FERNANDO LERIA. TAROT Y TERROR |
Fernando Leria Pastor fue dibujante y técnico editorial en la Editorial Andina, SA, entre los años 1976 y 1979, y conoció los entresijos de aquel sello, que tuvo en sus manos el legado del sello Rollán y lanzo la revista de cómic de horror TAROT, en la que se mezclaba terror con ciencias ocultas. Fernando se ha prestado amablemente a hablarnos de aquel episodio de nuestra historieta:
Tebeosfera. Fernando, cuéntanos cómo llegaste tú hasta el sello Andina.
Fernando Leira. Pues en aquella época andaba buscando cambiar de trabajo y los contactos de amistades me llevaron hasta allí en enero de 1976. El único diagramador, que yo no sabía ni lo que era eso porque venía del mundo de la publicidad, de que disponía la editorial se fue a cumplir el servicio militar obligatorio y a mí me admitieron para suplirle. En cierto modo me gustó encontrarme con que allí no había nada de personal artista, que todo el estudio de arte se reducía a mí mismo y que solamente tendría que dedicarme a preparar diagramas para fotomecánica.
Portadas de Tarot, de los núms. 1, 2, 3 y 5, todas ellas ilustradas por Prieto Muriana.
T. En enero de 1976 aparece la primera publicación de este sello. Háblanos de cómo se crea y cuéntanos cómo era Eduardo Ovejero, el director.
FL. La reducida plantilla que existía allí me contó que las publicaciones de Andina eran los restos de Editorial Rollán, que en otros tiempos fue aún más grande que la famosa Bruguera. Me hablaron de una truculenta historia surgida a partir de la creación de la fotonovela en color, con gente de la televisión muy famosa entonces, con producciones de muy alto coste, y un complot, o algo parecido, de las distribuidoras que llevaron a la editorial a la ruina.
Posteriormente, un poderoso grupo editorial sudamericano, el Bloque de Armas, en sintonía con una distribuidora española, se hicieron en subasta con los bienes de Editorial Rollán, cuyas naves, las propias y otras anexas alquiladas, de producción, impresión y almacenaje estaban repletas de material impreso; novelas de bolsillo, fotonovelas, cómics, libros, etc., y lo vendieron todo a un corredor de León. Al frente de la operación estaban los hermanos Ovejero, Eduardo y Gregorio (este último, ex guardia de Franco, según me contaron)
¿En qué momento y por qué decidieron fundar Editorial Andina? Vaya usted a saber. Lo cierto es que Eduardo Ovejero, como director, y Gregorio Ovejero, como director de Distribuidora Castellana, se dedicaban a hacer reediciones de novelas de bolsillo, con portadas y fotocomposición nuevas y algún que otro pinito nuevo para el mercado latinoamericano con material inédito heredado de E. Rollán. Reformateado de cómics (un crimen total) de Doc Savage y otro personaje parecido a Diego Valor que ahora no me acuerdo su nombre, para el mercado holandés.
| | Historietas magníficamente dibujadas de los autores González Igual (a la izquierda, de Tarot, 1), Arranz (a la derecha, página tomada de Tarot, 2)... | | |
| | ... de Prieto Muriana (la de la izquierda, procedente de Tarot, 3, acaso su única historieta de horror) y de Freijo (con esta firma consta en de Tarot, 5, que es la de la derecha de estas líneas). Todo obras procedentes del naufragio del sello Rollán.
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T. Si tuviste acceso al material de Rollán, por favor, cuéntanos en qué estado llegó a vosotros, qué había y en qué condiciones se preservó.
FL. Al parecer, cuando se compraron en subasta los bienes de E. Rollán, no se esperaba el tesoro allí guardado. Estaba todo perfectamente archivado y custodiado: borradores, originales de cómics (yo no sabía que se trabajaban las portadas al óleo y en formato 70x100 u originales de Pepe González, por ejemplo, en papel caballo, también en 70x100. Todo estaba almacenado en condiciones muy cuidadas, todo con su ficha descriptiva, con su sinopsis, etc. Gracias a la contemplación de esos originales pude aprender muchas técnicas de ejecución de dibujo, como con cuchillas de afeitar, con cepillos de dientes, con esponja, etc.), especialmente para blanco y negro (hoy diríamos “grises”).
T. ¿Qué recuerdas de los dibujantes que participaron en Tarot? Prieto Muriana, Fermín On... Y los guionistas Manolo Yáñez, Manuel Medina… Por favor, háblanos de todos.
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Portada de una novela de quiosco de Easa cuya portada fue ilustrada por Prieto Muriana. |
FL. Prieto Muriana era, o es, un pintor toledano. Un tipo un poquito hosco, tal vez por su sordera, que trabajaba por libre. Me gané su simpatía al confesarle que mi padre era sordomudo y un mago del aerógrafo, y me contó que se hacía veinte portadas para las reediciones en una tarde, que primero las dibujaba con yeso, así parecía que tuvieran relieve, y luego las coloreaba con gouache acrílico. No supe más de él.Fermín On, el chico al que estaba haciendo suplencia por servicio militar, regresó y trabajamos juntos una temporada. Era magnífico con el lápiz, un dibujante buenísimo (a mi modo de ver). Al cabo de un tiempo aceptó una oferta de Concha Montejano (El Plátano, Muerde) y tampoco he sabido más de él.
Manolo Yáñez ya estaba allí cuando yo llegué. Era corrector de estilo, escribió algún guión que otro, se peleó con Gregorio Ovejero y se marchó. Manolo era un “rojillo” para la época y no se llevaba nada bien con Gregorio. Creo que se fue también con Concha Montejano y que, de hecho, fue quien llamó a Fermín a su lado.
El personaje que más me impactó fue, desde luego, Manolo Medina. Alto, atlético, maduro, diplomático, cosmopolita, aires de señor culto, internacional, seductor y de estar de vuelta de todo. También trabajaba por libre. Una vez al mes aparecía por allí con un montón de “contactos”. Se encerraba en un despacho, de los muchos que había libres, y estudiaba los contactos con lupa, los marcaba con encuadres, los numeraba y se ponía a escribir a máquina como un loco. Al lunes siguiente, en el mismo despacho, se liaba a cortar fotos en blanco y negro y pegarlas en cartulinas, comíamos juntos, me contaba batallitas y, al final del día, me entregaba los montajes, textos impresos en papel autoadhesivo y un guión, y se largaba montado en un seiscientos de color gris a su casita de Peguerinos (Ávila). Luego yo me encargaba de hacer bocadillos con el texto autoadhesivo y pegarlos sobre las fotografías según el guión (me lo pagaba él mismo, aparte).
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Obras producidas por Andina: sobre estas líneas, fotonovela macabra. Abajo vemos dos páginas de Tarot 7, una de Asián (reminiscente de Gulacy) y otra de V. Alcázar (de su serie Tupac Amura). Estos dos autores residían por entonces en Latinoamérica.
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La verdad es que eran guiones divertidos, pues no eran para fotonovelas románticas sino surrealistas, o de crímenes, o de fantasmas, etc… De hecho, la serie se llamaba Fotonovelas de Shock, muy al gusto latinoamericano. En algunas de ellas figuré yo mismo como fotógrafo para evitarle problemas con la Seguridad Social al auténtico.Dicho sea de paso, hablando de la fotonovela en general, me sorprende que gente como Ana Belén, Pilar Velázquez, Karina o la jovencísima Violeta Cela, ocultan celosamente su pasado como actrices de fotonovela. Y dicho sea de paso también: indiscutiblemente, la mejor actriz de fotonovela española fue Margit Kocsis (la rubia desnuda que montaba un caballo blanco en los anuncios de Terry), y la más “cachonda”, Mariló Punti.
T. Por lo visto Tarot surgió aprovechando un proyecto ya existente de revista de horror. Acláranos esto, por favor.
FL. Como dije antes, se encontró un verdadero tesoro en guiones inéditos, proyectos muy elaborados, ideas, originales de historietas sin guión (alguno lo tuvieron que reescribir Manolo Yáñez o Manolo Gómez Rueda), guiones sin dibujo, etc. Todo estaba allí perfectamente calificado y cuantificado.
El director, D. Eduardo, aunque no tenía alma de verdadero editor de cómics, simplemente estudió la forma de darle la mejor salida posible a todo el material existente que pudiera, y no le interesaba mucho la continuidad. Encajó en su visión del mercado latinoamericano el proyecto existente de una revista de cómic con temática fantástica y onírica, recopiló todo el material inédito que pudiera encajar en esa temática, escogió el nombre de entre una lista de propuestas que ya existía y rellenó huecos con nuevas colaboraciones de minifotonovelas de terror de Manolo Medina, alguna página mía (malísima, por cierto) o de Fermín On y temas quirománticos, horóscopos y similares de la vidente venezolana Regina Orrero (o algo así). Todo se resumió en seis ejemplares. No hubo para más, y, ni por las aspiraciones de la editorial ni por la respuesta del mercado, tampoco hubo intención de continuidad.
La cabecera la realizó un rotulista que vive, o vivía, en Móstoles. No me acuerdo de su nombre, pero sí de que hacía a mano todos los rótulos, todos los “bocadillos”, y de que era un tipo muy “salao”. Las portadas son de Prieto Muriana.
T. Fotonovelas, videncias.. ¿de dónde procedía esa querencia por la cartomancia y estos asuntos? ¿qué idea del terror se tenía en redacción a la hora de hacer la revista?
FL. Bueno, en primer lugar, la redacción no existía. Yo era el único (excepto el invierno que compartí con Fermín On) representante del estudio de arte y Manuel Yáñez, primero, y Manolo Gómez Rueda, después, correctores de estilo. Ángeles Lagos y Natalia nosequé, archivo. Se acabó. No había más, además cuatro o cinco de administración y almacén.
Por otro lado, la querencia hacia temas, digamos, extranaturales, venía impuesta, supongo, por el peso específico del Grupo de Armas, venezolano, sobre Editorial Andina, que dirigía sus objetivos al mercado latinoamericano, mercado muy gustoso devorador de cualquier temática relacionada con espíritus, con el más allá, con supersticiones, etc.
A modo ilustrativo puedo contar que el libro más vendido por el Grupo de Armas era la edición anual del Almanaque de Medicamentos Indígenas, seguido por los horóscopos. Y esto sí que lo puedo afirmar plenamente: Latinoamérica, o al menos Hispanoamérica (excluye Brasil y otras zonas de habla no española), es profundamente religiosa.
T. ¿Cómo le salieron las cuentas a Tarot?
FL. No tuvo éxito (quizás porque no se adaptó realmente a la forma de hablar hispanoamericana), se vendió lo que había como saldo y no se continuó.
T. Seguro que tienes recuerdos de aquella época de revueltas, destape, libertades, apertura de miras y censuras… y aquellas revistas eróticas con sesgo paródico o político…
FL. Recuerdo las huelgas de artes gráficas, en las que Andina no haríamos huelga si no fuera porque venían a buscarnos los trabajadores de Mateu Cromo. Recuerdo los Pactos de la Moncloa. Recuerdo que devoraba con avidez el Totem, el Hermano Lobo, El Jueves, El Víbora, el Makoki, las historias de Carlos Giménez (Paracuellos, Barrio)...
Recuerdo que desde la editorial ya no se mandaba nada a la censura, pero en los archivos había réplicas en fotocopia, y algún que otro original, de todo tipo de publicaciones con los tachones y sellos de la censura. La oficina de censura tenía un nombre especial, que ahora no recuerdo, pero no se llamaba censura, y no añadían comentarios, simplemente tachaban.
De otras revistas eróticas… ¿qué puedo decir? Fue una inundación. Yo mismo maqueté revistas porno en Ediciones 2000 y maqueté los primeros números de la Revista Amigos, especializada en temática homosexual.
T. ¿Qué pasó con Manolo Rollán, y con Paco Díaz? Este último fue director de Ediciones Alonso, ¿no?
FL. Pues verás, lo último que supe de Manolo Rollán, hace unos diez años, es que continuaba con el tema editorial desde su sede en Pozuelo de Alarcón (Madrid). Su hijo regenta la empresa Compoláser, especializada en Macintosh, en Monte Príncipe, Pozuelo de Alarcón.
A Paco Díaz hace tiempo que no le veo por el pueblo, Boadilla del Monte. Llevaba mucho tiempo retirado (le tocó un premio gordo de la lotería cuando ejercía de director en Ediciones Alonso), aunque, no sé si porque yo le piqué, las últimas veces que le vi estaba corrigiendo textos en la cafetería del pueblo, al más puro estilo de las tertulias/café del siglo XIX. Si lo veo le daré saludos de vuestra parte.
T. Tú te fuiste de Andina en 1979, pero creemos que el sello siguió editando, porque en 1983 se lanzó aquí Condorito.
FL. Condorito es un personaje muy popular en América Latina. Ya existía cuando me incorporé a Andina. Es un cóndor humanizado que solía publicarse en tiras, es decir, un “gag” chistoso, más o menos satírico según el país donde se publique, resuelto en una tira de tres o cuatro viñetas en un periódico diario. Con el tiempo alcanzó la categoría de página completa y, por lo que me cuentas, debió llegar a dar nombre a una revista entera.
Bueno, en la actualidad el edificio de lo que fue Editorial Rollán y Editorial Andina creo que es un concesionario de automóviles. Y de los editores no sé “na de na”.
T. ¿Y qué fue de tu vida después?
FL. Así, en resumen: me casé, trabajé en Unipublic (Vuelta Ciclista a España y otros eventos deportivos), Pryconsa, Ediciones 2000 (Revista de Arqueología y revista Amigos), dos hijos, el paro, autónomo, divorcio y, por fin, en el año 1988 me introduje en la publicidad especializada en medicina, cosa que no he dejado hasta ahora. Pero de cómics, nada de nada. No soy buen dibujante, y cuando trato de hacer el intento no tengo más que mirar a un compañero que tengo, que se llama Ramón L. Mosteiro, para dejar ese arte para quienes de verdad Dios les ha dado ese don. Y lo que a mí me gusta no es precisamente el horror: mi personaje favorito es Mortadelo, y el que más me impactó fue Peter Punk. Las revistas y series que considero más entrañables son El Jueves y El Papus, y dentro de ellas las historietas de Ivá. De los mitos del cómic opino que Mafalda es demasiado resabia, empalagosa; ¿Astérix, Tintín? Inaguantables. ¿El Capitán Trueno?: En blanco y negro, por favor. ¿Hazañas bélicas?: Una obra maestra, en especial las historietas de Boixcar. Aunque también me gustan los chistes de Forges y las aventuras de Príncipe Valiente. Lo más parecido al terror que me gusta es, en el cine, Alien, el 8º pasajero.