MEN IN BLACK, WILD WILD WEST Y EL INFRAMUNDO MORLOCK VISITADO POR LOS HERMANOS CRANE.
A las incisivas argumentaciones del comentario sobre esta película de Barrero (texto rápido y ágil que resalta los elementos simbólicos-ocultistas que dominan el telón de la cinta), podemos añadirles estas otras ociosas observaciones a modo de addenda.
PRINCIPAL INFLUENCIA.-
Ya el título que encabeza esta addenda hace perfecto resumen (aunque no íntegro) de la materia que fecunda la película, enfocada al taquillazo y el laudable esparcimiento, sin sesudas pretensiones intelectuales y/o estilísticas. Podemos señalar que hemos apreciado, en este circense Hellboy II, un dispendio generoso de dinero, recursos y máscaras, látex por un tubo (sin ser película fetichista). Se percibe un considerable salto entre la primera cinta, algo más fría, comedida, lenta incluso, del todo/totalmente inmersa en los MITOS DE CTHULHU y la propia dinámica del protagonista, ANNUNG UN RAMA, Hellboy para los paisanos, con el pernicioso delirio de RASPUTÍN y sus nazis sadomasocas queriendo abrir el enésimo sello del APOCALIPSIS y derramar destrucción a mansalva por el mundo.
Hellboy II condensa, hemos intuido, todos los oscuros deseos de barroquismo élfico que debía guardar GUILLERMO DEL TORO en las tripas, almacenadas allí desde que viera EL SEÑOR DE LOS ANILLOS de PETER JACKSON, sin duda (y que, físicamente, tanto parecido guardaban; el neozelandés ha abandonado su robusto perfil; Del Toro lo mantiene en grado óptimo), repujada talabartería visual de magia labrada en piedra y cincelada en cuero y plata, y con esta película, se ha liberado de tal ansia. Así, el escudo ofrecido a lo largo de la película como emblema bélico y pabellón de la casa real sobrenatural recuerda bastante, sino mucho (caso de no estar directamente copiado) a los elementos similares aparecidos en las cintas de Jackson, de la cual también se ha traído la mampostería y las cavernosas estancias de la ciudad de los beligerantes enanos, extendidas hacia el infinito (más que hasta el horizonte), produciendo una escalofriante sensación de profundidad y pequeñez a los protagonistas. También, Del Toro nos ha enseñado de qué son las tripas de la Tierra: ¡de engranajes! No vivimos en una pelota de magma ígneo, ¡sino en un reloj suizo!
MEN IN BLACK.-
Son los que podemos apreciar en el cuartel general de la BRP esa de marras, hombres impecablemente trajeados forcejeando, impávidos, con las tentaculares criaturas que anidan en los recovecos de nuestro común. Son estos agentes impasibles los que encuentran perfectamente natural tener HADAS DE LOS DIENTES carnívoras trepándoles por las canillas directas a sus testículos y aún masticar chicle con expresión de “todo controlado”.
Qué estúpida escena es esa, que, a bote pronto, nos recuerda los denodados esfuerzos de CHARLTON HESTON en CUANDO RUGE LA MARABUNTA. ¡Qué cortito era Heston! ¿Por qué tuvo que incendiar la finca? ¡Sólo debió disparar a cada hormiga! Teniendo en cuenta que no había más que 300 mil millones, al igual que enjambres de hadas de los dientes, todo resuelto.
Para más señal de que son los Men in Black, recordemos la explicación que el jefazo avinagrado de Hellboy da a la prensa. Sólo faltaba TOMMY LEE JONES lanzando destellos amnésicos con su boli plateado.
NO ES SÓLO UNA CHICA FLORERO.-
Es cargante LIZ ANTORCHA HUMANA SHERMAN, la esplendorosa madre de los hijos de Hellboy (pero ¿sus biologías son compatibles? ¿Puede considerarse esto zoofilia?), la cual puede sentarse sobre las barandillas metálicas sin calentarlas ni fundirlas. Sobre la importancia de su papel en la trama, ya el cartel publicitario, al fondo, aparecido cuando, en otro golpe propio de Men in Black, los machotes buscan el mercado oculto, nos previene sobre la paternal subtrama y las decisiones que comporte (esto es: cuando la muerte salva a Hellboy a costa del mundo).
REECUENTROS.-
Aunque fascinados con la recargada cantidad y calidad de los elementos y personajes fabulosos/fantásticos que decoran, con profusión, todo el metraje, el apartado del mercado era aún mejorable. Se lo supone un “aparte” de nuestro mundo, al cual se accede abriendo una caja de caudales. Una vez dentro, resulta que pasamos a un barrio, aún incógnito, de DARK CITY (ALEX PROYAS). Al menos, en STARDUST, el mundo fantástico seguía a cielo abierto; aquí se constriñe (la claustrofobia es un elemento importante de esta película) entre los cañones de unas apretadas callejuelas superpobladas, subterráneas en apariencia que, de llover, nos recordarían a las de Los Angeles de BLADE RUNNER. Algo tiene, no obstante, de blade runner la labor de Hellboy. (Que es feo que espanta, y de ídolo de millones, pasa a aborto diabólico comunista en un instante. Lo de siempre: veleidad humana.)
En realidad, casi toda la película transcurre en las calles siempre nocturnas de Dark City, otro referente de este metraje, aunque nos aseguren que es Nueva York, todo luz, neón y Times Square.
Y ya dentro del mercado, ¡cuántos viejos conocidos hallamos, perdidos de vista en las brumas de la cantina de MOS EISLEY, el PALACIO DE JABBA EL HUTT o las graderías recalentadas de MOS ESPA! ¡Salud, camarada! ¡Cuánto sin verte! Tienes el tercer ojo irritado, ¿no? (Divertido detalle el del tumor parlante, que recordaba a HERMANO, ¿DÓNDE TE ESCONDES?)
“¡FRASIER, FRASIER, NOO, NOOO!”.-
Nos ha llamado poderosamente la atención la escena anterior a que penetren en tan bizarro zoco los tres imperiosos sujetos (Hellboy, ABE SAPIEN –el que sale por cojones, es la traducción al español de su nombre, pues en los tebeos raro es que aparezca- y el nuevo muñequito para deleite de los coleccionistas desenfrenados y ninfómanos, el DR. JOHAN KRAUS, un cameo gaseoso de ROBBIE EL ROBOT de PLANETA PROHIBIDO), que transcurre con ellos escondidos detrás de los contenedores de basura, desarrollando una SITCOM completa. En tales momentos, la película parecía un episodio de Frasier verdaderamente, alguno en el cual los melindrosos hermanos Crane estuviesen en una situación que, extremada, se torna grotesca. Hellboy (Frasier) queriendo salvar a los gatos del apetito del monstruo con forma de tubérculo rancio, y Abe (Niles), chirriando nerviosamente a su lado, impidiéndole al fornido Hellboy meter la pata de modo irremediable. Abe Sapien copia TODOS sus tics, absolutamente.
EL CAZAFANTASMAS LAICO.-
O sea, el buzo gaseoso ario, que acaba totalmente con una cosa que Hellboy desprende: un empleo masivo de la religión, sus símbolos y reliquias. A medida que los cómics han ido evolucionando, MIGNOLA más los ha ido nutriendo de esos elementos, llegando a constituir, alguna de estas reliquias, la única protección con la cual Hellboy ha contado para sobrevivir. No sabemos por qué Mignola, coautor del guión, ha prostituido tanto, o así, a su personaje (tenemos dos maliciosas intuiciones al respecto; la primera: recibió un sustancioso cheque del tipo “toma-y-calla”; la segunda: Del Toro, mientras estaba en el dédalo complejo del fauno, se contaminó del sano espíritu laico que carcome nuestro país y ha contagiado de esa sarna a Hellboy, personaje básicamente religioso, mitológico, sobrenatural), pero desde luego que este Hellboy anda bastante desnaturalizado de sus raíces.
MALOS MOMENTOS Y OTROS HOMENAJES.-
La película también muestra llamativas descompensaciones. Casi en su primera mitad, Hellboy es un figurante, no aporta mucho a la trama; sabemos que es su peli porque RON PERLMAN comparece y ya está, aunque no actúe.
Luego, durante el ataque de los recargados robots a vapor, Liz, Abe, y al principio, Kraus, están inmóviles e indiferentes mientras Hellboy se bate el cobre; Del Toro no introduce una secuencia en la cual muestre el impacto de toda aquella dorada chatarra amedrentándoles. Lo único que cuenta es ver a Hellboy brincar como JACKIE CHAN o JET LI (algo muy impropio del personaje, que es más de misterio y cine negro) sobre los lomos metálicos. Después, deciden participar, de alguna forma. Como si recordasen de golpe que deben luchar por sus vidas.
También hay un pequeño homenaje (¡uno más de tantos!) a SAM RAIMI y BRUCE CAMPBELL en esta cinta: cuando Hellboy rompe la pecera del gaseoso parapsicólogo y éste lo apaliza utilizando las puertas de las taquillas. Eso era el incombustible ASH amenazado por su propia mano poseída en TERRORÍFICAMENTE MUERTOS.
LO PARECE, PERO NO ES ÉL.-
Aunque la primera tentación es identificar a ELRIC DE MELNIBONÉ o aun a CORUM con el saltimbanqui príncipe cara cortada, finalmente comprendemos que se trata, otra vez, de JEREMY IRONS interpretando, de nuevo, al UBERMORLOCK de LA MÁQUINA DEL TIEMPO (SIMON WELLS), aunque con menos chepa y más isabelino en su oratoria. Es la voz de la generación ofendida e impaciente. (Por cierto, ¿a dónde se exilia? La Humanidad, ¿no está acosando y amenazando su hábitat?) Mata a su padre, decadente estampa de CARNUM, que habla raro, con un chicle en la boca, en una reyerta de corral de vecinos (sainete puro, zarzuela donde la halla), un escenario que evoca poderosamente otra vez a Dark City, donde el otoño siembra de hojas el pavimento (imagen claramente simbólica de lo que ocurre, digno de MORCOCK y las razas antiguas decadentes.)
RESUMIENDO.-
Este Hellboy, que debe aprovechar elementos de EL EJÉRCITO PERDIDO, novela de CHISTOPHER GOLDEN, para construir el esqueleto de su fábula, contiene un cierto grupo de desaciertos que han empañado el lustre de su resultado final (pero insistimos: es un poderoso espectáculo visual, extraordinariamente barroco y creativo, imaginativo, intenso, como delata la manera como un joven Hellboy idealiza al ejército mecánico de ese DR. LOVELESS de los infiernos, reducido a chatarrero de los páramos irlandeses en un carrito que le da cuerpo de escorpión, con unas marionetas tipo THUNDERBIRDS).
Concita una sensación extraña, porque por su diseño de producción, que rebosa fuerza, estilo y talento, anonada, pero luego se aprecia que no es una buena película. Su guión flojea, pues está construido a base de referencias ajenas: una corona es el anillo en esta trama para gobernarlos a todos. Se acerca peligrosamente a lo mediocre, y sus chistes, a veces desafortunados, han ayudado a hacerlo. Del Toro (y lo que le toque a Mignola) ha priorizado protagonismo a personajes que no lo merecen. Liz Sherman, por capital que parezca ser en los tebeos, tampoco está tan metida en la piel de Hellboy como aparenta la película. Abe Sapien cae bien… siempre que no salga mucho. El propio tinglado de Hellboy cuenta con secundarios (ROGER, el HOMÚNCULO) como para tener que introducir a Kraus (ya, la venta de muñequitos), un elemento propio de un macabro cuento del BLACKWOOD MAGAZINE, donde POE echó los dientes literarios. (Por cierto, la sala de subastas se llama Blackwoods; ¿será por eso? Fijo. Mingola tiene todo esos libros ocultistas y los conocimientos anejos.)
Hellboy II hubiera constituido todo un hito del fantástico (el ejemplo a imitar) de no haber existido tantas obras previas a las cuales alude.
Cerramos el comentario a una película que también refiere a CRISTAL OSCURO, presente en la dualidad simbiótica de los hermanos gemelos, que tanto pesar traerá al corazón de Abe Sapien, tras el fulgor de un romance ígneo y casto, con una estampa propia de SONRISAS Y LÁGRIMAS; menos estupefacto se hubiera quedado Hellboy viendo a JULIE ANDREWS brincando por aquellas verdes colinas que recibiendo la nueva de su doble paternidad.
POSTDATA.-
El guión original de LOS CAZAFANTASMAS era así; pero los 50 millones de dólares que costaba producirla (entonces) eran excesivos y filmaron la versión que conocemos.
Algo de la socarronería de VEKMAN (el papel de BILL MURRAY) arrastra Hellboy en los tebeos; en esta película, brilla por su ausencia.
Antonio Santos
TEBEOAFINES
Comentario sobre esta película de Manuel Barrero
Ficha de la película