KEN NIIMURA. CRISOL DE INFLUENCIAS |
Muestra de Clockworld (1999). |
A base de leer y documentarse sin prejuicios, todo un ejemplo a seguir, Ken Niimura, como le gusta firmar, ha ido forjándose un estilo donde no existen las barreras que separan al cómic francobelga del americano o el japonés. Se ha empeñado en aprovechar las cualidades de cada tendencia para labrarse su propio modo de entender la historieta, reflejado especialmente en sus últimos trabajos, entre ellos Soy una matagigantes [I Kill Giants], con guión de Joe Kelly, escritor de carrera reconocida al otro lado del Atlántico, colaborador en series populares como “X-Men” o “JLA”. La obra se publicó primero en EE UU en formato comic book. Llegó por estos pagos gracias a Norma Editorial, en un solo volumen, tras cuatro años de trabajo intermitente –con un feedback elaborado vía internet– desde que el proyecto germinó durante la visita de sus dos autores al Salón del Cómic de Getxo, donde Niimura imparte regularmente un taller de manga, otra de sus facetas habituales. El cómic cuenta la historia de una chica de imaginación desbordante que se autoproclama "matagigantes". Aunque vive una vida ordinaria como estudiante entre su casa y el colegio, está convencida de que los gigantes existen y que ella acabará con ellos. Partiendo de algunos tópicos, se da la vuelta a ciertos estereotipos tal y como se desarrolla el relato, ofreciendo una propuesta diferente a lo habitual, inesperada y de agradecer. Cómic de evasión que no aparca la posibilidad de la reflexión.
Cubierta y muestra del interior de I Kill Giants (Image, 2008). |
Su carácter cosmopolita le ha llevado a vivir varios años en París, donde ha aprovechado su tiempo para estudiar al máximo el tebeo galo (y aledaños) en busca de estímulos. En 2011 tiene previsto instalarse en Canadá para seguir empapándose de vivencias y continuar encauzando su energía creativa sin corsé alguno. Así lo confirman algunas de sus confesas referencias: José Muñoz, Taiyou Matsumoto, Hayao Miyazaki, Miguelanxo Prado, Ernst Lubitch, Julio Cortázar... Un cóctel tan ecléctico como fascinante. En alguna ocasión ha comentado que le gustaría parecerse como artista a «una mezcla entre Goya, Werner Herzog y John Zorn»[1].
Página de Amazing Spiderman nº 612. |
«Diría que todo el mundo adquiere a medida que crece los conocimientos básicos para poder dibujar: imágenes y palabras las conocemos y manejamos todos, y el lenguaje específico del cómic no nos es ajeno tampoco. El resto es tener ganas de contar historias o de dibujarlas. Creo que todo el mundo podría ser un buen narrador de cómic, solo que muchas personas ni tan siquiera lo intentan... La mayoría de los dibujantes de cómic son aquellos que siguieron haciendo monigotes en los bordes de los libros de texto y un día decidieron ponerlos en una hoja aparte»[2].
Sobre sus incursiones en el terreno de la enseñanza, «ha ido surgiendo de manera espontánea», piensa. «Por suerte no me consume mucho tiempo, me permite cambiar de aires respecto del trabajo en casa y además es una buena manera de contrastar ideas y de aprender viendo cómo trabajan los alumnos. Lo de que sean talleres de manga tiene su truco, porque en realidad no enseño a dibujar ojos grandes ni cosas de ésas: lo que a mí me interesa es que la gente salga con una idea concreta de cómo ha de contar las historias, a manejar la narrativa o el ritmo de las historias. Lo que es el verdadero trabajo del mangaka, vamos. Y lo curioso es que me resulta mucho más sencillo enseñar todo esto comparando el manga con otros tipos de cómic; imposible para mí hablar de cómic japonés sin ponerlo en relación con el americano o francés»[3]. Ilustración para Duo (Fluide Glacial).
Niimura se antoja el ejemplo ideal de autor que ha sabido aprovechar al máximo sus múltiples influencias, sin quedarse marcado únicamente con un género o tendencia. Camina con pie firme hacia un estilo personal e intransferible, original al fin y al cabo, un crisol de referencias que se cruzan fértilmente alimentando una sugestiva evolución en los intereses formales del autor, cuyo trazo se eleva mientras el fondo se enriquece, todo en beneficio de su trabajo, de nuestra historieta.