FEMINISMO VERSUS MISOGINIA EN EL DISCURSO DEL CÓMIC
MARIKA VILA(Universidad de Barcelona (UB))

Title:
Feminism versus Misogyny in Comic Speech
Resumen / Abstract:
Texto sobre la traslación a imágenes del drama del maltrato machista, tomando como referencia la obra de la autora británica Una. / Article about the translation to images of the male mistreatment drama, refering to the work of the British author Una.
Palabras clave / Keywords:
Revolución, Feminismo, Violencia machista, Violencia de género, Activismo/ Revolution, Feminism, Violence against women, Gender violence, Activism

FEMINISMO VERSUS MISOGINIA EN EL DISCURSO DEL CÓMIC

 

La relación del cómic con la modernidad y su interacción con el nuevo público que esta genera –consumista, individualista y amante de la inmediatez, pero también ávido de generar nuevos modelos con los que identificar la representación masiva y popular que caracteriza a la cultura industrial a la que pertenece– legitiman al cómic como generador de relatos que sintetizan el saber y las innovaciones con las que se construye la nueva cultura de masas. Al mismo tiempo, la falta de reconocimiento por parte de la cultura letrada junto a su accesibilidad –la modestia de medios que requiere su expresión– lo han privilegiado como instrumento contracultural o revolucionario al servicio de los cambios sociales.

Así pues, su origen y trayectoria lo constituyen como lenguaje moderno ligado al momento histórico en el que las masas adquieren el protagonismo en la esfera pública de la sociedad y generan sus propios medios de expresión; por lo tanto, el cómic se convierte en producto de consumo y en herramienta pedagógica que pasa a ser usada ideológicamente por el capitalismo, pero igualmente por los movimientos sociales y contraculturales en sus impulsos de cambio revolucionario. Asimismo, es obvio que, con esta herencia, el cómic no solo recoge los fundamentos heteropatriarcales que siguieron caracterizando a la modernidad, sino que ha sido uno de los territorios de reproducción de la supremacía de la masculinidad a través de las construcciones y los imaginarios del sistema sexo / género.

Como medio moderno que nace el siglo xix con la Revolución Industrial y se desarrolla en el siglo xx con la prensa, funciona como espejo social de las nuevas clases y sus revoluciones; marca sus innovaciones, aunque con ellas mantiene y reproduce los conceptos heteropatriarcales del Antiguo Régimen renovados en la voz masculina de la fraternidad ilustrada. Hay que observar que crece también en el marco de otras revoluciones paralelas sin reflejarlas; es el caso de las actitudes emergentes femeninas acalladas dentro de la misma modernidad ilustrada que proclamó la Declaración de los Derechos de los Ciudadanos ignorando a Olimpia de Gouges y con ella a los derechos de las ciudadanas así como a la extensión de las acciones de las sufragistas en su emergencia dentro del espacio público –el mismo que enmarca el nacimiento del cómic– para impulsar una nueva mirada sobre los derechos y las actitudes sociales.

No es este tipo de mujer el que la historieta preconiza como modelo: más allá de caricaturizar ridículamente a las activistas del feminismo, ni siquiera los iconos que construyen la representación de la identidad femenina en la historia del medio nos muestran su rastro con una mínima dignidad. Por el contrario, el cómic genera y difunde únicamente el discurso androcéntrico del patriarcado, y la reclamación de derechos, de motivar algunas sonrisas groseras de sarcasmo o la ironía entre varones, no tiene cabida en la representación de lo femenino deseable, ya que se consideran la fealdad y la soltería como grandes defectos que anulan la feminidad y hacen desechables a las mujeres.

De igual manera han funcionado los tópicos machistas reproducidos en el resto de estereotipos que han construido la representación icónica de la voz femenina en el “artefacto mujer” que el cómic transforma en bandera, como uno de sus principales reclamos icónicos. Esto ha sido posible porque el cómic ha enmarcado su discurso universal en el dialogo entre masculinidades en el que las mujeres, tanto en su condición de autoras como en la de lectoras, han sido ignoradas.

La universalización de la voz masculina en el dominio del lenguaje mediático ha “naturalizado” la perpetuación del sistema heteropatriarcal a través de sus estereotipos y de la segregación. Ha limitado los espacios de expresión femenina a la reproducción de roles en el ámbito de las emociones, las criaturas y el hogar, a la vez que cedía el resto del universo al protagonismo y a la expresión de las voces masculinas: la aventura, los conflictos guerreros, la historia y el viaje sin límites más allá de las estrellas al hombre como centro y ombligo de la Humanidad.

En la medida que estos relatos y sus rémoras han atravesado libremente y sin cambios substanciales la práctica totalidad del siglo xx, reproduciéndose incluso como mainstream del propio siglo xxi con honrosas pero minoritarias excepciones, debemos concluir que el marco general del cómic –su corriente principal y sus instituciones– no ha sido sensible al mensaje social de las mujeres. Por el contrario, el cómic  se ha proclamado territorio de la masculinidad reproduciendo los códigos heteropatriarcales como fuente romántica compartida desde su origen clásico. Sus estereotipos han contribuido al mantenimiento social del sistema sexo / género formando parte de las tecnologías de género del poder, a las que Teresa de Lauretis (1998) se refiere como influyentes en la interacción social que nos construye. Es claro pues que el discurso histórico del cómic ha perjudicado a las mujeres con su construcción icónica de un “artefacto mujer”, teóricamente vanguardista, que ocupa los cuerpos femeninos substituyendo su voz.

Sin embargo, el cómic es mucho más que su ámbito mediático: es un lenguaje sintético y pedagógico que ha sido ampliamente usado por el activismo feminista en sus panfletos y documentos de difusión de la misma manera que lo han hecho la mayoría de movimientos sociales.

Aunque durante años el feminismo ha tenido que buscar espacios fuera de un territorio manifiestamente hostil –como ha sido  tendencia en el medio, incluso en su marco contracultural– eso no excluye la importancia que tuvo su lenguaje en las revoluciones feministas de los años setenta a través de la voz de las autoras que rompieron los límites de género irrumpiendo en el espacio de la masculinidad, de modo que, aunque sus instituciones las hayan seguido ignorando, el cómic siempre podrá esgrimir la importancia de los trabajos de las autoras pioneras creando las brechas que hoy eclosionan y alientan la deconstrucción de estereotipos y la rotura de etiquetas en los nuevos relatos.

A pesar de su condición minoritaria y silenciada, cuando sacamos a la luz los nombres de las autoras pioneras en el ámbito internacional, son tantos que sería farragoso pretender enumerarlas exhaustivamente en este espacio. Tan solo daremos una muestra puntual del discurso feminista para ejemplificar nuestro argumento con el trabajo de Trina Robbins, Roberta Gregory, Julie Doucet en el ámbito del underground americano; Claire Bretécher, Chantal Montellier o Nicole Claveloux en la historieta francesa y Núria Pompeia, Montse Clavé, Mariel Soria, Marika Vila, Laura y María Colino en el cómic español. Fue su atrevimiento el que infiltró los hilos subterráneos que empiezan a producir y multiplicar estos frutos, finalmente imparables, que emergen y reclaman la luz en la situación actual. Aunque los resultados demoren mucho más de lo que sería de esperar, las brechas abiertas por la constancia de las autoras han alimentado las semillas del empoderamiento en las voces del nuevo milenio.

A partir de 2008 la eclosión no para de generar nuevos nombres que buscan su espacio en la visibilidad y la interacción del público. Son las voces que recuperan el lenguaje arrebatado desmontando el discurso heteropatriarcal –mayormente desde el cómic independiente– y usan el cómic a través de la novela gráfica, los blogs y las páginas web de cómics, dando visibilidad a la necesidad de un nuevo equilibrio en los discursos del medio que hoy se hace evidente para cualquier persona sensata, pero también para cualquier estudio serio de mercado. En parte, es así mismo fruto de su trabajo  que el discurso del medio se haya modificado al incluir la temática feminista y sus reivindicaciones, tanto en el uso de su lenguaje en la pedagogía contra el maltrato o la violencia de género del discurso institucional, como en el contenido político del género autobiográfico que se prodiga en los formatos más recientes de la novela gráfica y el cómic alternativo.

   
Cartel de la exposición organizada por Ángel de la Calle.    

En este sentido querría destacar el libro / catálogo Visualizando el maltrato, con textos de Norman Fernández que analizan más de treinta historias de diverso enfoque y procedencia, buscando la expresión que el cómic ha dado actualmente al tema. Su innovador trabajo muestra las nuevas inquietudes emergentes y acompaña con su análisis una exposición ilustrativa a partir de la obra de cuatro autoras y un autor: Una, Marika, Iñaqui Echeverría (sobre textos de Gabriela Cabezón) y Susanna Martín. La muestra se presentó en la pasada Semana Negra de Gijón que tuvo lugar del 7 al 16 de julio de 2017.

El simple hecho de dedicar un espacio importante en el marco relevante de la Semana Negra ya muestra un avance en la sensibilización del ámbito mediático que lo ha promocionado. Es una novedad notable que ha demostrado su éxito entre el público de ambos géneros.

Profundizando un poco más en el texto y su realización, habrá que destacar el importante trabajo de análisis y reflexión crítica que realiza Norman Fernández en un tema de gran complejidad, como es el tratamiento de las distintas visiones sobre el problema del maltrato desde el medio del cómic y su industria. Por otra parte, la muestra nos da cuenta de un pequeño termómetro sobre el calado del mensaje en la producción actual, mostrando la fuerte implicación de las voces femeninas y la progresiva sensibilización de nuevas voces de autores hacia una aproximación que intenta extraer el tema de su aspecto comercialmente más morboso.

Otra cuestión de menor peso, pero de mayor efecto aparente, es el de la instalación de lo “políticamente correcto” en el imaginario con la consecuencia de pequeños cambios en sus formas tópicas. Así,  los nuevos estereotipos se inclinan a presentar unos mínimos que contemplan una determinada acción femenina y una cierta presencia étnica, además de la aparente fragmentación de protagonismos compartidos, siempre en escala y proporción cercana a las antiguas jerarquías mitológicas, o sea, sin cambiar el fondo de las supremacías modélicas ni la representación penalizadora de la maldad. Los nuevos equipos alrededor de un héroe dominante, además de dar lugar a una cantera de futuras secuelas, no significan más que pequeñas concesiones para atraer nuevos  objetivos de mercado.

Siguiendo el hilo de los nuevos intereses de la industria editorial y sus cambios de política debidos a la presión de los presupuestos feministas, es interesante destacar una obra actualmente clave para entender las nuevas sensibilidades del mercado independiente, imposibles de imaginar hace tan solo una década.

Una entre muchas (Astiberri, 2016) es una novela gráfica que emerge en el campo autobiográfico al que se acogen muchas de las obras de firma femenina, bajo la premisa de que las historias cotidianas contienen un fuerte mensaje político enmarcado en el compromiso de género y social. En este caso la autora se oculta bajo el pseudónimo que ya opera en el título, asumiendo el contenido autobiográfico, pero al mismo tiempo, comparte el protagonismo con una representación anónima de lo femenino de una forma explícita.

Una nos ofrece un estremecedor documental sobre las vivencias del maltrato en la raíz de la formación de la identidad femenina en una niña, y lo hace sin acercarse un ápice al morbo ni a la truculencia. Construye un equilibrio perfecto entre las espléndidas metáforas visuales, la información documental y la grafía expresiva que dibuja un texto en movimiento. Con él va introduciendo las claves de la opresión que se producen desde el relato social sobre el maltrato y sus etiquetas, que recaen sobre víctimas y monstruos ocultando la realidad y desprotegiendo al mismo tiempo a las mujeres. Una devuelve a unas y otros a la normalidad cotidiana para mostrar la raíz de su reproducción. Destruye los tópicos al enfrentar los lugares comunes con las estadísticas y desmonta su naturalización en el discurso social al plantear argumentalmente la evidencia.

Su forma narrativa experimental reconstruye el aislamiento que rodea a las mujeres en las diversas calidades del gris con que dibuja el peso de la culpa y el silencio en la geografía que Una debe escalar,  en la nube que soporta encima de su cabeza o sobre la que por fin descansa.

Una viñeta de la autora Una.

Un espacio de absoluto peso claustrofóbico se combina con los huecos que alivia el blanco. Una mantiene ese respiro delimitado con la línea de un dibujo deliberadamente ingenuo. Expresa así la tranquilidad de la resiliencia en la rutina superviviente jugando siempre el gris de la telaraña arbórea en el contraste con el vacío (el silencio) que carga sobre sus espaldas en la mayor parte de la narración.

Una entre muchas resulta finalmente una de las mejores, más serias y más completas denuncias contra la construcción discursiva del maltrato en la formación social que naturaliza la asimetría binaria de los géneros en la que se nos etiqueta. Lo triste del caso es que no nos dice nada nuevo, porque todo sigue vigente en el imaginario que mantiene el estereotipo.

El discurso contacta perfectamente con los trabajos de las pioneras del feminismo de los años setenta. La diferencia es que ahora las estructuras del cómic parecen comenzar a reconocerlo, posiblemente gracias al aumento de la presencia de las mujeres como nuevo objetivo de mercado, pero también a su mayor empoderamiento en las redes sociales y en todos los lugares del proceso editorial, desde el dibujo, el color o el guion, hasta la producción y la edición, la teoría y la crítica.

Las semillas de las pioneras emergen en la fuerza de las nuevas autoras que ya no representan la excepción; han desembarcado en el cómic para quedarse y sus voces están construyendo un nuevo discurso que nos beneficia a todos.

 

BIBLIOGRAFÍA

DE LAURETIS, T. (1989): “La tecnología del género” (fragmento tomado de Technologies of gender: essays on theory, film and fiction, 1989, pp. 1-30), en este enlace

FERNÁNDEZ, N. (2017): Visualizando el maltrato (catálogo). Semana Negra, Gijón.

UNA (2016): Una entre muchas (.trad. Santiago García). Astiberri, Bilbao.

Creación de la ficha (2017): Mari Carmen Vila · Revisión de Manuel Barrero y Alejandro Capelo.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Marika Vila (2017): "Feminismo versus misoginia en el discurso del cómic", en Tebeosfera, tercera época, 5 (21-XII-2017). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 21/XI/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/feminismo_versus_misoginia_en_el_discurso_del_comic.html