I... VAMPIRE
Hace 400 años, mi beso vampírico transformó a la mujer que amaba en una criatura desprovista de alma llamada Mary, Reina de la Sangre. Hoy, ella planea que los no muertos dominen el mundo... mientras yo planeo detenerla antes de que sea demasiado tarde. Yo, Andrew Bennet...
Yo... Vampiro.
Entre marzo de 1981 y agosto de 1983, los lectores del cómic House of Mystery, uno de los títulos de terror míticos de la editorial estadounidense DC Comics, buscaban afanosamente entre sus páginas las aventuras de I... Vampire, que comenzaban con la entradilla arriba mostrada.[1] Aunque no era más que una historia de relleno entre las muchas historias cortas que incluía mensualmente dicho cómic, en apenas unos meses pasó a ser el emblema de la publicación y la última esperanza de hacer sobrevivir una revista que poco a poco iba perdiendo a sus lectores.Cubierta de House of Mystery 313, de Mike Wm. Kaluta
Diez años atrás, a comienzos de los setenta, los cómics de terror habían renacido con una fuerza inusitada. La relajación de la censura que representaba la Comics Code Authority, pero también la calidad de los equipos creativos que en diferentes editoriales se encargaron de crear o resucitar universos de terror, convirtieron a los vampiros, hombres lobo y monstruos de pantano varios en éxitos inmediatos, tanto de público como de crítica, como demuestra el hecho de que sigan siendo reeditados casi cuarenta años después de sus primeras publicaciones. Sin embargo, la ciencia ficción y los superhéroes volvieron a coger fuerza a finales de los setenta, siendo los cómics de Star Wars con sus cientos de miles ejemplares de venta el mejor ejemplo del cambio de gustos que experimentaba el público.
A comienzos de los ochenta los monstruos habían perdido su fuerza. Marvel había cancelado todas sus series sobrenaturales, salvando al Doctor Strange, que se había convertido en un título bimestral que a duras penas sobrevivía. DC Comics veía impotente cómo sus antologías de terror (House of Mystery, The Unexpected, Ghosts, Secrets of the Haunted House) iban acercándose peligrosamente hacia la cancelación, mientras que otras ya habían desaparecido, como The Witching Hour en su número 85 (octubre de 1978) y House of Secrets en su número 154 (octubre-noviembre de 1979).
Len Wein, editor de House of Mystery,[2] decidió dar la oportunidad a un joven J.M. DeMatteis[3] de crear una saga de terror que se publicara regularmente, con la esperanza de conservar a los lectores que quedaban y atraer a algunos nuevos. A fin de cuentas, el propio Wein había creado a uno de sus personajes más recordados, Swamp Thing, en la colección de miscelánea House of Secrets en 1971. Así nacería I... Vampire, un interesante giro de tuerca a las historias de chupasangres y cazadores de vampiros.
Si Tomb of Dracula había sido uno de los más aclamados cómics de terror de la década anterior, en parte por su plantel de secundarios cazavampiros, en parte por los poderes y el carisma del Conde Drácula, DeMatteis iba a intentar fusionar ambos conceptos: I... Vampire sería la historia de Andrew Bennett, un aristócrata convertido en vampiro que, en un arrebato de hambre, mataría a su amada. Mientras que Andrew se arrepentiría de su condición vampírica, Mary, su amada, despertaría a la no muerte como una criatura insaciable y letal. Atormentado por la culpa de haber sido su creador, Andrew la perseguiría a lo largo de los siglos y los continentes. A la cabeza de una organización secreta, La Luna de Sangre, Mary buscaba dominar los poderes políticos y sobrenaturales del mundo. Auxiliado por sus dos únicos aliados, un octogenario ruso llamado Mishkin y la joven Deborah, Andrew Bennet mantuvo episodio tras episodio una titánica lucha contra las fuerzas del mal, en un desesperado intento por arreglar el daño que desencadenó siglos atrás.Portadilla de House of Mystery 297, con una historieta escrita por J.M. DeMatteis
Entre los puntos flacos encontramos unos secundarios sosos y poco creíbles, con un anciano de ochenta años que se mueve con más agilidad que un gato y una joven Deborah que esconde su amor imposible hacia el vampiro. Mary y su organización terrorista tampoco tienen demasiado sentido, pues llevan cuatrocientos años intentando conquistar el mundo, pero no han dado ni un paso firme para lograrlo. Y es que la premisa original daba para bien poco, limitándose cada episodio a mostrar cómo Bennet desbarataba otro maléfico plan de su antigua amada, siendo ayudado por sus dos compañeros.
La marcha de Wein como editor y DeMatteis como guionista abriría las puertas a la editora Karen Berger[4] y al escritor Bruce Jones[5], que rápidamente introduciría cambios en la serie, despojando a Andrew Bennet de sus compañeros y convirtiéndolo en un solitario que en cada episodio encontraba nuevos aliados cuya supervivencia no estaba garantizada. Además, el aspecto social dejó paso a la fantasía, con viajes en el tiempo en los que héroe y villana mostrarían que aún sentían una poderosa atracción el uno hacia el otro.
Sin embargo, House of Mystery no logró remontar el vuelo, y en el número 310 comenzaron a cerrarse los cabos sueltos, de la mano de dos nuevos guionistas, Dan Mishkin y Gary Cohn.[6] La introducción de algunos elementos sobrenaturales, como hombres lobo y la madre vampira de Mishkin (se entiende que la madre del personaje, no la del guionista), elevaron el tono de terror de la serie. Ambos guionistas decidieron dar un final cerrado a la serie, matando al héroe principal y a casi todos los secundarios, algo bastante poco frecuente en la industria estadounidense. No obstante, a DeMatteis no le debió de gustar demasiado, porque unos años después resucitó a Andrew Bennet para su serie Dr. Fate (1988).
En lo relativo al dibujo, los lápices de Tom Sutton fueron los que dieron consistencia y unidad a la mayoría de los episodios de I... Vampire, e incluso cuando no pudo dibujar las historietas se preocupó de aplicar las tintas.[7] Sin embargo, a pesar de que mostró algunos ejemplos soberbios de narración, el dibujo de Sutton nunca fue especialmente espectacular ni atractivo, y desde luego estaba a años luz del maestro Gene Colan o el plástico Mike Ploog.
Releída de seguido, la serie da la impresión de dar bandazos en varias direcciones. Apreciada por los fans, lo que uno puede descubrir con sólo mirar las cartas del correo de los lectores, no logró superar su concepto inicial ni presentó un dibujo notable, fracasando en último caso en su intento de conseguir atraer nuevos lectores y salvar House of Mystery; un número después de acabar la saga de Andrew Bennet, la serie se despedía de todos sus lectores.
Pocos meses después, el cine ayudaría a relanzar las historias de terror: Wes Craven lanzaría su película Swamp Thing, y DC Comics resucitaría la colección del monstruoso personaje. Allí destacaría un británico llamado Alan Moore, que revolucionaría el cómic de terror.
A la izquierda, página dibujada por Tom Sutton, del núm. 295 de la colección. Sobre estas líneas, sección de correo de ese mismo número, donde los lectores opinan sobre el dibujo de la serie. |
NOTAS
[1] La serie apareció concretamente en los siguientes números de House of Mystery 290-291, 293, 295, 297, 299, 302-319, es decir, desde marzo de 1981 hasta agosto de 1983.
[2] Len Wein editará las aventuras de I... Vampire aparecidas en House of Mystery 290-291, 293, 295 y 297.
[3] J.M. DeMatteis permanercería al cargo de I... Vampire desde su primera aventura en el número 290 de House of Mystery hasta el 297, escribiendo un total de cinco aventuras.
[4] Karen Berger permanecería al frente de la publicación desde House of Mystery 299 hasta la cancelación de la serie, en su número 320.
[5] El primer guión de Bruce Jones para I... Vampire se publicaría en House of Mystery 299, y posteriormente entre los números 302 a 309.
[6] Las aventuras escritas por Dan Mishkin y Gary Cohn aparecen en los números de House of Mystery comprendidos entre el 310 y el 319, ambos inclusive.
[7] Tom Sutton dibujó más de la mitad de la serie, concretamente los números aparecidos en House of Mystery 290-291, 293, 295, 297, 299, 302-303, 306-309, 314 y 319. Además de entintar sus propios trabajos, también aplicó las tintas a Paris Cullins, en los números 311, y del 315 al 317, y a Dan Day, en el número 318.