LA CORTA EXPERIENCIA DE MERY K.
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La revista Suda Mery K.!, ideada en el 2004 y con un solo año de existencia a través de sus dos números del 2005, intenta promover la idea de una historieta sudamericana, tanto en su creación e identidad como en su modo de producción. Contar esa experiencia es algo arduo para este escriba, al ser parte de este proyecto, pero puede servir para ejemplificar ciertos datos del contexto anterior y actual de la historieta en Argentina y en algunos otros países de la misma región[1].
El titulo de un libro de Bryce Etchenique –«La felicidad, ja, ja»– levemente retocado podría servir a ilustrar lo que se pensaba hace poco tiempo atrás de la posibilidad de una unión de los historietistas –dibujantes, guionistas, editoriales, grupos...– sudamericanos.
Hoy la cosa está lejos de estar realizada, ni siquiera esbozada, pero los «ja, ja» del título por lo menos podrían ser remplazados por un punto interrogativo. Punto interrogativo en cuanto a su posibilidad, interrogativo en cuanto a su realización, interrogativo en cuanto a su capacidad de organización, pero no en cuanto a la idea.
Hoy hay muestras de que la historieta sudamericana intenta en varios lugares unirse para tratar de promover sus ideas, sus acciones y su cohesión (?). Son pequeñas cosas, nada grandilocuentes, pero todo un avance si se mira tan solo algunos años atrás. Hay foros de editores independientes, hay intercambio de materiales, hay intercambio de autores, y más que todo ha surgido la voluntad de aprovechar la falta de estructuras grandes para apoyarse entre pequeños grupos.
Figura 1: La portada del número 1 de Suda Mery K.! |
SUDA MERY K.! JA, JA
En junio del 2004, mientras se realizaba la segunda edición del festival internacional de La Paz, Mery K.! sin saberlo ya estaba en gestación. Nació primero del asombro de Carlos Reyes, de Frank Arbelo y mío, de descubrir de repente todo un mundo de historieta perfectamente desconocido por cada uno de nosotros. ¡Pensar que solo nos separaban los Andes, y que a pesar de eso ninguno de nosotros tres tenía sospecha de lo que pasaba en el país vecino! Fueron multitud las preguntas que nos íbamos formulando durante el festival sin poder responder a muchas, si no por una acción concreta.
Por ejemplo y sin orden: ¿por qué conocíamos más el material que llegaba cruzando océanos que de los países vecinos? ¿qué culpa tenía en eso la falta de medios? ¿La falta de conexión? ¿La falta de distribución? ¿Finalmente qué culpa teníamos nosotros mismos en ese estado de cosas?
Respuestas hay miles, diversas y convergentes, divergentes y reversas… pero finalmente la única solución que le encontramos fue la acción concreta: si nos gustaban tanto los trabajos de dibujantes y editores de nuestros países vecinos, ¿por qué no intentar armar una revista que reúna esos trabajos? ¿por qué no intentar una revista que, en su funcionamiento como en su producción, intente remediar el problema de la distribución en varios países a la vez?
EL MÉTODO K… EJEM, MERY K. ¡PERDÓN!
Figura 2: La portada del número 2 de Suda Mery K.! |
Después del festival siguieron varias reuniones virtuales facilitadas por el chat, en las cuales tuvimos que definir qué tipo de revistas queríamos, qué funcionamiento, qué formato, etc.
Las respuestas que formulamos en un primer momento –casi teórico, porque sin marco empírico para sostenerlo– fueron estas:
Intentar levantar un mapa –muy subjetivo– de las nuevas líneas de historieta de cuantos países sudamericanos podíamos contactar, y a un nivel más restringido (tres países) remediar los problemas de producción y de distribución de una historieta independiente y autogestionada para dar a conocer cierto material sudamericano.
Todo tipo de relato de historieta directamente ligado con las raíces y la identidad de los creadores con sus países de origen, ligados a un compromiso político o social sin restricción de formas. Eso nos parecía fundamental para tratar de evitar todo tipo de riesgo de caer tanto en la aventura sin otra razón, como en la forma estética bella, pero vacía de contenido.
Figura 3: Thomas Ott es el autor de la sección «El extranjero» del número 1. |
«El extranjero» o el aislamiento geográfico 1. Nos pareció importante crear una sección donde presentar un autor extranjero –o sea fuera de Sudamérica– para romper un poco el aislamiento de lo que se hace de nuevo en el mundo independiente. Por razones obvias –tiradas chiquitas, falta de distribución y por último también falta de recursos económicos en Sudamérica para acceder a este tipo de material– este material no llega y la sección quiere ofrecer una posibilidad de conocerlo.
«Los de A.K.» o el aislamiento geográfico 2. Es la sección y motor mismo de la revista que intenta hacer descubrir las creaciones de autores de los distintos países con los cuales pudimos tener contacto.
«History K.» o el aislamiento histórico. Como se entiende, es la posibilidad de remontar las raíces de la historieta de cada país a través de un artículo que se acerca a un momento dado o en forma de síntesis.
«El alkimista» o el aislamiento narrativo. Es una sección no tan desarrollada, pero que interroga la narrativa en historieta y ciertas de sus formas tipificadas o hasta esclerosadas.
Figura 4: Miguel Brieva fue el otro invitado de la sección «El extranjero» en el segundo número |
El proyecto debía contar con dos tipos de financiación: uno grupal, donde se compartía ciertos gastos como el proceso de películas de impresión para después mandárselas de un país a otro y uno individual que correspondía a cada grupo para financiar el resto del costo de la impresión.
Está prevista una caja de sostenimiento, donde cada país que genere alguna diferencia debe aportar un porcentaje para poder sostener el esfuerzo del país en el cual las ventas no sean suficientes.
Como se desprende de la financiación, la distribución se hace por cada uno de los editores en función de su tirada local, evitando así los engorrosos trámites de envío de libros y costo.
Una vez editada en cada uno de los países, cada cual debía hacerse cargo de la distribución de los ejemplares de la revista en función de las herramientas disponibles en cada lugar. En Argentina la existencia de una distribuidora de historieta facilita las cosas. Así, la revista Suda Mery K.! se encuentra distribuida en todo el país a través de la distribuidora de historieta La Revistería, y por una distribuidora de libros a temática política, Nuestra América. En Chile y Bolivia las cosas no son tan sencillas, pero existen posibilidades de distribución directa a través de ferias y encuentros, y algunas distribuidoras de prensa que pueden aceptar este tipo de material.
Los costos mayores de la revista son, al igual que para todas las revistas de historieta, en gran parte debidos a la creación de las películas de impresión (1/3 del gasto total), de chapas de impresión (1/4 del precio) y finalmente el costo de impresión y papel, que son menores en comparación con los anteriores.
La idea original fue de compartir el gasto de peliculado entre los tres países, y enviar después las películas de un país a otro y dividir así 1/3 del precio total en tres. Pero las novedades tecno- lógicas nos impidieron tal maniobra, por el simple hecho que el offset común tiende a desaparecer para dejar lugar al offset digital.
Así, mientras en Argentina la imprenta elegida sigue trabajando en offset clásico, la imprenta de Bolivia, ya está trabajando en offset digital.
La cuestión del gasto compartido queda pues irresuelta debido a este cambio reciente.
En Argentina la experiencia empezó con una tirada de 500 ejemplares, y saltó en el segundo número a una de 750 ejemplares. El salto se debió a varios factores conjuntos: el aumento del precio del papel, y la necesidad de aumentar la cantidad impresa para mantener el mismo costo y precio de venta al público. Se debió también a la necesidad de ganar tiempo para que Bolivia y Chile pudieran hacerse cargo de la impresión de la revista. Se decidió entonces hacer una tirada más importante para que 100 números vayan a Bolivia y otros tantos a Chile. Este envío no remplaza las ediciones locales que están previstas para este año, tratando así de recuperar poco a poco el tiempo perdido al principio.
¿Y DE TODO ESO?
Figura 7: Jorge Ruibal es un autor peruano publicado en el número 2 en la sección «Los de A.K.». |
Muchas de las cosas previstas funcionaron, aunque con ese grano de la realidad que entorpece siempre los mecanismos aceitados del imaginario. Otras se están repensando, o abandonando para organizarlo mejor.
Un obstáculo gigante es, por supuesto, la falta económica que conocen todos los grupos independientes. Así, la primera revista no pudo salir en Bolivia por culpa de un auspiciante –único y fundamental– que se retiró poco antes de su impresión. Una pata de la distribución pensada se rompió, compensada en cierta manera por los envíos de libros desde Argentina.
Pero seguimos pensando que sin este obstáculo –o sea encontrando la forma de sobrepasarlo– la posibilidad de distribuir el material intelectual sigue siendo más fácil –y más acorde a nuestro proyecto– que de distribuir un material físico. En eso concordamos con Enrique de Magalhaes que en una entrevista proponía traficar creaciones en lugar de libros[2]. Como decía el cantante francés Léo Ferré: «Nada en el bolso, nada en las manos, todo en el bocho!».
Pero en realidad, para que pueda crecer la pequeña Mery K.!, hace más que todo falta que la unión de los grupos sudamericanos siga profundizándose, con más festivales donde intercambiar, aprender y generar cosas, con más confrontaciones de ideas a través de foros reales y virtuales, con más solidaridad como lo vienen demostrando intensamente grupos como La Productora, la UNHIL, Viñetas con Altura y muchos otros.
Así que: la unión sudamericana, capaz...!