EL ÚLTIMO VAMPIRO DE JAN... Y OTROS
Drácula compone, junto con Frankenstein y el Hombre Lobo, la «máxima trilogía» del terror fílmico; afirmación que podemos extender al conjunto de los mitos de la cultura industrial de masas, donde el noble vampiro y sus descendientes ocupan un lugar destacado, ya que no el principal.
Así, llevando el tema a nuestro terreno, encontramos abundantes versiones en cómic de las andanzas de Drácula, que iniciándose en los años cuarenta llegan basta nuestros días en la pluma y el pincel de dibujantes españoles, franceses, italianos, norteamericanos, brasileños, argentinos, mexicanos..., etc., componiendo un repertorio tan amplio y variado que obliga a aplazar su estudio; tomando ahora, tan sólo, uno de sus aspectos más peculiares: las parodias del vampiro; lo que, al limitar el tema, permitirá ampliar en este número los aspectos de documentación y bibliografía del terror gráfico, segunda parte de la sección en la que hoy debemos registrar muchas novedades.
Curiosamente, las parodias, tan abundantes para otros mitos —como puede ser el caso de Superman, por ejemplo—, son escasas en el repertorio de versiones gráficas realizadas en torno al tema del vampirismo, y aún más: tampoco son demasiado afortunadas. Parece como si el dramatismo del tema se impusiera a los realizadores, desbordando su capacidad de ironía, o como si el mito, anclado profundamente en la superstición popular, resultara demasiado «real» para prestarse a las interpretaciones humorísticas. El hecho cierto es que una mayoría de estas versiones resultan burdas y corresponden al subdesarrollo cultural salvándose apenas, por su ironía y la inteligencia en los planteamientos, cuatro o cinco ejemplos.
Sin intención de agotar el tema y por ello sin pretender que sea completa, doy relación de las parodias en historieta de Drácula y demás compañeros vampiros, destacando cómo entre la primera versión humorística que he encontrado y las siguientes hay más de diez años de distancia, mediando, además, y es importante, la resurrección fílmica del personaje en manos de la Hammer Films:
| Reproducción de la primera parodia que conocemos del gran Conde Drácula. Draculín, de Ayné, vivía en las páginas de «Chispa». Iniciaba ya una línea tópica en lo ridículo, según la cual el eje de las desdichas del vampiro consistía en no poder conseguir comida, y pasar como un Carpanta cualquiera, las mil desventuras en su empeño. |
· 1948. El vampiro Draculín, de Ayné, en el tebeo Chispa, de Ediciones Toray, publicado durante los años 1948-1949. Barcelona.Historieta típica y tópica conforme a los modelos comerciales de la época para los tebeos infantiles españoles. Ayné toma el modelo clásico, convirtiéndolo en un ser hambriento de sangre al que todo le sale mal. A destacar cómo Draculín es rubio (similarmente al caso del barón Meinster para la película The Brides of Drácula)
(Entre esta versión, primera en nuestra relación, y las siguientes hay que localizar las alusiones contenidas en numerosas historietas de Alfonso Figueras, en los comic books paródicos de Jerry Lewis, en los cartoons de Chaz Adams, los chistes de Ibáñez en 13 Rue del Percebe —allí donde habita un doctor creador de monstruos...—, alguna parodia en Mad, las referencias en chistes e historietas en el número extra de Tío Vivo dedicado a terror, etc.)
· 1964. Mannie get your Ghoul, de F. Jacobs y dibujos de Jack Rickard, en el núm. 85 de la revista Mad. New York. 1964.
Parodiando las comedias musicales de Broadway, los artistas de Mad proponen a sus lectores su versión de un «Monster musical»... En él encontramos a todos los habituales del cine de terror americano: la Momia, Frankenstein, el Hombre Lobo… y sobre todo al conde Drácula.
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Broadway-Mad presenta… «¡¡¡La parada de los monstruos!!!» O poco menos. Dentro del eficaz estilo «Mad» puede que no sea esta una de sus más afortunadas parodias, por más que sea innegable que Jack Rickard ha sabido reflejar los personajes. En cualquier caso falta aquí la dosis de humor-destrucción que otras parodias de «Mad» tienen. © 1963 E.C. Publications Inc. |
· 1965. Los monstruos. Tomamos la versión mejicana correspondiente a la norteamericana de Western Publishing Co. Organización Editorial Novaro. México. 1965.
Este cómic recoge las andanzas de la popular familia televisiva de monstruos, donde el abuelo es vampiro en la mejor tradición del conde Drácula, de quien incluso posee retratos. La calidad media de las versiones en telefilm, escasamente aceptable para mentalidades no norteamericanas, determina la de sus versiones en historieta.
«Le petit vampire», de Jean-Pierre Desclozeaux. Esta es la primera historieta publicada en «Mlroir du Fantastique» del personaje. Humor, ironía e incluso ternura se confunden en esta parodia, que debe gran parte de su encanto al grafismo un tanto etéreo del autor. Para mí se trata de uno de los trabajos más interesantes que conozco en esta línea, donde, por desgracia, suele sobrar el humor-astracanada. Realizado con cierta distancia respecto al tema, «Le petit vampire» queda entre la crítica y la admiración. © 1968. Miroir du Fantastique. | |
· 1968. Le petit vampire, de Jean Pierre Desclozeaux, en la revista Miroir du Fantastique. París. 1968.
Una inteligente versión humorística del tema vampiros, resuelta en un grafismo simple pero eficaz. El autor obtiene lo que se proponía: ironizar en torno al vampirismo, sin caer en la ridiculización.
· 1969. Deboires d'outre tombe, Serie de De Beketch para el guión y Loro en los dibujos, publicada primero en la revista Pilote y posteriormente editada como libro por Publicness. 1969. |
El dibujo habla por sí solo a quien lo contempla. © Publicness & Loro-Beketch |
En ella encontramos abundantes parodias del vampirismo y, principalmente, de su máximo ejecutante: el conde Drácula. Versión muy interesante, quizá menos sutil que la anterior, pero de reconocida eficacia humorística.
· 1970. Drácula, de Alfonso Figueras, en la revista de historietas Drácula, publicada por Buru Lan de Ediciones en la modalidad de fascículo coleccionable. San Sebastián. 1970.
Una de las versiones más inteligentes y al tiempo apasionadas, realizada desde dentro de la afición a lo «terrorífico» por un hombre experto en estos, temas. Si Le petit vampire jugaba con el tema desde una sutil distanciación o si De Beketch y Loro parodiaban al conde en una versión apta para fans, aquí Figueras crea su personaje a partir de una entrega total al mismo, contraponiendo a su prototípico hombrecito medio —el mismo de Topolino, Don Plácido, etcétera, etcétera— con los monstruos que la tradición de nuestra cultura de masas ha vuelto clásicos, y entre ellos y sobre ellos Drácula.
· 1971. El último vampiro, de Jan, en revista Trinca. Ediciones Doncel. Madrid. 1971.
Acercándose al mito «desde fuera», Jan toma el tema como objeto de su humor, sin entregarse nunca del todo, guardando ciertas distancias que le permiten oscilar de la ironía a la ridiculización del personaje, que en esta versión es también un pobre diablo siempre hambriento y siempre insatisfecho.
· 1972. Draculino, de Peñarroya, en Terror-Fantastic. Barcelona. 1971.
Ahora el vampiro nace en el laboratorio del doctor Frankenstein. Tímido, cobardón, enamoradizo… todo le sale mal. Peñarroya se limita a darnos una versión comercial y escasamente innovadora, donde el vampiro es también rubio como en el caso del Vampiro Draculín.
· 1973. Unos «camp»: Los vampiros, historieta de Miguel Ángel Nieto para el guión y Enrique Ventura para el dibujo, en la revista Trinca, núm. 32. Ediciones Doncel. Madrid. 1973.
Los autores pasan revista a la leyenda: sus orígenes, síntomas, características del vampirismo, medios de defensa, alusiones a Polanski y Batman, etcétera, todo ello en un estilo jocoso que no excluye los chistes privados y la parodia dentro de la parodia. La historieta es divertida y eficaz pero posiblemente los fans de lo vampíros podrán rechazarla por ser demasiado directo el pitorreo a costa de sus queridos monstruos.
Hasta aquí la relación de parodias recogidas. Como se ve son pocas, unas realizadas de oficio, sin pretensiones respecto al tema, simples historietas comerciales; otras están realizadas a partir de una distancia que garantiza la ironía crítica, ganando la historia en calidad y personalidad. Queda un tercer caso, cuando la historieta se realiza desde el propio mito, formando parte del mismo; entonces pierde carga crítica y gana simpatía respecto al vampiro... Es, en cada caso el lector avisado quien debe escoger y valorar.
UN VAMPIRO PARA TODOS LOS PÚBLICOS
Debiendo escoger y teniendo en cuenta las características del mercado español y de su público consumidor de historietas, me inclino por creer que entre el material enumerado El último vampiro, de Jan, podría ser el cómíc que mejor cumpliera todas las funciones: comercial y crítica, asequible al lector medio y al tiempo relativamente distante de la mitología del vampiro, lo suficiente para poder unir en cada historieta la ternura hacia el personaje y la crítica por lo que significa.
Juan López, de nombre artístico Jan, es uno de los pocos historietistas de humor con vocación de serlo con que actualmente contamos en España, Ha colaborado —sobre todo con historietas de corte medieval y de ciencia ficción— en las revistas Gaceta Júnior, Strong, Trinca, L'Infantil, el suplemento infantil del Diario de Barcelona, Piñón y Patufet.
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El último vampiro, de Jan, otea desde los tejados en busca de cómica ¡sangre! Carpanta del siglo por venir, tampoco hoy comerá... © Jan,1971 |
Para Trinca creó El último vampiro. Este vampiro de Jan es un ser canijo y esmirriado, que resultando absolutamente lastimero es al tiempo totalmente apreciable para el lector, que comprende las desventuras por las que este ser de otro tiempo pasa perdido en la jungla de la gran ciudad moderna..., totalmente alejado de aquel modelo famoso que dio lustre y esplendor a todos los vampiros humanos: el gran conde Drácula.
Buscando saber lo que el dibujante piensa y siente respecto a su personaje, hablo con Jan:
Antonio Martín: Entre tu numerosa producción de historietas de humor sólo conozco una que toque el terror, tu Último vampiro... ¿Es, acaso, la única incursión que has hecho en este género?
JAN: Efectivamente, es la primera y única, pero no considero El último vampiro como una línea nueva de trabajo sino como un tema más dentro de mi manera de hacer el humor. No quiero especializarme, aunque tengo preferencia por las «mediovaladas» y la S.F.
A.M.: ¿Ligan bien el terror y el humorismo?
JAN: Bueno, eso es según y cómo. Hay mucho de terror en el humorismo y habría que añadir que además el terror tratado en serio siempre me ha parecido divertido.
A.M.: ¿Haces alguna distinción entre terror y horror?
JAN: Desde luego, el tema de terror se desarrolla todavía dentro de lo posible y humano, con intriga y suspense susceptibles de desarrollar con arte y buen gusto; el horror, no. Pero ciertamente el uno tiene algo del otro y a la inversa. El horror me cae muy mal, pero reconozco que puede permitir un lucimiento formidable al dibujante.
A.M.: Pasemos al Ultimo vampiro, ¿por qué el último?...
JAN: Porque ese último vampiro no es en realidad un vampiro sino el «tema vampiro» con patas y suelto por ahí; por eso la ambientación es actual, con cabinas de teléfonos, minifaldas, autobuses y guardias...
A.M.: ¿Por qué tu vampiro es un pobre diablo, porque se dirige a los niños o por ser ésta tu visión del personaje?
JAN: Verdaderamente pudiera ser una historieta para niños, pero más bien se trata de que quise que resultara comprensible para todos los lectores. Además, tiene que ser así, un «pobre diablo», por el simple hecho de que los vampiros no existen, y recuerda lo dicho: no es un vampiro sino un «tema de moda» hecho personaje.
A.M.: Tu vampiro se mueve en la ciudad moderna, enfrentado con los objetos de todos los días, ¿crees que el dibujante puede sacar hoy más partido de esta ambientación moderna, de este enfrentamiento con lo actual, que de la clásica ambientación gótica?
JAN: El terror es realmente y a mi modo de ver una cosa cotidiana. Los arquetipos del terror clásico tienen que moverse en el ambiente marcado por la época que los produjo; imagínate que tomas a Don Quijote y lo trasladas al siglo XX...; eso sería SF., pero no Terror; en cambio, con el horror sí se puede hacer eso.
A.M.: Bien, Jan, creo que de tu último vampiro podría sacarse en conclusión que ya no es tiempo de vampiros...
JAN: Efectivamente, al menos para el mío, cuya publicación no parece cuajar definitivamente, por lo que todavía está verde y no he podido desarrollarlo a fondo. No obstante tengo especial interés por el tema y siempre buscaré ocasiones para tocarlo. Creo que el terror junto con la ciencia ficción interesa mucho a los lectores, mientras que son demasiados los malos cultivadores, o mejor dicho los enterradores, puesto que entierran lo poco bueno bajo montañas de papel...
| La última historieta publicada del «Último vampiro» en el momento de redactar estas notas, nos presenta una notable evolución en el personaje e incluso en el concepto de la página. Personalmente debo reconocer que esta última historieta es mi preferida entre las publicadas; la relación entrelos personajes, y la inesperada pirueta que el autor realiza, traspasando el etílico de uno a otro recipiente, me parecen un auténtico logro humorístico. A añadir el movimiento de los personajes, el ritmo y la absoluta falta de textos que puedan «explicarnos» la historieta, toda la cual transcurre sin un diálogo, reforzada solamente por la “banda musical” quese convierte en elemento principal de la acción. © 1971 Juan López |
Las historietas de El último vampiro, de una página, se han publicado en los números 6, 8, 13, 16, 28 y 32 de la revista Trinca. Paulatinamente la historieta ha ido evolucionando, fundamentalmente en el montaje de la página y en el ritmo, más rápido en la última entrega, pero sobre todo en sutilidad —siendo las páginas 4 y 5 de la serie buen ejemplo de ello—, ganando así en ironía y afirmándose la personalidad del vampiro, sacudido por adversidades e imprevistos que jamás llega a comprender o asimilar, perdido como se halla en un mundo que le es ajeno y hostil…