaban en bastantes ocasiones a colaborar con ellos.

Lo complicado ahora era lograr mantenerse en MAD, la publicación norteamericana donde tantos humoristas gráficos anhelaban trabajar. ¿Cómo consigue un dibujante español recién llegado de México, que apenas habla inglés, con un estilo de trazo simple, caricaturesco, y una modalidad de humor no agresiva mantenerse en activo en una revista como MAD? La respuesta a esta pregunta está abierta a debate. Desde nuestro punto de vista, hay varios elementos que contribuyeron a asegurarle a Sergio Aragonés un hueco fijo entre los artistas de MAD.

Lo primero fue su iniciativa y su desbordante creatividad. Sergio proponía ideas permanentemente, desde la creación de los marginals (que demostró era capaz de generar ad infinitum) hasta planteamientos concretos para siguientes números de MAD (independientemente de que estas sugerencias fueran luego adoptadas o rechazadas). Sin embargo, contar con alguien que ponía continuamente ideas creativas sobre la mesa es muy útil para cualquier equipo que se dedique a dirigir y editar una publicación. Pero, además, en segundo lugar, Aragonés tenía una capacidad de trabajo extremadamente alta. Podía producir gran cantidad de material de calidad a un ritmo endiablado. La rapidez en el dibujo es la característica por la que siempre se le ha conocido profesionalmente. Pero también era rápido de ingenio y las ideas apropiadas le surgían con fluidez[20]. Como decía el editor Al Feldstein: «¡Podría haber dibujado toda la revista si le hubiéramos dejado!»[21] (Evanier, 2002).

Por otro lado, su limitada competencia lingüística en inglés no fue un inconveniente puesto que él hacía humor sin palabras. Un tipo de humor que difería sensiblemente del que practicaban la mayoría de los otros “idiots” de MAD (salvo casos excepcionales como Don Martin o Prohías). Pero que, a la vez, poseía una característica esencial: su humor universal. Fácilmente entendible tanto para sus empleadores como para el público al que iba destinado. A Sergio Aragonés no le hacía falta ser un experto en cultura popular para trabajar para MAD. El tipo de humor que aprendió en el TBO conectaba no solamente con los lectores más jóvenes de la revista (que eran muchos) sino también con los adultos, puesto que se retrataban situaciones de la vida diaria protagonizadas por personajes comunes (una especie de “everyman” u hombre corriente) con los que la mayoría de los estadounidenses podían verse identificados.

Luego existían otros factores que, cuando menos, no entorpecieron la integración de Sergio Aragonés en el staff de MAD. Para empezar, habría que hablar de la personalidad de Aragonés: un hombre afable y humilde de fácil trato y nunca jactancioso (estas son características que suelen señalar las personas que han tratado con Sergio). Por otro lado, Aragonés tenía unos veinticinco años cuando empezó a trabajar de forma definitiva en MAD y generacionalmente conectaba bien con sus compañeros y jefes, que eran como máximo, en términos generales, de diez a quince años mayores que él.

Habría que aludir también a unos antecedentes socioeconómicos e históricos comunes. Sergio Aragonés era un inmigrante hispano-mexicano, que procedía de una familia de izquierdas que había perdido la Guerra Civil. Recordemos que los fundadores de MAD y una cantidad importante de sus colaboradores no solo eran de ideología progresista como Sergio, sino que procedían de familias inmigrantes a los Estados Unidos. Y muy especialmente del colectivo de judíos que se habían trasladado desde Europa. Este era el caso de Harvey Kurtzman, Al Jaffee, Mort Drucker, Al Feldstein, Dave Berg, etc., además del fundador de MAD, Bill Gaines. De alguna manera, también ellos “habían perdido” una guerra (en el caso particular de Gaines, perdió su batalla individual contra la Comics Code Authority). Pertenecían a un grupo de clases trabajadoras y medias que había logrado progresar económicamente en Estados Unidos gracias a su trabajo, iniciativa y creatividad. No eran hijos de clase alta que podían financiarse las cuantiosas tasas de las matrículas de la enseñanza superior en EEUU (por eso tantos americanos de origen judío se dedicaron, y triunfaron, en diferentes campos de la cultura popular estadounidense: el cine, el teatro, etc.). No muchos fueron a la universidad (Sergio Aragonés no terminó tampoco la carrera de arquitectura). Desde el punto de vista socio-económico, innovar y construirse una carrera profesional en el campo de los cómics era para ellos una buena alternativa a una trayectoria de trabajo post-universitaria[22].

 

LAS COLABORACIONES DE SERGIO ARAGONÉS EN MAD

En el 2022 se cumplieron sesenta años del inicio de la colaboración de Sergio Aragonés en MAD Magazine. La trayectoria y la producción desarrollada por el artista español en esta revista de humor es amplísima: como dibujante, como creador, colaborando con otros autores, como guionista… incluso contribuyendo a productos subsidiarios, como libros publicados sobre MAD, etc. Es complejo comprimir en un solo artículo el contenido y todas las dimensiones de un recorrido profesional tan extenso.

Remitimos a los lectores más interesados en la carrera profesional de Aragonés a la consulta directa de números antiguos de MAD para ampliar información sobre su labor en esta publicación. En nuestro artículo nos centraremos, sobre todo, en un repaso de las secciones que con más frecuencia cultivó el artista español en las páginas de la conocida revista de humor de EEUU: “The Shadow Knows”, “A Mad Look At”, los marginales y las portadas.

 

The Shadow Knows (“La Sombra sabe”)

Tras ver alguna que otra imagen en la que autores cómicos gráficos jugaban con las sombras de las cosas, a Sergio Aragonés se le ocurrió la idea de crear chistes en los que las sombras de los personajes jugaran un papel clave en el efecto humorístico de la viñeta. La propuesta debió gustarle a los editores de MAD ya que incluso crearon un nuevo “Departamento”, llamado “We Got Your Penumbra Department” (algo como”Departamento Tenemos su Penumbra")[23], en el número 107 de la revista (XII-1966), donde encuadrar las viñetas con las que estrenó Aragonés en la revista este concepto humorístico.

 

MAD #107.

La sección venía introducida por el emblemático icono de Alfred D. Neuman (mascota de MAD, conocido por su frase “What – Me Worry?”, algo así como “¿Cómo? ¿Preocuparme yo?”) en una ingeniosa representación de este chico de pícara sonrisa en la que su diente mellado no proyectaba sombra en la pared. A partir de esta primera entrega, se sucederían durante los años sesenta y setenta otras entregas de la sección.

Aunque la idea permite diferentes variantes, Aragonés usa en muchas ocasiones el juego de sombras para representar dos situaciones:

1.- Lo que el individuo realmente desearía hacer, pero no hace, con objeto de plegarse y ser fiel a las convenciones sociales. “The Shadow” (La sombra), en este sentido, representa la verdad más íntima del protagonista del chiste. El perfil dibujado del personaje son las apariencias a las que el individuo se ve obligado a someterse. Un análisis crítico de las viñetas de Aragonés estudiaría cómo se pone en tela de juicio el convencionalismo social a través del humor.

MAD #107.          
MAD #510.

 

2.- Lo que el individuo sueña ser frente a lo que en realidad es. La realidad del personaje en este caso es la verdad, la sombra es una proyección de lo que se querría ser. Es, en definitiva, una reflexión sobre las aspiraciones materializables (o no) de todo ser humano.

MAD #218. MAD #114.

Así pues, muchas de las viñetas creadas por Aragonés en esta sección reflejan los deseos y aspiraciones más íntimos de las personas, así como las convenciones sociales que impiden su materialización. Pero, en cualquier caso, estas dos líneas conceptuales no agotan el recurso humorístico del uso de las penumbras y sombras para Sergio Aragonés. Por ejemplo, en un chiste de la entrega primera de esta sección (MAD #107), las sombras proyectan la verdadera personalidad de un policía y un detenido. O, al menos, muestran cómo la sociedad los concibe.

MAD #107.

Y a Sergio le sirvió también esta sección que enfrenta a los personajes con sus oscuras siluetas para retratar de nuevo algunos de los fenómenos sociales de actualidad que se estaban produciendo en los Estados Unidos. Es el caso de la viñeta en la que un hombre blanco, aparentemente seguro de sí mismo, siente pánico al encontrarse con un representante de los Black Panthers. O aquella otra en la que se establece un perspicaz paralelismo entre el movimiento hippie y la Revolución Francesa.

MAD #131. MAD #159.

Esta nueva modalidad humorística sirve a Aragonés incluso para autorretratarse y reírse de sí mismo. En un chiste de MAD #184, Sergio entrega a Bill Gaines, fundador de la revista, uno de sus trabajos periódicos, pero ¡sueña con sacarle a éste mucho más dinero del que va a cobrar!

MAD #184.

Aragonés se sintió tan satisfecho con estos chistes que reflexionan sobre el lado “oscuro” de la naturaleza humana y de la sociedad en general que los incluyó en el primer libro que publicó al amparo de la marca MAD. En Viva Mad! (1968), tomo que prologó Jerry De Fuccio, amigo de Sergio y editor asociado de MAD, apareció un capítulo, “Viva Shadows!”, dedicado a tales gags.

Ya en este siglo, una entrega de “The Shadow Knows” encuadrada en la sección, “Light Makes Right Department”, incorporó el color a los dibujos de Aragonés (MAD #510, VIII-2011). En total, los números de MAD en los que aparece la sección “The Shadow Knows” son 107, 114, 131, 159, 182, 184, 218, 510, y los ejemplares 12 y 15 de la nueva etapa de la publicación.

“The Shadow Knows”, en el número 510 de MAD (VIII-2011).

Como nota curiosa, es de interés asimismo el homenaje que le brinda el dibujante Patrick McDonnell, autor de la tira cómica Mutts, a Sergio Aragonés al principio del libro recopilatorio MAD´s Greatest Artists dedicado al autor de Castellón. Jugando con el concepto que hemos explicado de la interacción entre lo que uno es y lo que anhelaría ser, el gato Mooch aspira quizá a tener el potencial cómico de Aragonés tal y como queda proyectado en su sombra en la pared, mientras es observado sorprendido por su compañero, el perro Earl.

Dedicatoria de Patrick McDonnell a Sergio Aragonés usando sus característicos dibujos de sombras.

 

A Mad Look At

Esta sección, junto a la de los marginals, es la más característica de la carrera profesional de Sergio Aragonés en MAD. Lo cierto es que no es un apartado que fuera creado para él. Ya existía antes de que Sergio llegara a la publicación. Meses antes de que Aragonés apareciera en las oficinas de MAD con su carpeta llena de dibujos e ilusiones, varios autores habían colaborado en diferentes “A Mad Look At” (algo como “Una Loca mirada a”).

Por ejemplo, David Berg firmó algunas entregas de esta sección a principios de los sesenta (“A Mad Look at the Beach”, "Una Loca mirada a la playa", #65, IX-1961; “A Mad Look at Christmas”, "Una Loca mirada a la Navidad", #68 I-1962) antes de dedicarse de lleno a su contribución permanente más famosa en la revista, “The Lighter Side of” ("El lado más menos oscuro/más divertido de"). En marzo de 1962, el número 69 de MAD incluía un conjunto de colaboraciones bajo el título de “A Mad Look at TV” ("Una Loca mirada Loca a la TV"). Y en el número 72, el mismísimo Wally Wood ilustraba un “A Mad Look at the Eating Habits of Animals” ("Una Loca mirada a los hábitos alimenticios de los animales"), escrito por Dean Norman (VII-1972)[24].

Así que cuando Sergio Aragonés les mostró a Nick Meglin, Jerry De Fuccio y Al Feldstein un puñado de viñetas sobre astronautas que él había dibujado en México, a estos editores les pareció oportuno juntar todos los dibujos en una nueva entrega de la sección, “A Mad Look at the US Space Efforts” ("Una Loca mirada a los esfuerzos espaciales de Estados Unidos"). (MAD #76, I-1963) Esta colaboración que, junto con otras, le proporcionó tanto dinero a Sergio Aragonés como para poder irse a California para casarse (y volver después a Nueva York) es el primer trabajo de Sergio que publicado en un número regular de MAD[25]. Apareció en la sección de la revista, “Capsule Humor Department” ("Departamento de Humor en Cápsulas").

Viñetas de los dos primeros “A Mad Look At” publicados por Sergio Aragonés en MAD en 1963. Se advierte un tipo de caricatura todavía sencilla que se estilizaría en esta sección a través de los años.

Poco después, en el número 81 de MAD, de septiembre de 1963, se publicó una nueva colección de chistes de Aragonés, agrupados bajo el título de A Mad Look at Motorcycle Cops, ("Una Loca mirada a los polis en motocicleta”)que ironizaba sobre el trabajo y el peculiar comportamiento atribuido a los policías de tráfico motorizados. En este caso el Departamento al que se afiliaban los dibujos era el “Where´s the Fire Department” (que podría traducirse "Departamento ¿Dónde está el Fuego?"). A partir de ahí, Sergio Aragonés se fue haciendo paulatinamente con la sección (repitió en los números 83, 84 y 87) hasta que su colaboración en ella terminó convirtiéndose en una de sus señas de identidad en la revista. Su “Departamento” recibió a través del tiempo una variedad de apelativos, relacionados generalmente con el contenido de los chistes: “Pokin’ the Pigskin Department”, “Ho-Ho-Ho Department”, “Canned Laughter Department”, etc. (respectivamente: "Departamento de perforar la piel de cerdo", "Departamento de Jo-Jo-Jo", "Departamento de la risa enlatada"). Ya en los años setenta-ochenta los “Mad Look” se incluyeron definitivamente en un “Sergio Aragonés Department”, posteriormente llamado “Serge-in Department”.

Resulta curioso, en todo caso, que fuese el artista de humor gráfico de Sant Mateu el elegido por la revista para realizar ese ejercicio de observación y reflexión sobre la realidad en general (y sobre la sociedad y cultura estadounidense en particular) en la que se basa el concepto de “A Mad Look At”. En algunos números, Aragonés no tuvo problema en ejercer esa labor contemplativa y asumir la preparación de la sección ya que en temáticas transnacionales como “A Mad Look At…. Birds / Musicians / Dating / Weddings”, etc. ("Una Loca a mirada a… los Pájaros / los Músicos / las Citas / las Bodas”), el ingenio del artista producía con cierta facilidad chistes que situaba a individuos comunes en situaciones típicas relacionadas con esos temas.

En este sentido, hay precedentes que se podrían señalar como punto de conexión entre el humor tradicional del TBO y la labor que ha desarrollado Aragonés hasta el día de hoy en la sección “A Mad Look At”. Entre otros muchos ejemplos, mostramos una viñeta de Benejam de principios de los años cincuenta en la que se muestran diferentes situaciones vividas por ciertos personajes relacionadas con los “Efectos del Frío” (tal y como en “A Mad Look At” aparecen una serie de episodios dibujados en torno a un mismo tema común). Así que el concepto humorístico de la sección no le pillaba de sorpresa ni le era totalmente ajeno a Aragonés.

Viñeta de Benejam con una serie de dibujos cómicos en torno al tema de la congelación del agua por el frío.

Con temáticas universales, era fácil para Aragonés abordar la sección. Las dificultades podrían surgir hipotéticamente cuando a Aragonés se le encomendara trabajar con asuntos específicamente estadounidenses, vinculados a una cultura más o menos alejada de sus raíces y sobre la que no poseía el conocimiento necesario para efectuar ironías creativas (ya fuera la World Wrestling Federation, el film Armageddon, o el reality The Amazing Race). Sin embargo, el artista castellonés resolvía esta dificultad a través de dos vías expeditivas. En primer lugar, Sergio llevaba a cabo un esfuerzo de documentación anterior sobre el asunto que se le había encomendado con objeto de poder enfrentarse a él con la información suficiente. Además de esto, en muchos de sus chistes el foco de atención no era tanto el tema en sí sino, por ejemplo, la reacción de individuos comunes a circunstancias producidas o ligadas a la cuestión central de esa entrega de “A Mad Look At”. Es decir, en estos casos sobre el contenido del tema en el gag primaba el retrato que realizaba Aragonés de la dimensión humana de los personajes que participaban en las historias de cada entrega de la sección.

Puede ilustrarse esta idea, por ejemplo, con las secciones de “A Mad Look At” en las que Sergio Aragonés aborda la temática de superhéroes. Entre las viñetas de “A Mad Look at Batman” (#196, X-1966), figura, en primer lugar, un Batman malicioso que se chiva de la personalidad de Superman, escribiendo el nombre de Clark Kent en una valla. Por otra parte, en “A Mad Look at Superheroes” (#177, IX-1975), el mismo Superman sale corriendo tras un perro que le ha arrebatado los pantalones mientras se cambiaba de indumentaria en una cabina de teléfonos. A Aragonés no le es necesario aportar un inteligente análisis satírico de estos superpersonajes en su alabada misión de imponer la justicia. Le basta con reflejar el plano más cotidiano y humano de los superhéroes. De esta manera, Sergio personaliza la sección “A Mad Look At” y la enfoca desde su particular sentido del humor.

Viñeta de “A Mad Look at Batman” (MAD #196, X-1966).

 

A Superman le arrebatan sus pantalones en “A Mad Look at Superheroes” (MAD #177, IX-1975).

La aproximación, así pues, suele ser la misma. En la mayor parte de los chistes que se agrupan en cada capítulo de “A Mad Look At” se substituye el sarcasmo crítico por la presentación de situaciones inofensivas en las que los incautos personajes protagonistas quedan retratados. Sergio se mantiene al margen del tipo de humor más abiertamente ácido y punzante de otros autores de MAD. Ahora bien, tal y como argumentábamos en la sección “The Shadow Knows”, habría que señalar que, si analizamos en profundidad el humor utilizado por Sergio Aragonés, podemos hallar también un trasfondo crítico. El mismo autor asegura que: «Todo humor es crítico», en el fondo. Incluso en los chistes más aparentemente ingenuos e infantiles.

Así que si en un chiste de “A Mad Look at Garbagemen” (“Una Loca mirada a los recogedores de basura”, #97, IX-1965), un recogedor de la basura retira en un cubo un sombrero atípico y poco atractivo que alguien ha tirado y que resulta ser idéntico al que su mujer compra después a un alto precio, la imagen puede ser interpretada como una crítica al (en ocasiones) excéntrico mundo de la moda. Y si en “A Mad Look at Cell Phones” (“Una Loca mirada a los Teléfonos Móviles”, #460, XII-2005) aparece una historia en la que un conductor atropella a un peatón y después usa el teléfono móvil para llamar a su abogado (cuando el accidentado cree que está llamando a la ambulancia), la censura puede estar dirigida al egoísmo de los individuos que anteponen sus intereses al auxilio del prójimo. Por último, la tira cómica que muestra en “A Mad Look at Drinking” (“Una Loca mirada a la bebida”, #343, III-1996) a un náufrago que ve como Dios hace caso de sus oraciones recuerda al prudente consejo “Ten cuidado con lo que deseas porque puede que se convierta en realidad”.

Tira cómica de “A Mad Look at Drinking” (MAD #343, III-1996).

“Todo humor es crítico”, en definitiva. Y esa lectura crítica se puede aplicar a los chistes y tiras cómicas creadas por Sergio Aragonés en MAD o en otras publicaciones.

En cualquier caso, Aragonés siempre se ha mostrado abierto a nuevas ideas en su trabajo en MAD. Así que para el número 324 (I-1994) de la revista aceptó una propuesta de Mark Evanier (su colaborador en Groo y otras muchas tareas creativas), en la que un despistado Sergio proponía una descabellada nueva idea a los editores de la publicación (Nick Meglin, John Ficarra) para elaborar su sección “A Mad Look At” en la que se hacía fotografías observando coches. Por supuesto, la sugerencia fue “graciosamente” descartada.

Concepto irónicamente alternativo para una sección de “A Mad Look At” en el número 324 de MAD (I-1994).

En relación al proceso de creación de las diferentes entregas de “A Mad Look At” en la revista, el primer paso es elegir en qué temática se va a centrar la sección. Esta idea parte en muchas ocasiones de los editores, pero también a veces consiste en una propuesta lanzada por el mismo Sergio Aragonés. Como él mismo comenta a la periodista y escritora Avery Kaplan en la revista de cómics The Beat:

A veces te dan un tema que necesitan, otras veces se me ocurre la idea a mí, como: 'Bueno, ¿qué tal Una mirada MAD a la navegación?’ 'Ah, sí, esa es buena, la haremos en el verano'. O a veces me llaman y dicen: ‘Sergio, necesitamos Una Loca mirada a la Mujer Maravilla’. Así que lo que hago es ir a ver la película unas cuantas veces, porque primero quiero ver de qué va, luego tengo que ver el orden de los chistes, y luego algunos detalles que tengo que recordar. Pero así de placentero es el proceso, pensar en el chiste y luego dibujarlo. Así es el proceso, sí.[26] (Kaplan, 2020).

No todas las viñetas y tiras cómicas que Sergio Aragonés elabora para la sección “A Mad Look At” son escogidas para ser publicadas. Solo unas cuantas son aceptadas. Además, en el proceso de creación de sus chistes, Aragonés comienza con unos bocetos de viñetas cuyos dibujos pueden luego modificarse para su inclusión definitiva en la revista. Mostramos abajo tres imágenes aportadas por el mismo Sergio Aragonés para este artículo, en las que se pueden ver sucesivamente: 1) el concepto original bosquejado del chiste; 2) la tira cómica dibujada a tinta en blanco y negro; y, finalmente, 3) la historia ya publicada en MAD, después de haber sido coloreada. Este es uno de los trabajos más recientes de Sergio Aragonés para MAD: “A Mad Look at MAD” (“Una Loca mirada a MAD”). Se publicó en febrero de 2021 en el número 17 de la nueva versión de la revista. Sirve también para ver la evolución en el estilo de dibujo de Aragonés, mucho más minucioso y mejor elaborado, en comparación con las primeras viñetas que publicó el autor en MAD, en las que se retrataba de manera más sencilla a astronautas y policías en motocicletas.

Propuesta de una tira cómica para “A Mad Look at MAD”, incluido en el número 17 de la segunda etapa de MAD, II-2021 (Cortesía de Sergio Aragonés).

 

 Original de “A Mad Look at MAD” que incluye la tira cómica incluida arriba, con un dibujo ya más sofisticado (Cortesía de Sergio Aragonés).

 

Versión final de “A Mad Look at MAD” publicada en la revista, con la tira cómica ya coloreada (Cortesía de Sergio Aragonés).


Los marginales

Se podría decir que los denominados marginals son la quintaesencia del trabajo de Sergio Aragonés en MAD. Son chistes sin palabras en los que el autor tiene libertad total para elegir la temática y la acción de los personajes. Es Aragonés en estado puro. Y son los chistes marginales los que reflejan más fielmente la tradición del TBO español. Además de eso, podemos argumentar que con los marginals Sergio Aragonés crea un nuevo subgénero dentro del humor gráfico. A nivel estilístico y formal es la mayor aportación de Aragonés a la evolución de este género artístico. En otras contribuciones suyas a MAD se puede discutir la calidad mayor o menor de sus trabajos. En cambio, los marginales son una nueva modalidad de humor dibujado sin palabras que es plena y únicamente característica de Aragonés. Si el autor no pudiera pasar a la historia del humorismo gráfico por otra razón, podría hacerlo por la invención de “the marginals”.

Y, sin embargo, su creación fue, hasta cierto punto, un hecho accidental.

Lo primero que habría que tener en cuenta es que, cuando MAD pasó de formato comic book a revista, se decidió incluir frases sueltas, independientes, en los márgenes de sus páginas. A veces eran reflexiones del tipo: “People who can’t make a living at something, teach it” (algo así como “La gente que no puede vivir de algo, lo enseña”) o “There will probably never be another Yankee center fielder named Joe DiMaggio” ("Probablemente nunca habrá otro central jardinero de los Yankees llamado Joe DiMaggio"). En otras ocasiones estas premisas eran un conjunto de enunciados que se escribían en torno a un tema principal como: “Suggested Theme Songs for Some Famous Folks” (algo como "Sugerencias de Temas Musicales para Ciertos Tipos Famosos"). Fueron estas frases las que originariamente dieron pie a la sección “Marginal Thinking Department” (literalmente, "Departamento de Pensamiento Marginal") aunque, sobre todo al principio, este Departamento recibió nombres diferentes. En todo caso, los autores del Departamento en cuestión empleaban un tiempo considerable en pensar y seleccionar estas “frases marginales”.

Cuando llegó Sergio a MAD, él veía estas oraciones en la revista pero no entendía nada. Aragonés no hablaba inglés y, además, no estaba familiarizado con la cultura estadounidense. Con objeto, entre otras cosas, de asegurarse colaboraciones futuras en la revista, a Aragonés se le ocurrió dibujar una serie de viñetas diminutas que pudieran substituir a las susodichas sentencias descritas arriba. Las pegó en los márgenes de las páginas de un ejemplar de MAD y le enseñó su creación a Jerry De Fuccio, editor asociado de la revista. Enseguida De Fucchio le trasladó la nueva sugerencia a Al Feldstein, Director de MAD. Al principio, Feldstein no se percató de los marginals de Sergio. Preguntó: “¿Qué es esto? ¿Qué me estáis enseñando?”. Cuando se lo explicaron, los editores decidieron que testarían el invento en un nuevo número de MAD (el 76).

Como dice Sergio: «Pensaron: haremos esto hasta que se le acaben las ideas. Llevo sesenta años haciendo esa labor y aún no se me han acabado». En cualquier caso, los editores de la publicación quedaron encantados. Habían introducido una nueva idea en MAD que parecía gustar al gran público. Y, a la vez, se ahorraban el engorroso aprieto de tener que imaginar una serie de ingeniosas frases nuevas para incluirlas en cada número de MAD.

Los marginales son en el fondo típicos chistes característicos de humor blanco de Sergio que presentan algunas novedades a) conceptuales y b) formales. Desde el punto de vista formal, están dispuestos en una composición de espacio alargada, ya sea horizontal, vertical o haciendo esquina (recordemos que también en TBO había tiras cómicas horizontales, verticales e incluso en forma de “L”). La particular disposición del espacio que ocupan en sí los marginales es novedosa. Pero, además, esta nueva organización espacial también determina conceptualmente las viñetas. El alargamiento de las dimensiones del hueco que ocupa el chiste permite licencias como la de usar más personajes en la viñeta, poder combinar dos o más situaciones que se resuelven en el mismo gag humorístico, o incluso articular el marginal como una tira cómica. Sergio también juega con el carácter alargado o en ángulo recto del chiste. Por ejemplo, las viñetas verticales se pueden desarrollar en espacios altos como edificios, escaladas de una pared de montaña, etc. Los marginales situados en las esquinas de páginas pueden retratar la confluencia de dos calles, un río que termina en cascada, etc. Por lo demás, para su publicación los marginales se reducen de tamaño en MAD (a partir de las viñetas a tamaño real enviadas por Sergio) y son después colocados en la redacción en diferentes márgenes de las páginas de la revista.

Borrador de ideas por escrito para marginales de un número de MAD (Cortesía de Sergio Aragonés).

El proceso de creación de los marginales tienes dos etapas. En primer lugar, Sergio imagina las situaciones básicas que se van a desarrollar en las viñetas. Esta es la fase a la que Aragonés dedica más tiempo. El autor trabaja sobre esas ideas con papel y lápiz.

Una vez que Sergio Aragonés tiene las ideas formuladas, y registradas por escrito, se produce la segunda etapa del proceso: plasmar esas ideas en forma de dibujo. Aragonés no elabora los marginales con las mismas dimensiones que aparecen en las páginas de MAD. El formato sobre el que él trabaja es el de viñetas de un tamaño más o menos tradicional (ver el reciente ejemplo de panel entregado a la revista MAD en esta sección). Algunas de las viñetas son luego seleccionadas por la dirección de MAD y empequeñecidas con objeto de que puedan ser encajadas en los márgenes de las páginas de la revista. Los directivos de MAD deciden en qué página va uno u otro marginal. Hay bastantes marginals que no son escogidos. Sergio conserva muchos de ellos. Pero él no necesita reutilizarlos. Su imaginación parece no agotarse nunca.

Lámina con marginales a tamaño real tal y como Aragonés los envía a la redacción de MAD.

Aragonés ha publicado hasta la fecha una cantidad ingente de marginales en MAD en una cantidad de números importante de la revista desde 1962. Sería una tarea enorme hacer un recuento de todos ellos. No obstante, se puede remitir a los apasionados por los marginales de MAD, en concreto a la conocida web del fan Doug Gilford, Mad Cover Site, que ha recogido el guante en este sentido y emprendido el reto de buscar y registrar todos los marginals publicados por Aragonés en la célebre revista de humor estadounidense[27].

Por último, habría que indicar que hay algo de alegoría y de cierta justicia poética en la creación y éxito de los marginales en MAD por parte de Sergio Aragonés. Cómo su mismo nombre indica, estas viñetas son “marginales”, es decir, hasta cierto punto, subsidiarias. Acompañan desde los márgenes a la sección principal de cada página. Sin embargo, su acusada diseminación por todo el ejemplar de la revista convierte a los denominados marginales en uno de los elementos más recurrentes de la publicación. Y su repetida aparición a lo largo de los años en MAD hace que sean uno de los apartados de la revista más fundamentales.

Tal cual sucedió con Aragonés, un artista que se incorporó a MAD desde los márgenes (con su procedencia española-mexicana y su peculiar estilo de humor gráfico sin palabras) y que terminó convirtiéndose en uno de los autores más indispensables de la revista a lo largo de su historia. Además, por otra parte, fueron precisamente los marginals lo que permitieron a Aragonés figurar de manera omnipresente en cada número de la revista MAD. Mientras que otros artistas eran reconocibles para el público por secciones concretas del magacín, el trabajo de Aragonés se esparcía por todas las páginas de la publicación y aparecía donde y cuando menos te lo esperabas.

 

Las portadas

En la primera etapa de MAD, la portada de la revista era la sección a la que los directivos de la revista le dedican más atención[28]. Eran el rostro de la publicación, el escaparate que conducía al lector a las páginas interiores, lo que inducía al cliente a comprar quizá el magacín o no tras verlo colgado en un quiosco. Así que se seleccionaban con bastante cuidado las ideas que se querían llevar a la primera página de MAD. Paradójicamente, el apartado de la revista más imprescindible era en muchas ocasiones el que ocultaba de manera más manifiesta la autoría del mismo.

La creación de una portada conllevaba la cooperación de dos artistas (aunque, en ocasiones, coincidían en la misma persona): el dibujante y el generador de la idea. Durante los años sesenta y setenta, el dibujante “oficial” de las portadas fue Norman Mingo, el creador de la versión definitiva de Alfred E Neuman (personaje obligatorio en todas las portadas de MAD). Otros artistas tomaron el relevo de esta tarea de Mingo, tras el fallecimiento de éste en 1980. Algunos de ellos llegaron a ser dibujantes de un número considerable de primeras páginas de MAD, como Richard Williams y Mark Fredrickson (quien con 110 portadas diseñadas ostenta el récord de MAD Magazine).

Los escritores de las ideas de las portadas solían pasar casi siempre desapercibidos para el gran público. Sergio Aragonés ha aportado bastantes ideas para portadas a lo largo de su trayectoria profesional en MAD[29]. En los años que lleva trabajando en el magacín, más de 30 propuestas suyas se han materializado en imágenes de portada. Una parte importante de ellas se publicaron durante los primeros veinte años, desde que Sergio se incorporó a MAD en 1962 hasta mediados de los años ochenta, antes de que el autor se implicara en otras exigentes tareas alternativas como la de la creación y publicación de Groo.

 

Las dos primeras portadas ideadas por Sergio Aragonés para MAD (enero y marzo de 1963).

La primera de las portadas concebidas por Aragonés en MAD se publicó en enero de 1963. Formó parte del paquete de ideas que el artista castellonés vendió a los directivos de MAD en aquella legendaria reunión de primera toma de contacto con ellos unos meses antes. En la primera página de este número de la revista, Alfred E. Neuman aparece de espaldas cual inexperto artista pintando de manera poco ortodoxa el logotipo de la revista MAD, mientras a su alrededor se acumulan los indicios de la transición al Nuevo Año 1963 (que se prevé tal vez un poco loco, si tomamos como indicios las típicas excentricidades de Neuman).

En ese mismo año, 1963, se suceden las ideas aportadas por Sergio Aragonés para portadas: la del número 77 (en la que a Sergio Aragonés se le ocurre, dada la vocación de contradicción asociada a Neuman, que una manzana vaya en búsqueda de la flecha que está posada sobre la cabeza de este personaje en lugar de lo opuesto, según requieren los cánones de Guillermo Tell), la del número 78 y la del 80 (donde Sergio introduce por primera vez en una portada de MAD una inédita narrativa secuencial de tres “viñetas”).

La imaginación de Aragonés no cesó de funcionar durante los años sesenta como productor de ideas para portadas. Lo cual es indicio de la actitud y actividad creativa del autor una vez que se incorporó a MAD. Destacable también durante estos años es la portada del número 96 de la revista. En ella aparece el siempre discordante Alfred E. Neuman pintando de negro la carretera y dejando una línea blanca entre los dos carriles de la vía de circulación. Esta portada, cuyo concepto fue proporcionada por Aragonés e Ilia Rubini, forma parte, según comenta Frank Jacobs en el volumen Mad. Cover to cover, del selecto club de las 12 primeras páginas imprescindibles de entre las 400 portadas originales desde el número 1 de la publicación (que fue ideada y elaborada por Harvey Kurtzman) hasta la de diciembre del año 2000. De hecho, el editor de MAD John Ficarra enmarcó este trabajo original concreto de Norman Mingo y Sergio Aragonés, y lo colgó en su oficina como un recordatorio permanente de “the quintessential Alfred visual gag cover”, algo así como “el arquetípico gag visual de portada de Alfred ” (Jacobs, 2000: 58).

Revistas MAD, #96 (VII-1965) y #112 (VII-1967).

El hecho de que aceptaran continuamente sus ideas para las portadas de la publicación (cuyas ventas no descendían) apuntilló la confianza de Sergio Aragonés en su propio arte. No solo se estaba convirtiendo en un reconocido autor de humor gráfico, sino que sus ocurrencias para las primeras páginas de MAD eran aceptadas por sus colegas y resultaban ser bien acogidas por el público estadounidense.

Sería curioso dejar constancia de que durante los años a los que nos estamos refiriendo (los sesenta) se estaba gestando el movimiento de comix alternativo que tuvo lugar en ciudades como Nueva York y, sobre todo, San Francisco. Como es bien sabido, la influencia de la revista MAD como inspiración y lectura formativa de los principales artistas que participaron en este movimiento underground fue fundamental[30]. Pues bien, se debe hacer notar que en los años sesenta un buen número de las portadas de la revista que apasionaba a Robert Crumb o Art Spiegelman fueron concebidas por un autor nacido en Sant Mateu, Castellón, y que tuvo que salir exiliado con toda su familia a México por motivo de la Guerra Civil española.

De hecho, cuando se estaba escenificando en San Francisco el celebrado “Summer of Love”, en el verano de 1967, la portada de MAD que se mostraba en establecimientos de venta de prensa era la del número 112 (VII-1967), que había sido propuesta por Sergio Aragonés. Robert Crumb (que lanzaría poco después su contracultural ZAP) ya estaba instalado por entonces en la Costa Oeste de EEUU. Probablemente Crumb vio la revista. E incluso la leyó. En esta portada, Alfred es un feriante que aparentemente se gana vida haciendo saltar y actuar a su mono al compás de una caja de música. Solo que, en esta ocasión, el primate tiene las dimensiones de King Kong. Tal vez todo esto cuente como parte de cierta indefinida influencia que Sergio Aragonés pudo ejercer en el nacimiento del comix alternativo en la bahía de San Francisco a partir de 1968.

Entre las numerosas portadas que Sergio produjo durante los años setenta es digna de mención la del número 165 (III-1974), dibujada por Don Martin (un artista que no se prodigó en hacer muchos trabajos en esta parte de la revista, quizá por su peculiar estilo de dibujo y humor, uno de los más análogos al de Aragonés en MAD). También la del número 173 (I-1975), dibujada por Jack Davis, y la 184 (VII-1976), ilustrada por Bob Jones, cuya publicación coincidió con otro momento histórico: el de la celebración del 200 aniversario de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos.

Por último, nos referimos a una conocida portada / contraportada de los ochenta que se le ocurrió a Aragonés en pleno furor del nudismo en las playas. Corresponden al número 257 de MAD (IX-1985). En la primera página de este trabajo los bañistas de una playa nudista parecen escandalizados cuando Alfred les muestra lo que ocultaba bajo de su abrigo (¿quizá unos órganos sexuales imponentes?). En la contraportada se descubre que en realidad la indignación procede de un letrero que Neuman lleva escrito sobre su camiseta que reza: “Exhibicionistas contra el desnudo”. Otro chiste blanco y un poco picante típico de Aragonés que ocupaba la primera página de MAD.

Portada y contraportada de la revista MAD número 257 (IX-1985).

A partir de mediados de los años ochenta, Sergio Aragonés, dedicado como hemos dicho a otros quehaceres creativos, parece limitar el número de portadas propuestas a la Dirección de MAD (excepto en el año 1996, en el que se publicaron tres primeras páginas escritas y sugeridas por él).

En cualquier caso, además de suministrar ideas para portadas, Aragonés ha contribuido de otras maneras a las mismas. En ocasiones, por ejemplo, ha participado parcialmente en la confección artística de las primeras páginas, decorando los bordes de éstas en las revistas 358 y 370. Otras veces Sergio ha dibujado la portada completa.

La primera portada de MAD compuesta totalmente por Sergio Aragonés (idea y ejecución) fue la número 210, publicada en octubre de 1979. En la imagen creada por Sergio se puede ver a Alfred sobre un fondo blanco con una segadora de césped que corta código de barras. Fue la primera vez en la historia de MAD en la que no se usó el prototipo de Neuman creado por Norman Mingo en una primera página. Supuso un cambio de dinámica para la publicación, que rompía así con una tradición de fidelidad a un tipo de ilustración más realista y elaborada, sustituida en esta portada por el dibujo sencillo y caricaturesco de Aragonés.

MAD #210 (X-1979).

 Pasarían más de diez años antes de que Sergio volviera a ser autor de una portada (idea y composición). En este caso, según cuenta el editor John Ficarra, el origen del concepto creativo fue uno de los dibujos marginales que Sergio había dibujado para la revista. A Ficarra le gustó la idea y le propuso que la usara para una primera página. Y así nació una de las portadas más originales de la historia de MAD, la del número 293 (III-1990), en la que Alfred surca la página principal de la revista patinando sobre hielo sobre un fondo blanco, partiendo en dos la portada con el patín y dejando ver la página 3 del magacín.

Tuvo tanto éxito esta idea, que el mismísimo The New Yorker decidió copiarla en febrero de 2013, como así denunció la revista MADMagazine de manera abierta desde el blog de su página web, en un artículo titulado “The New Yorker Rips Off MAD?” (MAD, 2013).

A la derecha la portada dibujada por Aragonés en el número 293 de MAD (III-1990). A la izquierda, el posible plagio de The New Yorker de esta composición en su revista del 4 de febrero de 2013.

Hubo otras dos portadas dibujadas por Aragonés que también causaron impacto y generaron muestras de reconocimiento hacia el ingenio de su autor. La primera de ellas vio la luz en uno de los últimos ejemplares de la primera etapa de publicación de revistas de MAD (fase que terminó en abril de 2018). En concreto, en el número 522 de septiembre de 2013. A partir de una idea de Michael Gallagher, y en línea con la línea de humor más chocante y directo que se inició a finales de los noventa en MAD[31], el dibujo de la portada representa a Alfred deslizándose por el tobogán de un parque acuático y orinándose sobre el agua de el mismo ante la mirada de rechazo de otros niños que usan también esta atracción del parque.

La segunda portada a la que nos referimos es la hábil representación que Sergio Aragonés hace de la silueta del rostro de Alfred E. Neuman, confeccionada a partir de chistes sin palabras suyos. Esta creativa página apareció en el Especial #62 de primavera de 1988. El lector se puede entretener un buen rato simplemente leyendo las viñetas ideadas por el autor y que conforman la cara de Alfred. Más allá del divertido trabajo, además, hay quien puede estar tentado de especular incluso con una interpretación metafórica de la imagen: sobre cómo Sergio ha contribuido a la creación del emblema de MAD (que representa a la revista misma) a través de su inacabable labor de años como dibujante en la publicación.

Portadas de MAD #522 (IX-2013) y Especial #62 de MAD (primavera 1988), dibujadas por Sergio Aragonés.

La última portada que dibujó Sergio Aragonés para MAD fue ya en la segunda etapa de publicación online de la revista. Se trata de un número homenaje al mismo autor titulado “Sergio´s MAD Travels” (“Los Locos viajes de Sergio”, #17, II-2021). En la imagen de la página inicial Sergio se autorretrata cual contemporáneo Gulliver, maniatado por una gran cantidad de liliputieneses que son análogos a los personajes dibujados por el autor en MAD a lo largo de las décadas.

Tenemos la suerte también aquí de contar con imágenes cedidas por el propio Sergio Aragonés para este artículo. En ellas se puede seguir el proceso de producción de esta portada por parte del autor, desde que la dibujó originalmente hasta que finalmente apareció en prensa.

Portada del número 17 de la nueva etapa de MAD (II-2021). A la izquierda el original dibujado por Sergio Aragonés. A la derecha, la revista ya impresa (Cortesía de Sergio Aragonés).

Para un humorista gráfico, desde el punto de vista profesional, ¿qué existe más allá de que tus propias ideas y dibujos se incorporen a las portadas de la publicación de humor más importante del mundo? La cantidad de primeras páginas que contaron con la participación de Sergio Aragonés refleja la consolidación y consagración definitiva del artista en la revista MAD.

Haciendo un recuento, las portadas que contaron con algún tipo de contribución por parte de Aragonés son: Números de la primera etapa de MAD: 76, 77, 78, 80, 88, 90, 96, 97, 101, 102, 103, 104, 112, 114, 142, 162, 165, 172, 173, 184, 202, 210, 239, 241, 257, 286, 293, 342, 345, 346, 351, 358, 370, 522. Especiales: 37, 38, 62, 84, 11 (Mad Color Classic). Números de la segunda etapa de MAD: 17.

 

Otros trabajos de Sergio para MAD

La labor de Aragonés en MAD no se limita a su trabajo en las secciones citadas anteriormente. El artista nacido en España participó de diversas maneras en los sucesivos números publicados de la revista. En ocasiones, sugirió ideas que fueron reproducidas por otros artistas. En otros ejemplares sirvió de ilustrador de textos encomendados a escritores de la plantilla de MAD. O contribuyó a proyectos ligados a MAD Magazine más allá de las páginas de la revista (valga como un ejemplo, el libro MAD Stew, publicado en 1978, con la participación de varios artistas del magacín). Por otra parte, a lo largo de los años, Sergio Aragonés ha publicado chistes o historias independientes al margen de las secciones en las que trabajaba habitualmente.

Ejemplo de chiste independiente de Sergio Aragonés, que ocupó una página, aparecido en MAD #258 (X-1985). Es uno de los preferidos del editor de la revista, John Ficarra.

A Sergio Aragonés siempre se le ocurrieron ideas para ofrecer a los directivos de MAD. Referirnos a todas ellas quizá nos llevaría a sobrepasar las dimensiones y el objetivo último de este texto. Como muestra, nos gustaría hacer mención de uno de los proyectos más curiosos y exitosos que Aragonés planteó y desarrolló en la revista. Se trató de la elaboración de un mapa de los Estados Unidos en clave de humor gráfico. Para poder diseñarlo el artista llevó a cabo un intenso trabajo de documentación, además de servirse del conocimiento adquirido gracias a los viajes que él mismo había realizado por el país[32]. El fin último era componer un mapa que caracterizara uno por uno todos los Estados de EEUU mediante dibujos que reflejaran su historia, su población y su cultural popular. Como hemos dicho, a Sergio Aragonés le encanta este tipo de dibujos masivos, con multitud de situaciones y personajes. En este caso resulta fascinante recorrer Estado por Estado en el mapa y observar cómo Aragonés explica la idiosincrasia de cada uno de ellos a través de unos cuantos de dibujos concretos.

Mapa de humor gráfico de los Estados Unidos publicado en el Especial #37 de MAD (invierno de 1981).

El mapa fue sugerencia, como tantas otras, de Sergio Aragonés a la dirección de MAD. El autor cuenta que cuando presentó el proyecto a Bill Gaines, éste se llevó las manos a la cabeza, diciendo: “Oh, no. Nunca voy a poder pagar esto”. La cantidad de dibujos y el gran esfuerzo empleado por Aragonés eran prácticamente impagable. Sin embargo, el autor convino con Gaines en que le pagaría el mapa solo por página de revista, como solía hacerse habitualmente con otros encargos. Así que este original trabajo fue finalmente publicado en el Especial #37 de invierno de 1981. Luego, más tarde, Sergio pudo conseguir más rédito económico de su creación puesto que conservó el copyright de la misma.

El análisis minucioso de este mapa ocuparía, por sí solo, un artículo. El producto final parece la concentración de cientos de marginals en una misma representación cartográfica para mostrar el devenir histórico y cultural de EEUU en una inédita combinación de humor y rigurosa fidelidad a los acontecimientos. A través de diminutos chistes se recogen las celebraciones carnavalescas de Mardi Gras en Nueva Orleans, las pruebas nucleares del proyecto Manhattan en Nuevo México, las fábulas narradas por el afroamericano Uncle Remus en Georgia, la fortaleza de la industria automovilística en Detroit, Michigan, el enfrentamiento en el Ok Corral de Arizona entre Wyatt Earp y vaqueros forajidos, etc., etc.

El elemento sorpresa aquí es que este popular mapa con el que los norteamericanos podían revisitar entre risas y de manera didáctica su historia, era la obra de un español de Castellón, que había residido hasta los veintitantos años de edad en la Ciudad de México. Parte del éxito del mapa en 1981 y años posteriores fue que Aragonés, como de costumbre, se mantuvo fiel a su estilo. Los gags del mapa muestran de manera divertida cómo diversos ciudadanos reaccionan a los diferentes eventos históricos o culturales de su país. Incluso personajes célebres son dibujados mostrando su dimensión más amable o cotidiana. En realidad, es una representación de la geografía y la historia de Estados Unidos vista desde el característico humor popular de MAD. Es una celebración whitmanesca del pueblo y la democracia estadounidense tal como se puede observar en las diferentes viñetas y, también, en los personajes que Aragonés sitúa sobre el título de la obra, “A MAD PICTORIAL MAP OF THE UNITED STATES” ("UN LOCO MAPA ILUSTRADO DE LOS ESTADOS UNIDOS"): el Tío Sam al lado de un obrero de la construcción, un policía, un granjero, etc. En las cuatro esquinas del rectángulo que comprende al mapa figuran con pose orgullosa no los padres fundadores de la patria (como Washington, Jefferson, etc.), sino una mujer guardia de tráfico, un cartero, un bombero y un recogedor de basura.

Quizá también rinde tributo así Aragonés al país que le dio la oportunidad de crecer profesionalmente. Dentro de un marco de hibridación cultural el autor nacido en España recrea desde el humor la historia de los EEUU para consumo de los propios estadounidenses. No obstante, no faltan las alusiones a nuestro país. El trabajo de Sergio Aragonés incluía la representación más detallada de cuatro puntos geográficos: las ciudades de Los Ángeles y Nueva York, y los Estados de Alaska y Hawái. En Nueva York situó Sergio un edificio abierto por la mitad que mostraba las oficinas de MAD, inspirado en la 13 Rúe del Percebe, de Ibáñez.

Detalle de las ciudades de Los Ángeles y Nueva York y los Estados de Alaska y Hawái del mapa elaborado por Sergio Aragonés.

 

Libros MAD

A medida que se iba consolidando su carrera en MAD, Sergio Aragonés se fijó nuevos retos. Como hemos comentado, el autor se había lanzado a trabajar desde el principio en diversos encargos paralelos a su colaboración en la revista: desde abordar el humor picante en Memoirs of an Old Lady hasta su aventura con el comic del Oeste en Bat Lash[33]. Y fue precisamente la marca “MAD” el elemento clave que le valió para conseguir algunos de estos trabajos. Así que Sergio decidió servirse de la fuerza de este logo para emprender un nuevo desafío: publicar una colección de sus chistes e historias gráficas en formato de libro.

Otros autores vinculados a MAD habían publicado ya volúmenes al amparo de la marca consagrada por la revista. Quizá el primero en hacerlo fue otro maesto del humor sin palabras, Don Martin, con Mad´s Maddest Artist Don Martin Steps Out! (1962). Fue seguido de otros artistas, tales como Dave Berg (Mad´s Dave Berg Looks at the USA, 1964), el cubano, Antonio Prohías (TheAll New Mad Secret File on Spy vs Spy, 1965) o Dick DeBartolo (A Mad Look at Old Movies, 1967, con dibujos de artistas como Jack Davis y Mort Drucker). Pronto seguirían esta estela otros “idiots” como Al Jaffee o Frank Jacobs. Los colaboradores más importantes de la revista se servían del enorme tirón de la palabra “MAD” para avanzar sus trabajos.

Viva MAD! (1968).

Así que Sergio decidió ir tras los pasos de sus colegas y probar fortuna en la industria editorial como autor. Mientras estaba de viaje por España se puso manos a la obra para elaborar su primer volumen de chistes sin palabras, Viva Mad! Fue concretamente en la isla de Mallorca donde Aragonés concibió y compuso las historias de este libro que se publicó finalmente en 1968. Su amigo Jerry De Fuccio, por aquel entonces editor asociado de MAD, escribió el prólogo narrando la aventura profesional de Sergio desde sus inicios en la prensa mexicana hasta incorporarse a la famosa revista satírica: una bonita historia del hombre hecho a sí mismo.

Quizá para distinguirse de sus otros compañeros, Sergio jugó con la baza mexicana. Ya en la portada del tomo se autorretrata con sombrero de ala ancha, rodeado de mariachis y revolucionarios del país azteca. El título celebratorio en español y en ingles se ve reflejado también en el contenido del libro, dividido en capítulos tales como “Viva Karate!”, “Viva Shadows!” (con viñetas que empleaban las características sombras), “Viva Monsters!” y, cómo no, “Viva Revolutions!”.

Sea como fuere, el libro fue un bombazo y vendió miles y miles de ejemplares. Desde entonces, Sergio no solo era un humorista reconocido en todo el país, sino que se había convertido en un autor de éxito. Había recorrido la senda adecuada, la provechosa línea de la marca MAD, que lo llevó a llegar a ser un exitoso “self-made man” latino en los Estados Unidos.

Tras Viva Mad! se sucederían otros ejemplares también de grandes ventas (aunque ninguno alcanzaría la rentabilidad del primer tomo)[34]. Salvo en el caso específico de los volúmenes dedicados a los marginals, las portadas de estos libros estuvieron tradicionalmente protagonizadas por un autorretrato humorístico del mismo Sergio. Algunos, a veces, en el rol de personaje de un chiste. Como, por ejemplo, en In Mad We Trust (1974), en el que Alfred E. Neuman echa de una patada a Aragonés de las oficinas de MAD.

Los beneficios generados por los libros fueron sólidos para Sergio Aragonés. En total, el autor publicó un total de 16 volúmenes, principalmente durante las décadas de los setenta y los ochenta. Sin embargo, poco a poco, la competencia de otros medios de comunicación y la introducción de otras vías de ocio digitales hicieron que los volúmenes del autor castellonense se vendieran cada vez menos. Según Sergio, cuando aparecieron los videojuegos prácticamente se acabó el negocio. No obstante, durante décadas estos ejemplares sirvieron para ampliar la base popular de Sergio y le proporcionaron mayor estabilidad económica para poder embarcarse en otros proyectos.

Los 16 volúmenes de humor gráfico publicados por Sergio Aragonés desde 1968 a 1992 son: Viva Mad!(1968), Mad About Mad! (1970), Mad-ly Yours! (1972), Mad Marginals (1974), In Mad We Trust! (1974), Mad as the Devil! (1975), Incurably Mad! (1977), Shootin’ Mad (1979), Mad as a Hatter! (1981), Mad Menagerie (1983), More Mad Marginals (1985), Mad Pantomimes (1987), More Mad Pantomimes (1988), Mad as Usual! (1990), Sergio Aragones is Totally Mad! (1991) y Sergio Aragones’ Next Mad Book!(1992).

 

El hombre hecho a sí mismo

Sergio Aragonés pertenece al grupo clásico de autores hispanos en MAD[35]. En este colectivo solo estarían integrados el cubano Antonio Prohías, el puertorriqueño, Angelo Torres, y el mismo artista castellonense[36]. Antonio Prohías desarrolló una fecunda carrera en MAD tras escapar de una Cuba asfixiante gobernada por el castrismo. Había sido presidente de la Asociación de Caricaturistas Cubanos en su país y el mismo Fidel lo felicitó por sus sátiras durante el mandato de Batista. Sin embargo, el artista fue repudiado cuando empleó la misma ironía contra el nuevo presidente comunista.

Fue precisamente el contexto de la Guerra Fría lo que brindó a Prohías la idea que lo mantuvo ligado a MAD durante décadas. La serie Spy vs Spy se convirtió en uno de los baluartes semanales de la revista. Tan es así que sigue siendo publicada a día de hoy, escrita en los últimos años por el artista Peter Kuper. El mundo del espionaje y contraespionaje que se generó en los cincuenta y sesenta era bien conocido por Prohías, que antes de salir de Cuba había vivido muy de cerca las intrigas políticas (a veces con graves consecuencias) del castrismo. Así que, en última instancia, su trayectoria en MAD (y hasta podíamos decir, su producción artística) está vinculada a circunstancias históricas concretas marcadas por la Guerra Fría.

Por su parte, Angelo Torres se incorporó a MAD en 1969, después de casi dos décadas de trayectoria profesional en el mundo del cómic de EEUU. A sus noventa años, Torres, buen amigo de Aragonés, ya no sigue en activo. Sin embargo, realizó un número considerable de contribuciones a MAD a lo largo de toda su trayectoria profesional (Mike Slaubaugh lo sitúa en el top 10 absoluto de colaboradores de la revista). Torres es eminentemente un dibujante. Es un estupendo artista. Su logrado estilo realista de dibujo lo acerca más a la tradición anglosajona y lo aleja de la caricatura sencilla de Aragonés. Angelo Torres es conocido por las numerosas ilustraciones que hizo de sátiras de películas o programas de TV junto a escritores de MAD como Larry Siegel, Stan Hart y, sobre todo, Dick DeBartolo.

De estos tres autores hispanos, quien alcanzó más transcendencia fue Sergio Aragonés. Como comenta John Ficarra, Aragonés debe ser el autor de humor gráfico más famoso del mundo. ¿Cuál ha sido el secreto de su éxito? ¿Por qué ha logrado tal nivel de popularidad él y no otro autor? ¿Por qué no ha habido ningún autor latino que haya llegado tan lejos, ni antes ni después?

Sin duda fueron la capacidad de trabajo, su espíritu emprendedor y su talento imaginativo las claves que llevaron a Aragonés a la cima del humor gráfico mundial. Sin embargo, habría que arropar esta conclusión con ciertas circunstancias coadyuvantes. Para empezar, a diferencia de artistas especializados en una sección (como Antonio Prohías con Spy vs Spy) o en una dimensión artística (el dibujo satírico de TV y cine, en el caso de Angelo Torres), Aragonés era una suerte de hombre orquesta. Hacía de todo: dibujar, crear historias, proponer ideas… (por no hablar de sus facetas como actor, colaborador en programas televisivos, etc.): una especie de hombre renacentista, en suma, en el campo de la historieta y el cómic.

Aragonés consiguió trabajar y mantenerse en MAD gracias a su proactiva decisión de desplazarse desde México a Nueva York a buscar trabajo. Además de su esfuerzo e ingenio, un valor añadido en este sentido fue la personalidad modesta, amigable y carismática de este autor que hace que encaje bien en cualquier entorno laboral. Conocidos y compañeros de trabajo subrayan constantemente su carácter tranquilo y su encantadora idiosincrasia[37].

En cuanto al público en general, el tipo de humor que Aragonés practica le llevó a ganarse la aceptación y el favor de una amplia audiencia. Por una parte, el humor sin palabras sirvió al autor para esquivar la barrera idiomática de trabajar en un país que empleaba una lengua que él no dominaba con soltura. Por otra parte, el protagonista de sus viñetas e historias es el ciudadano medio y anónimo, son los miembros de cualquier familia típica, más allá de cualquier frontera o nacionalidad. No es de extrañar que una gran cantidad de lectores norteamericanos se vieran reflejados y se sintieran identificados con sus personajes y las reacciones espontáneas de éstos a situaciones imprevistas de la vida cotidiana. El de Aragonés no es un humor concentrado en la realidad social y cultural de un país concreto, como son los Estados Unidos. Es un humor humilde, universal y de fácil comprensión.

Foto de Sergio Aragonés visitado por sus padres en la redacción de MAD en 1966. El autor muestra a sus progenitores la sección “The Shadow Knows”, del número 107 de la revista (Cortesía de Sergio Aragonés).

La vena satírica, de saludable crítica humorística social y política, es la más reconocible y definitoria de la revista MAD. Es también la que sirvió de punto de partida al humor transgresor del comix sesentero de la Costa Oeste, con su énfasis, por ejemplo, en la representación gráfica de la temática sexual o en el cuestionamiento de valores históricos sólidamente arraigados de la sociedad norteamericana como la religión o el capitalismo (recordemos a Spain Rodriguez, Gilbert Shelton, S. Clay Wilson, Robert Crumb, etc.). Desde un punto de vista conceptual o formal, estos autores no serían herederos directos de Sergio Aragonés, ya que parten de un tipo de humor anglosajón alternativo y contestatario[38].

Indudablemente, Aragonés se situaba en la misma línea ideológica tanto del círculo de origen judío de Europa del este que lanzó MAD como del grupo de artistas articulados, por ejemplo, en torno a la revista ZAP, liderados por Crumb en San Francisco. Eran artistas renovadores o revolucionarios, progresistas, de izquierdas. Como hemos argumentado anteriormente, Sergio Aragonés pertenece a la generación de los hijos de exiliados republicanos españoles[39]. Y es esto lo que hace conectar de manera quizá invisible la lucha de aquellos luchadores antifascistas por las libertades en la península ibérica durante los años treinta con el movimiento contracultural que nace los años cincuenta y sesenta en los Estados Unidos. Artistas como Sergio Aragonés (en este caso en el campo del cómic y del humor gráfico), entre otros creadores, sirven de eslabón o hilo conector entre ambos fenómenos históricos y culturales. El hijo de refugiados que lucharon contra el fascismo se incorpora a una revista inspiradora del comic libertario y “anti-establishment” en la llamada década prodigiosa[40].

Sin embargo, a diferencia de la generación de sus padres, Aragonés evitó siempre implicarse en el mundo de la política que él había conocido tan de cerca. A excepción de casos muy puntuales (por ejemplo, sus viñetas antifranquistas en la publicación España Libre), huyó del humor politizado y también, como hemos visto, de la transgresión artística en su obra («yo nunca he dibujado y publicado un pene», nos comenta Sergio). Por tanto, su aportación al desarrollo del cómic experimental y alternativo en Estados Unidos consistió en su contribución personal como autor a MAD a partir del año 1962 y a colaborar con su trabajo a que esta publicación crítica e irreverente continuara siendo la revista de humor de más éxito en Estados Unidos (y un referente mundial en el ámbito del humor satírico).

¿Cuál es la mayor contribución de Sergio Aragonés entonces como autor español y latino? Probablemente ser capaz de integrar la tradición hispana de cómic y humor gráfico en una revista tan “estadounidense” como MAD. El artista castellonés no solo se incorporó a esta publicación para gozar de un éxito temporal, sino que supo mantenerse en ella durante décadas. Aragonés se ha convertido a lo largo de su trayectoria en parte imprescindible de la “marca MAD”. Es decir, que esta “marca” tiene un importante componente hispano aportado por este autor. No se comprende ya MAD sin Sergio Aragonés. En lo que atañe a nuestro país, Aragonés ha sido una de las pocas contribuciones españolas explícitas y directas al desarrollo del humor gráfico estadounidense. Pero fue de primera magnitud. ¿Cómo es posible que el valor y la transcendencia artística de la labor de Aragonés en EEUU haya pasado desapercibida en España durante tantos años?

Sergio Aragonés es un hombre hecho a sí mismo. Un “self-made man”, si queremos hacer uso de la mitología terminológica estadounidense por antonomasia. Es un artista que llegó a los Estados Unidos sin trabajo y que, al cabo de los años, se convirtió en uno de los autores más relevantes de la prensa de humor de ese país. Todo gracias a su talento y trabajo. Y también a un gran sentido común y capacidad de adaptación profesional a un nuevo entorno. Desde un punto de vista del imaginario español, se podría concebir a Sergio Aragonés como heredero histórico de aquellos exploradores que descubrieron y se instalaron durante siglos en estados norteamericanos como Florida, Nuevo México o California. Y también, por qué no decirlo, de otros españoles que lograron cierta reputación profesional en EEUU y quedaron luego relegados al olvido en España, como el escritor Felipe Alfau, o el pintor Julio de Diego.

En su campo profesional, Sergio Aragonés “llegó, vio y venció”. Pero manteniéndose siempre fiel a su estilo y personalidad creativa. Cambiar de país no le llevó a tratar de ser lo que él no era. No se vio tentado a imitar y reproducir estilos de dibujos ajenos o a transformar su tipo de humor. El suyo fue siempre el humor blanco, sano, familiar y universal.

Y esta es la verdadera clave. Una clave que siempre se ha ignorado en Estados Unidos, por falta de conocimiento sobre la evolución de la historia del cómic español. Una clave que se ignora en nuestro país por el grave desconocimiento a nivel popular sobre la figura de Sergio Aragonés y por la escasez de literatura crítica sobre su obra[41]. Y la clave es que el tipo de humor que Aragonés incorpora a MAD y que lo hizo triunfar como artista en Estados Unidos y a ser conocido en todo el mundo es, en última instancia, humor netamente español: el humor que Sergio Aragonés aprendió e internalizó leyendo el TBO durante su infancia y adolescencia.

Ilustración en la que Aragonés retrata a las diversas personas que han estado vinculadas a la redacción de MAD. Fue incluida en el libro Inside MAD (2013).

En el sitio web de Doug Gilford existe una versión interactiva, que permite identificar a las personas incluidas en el dibujo. Disponible en línea en: https://www.madcoversite.com/aragones-poster.html.



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YAROSS LEE, Judith y BIRD, John (eds.) (2020): Seeing MAD. Essays on MAD Magazine´s Humor and Legacy, editado por Judith Yaross y John Bird, Columbia, University of Missouri Press.

 

NOTAS

[1] De acuerdo con la página web actualizada por el fan Mike Slaubaugh, Mad Magazine Lists, Sergio Aragonés es el segundo artista que ha colaborado en más números de la revista MAD (501) solo por detrás de Al Jaffee (510), que empezó a trabajar para MAD 7 u 8 años antes que él. Como Al Jaffee ha dejado de trabajar por razones de edad y Sergio sigue enviando dibujos a MAD (principalmente, “marginals”), el dibujante castellonés puede terminar encabezando este particular ranking en el futuro.

[2] El artículo, “Los cómics de Sergio Aragonés: la parodia del superhéroe”, finalmente publicado por la Universidad de Alcalá en 2014 (Sánchez Giménez, 2014).

[3] A posteriori, encontré algunas publicaciones valiosas en publicaciones privadas y fanzines, como es el caso de Fanzone (Fanzone Korps, 2001). En cualquier caso, la presente iniciativa de Tebeosfera llena un hueco en el terreno de la investigación crítica sobre la obra de Sergio Aragonés.

[4] Hay que decir que en Estados Unidos han sido especialmente lentos, en términos generales, en reconocer a MAD como un objeto válido de investigación. Solo recientemente ha aparecido literatura académica centrada en el estudio de la publicación norteamericana. En este sentido, habría que destacar el libro Seeing MAD. Essays on MAD Magazine´s Humor and Legacy, editado por Judith Yaross y John Bird y publicado en 2020.

[5] Para ser justos, en este punto habría que añadir que la distorsión del justo reconocimiento de la actividad de los autores en el exilio por parte de la España de Franco, fue seguida por la subestimación (cuando no el olvido o el desprecio) una vez entrada la democracia, de creadores fascistas o más ligados al antiguo régimen, como, por ejemplo, Giménez Caballero, Sánchez Mazas, o el mismo José María Pemán. En una España moderna, desprovista de lastres y de prejuicios históricos, habría que empezar a juzgar también de forma neutra el valor artístico de la obra de estos autores.

[6] Según comentó Sergio Aragonés al autor del presente artículo en una entrevista personal el día 15-VII-2022. Las declaraciones e información proporcionadas por el autor castellonense que se recogen en este texto tienen su origen en diferentes conversaciones mantenidas con él durante los meses de julio y agosto de ese año.

[7] En 2022, Aragonés cumple sesenta años de residencia continua en Estados Unidos. Aunque el autor sigue todavía sin identificarse como “estadounidense”. Se reconoce a sí mismo como español y mexicano.

[8] La persona a la que Sergio suele identificar cariñosamente con el apelativo de “mi tío Manolo”, era en realidad el hermano de su padre, Pascual. Su tío jugó un papel importante en reafirmar la vocación naciente de historietista de Sergio Aragonés. A diferencia de Pascual Aragonés, que siempre vio con cierto recelo las inclinaciones artísticas de su hijo y habría preferido que Sergio se hubiese convertido en un buen ingeniero o arquitecto, su tío siempre le animó a que siguiera dibujando. En realidad, tras la cariñosa denominación de “tío Manolo” se esconde la figura de Manuel Aragonés (1904-1982), abogado y magistrado, que llegó a ejercer como alcalde de la ciudad española de Castellón en 1936.

[9] Como afirma Antoni Guiral en su libro 100 años de TBO, esta cita fue muy probablemente escrita por Buigas, dada la trascendencia del documento de donde procede. Se trata de una carta enviada desde Ediciones TBO al Ministerio de Información y Turismo en 1951 en la que se solicita un permiso de edición definitivo para la publicación. La misiva, firmada por Emilio Viña (formalmente gerente de Ediciones TBO, aunque la revista era dirigida “de facto” por Buigas), expresa la opinión de la empresa. Para reforzar el peso de la solicitud del permiso de edición se cita en la carta que hasta Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel de Medicina, había confesado leer el TBO en una entrevista.

[10] Según un anuncio aparecido en LaVanguardia, el 8 de noviembre de 1959, en su página 17 (TBO, 1959).

[11] El libro Prensa infantil y juvenil: pasado y presente da la cifra de 350000 ejemplares. Antoni Guiral, en su volumen 100 años de TBO, rebaja la cifra a 275.000 (Guiral, 2017: 142).

[12] Fue un artista al que Sergio apreciaba y que terminó suicidándose, dicho sea de paso, solo tres años después de otro creador gráfico al que también admiró y al que Sergio Aragonés conoció en persona, Wally Wood. Ambos tenían edades parecidas cuando fallecieron. Coll, 60 años, y Wood, 54.

[13] Podríamos reflexionar sobre varias de las fuentes que pudieron influir en la devoción de Sergio Aragonés por el humor gráfico sin palabras. Ya desde niño vio películas de cine mudo con actores como Buster Keaton, Laurel & Hardy y Charles Chaplin como protagonistas. A ello habría que sumar películas de dibujos animados mudas de Disney y de los hermanos Fleischer (como Koko the Clown). Más tarde, visualizaría películas como Children of Paradise (1944), de Marcel Carné, en las que hay escenas protagonizadas por un mimo. El mismo Aragonés estudiaría mimo en México con otro francés, Marcel Marceau, con lo que tendría la oportunidad de experimentar personalmente con movimientos y expresividad corporales y aplicar este aprendizaje a sus dibujos. En cualquier caso, la relación de Aragonés con el lenguaje siempre fue especial. Cuando llegó de Francia a México, le resultaba algo difícil relacionarse con niños de su edad ya que estaba habituado al francés. Luego tuvo que tratar de suavizar su pronunciación del castellano de España para adecuarse a la nueva realidad mexicana y evitar también chascarrillos innecesarios. Algunos de estos factores contribuyeron a veces al aislamiento y a que desarrollara su afición por el dibujo en soledad. Más tarde, cuando llegó a Estados Unidos, tampoco se desenvolvía bien en inglés. Como dice Aragonés, “I have always had an accent” ("Siempre he tenido acento“).

[14] La revista de humor más memorable de la primera mitad del siglo XX fue The New Yorker, fundada por Harold Ross con el objetivo de crear una publicación de humor refinado, intelectual (y para algunos, “snob”).

[15] La revista de humor universitaria clásica en EEUU es el Harvard Lampoon (que dio pie a la revista de tirada nacional, National Lampoon, a partir de los setenta). The Yale Record es incluso más antigua que su homóloga de Harvard. Al margen, existieron otras publicaciones que también ejercieron una influencia en MAD, como la revista de humor Ballyhoo, que creó, entre otras cosas, parodias de anuncios publicitarios muy parecidos a los publicados después en la revista de EC.

[16] Nada más llegar a Nueva York, Sergio Aragonés se dirigió al Greenwich Village para ser testigo directo de “lo que estaba pasando”. Fue un tanto decepcionante ya que llegó durante el día y allí no había nada de la acción que él esperaba encontrar. Pero con el paso de los días, incluso antes de empezar a trabajar en MAD, Sergio empezó a vivir con más intensidad el escenario contracultural del Village neoyorquino, siendo testigo de las diversas faunas que se daban allí cita: los beatnicks, los hippies… (ver contraportada del número 126 de MAD, IV-1969). Por otra parte, Aragonés captó en las páginas de MAD otros elementos efervescentes “anti-establishment” de los años sesenta. Es el caso de las manifestaciones estudiantiles que se produjeron en universidades como Columbia o City University of New York.

[17] A Sergio Aragonés le encanta componer este tipo de dibujos masivos con una multitud de personas diferentes, cada cual a lo suyo y realizando una actividad diferente (en este artículo hacemos referencia a varios de estos trabajos, como, por ejemplo, el mapa de EEUU con chistes y caricaturas).

[18] Jacobs publicó un nuevo poema, “Woodstock 1969”, en 1985 (MAD #257), también ilustrado por Aragonés, en el que se mofaba de cómo los idealistas hippies de entonces se habían convertido con el pasar de los años en yuppies y se habían “vendido” al sistema.

[19] Muchas situaciones graciosas le ocurrieron a Sergio debido a su mal inglés. Cuando llegó a Nueva York, debido a que había visto que las historias y el humor gráfico se publicaban en Estados Unidos a través de “syndicates”, Aragonés pensó que lo primero que tenía hacer era presentarse en un sindicato. Hasta que le informaron de que “syndicate” no era lo mismo que “trade unión” en inglés.

[20] Aragonés reconoce que de las dos etapas en las que consisten el proceso creativo: pensar en ideas y materializarlas a través del dibujo dedica más tiempo a la primera. Está acostumbrado a dibujar a gran velocidad.

[21] Traducción propia del original inglés: « He could have drawn the whole magazine if we'd let him!».

[22] El núcleo duro de los artistas que trabajaron originalmente en MAD fueron colegas que habían coincidido en la neoyorquina High School of Music & Art, de la calle 135 de Manhattan. Fue el caso de John Severin, Al Feldstein, Will Elder, Al Jaffee y Harvey Kurtzman. Muchos de ellos de familias judías de clases medias o trabajadoras. La amistad entre ellos fue el vínculo que los llevó a trabajar juntos en la revista de humor. Como hemos apuntado antes, a diferencia de The New Yorker, que practicaba un humor “sofisticado” y en cuyas páginas colaboraban personas de “prestigio” (algunas ligadas a conocidas universidades), los creadores de MAD pertenecían a una clases sociales no tan favorecidas. De ahí también el tono transgresor y popular de la revista que sembraría la semilla del cómic alternativo de décadas posteriores.

[23] MAD agrupaba con tono de mofa las diferentes secciones de la revista en diferentes “Departamentos”, parodiando lo que hacían otras publicaciones “serias” como LIFE Magazine. Estos nombres de “Departamentos” podían cambiar a lo largo del tiempo. Al principio las denominaciones se acercaban al contenido de la sección. Autores asentados terminaron encabezando sus propios “Departamentos”, por ejemplo “Al Jaffee Department”, “Berg´s Eye View Department” (éste último a cargo de la destacada sección “The Lighter Side of”) o el mismo Sergio Aragonés.

[24] Después de que Sergio Aragonés se hiciera cargo “oficialmente” de la sección también hubo otros autores que se ocuparon de ella en números concretos. Véase, por ejemplo, la colaboración del escritor satírico Larry Siegel y el artista George Woodbridge en A Mad Look at Two College Generations, publicada en el número 128, de julio del año 1969, o la participación de Al Jaffe (dibujante) y Paul Peter Porges (escritor) en A Mad Look at Half-Truths in TV Ads, del número 207, en junio de 1979.

[25] Aquí habría que hacer un apartado diciendo que la primera publicación impresa de dibujos hechos por Sergio Aragonés expresamente para MAD aparecería en el número recopilatorio More Trash from Mad #5, de 1962, en el que Sergio creó algunos dibujos que acompañaban a unas pegatinas que se ofrecían en este ejemplar.

[26] Traducción propia del original en inglés: «Sometimes they give you a subject that they need, sometimes I come up with the idea myself, like, ‘Well, what about A MAD Look at Boating.’ ‘Oh yeah, that’s a good one, we’ll do it in the summer.’ Or sometimes they call me and they say, ‘Sergio, we need A Mad Look at Wonder Woman.’ So what I do is I go to see the movie a few times, because I want first to see what it’s all about, then I have to see the order of the jokes, and then some details that I need to remember. But that’s how pleasurable it is, the process, the thinking of the joke and then the drawing of it. So it’s the process, yes».

[27] La página web de Doug Gilford contiene mucha información sobre MAD (autores, publicaciones, etc.). Es aconsejada como referencia incluso por exeditores de la revista, como John Ficarra [Gran parte de las declaraciones y opiniones vertidas por John Ficarra en este artículo proceden de una conversación del autor del mismo con el exdirectivo de MAD el día 5-VIII-2022] (Ficarra, 2022).

[28] Según palabras de Frank Jacobs: «Doce veces al año, la redacción de MAD se reúne para una conferencia de portada, cuyo objetivo es decidir quién o qué adornará el siguiente número. La conferencia puede durar desde cinco minutos hasta cinco días»; Traducción propia del original en inglés «Twelve times a year, MAD’s editorial staff gathers for a cover conference, the purpose of which is to decide who or what will adorn the next issue. The conference can last anywhere from five minutes to five days» (Jacobs, 2000: Cover 4).

[29] Frank Jacobs por ejemplo, en el libro, Mad. From cover to cover, afirma que en portadas “genéricas”, esto es, no ligadas a parodias de televisión, cine, etc., Sergio Aragonés fue el mayor suministrador de ideas: “Las ideas para estas portadas -llamémoslas 'genéricas', a falta de una palabra mejor- han sido generadas en su mayor parte por el personal interno. Alrededor de un 10% han sido obra de los colaboradores, es decir, de la ‘pandilla habitual de idiotas’. Sergio Aragonés encabeza la lista de colaboradores externos, superando a Duck Ewing y Al Jaffee. Probablemente no sea una coincidencia que los tres sean escritores-artistas”; Traducción propia del original en inglés: «The ideas for these covers – let´s call then ‘generic,’ for want of a better word - have been generated for the most part by the in-house staff. About 10 percent have been the brainchildren of contributors – i.e. ‘The Usual Gang of Idiots.’ Sergio Aragonés leads all outsiders, nosing out Duck Ewing and Al Jaffee. It is probably no coincidence that all three are writer-artists» (Jacobs, 2000: 6)

[30] Robert Crumb declaró: «MAD fue una revelación. Nada de lo que leí en otro sitio sugería que hubiera irracionalidad en la cultura. MAD fue como un shock, algo liberador»; Traducción libre del original en inglés «MAD was a revelation. Nothing I read anywhere else suggested there was any absurdity in the culture. MAD was like a shock, breaking you out», según cita Peter Carlson (Carlson, 2002:C2). Por su parte, Art Spiegelman comentó que «El MAD de Harvey [Kurtzman] fue más importante que la marihuana y el LSD en la formación de la generación que protestó contra la guerra de Vietnam»; Traducción propia del original en inglés «Harvey´s [Kurtzman] Mad was more important than pot and LSD in shaping the generation that protested the Vietnam War» (Spiegelman, 1993:76).

[31] Frank Jacobs describe el nuevo tono transgresor de MAD a partir de finales de los noventa: «La revista siempre había tratado el mundo que la rodeaba con una burla sarcástica e irreverente, pero había trazado una línea con temas como el humor abiertamente escatológico. Finalmente, MAD se vio obligada a cruzar la línea. Fue una decisión consciente, provocada por la nueva moralidad del país (o la falta de ella) y la disminución de la circulación de la revista»; Traducción propia del original en inglés «The magazine had always trated the world around it with sharp irreverence and mockery, but had drawn the line at blatant bathroom humor and the like. Eventually MAD was compelled to cross the line. It was a conscious decision, brought about by the country´s new morality (or lack of it) and the magazine´s shrinking circulation» (Jacobs, 2000: Cover 7).

[32] Habría que señalar, como nota definitoria de Sergio Aragonés, que este autor ama viajar. Pudo dar cierta rienda suelta a esta afición gracias a los viajes a diferentes países que organizaba periódicamente la revista MAD con los colaboradores de la revista. Aragonés identifica viajes con aventura. Y el concepto de aventura se quedó firmemente grabado en su espíritu desde que leyera en su infancia libros como El corsario negro, de Emilio Salgari. Esas lecturas de niño y su amor a la aventura explican también, en parte, por qué, cuando tuvo medios suficientes, adquirió un barco y aprendió a manejarlo para realizar viajes.

[33] Aunque Bat Lash es bastante desconocido en España, en Estados Unidos es considerado como uno de los mejores cómics del Oeste de la historia.

[34] Con las ganancias de las ventas de uno de los libros pudo comprarse Sergio Aragonés un Mercedes.

[35] Además del grupo de artistas judíos del que ya hemos hablado, tendríamos que referirnos como círculo importante dentro de la revista MAD al de los artistas de ascendencia italiana tales como Sam Viviano, John Ficarra, Dick DeBartolo, Jerry DeFuccio e incluso Frank Frazetta, cuya participación en la revista fue menor.

[36] Entre los autores latinos más contemporáneos asociados a MAD, podríamos destacar a Hermann Mejía, un artista venezolano que comenzó a trabajar para la revista en 1997 y se ha mantenido bastante activo en esta publicación. Ha sido autor de portadas (MAD #431, MAD #453) y ha trabajado como dibujante en varias secciones de la revista en colaboración con diferentes redactores de MAD. Roberto Parada es un ilustrador independiente nacido en Nueva Jersey pero hijo de padre gallego. Ha trabajado para diferentes publicaciones de EEUU, como Time, Rolling Stone o Fortune. Desde su incorporación como colaborador a MAD en 1998 ha dibujado 14 portadas (MAD #368, MAD #374, etc.) e ilustrado algunas otras secciones, especialmente diferentes entregas de “The MAD 20 Dumbest People, Events and Things of…“.

[37] John Ficarra, editor de MAD que compartió experiencias profesionales y personales con Sergio, pone énfasis en el carisma de este autor. Comenta que causa generalmente un impacto muy favorable de admiración y simpatía entre las personas allá donde va, ya sea por la calle o en eventos multitudinarios. Verlo entrar en el Comic Con de San Diego es como ver entrar a Moisés abriéndose camino en el océano multitudinario de sus fans, afirma Ficarra.

[38] Aunque esta afirmación exigiría también un estudio detallado independiente. En cualquier caso, parece que a simple vista la influencia patente de Sergio Aragonés incluso en Víctor Moscoso, otro hispano-estadounidense ligado al periodo del cómic alternativo, se revela como limitada.

[39] Al principio de este artículo mencionamos la ignorancia a la que había sido sometida la labor desarrollada en el exilio por los descendientes directos de los españoles que se vieron obligados a abandonar nuestro país. Habría que extender esta circunstancia a generaciones posteriores de conciudadanos que desarrollaron su vida en los países a los que se trasladaron sus antepasados por motivos políticos (o también económicos). En el caso de Estados Unidos, se podría hablar de casos especialmente notorios (la familia Negrín, la del periodista Miguel de Zárraga, la actriz María Alba, etc.) además de los descendientes de muchas otras familias menos conocidas.

[40] El estudio de la línea ideológica que conecta el pensamiento libertario y progresista de la Segunda República española con fenómenos sociales como el de la contracultura estadounidense de los sesenta (a través de emigrantes o exiliados de nuestro país) sería merecedor de mayores esfuerzos.

[41] No sabemos cuándo aparecerá un humorista gráfico español que alcance de nuevo un reconocimiento profesional y popular tan alto en los Estados Unidos y en el mundo como Sergio Aragonés. De momento, nuestro compromiso como investigadores y divulgadores debe ser promover el conocimiento de la transcendencia de este artista, y analizar de manera crítica y con detenimiento su obra.

Creación de la ficha (2022): Félix López
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Juan Antonio Sánchez Jiménez (2022): "La labor creativa de Sergio Aragonés en la revista Mad", en Tebeosfera, tercera época, 20 (6-IX-2022). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 21/XI/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/la_labor_creativa_de_sergio_aragones_en_la_revista_mad.html