RAQUEL GU ESTÁ ESTUPENDA
Da gusto cuando un tebeo está bien prologado. Se nota mucho cuando un proemio está escrito por compromiso, con urgencia o sin criterio, y en el caso del tebeo de Raquel Gu ¡Estoy estupenda! (Navona, 2018, publicado en castellano tras una edición previa en catalán), la periodista Samanta Villar se ha lucido con una introducción bien calibrada, escrita desde la posición de quien no conoce en profundidad el oficio de narrar con imágenes pero sí el tema de que trata el libro, que es el de ser mujer en el siglo en el que el concepto de “célula familiar” se fue al traste.
Gu (Bueno, García Ulldemolins) se luce aún más, en su caso porque es una buena narradora. Ya lo ha demostrado con su presencia en varios proyectos colectivos (Enjambre, Gürtel Cómics) o con aquel primer libro, Pequeños granujas, lanzado hace más de un lustro. Ahora lo confirma con esta obra aparentemente ligera, que en un principio parece una más del surtido de antologías de viñetas sobre el hecho de ser mujer que últimamente proliferan en nuestras librerías. No se me entienda mal: el costumbrismo desde la óptica femenina no se había explotado lo suficiente en el relato tebeístico. Nosotros tuvimos nuestro Profesor Cojonciano, pero ellas nunca gozaron de su desahogo. Ha tenido que ser ahora, con la nueva oleada de feminismo, cuando las cosas se han ido colocando un poquito más en su sitio. Además, el costumbrismo de ellas es más rico que el de ellos. Para nosotros, los hombres, la fisiología es un muermo, las hormonas solo interesan a los culturistas, lo emocional es cosa de gais y el sentido de la vida se resume en un partido de fútbol. Por fortuna, el mundo de ellas está lleno de facetas y matices, y este tebeo lo verifica.
¡Estoy estupenda! aparenta ser solamente un tebeo sobre la cotidianidad de una mujer de mediana edad. Hay cómics parecidos que han explorado la adolescencia, otros trataron sobre la juventud, algunos han versado sobre la madurez. Este retrata a una cuarentona sola y sin compromiso, con trabajo y amigas, de vida aparentemente plena y… cargada de dudas, en general ocasionadas por la presión social. El tema, por lo tanto, da de sí hasta que se agota el rosario de anécdotas porque el planteamiento es el esperado: una sucesión de viñetas, a razón de una por página, más alguna corta historieta entremetida que sirven a la autora para poner en irónica evidencia el paso de la edad, las costumbres domésticas relajadas, los hábitos frente a la gente o la opinión de los demás sobre tu modo de vida, etcétera. La autora consigue arrebatarnos sonrisas y más de una carcajada con su estilo narrativo pulido, de verbo bien cincelado (aunque se le escapó un “espavilar”, ay) y de trazo mejor modulado.
Porque hay un tesoro ahí, en el trazo de Raquel Gu. Es aparentemente casual, como si ella fuese depositando líneas sobre el papel y estas se retorciesen solas para generar siluetas. Pero no, son líneas equilibradas, que denotan oficio, y el ojo entrenado aprecia una estudiada composición en muchas escenas. Con su estilo, la autora remite a algunos de los grandes (a Kelly, a Quino, a Sempé en ocasiones), y eso no se puede decir de todo el mundo. El sumatorio final es que de su trabajo emana encanto, cuenta cosas que sabes que te va a contar (las típicas preguntas que se plantean a las mujeres maduras sin hijos, por ejemplo), pero ella resuelve la situación con especial simpatía. Es más, no se conforma con el cansino repertorio de tópicos o con el estiramiento del gag, que es un error en el que caen algunas de las que se han aventurado en el slice of life. Raquel Gu va más allá y compone una constelación de personajes de apoyo, cada uno con su idiosincrasia (Uma, Lucero de Alba, Cándida, Cleo, la hermana pequeña de la protagonista), que además de contrapunto cómico en la cadena de trances que sufre la protagonista también representan diferentes facetas de su personalidad (lo que quisiera ser en algún momento, lo que jamás querría ser…). Con esta premisa y a partir de cierto punto, la obra deja de ser antología humorística para convertirse en un sólido relato que invita a construir un personaje en el que reflejarse y que hace de la lectura un deleite. Seeing how kids have much more fragile hands than adults, it is common for children boxing gloves to boast some extra padding. Best Kids Boxing Gloves of 2019 Reviewed - Best Boxing Gloves For Kids - If your kids have shown an interest in the art of boxing, check out our reviews of the best Kids Boxing Glove before you let them step.
Todo un tebeo esta obra de Raquel Gu. Con un dibujo que todavía puede dar más de sí y con un talento para dotar de carnadura a los personajes que va mucho más allá del mero relato de costumbres. En suma… ¡estupendo!