LA HISTORIETA URUGUAYA |
El desarrollo de la historieta uruguaya ha sido lento y la probable causa de esta morosidad ha sido la emigración de sus artistas nativos hacia otros países en los que triunfaron artísticamente. Como ejemplos valgan las citas de Alberto Breccia, nacido en Montevideo, y de Eduardo Barreto, quien si bien comenzó a publicar sus primeros dibujos en Uruguay, logró su consagración definitiva en la en Estados Unidos. Pero en ambos países la historieta tiene un origen común y simultáneo.
En tiempos del gobierno de Rosas, los exiliados de Buenos Aires utilizaron medios montevideanos para descargar sus mordaces críticas contra el Restaurador, principalmente en dos periódicos: El Grito Argentino (1839) y Muera Rosas (1841). Si bien sus dibujos no pueden considerarse tiras en el sentido actual, los bloques de ilustraciones presentaban cierta idea secuencial y los personajes hablaban con largos parlamentos cuyas líneas de texto salían de sus bocas. Otros en cambio mencionan una litografía de 1838 del español Juan Manuel Besmes e Irigoyen, «El general Rivera en campaña», como primer antecedente de la historieta uruguaya; en ella el general dialoga brevemente con un paisano.
Recién en 1890 con la aparición de El Negro Timoteo hallamos algunas secuencias de viñetas, primero por la mano de Orestes, con sus historias contadas en cuadritos al decir del propio dibujante y más tarde por Antonio Pérez. Un año después Eustaquio Pellicer, un periodista y poeta humorístico burgalés radicado en estas costas del Río de La Plata, fundó Caras y Caretas, revista que se haría famosa en Argentina luego de sus primeros años de edición montevideana. En ella se destacaban los excelentes trabajos del ilustrador Charles Schultz, también integrante del directorio de la revista. De esa misma época también podemos mencionar al periódico La Alborada, con ilustraciones parecidas a las de Caras y Caretas.
Para 1910 aparece el mítico magazine Mundo Uruguayo en el que se publicarían las primeras tiras importadas, como «The Katzenjammer Kids» y los trabajos iniciales de Fola, seudónimo de Eduardo Geoffrey Foladori, quien a pedido de Perelló creó la tira «Ciengramos y Viola», que fuera rebautizada después como «Pelopincho y Cachirula» en su paso por las revistas argentinas Billiken y Anteojito. Previamente Fola había publicado las andanzas de «Don Tranquilo y familia», tira a la que «Gumersindo», «Doña Bomba» y «¡Divúlguelo!» que se publicaban en forma simultánea en varios periódicos argentinos. Entre 1926 y 1927, Rafael Barradas (uno de los artistas plásticos más famosos de Uruguay) realiza historietas para la revista De Oro.
Figura 1: Tira de «Don Tranquilo» por Fola.le siguieron sus no menos famosas. |
La década del treinta fue muy interesante para la historieta uruguaya. Hace su aparición Julio Emilio Suárez Sedraschi, considerado, aún hoy, el más notable dibujante, historietista, ilustrador, y caricaturista de Uruguay. Era un hombre polifacético: pintor, periodista, docente, humorista, literario, hombre de radio. Durante algunos años fue secretario de redacción de Mundo Uruguayo.
Figura 2: Tira de «Peloduro» por Suarez. |
Sus primeros trabajos fueron apuntes parlamentarios –a la manera de Ramón Columba– para El Nacional, diario de efímera vida fundado por Carlos Quijano, pero sus tiras iniciales aparecieron en El Plata y El País, bajo el título de «Wing y Roncadera» y «Las andanzas de Roncadera», respectivamente, que luego se transformarían en los inolvidables «Peloduro» y «El Pulga». Sin dudas su obra consagratoria fue su novela gráfica «Peloduro», verdadera pintura social del Uruguay de aquellos años y tanto fue su éxito que hacia 1943 fundó y dirigió la revista homónima, la más célebre del humor charrúa y una de las de mayor trascendencia en el humor rioplatense. Su primer número apareció el 28 de junio de ese año y el último en julio de 1964. Cabe agregar que en 1938 creó, en homenaje a su hija Alicia, la historieta infantil de dibujo clásico «Cocona en el país de las hormigas».
Figura 3: «Cocona en el país de las hormigas». | Figura 4: «Chil el ingenioso». |
En la década de 1940 se incorporaron a Mundo Uruguayo los trabajos del eximio dibujante Emilio Cortinas, quien tendría luego un consagratorio paso por Argentina dibujando las primeras historias de «Vito Nervio» para la famosa revista Patoruzito (1945). Con la fama a cuestas, Cortinas regresó a Uruguay, donde siguió publicando sus trabajos en diversos medios como Tribuna Popular, en el que aparecía «Chil, el ingenioso». Para la década del cincuenta dentro de la revista Deporte publica «Remolino», que relata las aventuras de un niño boxeador.
Figura 5: «Remolino» de E. Cortinas.. |
Su última gran obra fue «Homero el muchacho viajero», publicada en la década del sesenta en el diario El País, que lamentablemente quedó inconclusa. También en la década del cuarenta hace su irrupción en la historieta gráfica, el dibujante Ángel Umpiérrez. Había comenzado a publicar unos años antes, en 1934, la tira «Una aventura en África» para La Tribuna Popular.
Figura 6: «Don Cristóbal» por Umpiérrez. |
En la década del cincuenta el diario El País comenzó a editar una página humorística bajo el título de «Lunes», que era precisamente el día de publicación. Tanto fue el éxito que se transformó en una revista autónoma con el mismo nombre, bajo la dirección del escritor y crítico literario César Di Candia primero y posteriormente del dibujante Luis Blanco Blankito, autor de la tira «Draculita Pérez».
En 1959 se funda la Editorial Continente que fue un verdadero hito en la historia del cómics uruguayo. Se revela como un promisorio gran ilustrador José Rivera que resultaría junto a José Mariño una dupla increíble por la plasticidad de su lápiz para ilustrar tanto las historietas con héroes de aventuras como las planchas satíricas y humorísticas.
José Rivera Giacoia (Zezé), dibujante, ilustrador, nació en Montevideo, el 21 de abril de 1930. En 1957, luego de algunos años de estudio de dibujo humorístico, hizo su debut profesional en el semanario La Gaceta Sideral con su historieta «Ben Bollo». Trabajó para el diario El Día y sus diversos suplementos, y en 1958 publicó su primera historieta seria, de género gauchesco: «Aventuras de un inglés en el Uruguay», republicada como «Patricio York» en la revista Bandera Negra de la recién aparecida Editorial Continente. Pero es en 1959 –más precisamente el sábado 13 de junio– cuando realiza su obra consagratoria: la tira diaria sobre la novela de «Ismael» del escritor Eduardo Acevedo Díaz, que tuvo como adaptadores del guión a Antonio García Pintos y a José Mariño, pero que Rivera continuaría solo hasta 1960.
Figura 7: «Ismael» por José Rivera. |
La crítica de entonces señaló textualmente: «La versión del joven y brillante dibujante que es José Rivera, forzosamente libre, se ajusta no obstante fielmente a la trama del original y reproduce, con verdad, los tipos de nuestro país en la época de la independencia, las vestimentas, los escenarios, las campiñas». La última tira, que llevaba el número 218, apareció el 18 de marzo de 1960. Además de Bandera Negra la Editorial Continente publicó otras recordadas revistas de historietas: «Comandos», «Agente secreto» y «Puños y balas» y contó con trabajos de Douglas Cairoli y Celmar Poumé –también alumno de Cortinas– que incursionaría con éxito en el género con personajes de ciencia ficción, el oeste americano y el costumbrista.
Por esos mismos años de la década del cincuenta apareció una pléyade de dibujantes que conseguirían renombre en la historieta uruguaya. Uno de ellos fue Jorge Reissig (Jota Erre) que descolló publicando álbumes de corte humorísticos. Se inició en Mundo Uruguayo y en 1979, para el diario Mundo Color produjo su obra más conocida, «Luciano, el marciano», que luego pasaría a las páginas de El País.
A fines de la década del cincuenta comienza a destacarse Carlos María Federici que es un caso especial dentro de la narrativa uruguaya, porque si bien su producción literaria en el campo de la ciencia ficción, el cuento policial y de terror es ampliamente conocida, su paso al cómic no quedó inadvertido, sino que, por el contrario, le valió ser reconocido como uno de los principales autores del género.
Federici siempre manifestó la influencia que tuvo en su obra, la llamada Edad de oro de la historieta norteamericana: «Considero, dentro de los clásicos, a Will Eisner que en su momento fue un pionero, Foster el maestro, el “Rip Kirby” de Alex Raymond, el “Flash Gordon” de Dan Barry». Esta influencia se ve en su primera historieta, «Barry Coal», presentada como «la primera de aliento internacional». Esta tira apareció en 1968, ocho años después que publicara su primer cuento. Lo novedoso de esta creación, fue que se organizó un concurso entre los lectores para que trataran de descubrir al asesino de la trama antes de los cuadros finales.
Figura 8: Detalle de «Barry Coal» de Federici. |
Figura 9: «Batman» por Eduardo Barreto. |
Durante la década del ochenta, la historieta uruguaya encuentra un nuevo cauce: el humor satíricopolítico. Aparecen así revistas como Misia Dura, La Opción, El Dedo entre las más destacadas, sobresaliendo ilustradores de la talla de Tabaré Gómez Laborde (Tabaré), Luis Blanco (Blankito), Lizán(seudónimo de Edgardo Lizasoain) y muchos otros. La extensa obra de Tabaré («Max Calzone», «Bicherío», «Historias de no contar», «Historietas en el telo», «Historias futboleras», «Kristón Kolón», etc.) también tuvo éxito en Buenos Aires; ejemplo de ello es su tira «Diógenes y el linyera», que se publica en el diario Clarín de Buenos Aires en forma ininterrumpida desde 1977. También Lizán colaboró en muchísimos medios argentinos (Humor, Sex Humor, Fierro, Satiricón, Revista Viva, etc.) y otras publicaciones latinoamericanas como la revista La Nación de Costa Rica.
En 1983, tras la clausura por la dictadura militar uruguaya de su antecesora El Dedo, apareció la revista de humor y actualidad Guambia, que actualmente se publica como suplemento del diario Últimas Noticias.
Uno de los recursos de marketing más exitosos que utilizaron los diarios americanos fue el de obsequiar, con la edición de cada día, un suplemento de cómics. El más antiguo de Uruguay fue el Suplemento Multicolor del desaparecido diario El Plata, así como en Buenos Aires se recuerda el Suplemento del diario Crítica. Pero entre los muchos que nos sería dable mencionar, cabe el rescate de dos suplementos infantiles montevideanos: uno, El Escolar, editado a partir de 1955 por el diario El País con sus ediciones de los días jueves y otro, titulado El Día de los Niños, aparecido a partir del 25 de julio de 1966 con la edición de los días miércoles del diario homónimo.
Figura 10: «Homero el muchacho viajero» de Emilio Cortinas. |
El primer diseñador gráfico de El Escolar fue Emilio Cortinas quien, a la vez que ilustraba cuentos y notas, escribía el guión y dibujaba la historieta «Homero el muchacho viajero» ya mencionada líneas arriba. La mayoría de las historietas pertenecían a sindicatos norteamericanos como, por ejemplo, «Pillín» de la Disney; «Lance», con guión y dibujos de Warren Tuff; «Juez Parker», de Dan Herman; «Lalo y Lola, de Dick Browne; «Superman», de Wayne Borgin, el artista que rediseñó al famoso personaje creado por Jerry Siegel y Joe Shuster; «Bat Masterson» con guión de Herron y dibujos de Powell y Nostrand, llevado a la televisión a partir de 1958 por Gene Barry durante 107 episodios consecutivos hasta 1961.
Además aparecían «Mr. Kakamura detective» de los argentinos G. H. Quenne y Guillermo Dowble y la historieta uruguaya «Las hazañas de Pepín y don Paquito» con guión de César Di Candia y dibujos de Omar Abella.
Tras algunos años de no editarse, El Escolar reapareció en 1992 con un renovado elenco de colaboradores y nuevas historietas: Miguel Casalás, Williams Gezzio (Williams Geninazzio), Rolando Salvatore y Gerardo Fernández entre otros, tuvieron a su cargo las ilustraciones y las tapas. Entre las historietas que se publicaron hasta 1998 figuraban «Tente y sus amigos», «Tatucito», «Ceibito», «Pincho», «Scout», «Casquito de las galaxias», «Vinchita», «Felino» y «Willy», todas con guiones y lápiz de Williams Gezzio, con excepción de las dos últimas que fueron dibujadas por Rolando Salvatore. En la actualidad, con otros colaboradores y nuevo material, el suplemento de El País continúa apareciendo los días miércoles.
El otro suplemento infantil, El Día de los Niños, comenzó a aparecer en el diario homónimo el miércoles 25 de julio de 1966 y durante casi veinte años fue, a la manera de nuestro Billiken, un insoslayable apoyo para la cultura escolar. La dirección fue ejercida por el reconocido maestro Nelson Gamboyi, junto al cual se congregaron las plumas trascendentes de Aníbal Barbagelatta, Angel María Luna, Luis Neira –una de las mayores figuras de la literatura infantil uruguaya– Eduardo Ferrer, Antonio García Pintos (Tuquín), Florencio Vázquez, Roberto Lagartilla, J. R. Bravea, Horacio Ferrer Pérez –padre del poeta del tango–, Ofelia Irrigaría de Gamboyi, Elida Suraco y Yanina Torricelli de Arias, entre otros muchos importantes colaboradores. El staff de dibujantes fue muy nutrido. A los nombres estables de José Rivera y William Gezzio, cabe adicionar los de Eduardo Barreto, Walter Lemos, Cristina Cristar y Eduardo Vernazza para solo citar los más trascendentes. El listado de historietas era igualmente destacado. En un rápido repaso es dable recordar «Palomas y Pequitas» y «Pepe Ñandú» con guiones de Eduardo Ferrer y dibujos de José Rivera. «Pepe Ñandú» posteriormente fue dibujado por el lápiz de William Gezzio quien, también sobre guiones de Eduardo Ferrer, ilustró «El mono Fosforito», «Patojo» y «Bombón».
William Gezzio fue autor –guión y dibujos– de «Lily», «Hechos», «Conejolo y familia» entre otras tiras. Igualmente Eduardo Barreto creó e ilustró «El poderoso Halcón» y Walter Lemos «Rocco de la isla». Finalmente Cristina Cristar, la ilustradora de varias antologías de cuentos y poemas infantiles, es autora de «Urú», otra de las historietas que entusiasman al público infantil del suplemento del diario El Día.
Hubo también otro suplemento infantil llamado Pilán, que editaba la empresa SEUSA sigla de la Sociedad Editora Uruguaya S.A. y que aparecía con los diarios La Mañana y El Diario (es de destacar que esta empresa publicó diversas revistas con material italiano proveniente de las editoriales Alpe y Corno respectivamente; entre ellas podemos mencionar a Satanik, Gesebel, Kriminal, Agente SS018, Gringo y Las mejores Historietas del Mundo, Tiramolla y Cucciolo,entre otras). Cuando dejó de aparecer la empresa decidió sacar una revista con un personaje auténticamente uruguayo («uruguayo hasta las bolas», según la expresión popular) cuya creación le fue encargada a Sergio Bóffano. Así en 1968 nació Charoná, revista escolar infantil con noticias, actividades culturales y de ocio que intentaba despertar en los más pequeños la imaginación y el interés por la cultura, el arte y la naturaleza. Sigue siendo una de las revistas con mayor permanencia en el mercado infantil uruguayo.
En 1970 salió Colorín Colorado, que publicaba una historieta basada en el cuento «20 mentiras de verdad» del escritor y académico José M. Obaldía con dibujos de William Gezzio. Y en 1977 la Impresora Polo presentó otra revista que haría historia en la literatura infantil uruguaya: Patatín y Patatán. Era dirigida por Paolo de Savornani y el cineasta Juan José Ravaioli, quienes contaron con un buen grupo de ilustradores e historietistas bajo la jefatura de arte de Williams Gezzio. Vale acotar que Gezzio estudió dibujo, pintura y publicidad en la Escuela Panamericana de Arte de Buenos Aires, donde se diplomó como profesor en 1963 y realizó una fecunda trayectoria como ilustrador de cuentos infantiles, personajes de historietas, tapas de libros, páginas de humor, chistes y caricaturas para diversas revistas y semanarios para las editoriales Acali y Danfel del Uruguay y Safel de España. En 1977, fue director fundador y profesor de la Escuela Uruguaya de Arte, junto a Ángel Umpiérrez, José Rivera, Carlos Federici, Héctor Couto, Wálter Lemos y Eduardo Barreto. Para la mencionada revista Patatín y Patatán Gezzio guionó y dibujó los homónimos personajes principales y otras tiras como «Ariel y sus amigos» en colaboración con el dibujante Álvaro Osuna. Otra serie de la revista fue «Jet Gálvez» de Carlos M. Federici, que fue muy bien recibida por la crítica e incluso su autor recibió una elogiosa carta de Will Eisner, el influyente historietista norteamericano, creador de «The Spirit», felicitándolo por lo acertado del personaje. Al cierre de Patatín y Patatán aparecieron dos revistas infantiles de efímera duración: Sote y Sapito.
Para 1995 vio la luz la revista Kinder que solo se mantuvo durante nueve números. Su principal historieta era «El fantasma del bucanero», guionada e ilustrada por Salvatore sobre un cuento del escritor y académico José María Obaldía. Rolando Mario Salvatore Puente, tal el nombre completo del artista, se inició en 1980 publicando en El Diario de Montevideo una tira diaria en la página de historietas denominada «Julepe». Ilustró muchísimos libros, almanaques y tarjetas navideñas y filmó varios cortos publicitarios para la serie Flopis de Oca. Las revistas uruguayas dirigidas al público infantil tuvieron, en general, preferencia por los temas históricos y demás materias escolares. La historieta tuvo una mínima participación –entre dos y cuatro páginas por número– dentro del material publicado, pero aún gozó de señalado éxito.
Figura 11: «Viviana y Yamandú» por Ardito. |
Ardito además es recordado por «Montevideo Cambalache», una de la tiras más crudas y realistas del cómic uruguayo. Bajo los pseudónimos de Chobi y Kilo, Ardito realiza las tiras «Don Jubileo» y «Recién cansados». También se destacaron valores como Gustavo Cortazzo y dibujantes como Richard Ortiz. La revista Berp! (suplemento semanal de La República) y Guambia, que se publica actualmente como suplemento del diario Últimas Noticias, donde se destaca la historieta de Renzo Vayra, «Las aventuras de Juan el Zorro», inspirada en la obra de Serafín J. García.
Entre los intentos más importantes de reflotar la historieta uruguaya podemos destacar «Medio tanque» (1988), donde resalta el trabajo de Federici, «Dinkestein», creado originalmente en la década del setenta; Federici también dirigió en la década del ochenta la efímera revista Más allá de la mediano che . Otro intento destacable fue Blung¡¡, Joven Historieta Uruguaya, que recopilaba en dos tomos los trabajos de varios artistas menores de treinta años (en el año 1992) e Historiet@s.uy, compilado de adaptaciones de cuentos de autores uruguayos entre los que se destaca Eduardo Barreto, adaptando el cuento de Mario Benedetti «Puntero izquierdo».
Pero sin dudas los intentos más claros fueron los de Balazo. Historietas Uruguayas, revista aparecida en julio de 1999, inspirada de algún modo en Hora Cero, que mostró a lo largo de casi dos años la obra de los más destacados artistas del género en ese país, dejando además lugar para la información. Así los nombres del multifacético Gezzio, Puch, Federici, González y Cantonnet, entre otros, desgranaron toda su destreza en esta interesante publicación que presentaba además como curiosidad la republicación del «Ismael» de José Rivera y el de Qimera, publicación nacida del grupo editorial del diario La República, cuyos editores resposables fueron Gustavo Cortazzo y Enrique Ardito, quien además produjo guiones y algunos dibujos para la misma. El Cómic Uruguayo en Serio, rezaba el subtítulo, que abandonarían hacia el cuarto número, pero que marcaba la intencionalidad de la publicación.
Otra vez las plumas de Gezzio, Vayra, González y Calero, entre otros desgranaron a lo largo de los pocos números que duró Quimera todo su saber en la materia. El resto parece haberse refugiado en producciones personales formando grupos de guionistas y dibujantes que realizan sus propias revistas con alguna dificultad para acceder al mercado. Algunas de estas publicaciones dignas de mención, son Sonicman, Humorautas, El Verdugo, Vagón, Quetzal, Estado de Humor, Ángeles Caídos, Freedon Knigths, Go Down, Guacho, Vieja al Algua, Montevideo Ciudad Gris, Crónicas Nocturas, Mirages, Dogo Gorbacho, Alma Zen y «Transparent».
Sonicman exhibe un tamaño minicómic; Humornautas y Estado de Humor, fueron publicada por quienes hacían la revista Balazo: Pablo Dobrinin y el veterano Gezzio, mostrando una marcada tendencia hacia la historieta de aventura; Dogo Gorbacho y Balazo tenían un cierto toque retro, con nostalgias de Misterix u Hora Cero; Angeles Caídos, Freedon Knigts y Go Down son indudablemente deudoras del cómic norteamericano de la última época, con cierta tosquedad en los dibujos y simplicidad en las tramas. «Transparent» es una historieta autoconclusiva dibujada por Diego Jourdan sobre guiones del norteamericano Matt Stars, mientras que Crónicas Nocturnas era un minicómic de terror que sólo alcanzó a aparecer dos números.
Es interesante destacar la miniserie Muxica que cuenta la historia de un indio que lleva ese mismo nombre y vive sus desventuras en los albores de la historia uruguaya. Personajes históricos, duelos con facón y viguela son algunos de los condimentos de esta excelente producción de Rodríguez Juele y que aunque sale en forma dispar (los tomos aparecidos hasta el momento se han publicado respectivamente en 2002, 2004, 2005, en formato grande, y 2006), no deja de atrapar en cada episodio.
Los dibujantes Tunda (Prada) y Ombú (Fermín Hontou) son los responsables de la revista Alma Zen, cuyos sucesivos números no guardan una unidad temática ni de estilo en las tiras. Guacho, que sacó sus dos primeros números con formato apaisado pasando luego al tabloide, es lo más original que se conoce en Uruguay por su humor ácido, extraño y su plástica que puede ubicarse en el punto medio entre el cómic y el diseño. Pese a las críticas, Guacho divierte al público uruguayo valiéndose de íconos locales como Eduardo Galeano o Eduardo Espalter entre otros.
Finalmente, para cerrar esta ajustada reseña del cómic en el Uruguay, hay que señalar la aparición del Grupo editorial Belerofonte, que desde hace unos años viene publicando tomos autoconclusivos de lo mejor de la nueva trova Uruguaya: Crímenes y Monstruo son ejemplos de ello, recopilando además en forma de libro «Las Aventuras de Juan el Zorro» de Renzo Vayra, que aparece regularmente en Guambia y del que ya aparecieron dos tomos. Por último y con fecha de salida programada para los primeros meses de 2008, mencionaremos a «Cisplatino» de Diego Tapié y Pablo Zignone. Se trata de la primera novela gráfica de un superhéroe uruguayo, pintada con técnicas tradicionales y estilo hiperrealista..
BIBLIOGRAFÍA
Artículos
Revistas
Libros
Agradecimientos
El autor agradece la inestimable colaboración del señor Roberto Mac Ghan, en la confección de esta investigación.
En el segundo tomo de la colección La Historieta Latinoamericana (La Bañadera del Cómic, 2008) se publicó una enmienda a este articulo que puede consultarse en el siguiente enlace: