LA GUERRA DEL PROFESOR BERTENEV
Cualquier guerra
En las del presente, en las ya pasadas y en las temidas por futuras, en cualquier guerra, más que triunfos y derrotas, más que lo conseguido y lo perdido, lo que importa son los testimonios únicos de cada hombre que vive para contarlos, no los de los “hombres de la guerra”, no los de políticos o militares, sino los recuerdos de panaderos, enfermeras o profesores, personas no instruidas para el combate pero abocadas a un conflicto bélico siempre innecesario. Estas memorias son lo único que pueden evitar la siguiente guerra, lo más importante, relatos de las vidas sometidas y torcidas por intereses ajenos, historias no históricas, verdades vergonzosas. El del profesor Bertenev es uno de estos relatos de intra-guerra, la historia de una huída digna; porque huir de la guerra no es de cobardes, es de personas. Como apunta el autor en el prólogo: “Ésta no es la guerra de Crimea, es la guerra del profesor Bertenev”.
Joven y Autor
La primera condición, la de joven, hace que la segunda, la de autor, pueda tener un desarrollo más que interesante, como viene demostrando hasta ahora con su obra publicada. Alfonso Zapico proviene de la creciente cantera de autores asturianos, y nunca más cerca de la expresión, pues nació en la cuenca minera asturiana, en Samartín del Rei Aurelio, Blimea, en 1981. Realizó estudios de Ilustración y Diseño Gráfico en
En lo referente al cómic, es uno más de los autores españoles que consigue publicar su obra en Francia, en el año 2006 colabora en un tomo colectivo, Un jour de mai, y se estrena como autor con La guerre du professeur Bertenev, publicada por Editions Paquet y que recibió el Prix BD Romanesque en el FestiBD Ville de Moulins al año siguiente. En España, conocimos antes la que cronológicamente era su segunda obra, Café Budapest, publicada por Astiberri, y con la que Zapico consiguió el premio al mejor guión y ser, junto a Gallardo con María y yo, el finalista más votado de los premios Haxtur de 2008.
La guerra del profesor Bertenev ha sido publicada primorosamente por la editorial Dolmen en su Línea Siurell Gold en septiembre de 2009. Lo próximo que prepara Zapico es una obra que tendrá a James Joyce como protagonista.
La guerra de Bertenev
Alfonso Zapico dice sentirse cómodo en la temática histórica aplicada al cómic y así lo ha demostrado en el álbum La guerra del profesor Bertenev; setenta y ocho páginas cuya ambientación en la guerra de Crimea se vuelven al cabo un pretexto para narrar una lucha más cercana. La historia comienza en 1856, es el último año de la guerra, el escenario es un campo de batalla en el que la alianza de Reino Unido y Francia hace avanzar sus tropas mientras que el ejército ruso se repliega, tiene permiso para retirarse o rendirse, pero en cambio, el capitán Alexis Golitnichef se obstina en “Antes de renunciar al combate sembraré esta tierra de cadáveres”. Bertenev ve cómo su sargento y compañeros están cayendo sin remedio y, animado por su amigo Katsitsky, deciden huir. Son descubiertos por su capitán, Katsitsky cae abatido pero Bertenev logra huir hacia el bosque, acaba de comenzar otra guerra para él. En el bosque es apresado por un capitán del ejército inglés que lo traslada a su campamento, allí se encontrará con el resto de su batallón. Bertenev es prisionero de los ingleses, pero odiado por los suyos. Bertenev habla inglés y esto llama la atención del capitán John Townsend, que queda maravillado con la historia de la vida de Bertenev, tanto que decide que viva con los ingleses, aunque esto no siente nada bien entre los oficiales aliados.
En un rápido flashback de dos páginas, conocemos la vida de Bertenev al comienzo de la guerra en 1853 y cómo acabó condenado al reclutamiento forzoso para la guerra de Crimea por dirigir una publicación clandestina, el Moskva Rêveur, “se edita en francés, y está dirigido a intelectuales, artistas y burgueses concienciados del cambio que necesita nuestra patria”.
A partir de aquí, la amistad y la cultura son los estandartes de la única patria de Bertenev, su propia vida. El autor resuelve este trabajado guión, tras el que se vislumbran horas de documentación e investigación, con un solución gráfica que roza lo caricaturesco y en la que está muy presente su faceta como ilustrador para el público infantil. Sin embargo, esto dista mucho de ser un elemento negativo, sino que se convierte en algo peculiar, distintivo del autor y, a la vez, condicionante para que nos acerquemos a los personajes con mayor sensibilidad.
Las referencias literarias y artísticas que Zapico desgrana a lo largo del álbum son muy numerosas, por ejemplo a Konstantin Batiushkov o Aleksandr Pushkin, que reflejan el gusto del autor por las obras de Tolstoi, Dostoievski o Gorki. De otra forma, cuidando la ambientación hasta el detalle, el autor rinde tributo al ensayo histórico, destacando el estudio del vestuario, el armamento, los planos generales de ciudades o las apariciones de personajes “reales”, como es el caso del fotógrafo Roger Fenton, enviado por
Esperando a Zapico
Alfonso Zapico construye un álbum ágil pero BlanDo, siguiendo las premisas narrativas y gráficas de