EL NACIMIENTO DEL CÓMIC PANAMEÑO Y SUS DIFICULTADES
CESAR DEL VASTO

Resumen / Abstract:
Nos proponemos presentar una síntesis sobre la evolución de la historieta en Panamá, cómo evoluciona de caricatura a cómic, quiénes fueron sus precursores, quiénes son sus padres fundadores, y quiénes en la actualidad trabajan por el género. También presentamos las temáticas, y el salto al mundo de la pantalla chica. / We intend to present a synthesis on the evolution of comics in Panama, how it evolves from caricature to comic, who were his precursors, who their founding fathers, and who are currently working by genre. Also we present the themes and the jump to the world of the small screen.
Palabras clave / Keywords:
Historieta en Panamá/ Comics in Panama
Notas:
Texto publicado en el número 34 de la Revista Latinoamericana de Estudios sobre la Historieta en septiembre de 2009.
EL NACIMIENTO DEL CÓMIC PANAMEÑO Y SUS DIFICULTADES

 

Este breve ensayo busca presentar la evolución de la historieta panameña, desde la caricatura, tomando como punto de partida un brevísimo bosquejo comparativo entre el caso colombiano y nosotros, donde actualmente el género de la historieta posee una tendencia positiva hacia su desarrollo; en segundo lugar presentamos su evolución en nuestro suelo, con una crítica moderada, a la búsqueda de su verdadero rostro en el espejo.

Para la mayoría de nuestra naciones al sur del Río Grande el primer referente, el primer modelo del cómo elaborar una historieta, son Estados Unidos, lo que obligó a buscar en el género sus propios modelos, chiquitos, pero nuestros, que en una primera etapa no se caracterizó por una producción historietística abundante ni de calidad; sin embargo en las décadas del cincuenta y del sesenta hubo un gran consumo de historietas importadas, principalmente de Estados Unidos y México. De esos años resultó una suerte de nostalgia por un género que en nuestros países no tenía identidad propia, hasta años venideros.

En la década del ochenta no fueron pocos los intentos de revivir una historieta colombiana, panameña, argentina, ecuatoriana, pero lamentablemente no pasaron de eso, solo intentos (¿quién dijo que Superman se copiaba de mi Rataman?). En la década del noventa toda una generación de jóvenes dibujantes, ahora influenciados por el manga japonés y sin nexos ya con la tradición norteamericana (Estados Unidos y México), se lanzaron a una nueva serie de intentos, irregular pero meritoria, de la cual tampoco ha sobrevivido mucho. La fuerte industria periodística en Panamá propició desde tempranas fechas la aparición de la caricatura que en el transcurso del tiempo se fue transformando, producto de determinadas influencias y al crecimiento de las demandas culturales de la mal llamada opinión pública, en una realidad: nace la historieta.

¿A qué se debe su tardía aparición? En primer lugar, según Álvaro Gómez Hurtado, para ilustrar el caso colombiano, se debió a su débil industria de impresión:

«Las imprentas fueron paupérrimas, anticuadas y escasas. Algunas de ellas mantuvieron en actividad las prensas manuales y los caracteres tipográficos heredados de la colonia, hasta principios de esta centuria.

»Los periódicos no publicaban ilustraciones, porque la técnica del grabado era desconocida. Lo que se empleaba eran viñetas muy decoradas, que se usaron primeramente para indicar el principio o el fin de los capítulos en los libros religiosos, y que con propósitos similares, se insertaban también en las publicaciones periódicas.

»A mediados del siglo XIX, se iniciaron los primeros grabados, que significaron una proeza, a pesar de su primitivismo. La caricatura que en Europa tuvo importancia gráfica casi desde el tiempo en que se inventó la imprenta, batía entonces las mayores marcas de su eficacia política. En nuestro país, las pocas caricaturas que hizo José María Espinosa, el abanderado de Nariño, circulaban de mano en mano en los mentideros del altozano de la catedral, pero se quedaban inéditas».

Todo esto cambia cuando aparece el Papel Periódico Ilustrado, (1881), formidable hazaña periodística, debido al entusiasmo del hombre pertinaz y culto que era Manuel Briceño, pero sobre todo al talento artístico de Alberto Urdaneta, socio del anterior, pero quien fue no solo el director, sino el verdadero empresario de esta maravillosa empresa. Urdaneta pintaba, dibujaba, escribía y sobre todo estimulaba y orientaba a los primeros grabadores que en Colombia verdaderamente merecieron este título: Antonio Rodríguez, Greñas, Moros, Flores, Barreto, Franco y Crane. Venciendo innumerables dificultades, los habitantes de nuestra patria pudieron conocer por primera vez las imágenes de los próceres, que ya habían sido impresas en París a mediados del siglo en espléndidos grabados hechos sobre los precarios dibujos de Espinosa, pero que no habían circulado por tratarse de ediciones restringidas y costosas. Urdaneta, que era un entusiasta admirador de Bolívar, y que tenía un sano patriotismo a flor de piel, dedicó su publicación a divulgar la iconografía de los prohombres de la independencia y de los líderes del gobierno, de suerte que a partir de esos fecundos años los colombianos tuvieron una idea más próspera y certera de sus conductores, de los símbolos patrios que por primera vez se imprimían y de los lugares más representativos de la geografía y de la vida civil y económica.

Con el Papel Periódico Ilustrado las imágenes de Caldas y Torres y Nariño y del propio Bolívar llegaban por primera vez a muchos sitios del país, aunque con más de cincuenta años de retraso. Urdaneta muere de forma prematura y simultáneamente se extingue su periódico, dejando una inmensa sensación de nostalgia que se prolongó por varias décadas. El Papel Periódico Ilustrado sin embargo nunca publicó caricaturas. Tampoco lo hicieron la Gaceta Ilustrada ni las otras publicaciones efímeras que trataron de imitar la revista mensual de Urdaneta. La caricatura se insertaba ocasionalmente en aquellos periódicos políticos precarios y de mínima circulación que se originaban en los movimientos políticos de la época. Todo ello era discontinuo y precario, casi infantil. Inclusive se había perdido la técnica del grabado con gubias, de manera que apenas subsistían los discípulos de Urdaneta que habían aprendido a grabar en madera en los cursos que él organizaba para aumentar el número de sus colaboradores y que, por falta de oportunidades, carecían de experiencia.

Cuando aparece Pepe Gómez (1892-1936) en la escena periodística, la caricatura pasa a un primer plano. Pero con Ricardo Rendón (1894-1931) esta se consagra. En ese tránsito, las primeras caricaturas panameñas –pues fueron publicadas en diarios panameños– datan de 1899. El primer periódico humorístico panameño, de finales del siglo XIX, es El Duende (1893), que se dice «inocentón y travieso». Tenemos además El Entremés (1894) –«consagrado a decir la verdad en chanza a todos los hombres y de todas las cosas»– y El Guante (1896) –titulado «joco-serio»; director Pacífico Sacamuelas. Iniciando el siglo XX –aún unidos a Colombia– aparece El Diablo. Debajo de ese título afirma: «semanario de caricaturas, travieso, inocentón y político…a veces»; el mismo data de 1917. Luego le sigue el periódico La Bruja (1917) y El Ciclón –que dice: «Redactor Rayo Fulminante, director responsable Matea». Le continuarán en esa misma senda La Avispa, (1921) –bisemanario político crítico joco-serio, y que se distingue por denunciar en broma y en serio los problemas del país– y finalmente El Buscapiés (1922) –periódico satírico, joco-serio. humorístico y francote con el pueblo y para el pueblo– y Panamá Nocturno (1925) –semanario de Tiburcio, crítico y caricaturesco.

La caricatura es el eje de entretenimiento de las clases populares, principalmente las trabajadoras de la urbe, un grupo que empezaba a alfabetizarse lentamente y reírse a carcajadas con las tiras de humor de los periódicos o las caricaturas políticas o no. Para nuestra realidad la caricatura comenzará a desarrollarse entre finales del siglo XIX y principios del XX, y las masas urbanas serán sus lectoras, para el caso las clases medias y trabajadoras. Algunos autores como Revilla Argüeso, creen que «la falta de cultura satírica de la comicidad, el humor negro, de los sarcástico o lo cómico fue el atraso del desarrollo de la caricatura en nuestra prensa local. [...] Desconocen lo absurdo, pero con el paso del tiempo –esto lo decimos nosotros– hemos destacado y estamos elaborando una creatividad de calidad cada vez mejor, a veces con sus bajones y lados flacos, pero de que tenemos talento, lo tenemos».

De los primeros caricaturistas en el istmo, tenemos referencia del colombiano Germán Arciniegas, liberal que hace dibujos de humor contra el gobierno de Rafael Núñez, y que los periódicos panameños de oposición publican junto a algunas caricaturas esporádicas de Roberto Lewis[1]. Pero se conoce que las grandes influencias nos vienen de los diarios franceses, estadounidenses y suramericanos que arriban a Panamá cargados de gran expresión artística, cultural, estética y de calidad humorística, política o variada; que más de un niño panameño imitará y el adulto copiará hasta encontrar su propia imagen, su propio personaje original apoyado en nuestra realidad.

El primer caricaturista panameño es Mariano Soto (1891-197?), quien narra cómo se inicia formalmente el movimiento caricaturesco en el istmo, colaborando con periódicos como El Diablo y el bisemanario crítico joco-serio La Avispa. Refiriéndose a Soto nos dice Enrique Gerardo Abrahams: «Mariano Soto es un artista verdadero. Siente el arte del dibujo; siente con el arte. Su lápiz es sicólogo más que pintor. Los semblantes que aparecen bajo la agudeza de su punta reflejan el espíritu, el carácter y el pensamiento de las personas que retrata. Hemos visto muchas caricaturas en revistas extranjeras, hemos leído alabanzas de las firmas que las respaldan; firmas ya célebres conocidas universalmente; pero jamás hemos sentido una caricatura como se sienten las de Soto. No son los defectos físicos ni las especialidades de los rostros o de los cuerpos lo que domina en sus dibujos; solo tratar de caracterizar el pensamiento por medio de la expresión. Y así sucede que viendo figuras, puede muy bien apreciarse: este es un bruto; este un hombre bueno; este un sinvergüenza... Y todo esto lo dicen unas pocas líneas, las menos posibles trazadas con lápiz firmemente sobre un trozo de papel». He aquí su testimonio:

De cómo surgió la caricatura en Panamá, por Mariano Soto

Fue don Constantino Arosemena quien en 1905 o 6 me llevó al Diario de Panamá como empleado en la distribución del periódico a los suscriptores. Era apenas un muchacho a quien no le costaba trabajo entenderlo todo rápidamente. El Diario de Panamá se fundó por un selecto grupo de liberales –cuando aquí había liberales– compuesto por Constantino, Harmodio y Pablo Arosemena, M. M. Valdés, Ciro L. Urriola, Carlos A. Mendoza, Francisco A. Mata, Eusebio A. Morales, J. A. Arango Chiari, J. D. Arosemena, entre otros muchos, con el fin de combatir la ideología conservadora y criticar los actos de la administración Amador. Dirigía el periódico el doctor Odoardo León Ponte, notable periodista venezolano y actuaba como caricaturista Rafael Garmendía, de la misma nacionalidad.

En aquel tiempo la caricatura era muy bien aceptada por el público, que veía en ella una manifestación de ingenio y talento en el caricaturista, y un formidable medio de crítica a veces más destructivo que un editorial. Surgí como caricaturista una vez que Garmendía no pudo captar los rasgos del general Obarrio y de don Manuel Espinosa Batista, conservadores ambos, y yo me ofrecí a ejecutar las dos caricaturas que fueron del agrado de los propietarios del periódico. Luego hice otra de un señor de Sablá, a quien el doctor Amador le dio una bofetada por proponerle una negociación incorrecta, y esta caricatura fue un éxito completo para mí. Luego fueron surgiendo caras, cuerpos, actitudes de cuanta persona merecía el honor de una caricatura. Para El Duende de Edmundo Botello, hice algunas en planchas de jobo y buril, trabajo muy complicado que no dejaba al final una completa exactitud del sujeto que dibujaba.

Fui adquiriendo una reputación en esa modalidad intuitiva y fue subiendo mi salario en la empresa. Vino la lucha política entre don José Domingo de Obaldía y don Ricardo Arias. Yo simpatizaba con este último y, naturalmente, cargaba la mano contra la efigie del distinguido chiricano. Al mismo tiempo escribía algunas notas en el periódico de combate La Ola que dirigían Ricardo J. Alfaro y Demóstenes Arosemena. Recuerdo que cuando don Ricardo Arias renunció a la candidatura en medio de una gran conmoción social y política, fui a su casa como parte de un enorme gentío. Allí estuve en un grupo de muchachos como yo: Juan y Joaquín Arias, Heraclio Chandeck y Pancho y Ricardo Arias. Don Ricardo puso la mano sobre mis hombros y me dio las gracias. Sentí que con esta deferencia pagaba con creces mi adhesión a su persona. Allí dio comienzo a mi amistad con su hijo Pancho, de quien debía ser yo leal y sincero amigo hasta su muerte.

Vino la presidencia de don Domingo y, muerto este, la ocupó el doctor Carlos A. Mendoza, fuerte mentalidad, hombre de gran inteligencia y de extremada cultura. Lo visitó el presidente de Chile, Pedro Mont, y no sé por qué se me ocurrió hacerles una caricatura, ambos en el coche presidencial. La caricatura anduvo de mano en mano hasta que llegó a las del doctor Mendoza quien ordenó se me destituyera del puesto. Don Constantino Arosemena, quien la celebró mucho, me dio un empleo en la Asamblea Nacional, en la Secretaría a cargo del poeta Hortensio de Icaza, en 1910. En la Asamblea hice caricaturas de casi todos los diputados que merecían tal honor.

Cuando Rubén Darío estuvo en Panamá, recuerdo que se le dio un almuerzo en el Hotel Central, al que asistí con el poeta Ricardo Miró. En un descuido del agasajado le hice una caricatura que los comensales iban conociendo disimuladamente; pero como no podían ocultar la risa, el poeta se dio cuenta de ello y pidió la caricatura. Su cara de bulldog se contrajo al principio, luego se rió, después me la hizo firmar y la guardó dándome las gracias. En otra ocasión publiqué otra caricatura representando a la guardia de Palacio. El aspecto patibulario de los policías con el general Pretelt al frente, disgustó a estos y el jefe me hizo arrestar por 14 horas. Salí de la reja gracias a don Nicanor Villalaz, a quien también había caricatureado con sus pantalones clásicos, planchados en forma diagonal.

Durante la primera administración (1912-1916) del doctor Belisario Porras, hice una caricatura del gran viejo por encargo del general Obarrio, su enemigo personal. Obarrio se había conseguido un huevo de pava y sobre este dibujé los rasgos de Porras, de un parecido tal que la gente se aglomeraba frente al almacén de Madurito donde está expuesto el huevo. El presidente, furioso, me llamó a palacio una y otra vez y yo, naturalmente, esquivaba verlo. En Taboga estábamos conversando varios amigos, cuando de pronto irrumpió Porras acompañado de Rafael Neira y de Fabito Arosemena.

Me dijo que yo debía hacerle una caricatura de Obarrio con datos que él me proporcionaría. Neira, a quien yo le había hecho otra un poco ridícula, apoyó al viejo. La caricatura ordenada por el doctor no la llegué a hacer. En 1930, si mal no recuerdo, se presentó Chocano en Panamá durante los días patrios. No sé por qué tuvo a su cargo el discurso del 3 de noviembre, por el que cobró una suma al Municipio. Yo me indigné y le hice una caricatura vestido de presidiario entre unas rejas. Domingo H. Turner escribió sobre esta y la llamó «caricatura profética» cuando vino la noticia de que el bardo peruano había asesinado a Elmer en el lobby del Hotel Bolívar, en Lima, dos meses después. La primera publicación de carácter cómico, sería bien presentada, vio la luz pública con el nombre de Sucesos y la editábamos Sabas Villegas, Abraham Martínez, Ricardo Miró y yo. Salía los sábados, llena de caricaturas y de artículos chistosos, versos satíricos de Miró. Su éxito económico era cada vez mayor. Temeroso el director de Diario de Panamá de que nos enriqueciéramos, suspendió la publicación del famoso folletín.

Trazaba yo el rasgo peculiar de una persona en su fisonomía o en su traje, manera de accionar, modo de pararse, etc. Bastaban unos bigotes como sogas de colgar ropa para que surgiera la efigie de Pancho Mata o de Mr. Jacobs; otros, bien cuidados, erizados hacia el frente, correspondían a don Herniquito Lewis; zapatos con tacones Luis XV y una cabeza rizada, con pequeños bigotes chaplinescos, denotaban la personalidad del doctor Dutary. Y así aparecían, con rasgos fuertes, definitivos de cada persona, personajes los más distinguidos de una época que bien merece recordarse. En la exposición de pinturas y caricaturas que organizó el artista Roberto Lewis, yo expuse 120 de las últimas que merecieron del Jurado Medalla de Oro para su autor. Nunca vi la medalla, pero vendí más de 90 cuadros a buen precio.

Un señor Taracido y el pintor Pallete Varas quisieron hacer de la caricatura un dibujo completo de la persona, sin éxito alguno. La caricatura no es un retrato; es el rasgo que capta la figura de un ser determinado o de una cosa inanimada; es la parte sobresaliente de una persona deformada por el lápiz del caricaturista, sin que la persona pierda nada de su ser. El caricaturista debe tener la habilidad física con el lápiz y poseer cierta dosis de sicología que le permita estudiar la parte psíquica de aquel a quien quiera dibujar. Por eso basta una lí nea, o dos o tres, para retratar al sujeto. El caricaturista encuentra algo de ridículo aún en los actos de mayor solemnidad. Ese ridículo es lo que explota. Eso es todo.

 

De la caricatura a la historieta

Los estudiosos de la caricatura han desarrollado un concepto para analizarla: la caricatografía. La caricatura es un recurso constante en nuestros medios periodísticos desde finales del siglo XIX. En ella se reflejan las pugnas por el poder político, las rivalidades personales y entre partidos políticos liderados por caudillos o señores de la violencia. Es un arma, una extensión de la política que incumbe el campo del humor, para aliviar las tensiones creadas, ficticias o no, por el ambiente politizado de la época. En nuestro medio se desarrolla por tanto una tradición por la sátira política, contra las formas/contenidos de hacer política y de los políticos.

Cada partido tenía su medio o espacio de propaganda, y cada partido sus periodistas de oficio, bien pagados, que cumplían al pie de la letra las demandas del dueño del medio, que recibía su parte en esta lucha política. Y muchas caricaturas –sin conciencia de ello por parte del común de los panameños– incidieron en su formación política y hasta en el resto de la mal llamada opinión pública, que en realidad es la opinión de los dueños de la prensa, la radio y restantes medios de comunicación.

Entre los primeros caricaturistas, tenemos a:

Carlos Mouynes Vallarino

Caricaturista panameño de padre francés y madre panameña, nieta del general Tomás Herrera. Educado en España en música y artes, labora como cajero en la casa comercial de Carlos W. Müller, llamada La Mascota; inicia sus primeros dibujos en la revista Nuevos Ritos dirigida por el poeta Ricardo Miró (1908) ya sea para ilustrar una portada o unos versos. La revista Nuevos Ritos nos dice: «Desde muy joven se sintió atraído por el arte y la música, faenas que cultivó a lo largo de su vida. Siendo aún muy joven, Mouynes abandonó con su familia esta tierra donde nació y fue a radicarse en Barcelona, en donde permaneció por espacio de diez años. Su temperamento, naturalmente artístico, se refinó en aquel ambiente de arte y de modernismo, y sin estudios serios, dando al arte los ratos que le dejaban libres sus muchas ocupaciones. [...] Hoy lo mismo que ayer, en los ratos de ocio que le dejan sus delicadas funciones de cajero de la importante casa de comercio de don Carlos W. Müller La Mascota, toma el lápiz y con cuatro líneas precisas nos dibuja una caricatura genial, una ilustración para unos versos o una carátula para la revista. [...] Es, pues, de justicia que digamos que el espíritu artístico de Carlos Mouynes, ha contribuido en mucho al cambio favorable que cada día se opera en Nuevos Ritos, que complace en recordarlo así».

Durante su estadía en Barcelona hizo una gran amistad con el poeta Ricardo Miró, a quien le dibujó una excelente caricatura vestido de torero. Fue el primer gerente de la Caja de Ahorros de Colón. Diseñó el «Monumento a la madre», ubicado en la avenida principal de la ciudad.

Carlos Bertoncini

Dibujante italiano, es quien dibuja la propuesta de palacio municipal, y elabora los dibujos de la «Guía directorio de la Ciudad de Panamá», editada en 1906 en los talleres de Cheva lier -A ndreve & Cia, y elaborada por los señores Pastor Jiménez y Diocleciano Ramos García. Se dedicó a enseñar dibujo, en la Escuela de Música y Declamación.

Labora en la revista El Niño (1919), dirigida por los maestros Octavio Méndez Pereira y José Daniel Crespo. Es una revista de chistes, algunas caricaturas, cuentos, consejos: en fin como dice su encabezado un semanario infantil de educación y recreo; su primer número data del 18 de agosto y dura dos años. Con esta publicación se une la caricatura a la niñez panameña, y deja el monopolio adulto[2]. Y es que la literatura infantil no es un género menor, por considerarla así muchos padres y maestros, están hoy lejos de la lectura y la enseñanza de sus hijos, más aún algunos consideran este arte comunicativo junto a la caricatura como metáfora de la infancia. También hace caricaturas en la nueva revista para niños Tito (1932), dirigida por la maestra Otilia Arosemena, continuadora de sus antecesores, con más dibujos y consejos, y en 1942 en la revista La Prensa Ilustrada, con caricaturas deartistas extranjeros sobre la temática de la guerra mundial. La misma se edita en Panamá.

Albero Pallete-Varas

Calígrafo, pendolista, dibujante, caricaturista, era un maestro en la decoración y confección de carros alegóricos del carnaval y en las orlas para diplomas. Abrió los ojos en Guayaquil, arriba al istmo el 11 de noviembre de 1918. Se casa con la panameña Emma Dausane Arosemena. Labora con Roberto Lewis en varias ramas del arte. En 1930 Pallete-Varas dibujó al artista ecuatoriano Demetrio Aguilera Malta, radicado por esos días en nuestro país, reprodujo a plumillas viejos rincones panameños. Aguilera reunió las excelentes plumillas en un álbum, en cuyo prólogo aparecen dos caricaturas del artista, visto por Pallete-Varas y por De Pool. Pallete-Varas falleció el 21 de mayo de 1983 en Perú.

Reinaldo De Pool

Caricaturista panameño, nacido en Curaçao en 1899, hijo del diplomático y profesor de esgrima, pintor, escultor, fundador de revistas doctor John De Poll (1873-1947), quien encalla en Panamá hacia 1920, luego de un periplo por varios países del continente, y se encarga del taller de fotograbados de la Estrella de Panamá. Su padre, educado en Venezuela, sirvió a varios presidentes de ese país, radicándose después en varias naciones. Sus hijos Reinaldo y Ernesto continúan la industria del fotograbado y dibujos ilustrando diarios y revistas. De 1939 a 1940 Reinaldo labora como caricaturista del diario Star & Herald, participa en las exposiciones pictóricas celebradas en el Instituto Nacional con sus caricaturas, ya que también se dedica al dibujo comercial para vivir; obteniendo menciones honoríficas. A su padre, quien se nacionalizó panameño cinco años antes de su muerte a los 74 años, se le acusó de fomentar el cine en nuestra conservadora realidad a través de sus carteles.

Melitón Castro

Caricaturista y pintor panameño, nacido en calle 14 Santa Ana en 1912. Fue alumno del pintor Roberto Lewis en la primera Academia de Pintura, por cuatro años junto a Vivaldi, Cedeño y Silvera. Ha ganado varios premios internacionales y muchas de sus caricaturas costumbristas y pinturas son bien cotizadas en Suramérica; la mayoría de sus caricaturas han aparecido en el suplemento de la revista Épocas de la década del cuarenta[3].

Se radicó en Chitré, denunciando el abandono del interior y las injusticias contra el campesino; allá en julio de 1950 hizo su primera exposición de caricaturas Su personaje principal fue Tiburcio –hombre humilde del campo que denuncia los males gubernamentales contra ese sector– aparecido en las décadas del cuarenta y del cincuenta en las revistas Épocas y Mundo Gráfico. En 1950 se edita el semanario Tiburcio, a cargo de Tito del Moral Jr.

Él mismo nos dice: «Me inicié como caricaturista a los trece años –le impactaron los sucesos de 1925 del movimiento inquilinario–, era caricaturista político, caricaturizaba a varios personajes, como Ricardo Miró, a quien le agradó su caricatura y me premió con un libro autobiografiado. [...] Mi primer trabajo permanente fue a través de mi personaje Nico, que representa al campesino panameño, en la revista Épocas y el Panamá América y finalmente en El Gráfico. [...] Durante muchas décadas una clase social manejaba el país y no es hasta seis o siete años que la situación ha ido cambiando poco a poco». También destaca como buen fisonomista; por ejemplo: «Mi recuerdo de Ricardo Miró. Vemos al insigne poeta erguido dentro de su traje de corte irreprochable, tocaba la melenuda cabeza con el sombrero de paja dura a usanza de la época. Cabalgando sobre la recta nariz los grandes lentes circundados por gruesos aros de carey: la corbata negra, en lazo casi siempre, caída sobre el pecho, y en la boca la boquilla de nácar o de marfil en la que humeaba perennemente el cigarrillo. Y, sobre todo, aquel invariable, inevitable bastón de gruesa empuñadura que daba a su figura singular una presencia inconfundible de gran señor».

Manuel Antonio Salas

Artista ecuatoriano, Bachiller en Filosofía y Letras del Colegio Nacional Vicente Ricafuerte y estudios superiores en la Escuela de Bellas Artes de Quito. Llega a Panamá en 1942, donde hace caricaturas para la revista Épocas, luego pasa a laborar, tras gira artística por Suramérica en 1945, al semanario Mundo Gráfico donde continúa haciendo caricaturas magistralmente y retratos caricaturizados de personajes como; Carlos Eleta (Mundo Gráfico del 16 de enero de 1943) y también se puede apreciar su destreza en el art deco en las portadas e interiores (el 13 febrero atrás y el 1 de mayo portada) Obtuvo mención honorífica en el Primer Salón de la Caricatura, organizado en la Universidad de Panamá, en septiembre de 1982[4].

Ricardo Marín

Caricaturista español, proveniente de Cuba en 1941 aterriza en Panamá, donde pensaba quedarse unos días y se quedó tres años. Salió de España, ante la derrota de los republicanos en la guerra civil (1936-1939). Labora en el semanario Mundo Gráfico de Samuel Lewis, por cerca de tres años, hasta partir a mediados de 1944, rumbo a México, dejando a varios entusiasmados por el manejo del humor político caricaturesco. Se afirma que fue el promotor de la página de ese semanario llamada «Buen Humor», que contenía caricaturas y chistes; también se afirma que trató de editar una revista de humor gráfico llamada La Risa.

Eudoro (Lolo) Silvera Castillo

Caricaturista, escritor, músico, arreglista, cantor, pianista y pintor chiricano, nacido en David el 7 de mayo de 1916; se afirma que la moderna caricatura viene a nuestra realidad por él. Se le considera el padre de la caricatura panameña. Egresado del Instituto Nacional de Bachiller en Ciencias y Letras y maestro de enseñanza prima r i a (1935), sigue estudios de pintura con los maestros Roberto Lewis y el español Francisco Vallarín en la Escuela Nacional de Bellas Artes.

Con Morris Kantor, Peppino Magravite y Sidney Delevante estudia pintura y escultura en el Cooper Union Institute de Nueva York (1942) y en la Juillard School of Music, especializándose en canto de Lieder y tenor (1947). Su primera exposición la realiza en esa ciudad en 1947, pero antes de todo esto era caricaturista político, que edita sus primeros dibujos en los diarios La Hora, el Panamá América, y finalmente en Crítica y el Expreso, todos propiedades de la familia Arias, y su fundador el ex presidente Harmodio Arias. Al regresar al país funda la revista Tierra y Dos Mares (1952).

En 1955 y 1957 expone en la Unión Panamericana de Nueva York. Por estos años elabora sus caricaturas para la revista Siete, hasta llegar a ilustrar, entre 1959 y 1967, en las minirrevistas Viernes y Tribuna Pública. En 1960 parte a Estados Unidos como asistente del director de artes visuales de la OEA, en 1962 gana beca de Alemania Federal para estudiar en la Academia de Artes Plásticas de Munich (Akademie der Bildenden Künste) con el profesor Lohwasser, aprende litografía, grabado en metal y con Tiermann en plástico (1963).

A su regreso en 1967 es profesor de la Escuela Nacional de Pintura, en 1971 profesor del Instituto Nacional de Música y el Conservatorio Nacional de Música hasta jubilarse en 1976. Ha participado en concursos internacionales como el de São Paulo, la Internacional de Pittsburg, la Gulf Caribbean, la del Museo de Houston, Texas, la Esso Standard Oil, La Carnegie, la Bienal Hispanoamericana de Pintura y Grabado, la Artist Gallery, South American Gallery, Sinfonía de París y en la Bienal de Bogotá donde gana mención honorífica. Ha ganado tres concursos de pintura Ricardo Miró, dos en primer lugar y uno en segundo.

No había revista o periódico que no comprara sus caricaturas. Especializándose principalmente en la caricatura política, desde una perspectiva nacionalista, antimperialista y humanista. «La caricatura fue un instrumento de la lucha política, y desde los linotipos se echaba leña al fuego de los odios partidistas».

Ha expuesto en las principales capitales del mundo, y ha sido galardonado con premios y condecoraciones tanto en el ámbito internacional como nacional. Artista completo, no solo ha cultivado el arte pictórico y la caricatura; también canta y escribe cuentos, novelas y poesías. Hoy tiene 91 años. Se confiesa: «Descubrí mi pasión por el arte a los quince años. [...] Fue entonces cuando conseguí que el diario bilingüe The Panama American publicara mis primeras caricaturas (en 1934, luego le siguieron los diarios: El Día, El Panamá América, La Nación, El Informe Diario, La Crítica, pero sobre todo en La Hora). [...] A los veinticuatro ya tenía mi primer cuadro firmado y llevo vendido miles ya que no llevo la cuenta. [...] En los Estados Unidos me casé y me fue mal, regresé a mi país. [...] Nunca recibí una denuncia, pero sí había gobiernos que mandaban a sus detectives y rufianes a disparar sobre nuestras cabezas. [...] Jamás tuvieron la intención de matar a nadie, sino de asustarnos... de todos los gobiernos a los que más le di palo fue el de Remón... era el más grosero de todos, puso a los presidentes que le daba la gana y luego se puso a sí mismo».

A Eudoro Silvera, la oligarquía lo mantuvo en el ostracismo porque él siempre le sacó sus trapos sucios a esa burguesía antinacional y vendepatria, asesina y corrupta, por su caricatura de denuncia, social, nacionalista, ética y hasta revolucionaria, se le privó en más de una ocasión del reconocimiento debido a su talento y no gozó del brillo que otros con menos talento y menos capacidad sí gozaron por su servilismo y sus posiciones genuflexas.

De él ha dicho Revilla Argüeso: «Quien quiera conocer cómo era el istmeño medio de esas décadas, basta con que estudie esos dibujos de Lolo Silvera (de las décadas del cincuenta al setenta), pues destaca por su picardía, y situaciones tragicómicas, con personajes humildes y políticos de turno. [...] Con él se puede decir que inicia la fase de la caricatura panameña con recursos propios, sin tomar nada prestado a nadie, logra construir la memoria de la infancia y la adultez –a través de una picante, mordaz, e inteligente lectura de sus caricaturas–, a muchas generaciones de panameños. Cabe señalar que entre Lolo y el pintor y caricaturista Malanga (Manuel Meneses) que estudió en Cuba y aprende de los caricaturistas cubanos a hacer publicidad a través de carteles, se tiende el puente generacional al convertirse estos en maestros generacionales de artistas y caricaturistas».

Desde los inicios de la República, hasta la década del sesenta no existía ningún artista dedicado exclusivamente a la caricatura. «Yo caricaturizo para no salir a tirar piedras ni balas a la calle; con mi dibujo golpeo más». Indudablemente, con Lolo se inicia el camino de divorcio de las influencias estadounidenses para entrar en la imagen gráfica a lo panameño. Existe el prejuicio generalizado que la caricatura es una manifestación del traspaso de la vida cotidiana al plano político, la verdad es que nunca la vida cotidiana se ha divorciado del plano político, lo que pasa es que su carácter marginal, ha provocado esa visión falsa y sesgada de la realidad al ciudadano común.

Con Silvera se crea un lenguaje propio para una generación, el hombre del barrio se ve reflejado en sus caricaturas, en sus ironías, se desquita a través de esas gráficas donde se plasma la realidad, se resiste, se critica. Las frustraciones y los valores del panameño de la calle, del hombre de a pie se reflejan en los comentarios, en los relajos, en los movimientos que tienen plasticidad tanto en los momentos de hacer política como de hacer la vida diaria, el día a día de la cotidianidad. La caricatura se enfoca dentro de la confrontación bipartidista entre gobierno y oposición, es decir, un conjunto de partidos neoliberales y liberales renovadores, todos en franco proceso de descomposición y que tienden a degenerar en una confrontación, en la que el pueblo es convidado de piedra (y se caricaturiza como Liborio, Petrolón etc.).

Otra característica es que la misma caricatura tiende a ridiculizar, a exagerar los exabruptos del poder, del caudillo, del personaje en cuestión, ironizar situaciones y provocar un efecto político directo. La mayoría son de signo positivo, y aquí la mentalidad del dibujante se deja sentir y trata de ser fino en el humor al punto de que cae en la elegancia del humor, como estilo de hacer –nuevo– de la política panameña.

Como parte integral de la mentalidad política panameña, estas imágenes están relacionadas con el discurso invisible y el discurso hablado, y sirve como instrumento complementario de combate al primero y viceversa. Los sectores a los que va dirigido el mensaje –el pueblo y las élites partidistas– asumen una actitud intolerante, y en mucha ocasiones recurren a la amenaza o a la violencia a través de sus grupos de maleantes, varilleros contratados a sueldo y que reciben el mote de Pie de Guerra (grupos paramilitares).

Todo ello fue un proceso de incubación de las conciencias, predisponiéndolas a la pelea y luego sacar un saldo a favor o en contra, donde las élites negociaban sentados sobre los cuerpos del pueblo, convidado y peón de las pasiones políticas bastardas de la llamada República de los primos, y que aún subsiste. El conservatismo, aliado tradicional de la Iglesia, construye una leyenda negra de liberalismo como partido anticristiano, ateo, masón y pecaminoso, cuya doctrina había sido condenada por el Vaticano. Estas imágenes se impregnaron del imaginario conservador.

 

La transición: de la década del cincuenta a la del sesenta

La prensa hablada y escrita jugó un papel determinante en la gestación de la mentalidad de intolerancia y en la proclividad a la violencia. La responsabilidad de un periodismo que responde a caciques y caudillos, representando a sus adversarios políticos como enemigos irreconciliables, injuriando la honra de personas honorables o de estimada reputación, mientras que a los verdaderos culpables o responsables se les oculta, ha provocado un clima de intolerancia que busca la confrontación entre los bandos políticos.

Diarios como El Panamá América, La Hora, El País, La Nación, La Estrella de Panamá, Federación, etc. fue ron los medios por los que se propagó un tipo determinado de pensamiento, imaginario político o de mentalidad política hegemónica que se traduce en agresiones escritas, caricaturas, editoriales duros, titulares golpeadores que alimentan la atomización, el sectarismo, la fragmentación, los odios superfluos, etc.

Las necesidades de las clases dominantes en pugna obedecen más a su deseo de tomarse el Estado botín que a darle soluciones al país o a determinado proyecto. La mayoría de las elecciones son fraudulentas, y el saqueo se generaliza con un par de obras de carácter populista. El dibujante por ende trata de distanciarse, pero en este período es obligado a sumarse al carro de agresiones de un bando contra otro, convenciéndose y autoconvencido de estar en el sitio y el lugar adecuado y justo.

Así observamos el lenguaje acusador, agraviante, y hasta en las líneas editoriales se observa la semejanza y correspondencia entre el dibujo y el resto del periódico. El mensaje a través del signo es directo, sin ambages, va al ataque sabiendo lo que se busca; por eso el ataque, la respuesta del otro no se hace esperar y en muchas ocasione actuaban los pies de guerra o la misma policía.

Los dibujantes no usaban seudónimos, todo el mundo sabe quién hace las caricaturas políticas, usan sí –en algunas ocasiones– apodos que le vienen desde la infancia. Como la lucha es directa, abierta, no vale esconderse, mejor es dar la cara, opinan los mismos luchadores políticos de esos tiempos. Eso demuestra –culturalmente– hombría, machismo, valentía, fuerza, capacidad. Las denuncias de corrupción, inmoralidad, fraude, comunismo, nepotismo, doble moral, clientelismo, son los temas más usados por los medios y sus artistas.

A los líderes políticos como Remón, se les representa, muchas veces como un cerdo, un animal armado, un gánster al que debía temérsele por ser imprevisible. Chiari, como adalid del civilismo, un dechado de virtudes en oposición al gordo Remón, pero en otras, principalmente del diario de Remón, era presentado como un civil blandengue, sin criterio y mandadero de cualquier postor que pagara el precio. Y al caudillo Arnulfo se le presenta con una sonrisa cínica, pícara, un hombre ambicioso del que no se sabía cómo amanecería si con insultos a sus copartidarios o demostrando siempre su rostro oculto, imprevisible y hasta de locura mesiánica.

La intencionalidad política partidista –como afirma Darío Acevedo Carmona– de las caricaturas era evidente, el contenido simbólico de las imágenes es coherente con una dinámica previa que va preparando espiritual, anímica y mentalmente a los partidos para la acción violenta. La caricatura contribuye a la exacerbación de las pasiones al estimular las visiones excluyentes y el clima de intolerancia, al dar a entender que con el otro es imposible la convivencia.

Es importante conocer y estudiar las actitudes y la mentalidad previa a cada episodio violento y se encontrará allí en algún lugar la influencia de los medios y sus dueños, aliados de Estados Unidos en la llamada guerra fría. La eficacia del discurso y de la men talidad excluyente y hegemónica, la tarea destructiva de la imagen del otro comparte la autoafirmación, la sobrevaloración y afinación de la imagen propia. La retórica de la agresión, de la confrontación acusa al otro de ser lo más negativo, lo más cruel, lo criminal mientras que el resto son los buenos. En medio de esta realidad aparece la primera historieta panameña, realizada por un estadounidense, llamada «Don Winslow salva el Canal de Panamá» (Don Winslow of the Navy).

La historieta panameña

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Figura 1: Portada del número 49 de Don Winslow of the Navy de la década del cuarenta.  
La tira cómica de prensa ha sido el formato por excelencia por el cual se ha desarrollado en nuestro medio y, estoy seguro que en otros, la caricatura en general. Desde la década del veinte hasta nuestros días dos diarios han representado los intereses económicos principales (comercial y ganadero): La Estrella de Panamá y El Panamá América. Estos diarios han insertado la tira cómica estadounidense, de mínima frecuencia, con su consecutiva expresión de una idea: el tema, el nudo y el desenlace, en tres o cuatro viñetas. Las primeras aparecen en el suplemento dominical, para deleite de grandes y chicos.

Los primeros intentos, los realiza Lolo Silvera, pero es el estadounidense Frank V. Martinek, quien publica la primera historieta en Panamá en el diario The Star & Herald, en la sección inglesa, a partir del 31 de agosto de 1952. El guión dice que dos siniestros saboteadores, al servicio de un espía llamado Scorpia, pretenden destruir el Canal. Don Winslow, veterano oficial de Inteligencia Naval de Estados Unidos, se lo impide, deteniendo la conspiración y salvando el Canal. La historieta duró tres meses e incluyó a personajes reales como al capitán W.S. Parsons, de la armada de ese país estacionado en el Puerto de Cristóbal, al periodista local Luis Noli.

Martinek sirvió en la armada de su país y luego laboró para el FBI por cuatro años. Esta primera historieta panameña se enmarca en los tiempos de la guerra fría (1946-1991) desarrollada por Estados Unidos y sus aliados contra la Unión Soviética y el campo socialista.

Frank V. Martinek (1895-?) escritor y novelista estadounidense, nacido el 15 de junio en Chicago, Illinois, laboró como periodista del Chicago Record Herald desde 1910. Fue agente especial del Departamento de Justicia (1921-1925) y asistente del vicepresidente de la Standard Oil Company de Indiana desde 1925. En la primera guerra mundial sirve a su país como marino dentro de los servicios de inteligencia, logrando ascender a comandante naval en reserva (1917-1921). Su obra principal es la historieta «Don Winslow of the Navy» (1934-1955) dibujada por León A. Beroth (1905-?). Publica la saga como novela: «Don Winslow Face to Face with the Scorpion» (1940-1943). Originalmente su historieta fue publicada en libro, pero el publicista coronel Knox del Chicago Daily News logra publicarla como tira cómica a partir de mayo de 1934 (aunque la primera parte aparece en The New York Sun el 5 de marzo). Knox fue nombrado después secretario de la armada naval. También la historieta fue llevada a la radio por la cadena azul de NBC a partir del 19 de octubre de 1937 hasta el 5 de octubre de 1942. En 1934 se agremia en el sindicato Bell.

Leon A. Beroth (1905-?), dibujante estadounidense, estudió en el Instituto de Arte de Chicago, laborando en arte comercial, como ilustrador, pintor y artista. Desde marzo de 1934 a julio de 1955 fue el dibujante de la serie de historieta «Don Winslow of the Navy».

La Plancha (1977-1978)

Es una publicación al mejor estilo underground panameño, sino la primera de este tipo del mundo culturoso que trata de romper con los valores tradicionales. Es editada en diciembre de 1977 por un grupo de jóvenes revolucionarios vinculados al Grupo Experimental de Cine Universitario (Gecu), fundado en septiembre de 1972 al calor del proceso cívico-militar iniciado por la alianza en pro del rescate de nuestra soberanía nacional.

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Figura 2: Viñetas de «Comandos & CIA» por Dirk Ortega publicada por entregas en los primeros números de La Plancha.

En ese esfuerzo editorial y cultural transformador se unen los hermanos Ortega Santizo, los Martínez, con el apoyo de José de Jesús Martínez, Marcial Arias, Bashuto (Winston Churchill James), Moisés Pascual, Basilio Acosta, Ángel López, Jaén Llamas, Chigoré, Enrique Chuez, y Ologuaidi entre otros que están unidos en el proyecto de Taller Cultural Panamá.

En el primer número encontramos la historieta de Dirk Ortega (hermano menor de los hermanos Ignacio y Virgilio Ortega Santizo, ambos fallecidos en el 2007 y 2008 respectivamente) llamada «Comandos & Cia». En el segundo número de mayo de 1978 está su continuación, y además aparece la historieta del hermano Cáncer Ortega Santizo (Ignacio Ortega S.) con el nombre de «Historia de Cacos»: el primer esfuerzo serio de hacer historieta en Panamá.

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Figura 3: Página de «Historia de cacos» por Ignacio Ortega Santizo (Cáncer) publicada en el número 2 de La Plancha.

Es importante destacar que la revista es manifestación de todo un movimiento cultural renovador de nuestras estructuras identitarias, una rareza en la fauna abigarrada de nuestra forma y representación de hacer industria cultural, y por ello se adscribe además al movimiento muralista de la década del setenta, muy a tono con el despertar de nuestros pueblos, que luchan contra las oligarquías militarizadas aliadas de Estados Unidos.

En la década del setenta surgen en América Latina varias perspectivas que introducen al cómic dentro de sus marcos de análisis. Este ensayo compara la visión crítica antimperialista de Dorfman y Mattelart frente a la creativa literaria de Cortázar. Recorre los textos clave de ambas visiones –«Cómo leer al pato Donald» y «Vampiros multinacionales»– tratando de comparar su dimensión expresiva y sus esfuerzos por criticar la sociedad del momento. Para Dorfman y Mattelart los cómics Disney fueron un espacio de rechazo, mientras que para Cortázar el cómic de Fantomas articuló un espacio narrativo lleno de posibilidades creativas que le ayudó a inventar un discurso profundamente comprometido con los dramas de la sociedad, del cual tenemos en nuestra tierra a sus representantes, como:

Ignacio Ortega Santizo (Cáncer)

Artista visual, músico, poeta y cuentista nacido en la ciudad de Panamá en 1950, fallece el 14 de julio del 2007. Egresado del Colegio San Agustín, realizó estudios de Sociología en la Universidad de Panamá y de música en Brasil. Fue uno de los fundadores del movimiento musical y muralista revolucionario Taller Cultural Panamá, que editó la revista La Plancha, y del grupo musical que busca la sonoridad para el movimiento cinematográfico del Grupo Experimental de Cine Universitario (Gecu), ambos fundados en la década del setenta. Líder del grupo musical Trópico de Cáncer, ahí logra componer y grabar varias piezas que se incorporan a la nueva canción de protesta latinoamericana Sale de su cantina «América Latina», primer LP del grupo. También destaca con sus tiras cómicas en el semanario Universidad con sus personajes Kafá, y Grotesk. Sus libros de cuentos son: «La cabeza del cangrejo» (Panamá, 1992) y «Encuentros fugaces» (Panamá, 2007).

Alfredo (Wilfi) Jiménez Vélez

Publicista, productor audiovisual, periodista y caricaturista, nace en ciudad de Panamá en 19 de junio de 1933. Comienza en el mundo de la caricatura desde su etapa estudiantil en el Colegio La Salle; con su amigo Julio Rovi editan el periódico estudiantil de caricaturas El Bocón, hecho a mano y del cual logran cinco ejemplares. Estudia arquitectura en la Universidad de Panamá con los maestros Juan Manuel Cedeño y Herrera Barría, pintura, dibujo y todo lo que debía conocer de arte.

Su primer trabajo como caricaturista lo inicia en los primeros años de la década del cincuenta en el diario El País, propiedad de Samuel Lewis Arango, y en Mundo Gráfico. Aunque según Víctor Ramo –uno de sus discípulos– se inició como reportero en el diario La Nación, y su primera garza es publicada el 1 de octubre de 1968 en el diario El Mundo. Antes había publicado caricaturas en La Estrella de Panamá, Mundo Gráfico y otros periódicos de esos tiempos.

En 1965 edita como estudiante universitario La Iguana, semanario humorístico; su primer personaje definido es la Garza (1968), rememoración de las que se encuentran en el Palacio Presidencial. Laboró en el diario La Prensa no solo como caricaturista, sino como director de información y redacción, y finalmente queda como director del semanario Quiubo y el tabloide El Ají –en la década del ochenta y principios de la del noventa– de muy temida acogida. Revilla Argüeso afirma que «es agudo, puntilloso, poco cáustico... maestro de lo cotidiano».

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Figura 4: Página de Alfredo (Wilfi) Jiménez Vélez.

Pero su fama de humorista se asienta cuando se convierte en experto ornitólogo al crear «La pileta de las garzas», que aún revolotean por nuestro medio y que se han convertido en un ícono del diario La Prensa. Para él, más que sentido de humor hay que tener tolerancia para aceptar la burla que ella encierra. Todos solemos tener buen sentido del humor hasta que la risa es a nuestra costa.

Carlos (Chic) Martínez

Artista panameño nacido el 3 de noviembre de 1936. Estudió Arquitectura en la Universidad de Panamá, su maestro fue Juan Manuel Cedeño. En 1958 lleva a cabo su primera exposición de caricaturas en la Caja de Seguro Social; las mismas han sido reproducidas en los principales diarios del país: El Sol, Panamá América, El Mundo, Expreso, El Día. Ha creado varios personajes, como Petrolón (Matutino) Ipatcito (IPAT, Instituto Panameño de Turismo, y los de corte más político como Loti, Salcita, Vecino de arriba, Las Nonecas, pero indudablemente el más popular es Petrolón, pedigüeño, socarrón que también ha sido reproducido en La República. Considera a Eudoro Silvera como su maestro. Gran admirador de Niko Lursen, valioso caricaturista de origen cubano, quien laboró por varios años en el diario La Crítica y quien fuera el creador de la recordada serie «Radio Bemba».

Eduardo Cerrud

Artista panameño de la caricatura nacido en Ciudad de Panamá en 1947. Graduado de arquitecto en la Universidad de Panamá en 1977, publica sus caricaturas en revistas y periódicos sobresaliendo en la Estrella de Panamá y La Gaceta Financiera; destacó en el Cuarto Salón de Caricatura organizado por la Universidad de Panamá.

Fernando (Peña) Morán

Caricaturista panameño, artista de la pluma humorística nacido en Panamá el 11 de junio de 1950; su maestro fue Juan Manuel Cedeño, en la Escuela de Artes Plásticas y de Herrera Barría; también estudió arquitectura en la Universidad de Panamá. En 1973 comienza a dibujar en los diarios de la Editora Renovación. S.A. (El Matutino, La Crítica, y La República) una serie de historietas de corte histórico con las figuras de Victoriano Lorenzo, Belisario Porras, Bayano, etc., pero sobresale por sus caricaturas cotidianas con fuerte sentido patriótico y fuerte crítica socio-política hacia el gobierno cívico-militar aunque en sentido constructivo. En 1980 hace la primera caricatura para La Crítica, donde pone al asilado Sha de Irán en una intervención quirúrgica realizada en Panamá, que le abre definitivamente las puertas en esa empresa del gobierno.

«Llevo veinticuatro años en este oficio, y me inicié como un ilustrador para portadas de revistas o dibujos de fichas y trabajos de arquitectura, entré a la caricatura de forma accidental... para este trabajo se debe aprender a desarrollar los temas, luego ir simplificando las partes medulares de un contenido hasta dar el significado en un dibujo gráfico y esto se gana con la experiencia... el profesional de la caricatura debe dominar el tema, para saber cómo desarrollarlo, buscando el punto que pueda ayudar sin perder el sentido del contenido, donde explique claramente el tema y que tenga ese toque de humor».

Fue profesor asistente de Diseño Gráfico en la Universidad de Panamá y se graduó de periodismo en la Facultad de Comunicación Social; actualmente es profesor de Expresión. Arquitectónica de la Facultad de Arquitectura. Hoy continúa caricaturizando para La Mira (semanario que se edita desde el 2004 con El Siglo, diario donde lleva trece años de fecunda labor). Ha ganado el VII Premio Nacional de Periodismo, por la Fundación Forum de Periodistas (2004) y en el 2000 el Premio Nacional de Caricatura, otorgado por el Colegio Nacional de Periodistas de Panamá. También ha participado desde

1998 en concursos internacionales como la Ciespal, ocho años en un concurso internacional en Madrid con la Universidad de Alcalá de Henares, y otro latinoamericano que se realiza cada año en periódicos de Brasil y Colombia. También ha ganado premios en 1996 y 1997 por sus portadas en el periódico humorístico El Camaleón (hoy Cáscara News, como prolongación del programa de humor teledirigido).

Tarcisio Valdés Bosch Jr.

Caricaturista e historietista, nacido en Panamá. Inicia en el oficio del lápiz y el borrador en 1968, siendo estudiante de Arquitectura, para el periódico El Sol de la editorial El Mundo, propiedad del ingeniero y político David Samudio. Otras aparecieron en El Mundo y El Día. Usa para entonces el seudónimo de TV-jr. Arquitecto de profesión, ganador de uno de los premios que otorga la Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitectos, en 1988 logra una beca con la cual estudia una Maestría de su carrera en España.

Este viaje logra aprovecharlo para editar en Madrid, junto a otros caricaturistas, una revista de historietas y caricaturas a inicios de la década del noventa. A su regreso siguió haciendo historietas para la revista Momento. Por su parte, otro Valdés –Humberto– hace caricaturas e historietas para la revista Este País –antes Diálogo Social– creando su personaje «Buaycito» (1990), un perro que ve la vida de manera muy particular, rescatando los valores más dignos del ser panameño. Con este personaje edita el primer paquín (fanzine), donde sobresale su oposición patriótica a la invasión estadounidense de 1989.

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Figura 5: Página de «Buaycito» por Tarcisio Valdés Bosch Jr.

Eduardo Pérez

Caricaturista (Panamá, 1950). Licenciado en Arquitectura por la Universidad de Panamá (1976); cursos de Xilografía, Fotograbado y Grabado. Estudió Serigrafía en la Corporación Prográfica de Cali (Colombia). Ha trabajado en diseño gráfico de carteles, logotipos y caricaturas. Para plasmar su obra se sirve principalmente de las técnicas de acuarela, grabados y acrílicos. Galardones: Primer Premio Cartel XI Festival Mundial de la Juventud, 1978, Primer Premio Nacional de Escultura (Excelencia de las Artes), Panarte, 1982; Accesit al Premio 1er. Salón Nacional de la Caricatura, Universidad de Panamá, 1982; Mención Honorífica, Concurso Dexa de Arte Joven, 1983; Segundo Premio Nacional de Pintura, INAC, 1983; Primer Premio Nacional de Caricatura (Internacional), Tercer Salón Nacional de Caricatura, Universidad de Panamá, 1984; Primer Premio, Categoría Nacional, y Primer Premio, Categoría Internacional, del Cuarto Salón de Caricatura, Universidad de Panamá, 1985. Sus primeras caricaturas (de 1966) son de corte político, para los periódicos El Sol, La Calle y El Mundo, publicadas con distintos seudónimos, en medio de la campaña electoral. Es profesor de Diseño Gráfico y de Creatividad en la Facultad de Arquitectura de la UP; ha ganado cuatro premios nacionales en caricatura.

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Figura 6: Página de «Barcelona. Una historia de amor» de Tarcisio Valdés.

Jorge Dueñas

Caricaturista panameño nacido en Ciudad de Panamá en 1954. Se graduó de Publicidad y Diseño Gráfico en la Universidad de Panamá. Comenzó en la caricatura con El Hocicón Universitario (1974), semanario de caricaturas. Ha incursionado en la plastinilla (escultura humorística) y animaciones. Profesor de la Escuela de Artes Plásticas en la rama del Diseño Gráfico y Publicidad, funda el grupo Picardías con José Luis Herrera y Alfonso Him, al concluir el Segundo Concurso Nacional de Caricaturas. También ha llevado exposiciones a las principales cabeceras de provincias y participado en el ámbito internacional en Costa Rica y Canadá.

José Luis Herrera

Caricaturista colonense, nacido el 11 de febrero de 1950. Estudió dibujo con especialización en arte humorístico, expuso en la Universidad de Panamá, Feria de David y Expocomer 86. Ganó el primer lugar en el III Salón de Caricatura de la Universidad de Panamá, y ha ganado varios premios internacionales. Profesor de Bellas Artes en Colón y en Santiago de Veraguas, en la rama del Dibujo y Diseño. Junto a Alonso Him, funda el grupo Picardías, de promoción del arte del dibujo.

Félix Manuel Barrios Rodríguez

Caricaturista herrerano, nacido el 25 de abril de 1964 en Portugal de Parita, provincia de Herrera. Su primera victoria la alcanza en el Concurso de Caricatura sobre el Tercer Mundo, celebrado en Diusburg (Alemania Federal) –obtiene el primer lugar–, y otro primer lugar en el V Salón de Caricatura de la Universidad de Panamá, esta vez organizado por el Departamento de Expresiones Artísticas y Extensión Cultural. Actualmente se desempeña como el caricaturista de planta de La Estrella de Panamá.

 

Las décadas del ochenta y del noventa

Es importante señalar que el concurso Salón de la Caricatura organizado por la Universidad de Panamá, desde la década del sesenta, logra asentarse en 1982, bajo responsabilidad del Departamento de Expresiones Artísticas (Dexa), y se convirtió en el principal vínculo de estímulo a la caricatura en el país. Lastimosamente dejó de celebrarse en 1985. Luego vendrá la crisis política provocada por Estados Unidos y sus lacayos de la cruzada civilista. La revista Momento (1990), propiedad de Eduardo Vallarino, alto jerarca del Partido Demócrata Cristiano y banquero, tendrá de directora a la profesora Julia Regales de Wolfschoon. Ellos llevan adelante el Primer Concurso Nacional de Caricaturas (del 5 de octubre al 23 de noviembre de 1992), que contradictoriamente incentiva entre los dibujantes el mundo no de las caricaturas, sino de las historietas; muchos llevan escondidos en sus carpetas los proyectos de cómic, de héroes nacionales ficcionados.

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Figura 7: Página de «Pedro Prestán» por Ologuaidi.

Julio César Aizpurúa

Caricaturista, nacido en Chitré. Realiza estudios de Publicidad y Periodismo en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de Panamá. Lleva a cabo su primera exposición en 1988 en la galería del Dexa, con motivo de la celebración del XXVII Aniversario de la Escuela de Periodismo. Ha dejado varias de sus caricaturas en los periódicos Bayano, La Tribuna, Todo en Deportes, La Gaceta Deportiva, Últimas Noticias. Desde 1983 labora en el periódico universitario Campus, que a partir de la década del noventa ha cambiado al nombre de Universidad.

Ologuagdi

Seudónimo del pintor, escenógrafo, caricaturista e historietista, nacido en Acuanusadeupu, Dule Nega, en 1953 y bautizado como Armando Díaz. Desde su juventud es activista del Movimiento de la Juventud Kuna (MJK). Destaca desde su niñez en el dibujo. Labora en el Centro de Tecnología Educativa del Ministerio de Educación, especializándose en ilustraciones de libros de textos escolares, revistas, cuentos infantiles, audiovisuales y videos pedagógicos. Sus caricaturas han sido publicadas en periódicos populares y revolucionarios como: Unidad, Bayano, La Voz de los Trabajadores, Sigu, Unmaked, etc.; ha ilustrado varios cuentos y poemarios de artistas, publicando con Durpana un libro de cuentos y otro de poesía.

Entre los premios obtenidos tenemos el Primer Premio Cartel, Inac, 1984 (Segundo Premio en 1983 y Tercer Premio en 1982 y 1985); Tercer Premio del Dexa Club 20-30 en 1972. Participó activamente en la Brigada Felicia Santizo con Cáncer Ortega y su hermano, pintando murales en las calles a favor de la causa de la soberanía panameña en la década del setenta, y en diversas muestras colectivas, laborando en el Inac.

Considera como uno de sus maestros a Eudoro Silvera. Es dibujante del primer libro de historietas cien por ciento panameño «Pedro Prestán, bajo el furor de las tormentas», con guión histórico de Rómulo Betancourt Arosemena (1986 y 1987, Gecu Ediciones Formato Dieciséis). Actualmente, sigue ilustrando con sus dibujos / caricaturas las publicaciones del movimiento popular.

Víctor Ramos López (Vic)

Caricaturista, músico y arquitecto colonense, nacido el 19 de junio de 1957. Su maestro fue el pintor Herrera Barría en la Escuela de Artes Plásticas (1975). Maestro de primera enseñanza, Colegio Rufo A. Garay (1979). Programador de computadoras (1985), Licenciado en Arquitectura, Universidad de Panamá (1987). Sus primeras caricaturas las publican en la revista Análisis,y luego en el diario La Prensa, en Quiubo y El Ají. A partir de febrero de 1986 es uno de los caricaturistas de planta de La Prensa, con su personaje Metropólito, y labora también como diagramador. Se le puede considerar el primer caricaturista en llevar ese arte a la televisión panameña, abriendo un espacio innovador en Canal 13, con su espacio «Tele-trazos» que se presenta luego de cada informativo noticioso hasta el 2004.

Julián Pérez (Gerald)

Historietista, nacido en Ciudad de Panamá (1958). Desde finales de la década del setenta publica sus caricaturas e ilustraciones en diarios y revistas nacionales y del exterior. Desde 1985 labora en los medios publicitarios. Una publicación alemana lo destacó como uno de los más sobresaliente caricaturistas latinoamericanos. Algunas de sus obras se pueden observar en el semanario El Periódico (1990-92) y la revista Momento (1990-94). Su primera exposición de caricaturas de personalidades nacionales y extranjeras la realizó en el 2004.

Julio Briceño Bravo (Rac)

Caricaturista, historietista y artista plástico, nacido en Aguadulce, cabecera de la provincia de Coclé, el 9 de mayo de 1964. Cursó estudios en el Colegio Rodolfo Chiari de Aguadulce, graduándose de Bachiller en Ciencias, e inicia como caricaturista en el periódico chitreano La Noticia, al igual que Víctor Ramos. Estudia Arquitectura en la Universidad de Panamá, pero se desempeña como caricaturista desde 1986 en el semanario Extra, en Quiubo, El Ají y La Prensa (1987), acompañado de artículos de humor político. Ganador del Premio Nacional de Periodismo, en la sección de caricatura en dos ocasiones (1997 y 2000). En abril de 1999 expone su trabajo en la Galería Enmarcarte, en Ciudad de Panamá. En el 2001 es parte de la segunda muestra de Humorgrafe, realizada en Lisboa (Portugal), donde se exhibe lo mejor de la caricatura del siglo XX. Para febrero del 2002 expone en la Galería Artegma, incluyendo sus pinturas (pintor autodidacta). Sus principales fuentes de inspiración han sido los caricaturistas Quino y Fontanarrosa es pecializándose en el humor político. Sus libros de caricatura son: «Panamá algunos bombazos más tarde» (1991) y «Bisté de dos vueltas» (1998), recopilación semanal de sus caricaturas aparecidas en la Opinión Gráfica del diario La Prensa.

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Figura 8: Viñeta de Julio Briceño Bravo (Rac).

Joaquín Emilio Carrasquilla Quiróz (Carrasquilla III)

Caricaturista nacido el 9 de mayo de 1967 en Ciudad de Panamá. Se gradúa de Bachiller en Ciencia, Letras y Filosofía en el Colegio Javier, donde empezó a hacer sus primeras caricaturas para el boletín estudiantil El Javeriano; luego ingresa a la Universidad de Panamá, exactamente a la Facultad de Arquitectura, donde estudia Diseño Gráfico. «Eran los inicios de La Prensa cuando aquel chiquillo delgado entre tímido y avispado llegó a la redacción con un montón de dibujos. Quería ser caricaturista. Mostró su obra maestra, un pasquín a colores hecho a mano que nos recordó que en nuestro momento hicimos escuela. Claro que los héroes eran otros. Allí no estaban Buck Rogers ni el Fantasma pero sí Clint Eastwood y el Hombre Araña... para un estudiante de secundaria la muestra era bastante buena. Los trazos prometían un buen dibujante. Le advertimos que solo las caricaturas buenas serían publicadas... quedamos en que volvería cuando tuviera su primera caricatura publicable. Antes de lo que esperábamos regresó con una buena caricatura que le publicamos» (Wilfi Jiménez).

Joaquín entra a laborar junto a Rac y Vic en los semanarios Quiubo, Extra, El Ají, Gaceta Financiera, La Prensa y también en el Panamá América. Ha destacado como productor independiente de innovadoras compañas publicitarias, adquirió su experiencia como publicista, laborando en postproducciones y como creativo para agencias publicitarias. Con ello ganó un concurso de Video Maxell, y en el ámbito internacional el certamen Caribe

92, también de medios gráficos y visuales. En los últimos años se ha especializado en la caricatura escultórica de arcilla, plastinilla, cerámica, madera y alambre, haciendo varios comerciales en televisión usando esta novedosa y atrayente forma de humor y crítica. Su último proyecto es hacer una película panameña, que trata sobre el mundo de la mafia panameño-estadounidense, de forma empírica. Ha incursionado en la actuación dentro del programa de humor y crítica «La Cáscara», de la televisora Canal 2.

Delmiro Quiroga

Caricaturista-historietista y comediante de televisión, nacido en Panamá en 1966, se une al grupo de caricaturistas en 1984. Sus creaciones aparecen en el diario El Siglo, ilustrando las páginas de Agustín Jurado «Barrio de trifulca», que el pueblo gozó por largo tiempo; allí realizó historietas como «La Fula», «Aventuras de Superpastelito», etc., pero donde destaca es en el semanario humorístico El Camaleón (1991), donde funge como director. Allí dirigió al resto de los caricaturistas, con personajes originales y muy apegados a nuestra realidad. Finalmente actúa en la serie «El funcionario», con el elenco artístico de «Calle 13» que luego se transformó a «La Cáscara», programa de humor producido por jóvenes talentos.

El Camaleón (1991-2003)[5]

El Camaleón –«un rato con el gobierno y otro con la oposición» reza su lema– es un hito que viene al mundo el 26 de agosto de 1991, con el patrocinio editorial del veterano caricaturista que responde al nombre de Tadeo, el mayor de los creativos cuyas edades oscilan entre catorce y veintidós años. Y ya se puede decir son una escuelita de caricaturistas, creativos y similares. El primer número –aparecido como un suplemento de 24 páginas cada semana en el diario El Siglo– fue un experimento, un tanteo de siete mil ejemplares y solo algunos fueron devueltos; es decir tuvo al principio poca acogida debido a la mentalidad conservadora, la crítica fuerte de la iglesia católica y grupos étnicos que se consideraron ofendidos con las sátiras y también por el escepticismo de la gente frente a los jóvenes. Pero la terquedad tiene su recompensa, los jóvenes camaleones continuaron y la gente comenzó a disfrutarlo al punto que eleva su tiraje a 90 000 ejemplares.

Refleja el diario vivir del panameño, pasando de chistes caricaturizados crueles hasta colorados; la caricatura política es la más cotizada, luego viene la referente a la vida cotidiana, las de tipo personal, de manías, etc.; sus creativos caricaturistas se mimetizan debido a los enemigos conservadores, reaccionarios que pululan en nuestra podrida sociedad doble moralista. Conozcámoslos, ya que su quehacer marcará pautas en nuestra sociedad para bien de la misma.

Delmiro Quiroga funge como el director del semanario y firma Delmiro: «Como director, soy el encargado de estar al tanto de las situaciones del país, dándoles la idea a los más jóvenes, aunque la mayoría trabaja sin dirección, tienen espontaneidad y allí radica el éxito de El Camaleón. Claro que aquí nunca hay orden sino desorden, por eso es que salimos con muchos errores gramaticales y de forma. Trabajamos contra el tiempo y no podemos revisar el material muchas veces. A nosotros no nos preocupa mucho lo que diga o vaya a hacer el gobierno, sino lo que diga la opinión pública nacional. Y nos hemos dado cuenta que en varias ocasiones se nos ha ido la mano, como en el caso de la comunidad hebrea y de otras congregaciones y grupos étnicos».

Toño es otro camaleón de dieciocho años, estudiante de diseño gráfico en el Ganexa: «En las últimas tres semanas los personajes más usados son Chinchorro, Endara, Ana Mae y el ministro de Salud (Guillermo Rolla Pimentel). Mi concepto de ellos es que todos tienen errores, pero cuando hacen las trastadas y saben que tienen demasiados problemas en el bolsillo no se aprestan a solucionarlos, sino que se ponen a discutir entre ellos mismos o dejar pasar el tiempo. La política hacia ellos no es burlarme ni envidiarlos, sino que hacemos esto para que ellos se den cuenta de sus errores y traten de enmendarlos... o sea que en el humor va un mensaje en serio... Sobre Endara, el mandatario está lejos de ser un gordito bonachón y tonto, cuando dice No, a ese tipo yo no lo considero tonto, porque ningún tonto se gradúa con honores, acumula una fortuna de millones de dólares como él y tercero que logró lo que quería, la silla presidencial claro con sangre panameña, pero lo logró». Rojo, otro camaleón, dice: «Los políticos son unos payasos. El Camaleón es una protesta ante este circo que representan».

El Camaléon tiene personajes caricaturescos como «Rataman»; su creador es Paye, joven de dieciocho años estudiante de diseño gráfico en la Universidad de Panamá. Dice que su personaje es colonense y que satiriza a los políticos del pueblo y los rabis. «Pepe K-breado» y «Sé Feliz» son creaciones de Rafa, estudiante de dieciséis años del Colegio La Salle; dice que estos reflejan su sentir hacia los profesores de parte de los pelaitos, incluyendo a su hermano y demás familia. A todos los une el humor, la risa, hacer reír a los sufridos panameños que tienen que soportar los malos gobiernos, los malos funcionarios, la corrupción, el fracaso del sistema mal llamado democrático y seguir viviendo... aunque a veces se les pase la mano en pollo.

Para terminar esta parte es importante mencionar la aparición –esporádica– de la revista Zipper (1998), patrocinada por algunas empresas privadas. Allí, en la número único de agosto, encontramos la caricatura manga con el personaje Fixeh elaborada por Víctor Manuel Lenhoff, la que representa la otra cara, la negación de El Camaleón y La Cáscara News: no hace críticas, solo ficción y para colmo extranjerizante. La aparición de los programas de humor nacionales, como: «La capital del humor» y los programas de chistes de Juan Carlos Tapia, «La Pepa TV» (aparece en Canal 2 en 1995), «Calle 13», «La Cáscara», cuyo productor es Ubaldo Davis, va a levantar el auge por el humor y sus géneros como la caricatura: hoy también edita el suplemento de caricaturas La Cascara News (2003), continuación de El Camaleón, pero con nuevos elementos materiales y humanos.

El programa «La Cáscara» y sus cascarosos creativos dieron vida y fama a los personajes Forrito, Pingorocho y el Negrón, cuyo autor es Alfredo Lammie (Fred). Es un condón que divierte y alerta sobre los peligros en tiempos del sida, rompiendo con la mentalidad reaccionaria, tradicional y conservadora. «Pensar que no quería ni mostrarlo. Cuando traje mi carpeta de personajes y animaciones para mostrársela a Davis, Forrito fue el último que –con mucho reparo– le enseñé: me parecía muy fuerte para televisión. A decir verdad, yo no imaginé el éxito de Forrito. Al contrario, pensé que iba a ser censurado, que era muy fuerte. No le tenía mucha fe. Pero Davis lo vio y de una vez lo lanzó al aire. Forrito es entrador y desinhibido. Habla sin tapujos, dice lo que tiene que decir, por eso tiene credibilidad y su mensaje ha calado entre los jóvenes. Cantando todo tipo de música, tiene un amigo –Pingorocho– y un enemigo –El Negrón–: el primero es tímido, el segundo representa la censura. Una de sus consignas más pegadas es úsame».

Lammie, creador del personaje, era dibujante de la revista Siete del diario El Panamá América, hoy es director creativo de Paneka Animaestudio. Estudió Flash Digital, sistemas computacionales y, en España, producción de animación, fue miembro del grupo de rock Open Bar, ha participado con su personaje en campañas contra el sida, a favor de la OMS, y ha exhibido sus series forradas en varias naciones de nuestro continente y del viejo mundo, donde ha llegado a participar en el Festival de Animación ACCEM 2005. Es autor del libro digital «Start Drawing Manga Today!», y este año participó en el Anima Mundi Festival de Brazil con un corto infantil «Abi’s Soup».

La primera serie de historietas en televisión

La primera serie de historietas panameña llevada a dibujos animados, fue realizada por Miguel Lao. Concebida a través de computadora, trata de un grupo de panameños en el espacio y sus aventuras, con un marcado acento urbano. De este caricaturista se dice que era admirador de los mangas (dibujos animados japoneses) como «Astro Boy», «Mazinger Z» y «Robotec», y desde niño y hasta la edad adolescente los dibuja y vendía algunos a real. Graduado en el Instituto Técnico Profesional. Un día su amigo Rodrigo, el creador de la página web Dealante.com, le pidió hacer una cómica para internet y se le ocurrió el tema del extraterrestre que se estrella en San Miguelito y conduce un bus diablo rojo hasta Chiriquí para salvar al mundo.

Comenzó animando la misma con el programa Micro Medium Flash, ya que internet no permite usar trabajos de animación pesados o complicados. El primer canal en interesarse fue Canal 2 y el programa «Sin censura»; estos pasan la primera serie «F.U.F.O», pero no dura mucho por problemas con el horario (para no decir con la empresa).

El nombre se lo da en referencia a las siglas en inglés de OVNI, que es UFO y le agrega la F para darle nombre al personaje extraterrestre (Ojo: nada tiene que ver con Arnulfo Arias M.). Como no hay dinero para locutores, las voces las hace él mismo con el apoyo de su hermana María Eugenia, utilizando un equipo de audio. Cuando Canal 13 se interesó en el proyecto, inició a grabar en los estudios de Juan Bosco Vallarino, hasta que compró una computadora. Demora tres días haciendo los dibujos, el guión y el animando de cada episodio en la computadora.

Sus personajes son vivencias que tiene el productor desde sus años de trabajador en la construcción de su vivienda en San Miguelito, de la gente que conoció. A todos les puso nombre: el Meña, Yaxibeli, el mismo Fufo, la banda del puente rojo y la nave Pety Buay, fanta sía del mar. En fin la serie ha calado con dos episodios distintos: «Panameños en el espacio» y «El retorno del Meña». En la actualidad trabajan una nueva serie donde narra la historia del Meña cuando estaba en primaria con su banda y jugaba fútbol; es posible que se llame «Súper Birrioso», con personajes nuevos como Tito y Titita, y Reimer Arthur II, un yeyesito que estará de malas con la banda.

Las «Vacas lobotómicas»

Dibujos animados de TVN Canal 2, desde el 2004; reproducimos un reportaje aparecido en el diario La Prensa del 18 de abril del 2004:

Emprendedores. Vacas siniestras y muuucha voluntad, por Mónica Palm

El de ellos es un mundo de ovejas necias, toros neuróticos, vacas incautas y mutantes domesticados. Son los talentos detrás de «Siniestro Mu y las Vacas lobotómicas», la serie de dibujos animados que TVN Canal 2 transmite todos los sábados en la mañana, desde febrero pasado. Al principio tuvieron algunos tropiezos, pero Jason Post, Cheri Lewis y Remus Crisán auguran un futuro prometedor para Luna Cartoons, Inc., la empresa productora fundada por estos tres jóvenes talentos. Sus agendas dan fe de ello. Entre otras cosas, están trabajando para grabar un disco con las canciones del programa y emprender una gira artística con sus principales personajes. Cheri y Remus –casados desde 1997– son los pioneros en la producción de tiras cómicas impresas en Panamá, mientras que Jason es el precursor de la producción de cómicas animadas en la televisión nacional.

Antes de formar Luna Car toons, Remus y Cheri habían renunciado a sus trabajos –él como diseñador gráfico en BB&M y ella como ejecutiva de ventas en Brink’s– para establecerse independientemente. «Sabía que podíamos hacer algo juntos y mejor», señaló Cheri. «En toda la vida me decía que quería hacer un cómic. Bueno, yo sé vender, él sabe dibujar, así que le dije: “Vamos a tirarnos al agua”».

Así lo hicieron y pronto crearon un pasquín, cuyos protagonistas principales eran un toro mal geniado y dos vacas lecheras amigas, confidentes e incondicionales. Aunque valiosa fue la experiencia de Remus haciendo story boards en BB&M, Cheri aprendió a pintar los dibujos, a escanear y a colocar los textos. Hicieron 14 episodios mensuales del «Siniestro Mu y las vacas lobotómicas» –cada uno con un tiraje promedio de 7 000 ejemplares– y, en el 2000, suscribieron un acuerdo con el suplemento infantil Aprendo, de La Prensa. Un buen día los contactó Jason, en aquel tiempo vinculado al programa humorístico «La cáscara». Jason era el creador y productor de segmentos como «Wellington Jackson» y «US Navy». De este último realizó 53 capítulos que se transmitieron del 2001 al 2003, mientras que de «Wellington Jackson» fueron 32 capítulos emitidos de 1999 al 2000. Con esos antecedentes, Jason reconoció de inmediato el potencial de Mu y sus vacas, por lo que propuso a los esposos llevar sus personajes a la televisión. La propuesta no pudo llegar en mejor momento, dado que Cheri y Remus, un poco desanimados por los altos costos de producción del cómic, habían tomado la decisión de tomar un break, mientras estudiaban otras posibilidades más rentables.

«Quedé embarazada y decidimos dejar el proyecto stand by y presentarlo después a TVN», recordó Chery, que tuvo a su hija Gigi hace dos años, casi al mismo tiempo que veía la luz Luna Cartoons. Dijo que nunca tuvo en mente abandonar a Mu y las lobotómicas, «solo que nunca pensamos que demoraríamos dos años negociando con TVN». Por sus recorridos en los colegios y otros puntos de distribución, sabía que había un público infantil ansioso por el regreso de las vacas y coleccionar así más historietas. «Yo llegaba a las escuelas y veía a niños que tenían hasta siete pasquines en sus mochilas», indicó. Como el capital reunido apenas alcanzaba para comprar computadoras y costear los gastos legales, decidieron temporalmente establecer las oficinas de Luna Cartoons en el estudio de la casa de Jason, en Los Ríos. Cheri es la guionista, Jason el animador y Remus el dibujante y compositor de las canciones del programa. Han contratado a dos personas más: Junior Sucre, que asiste en la animación, y Antonio Aguilar, que se ocupa de la preproducción. El primer capítulo de «El show de siniestro Mu y las vacas lobotómicas» fue emitido en febrero y desde entonces está en la franja infantil sabatina de Canal 2. Es transmitido en cortos de tres minutos cada uno, a las nueve, nueve y media, diez y diez y media de la mañana. «En Estados Unidos, para hacer un programa de media hora, usan a 70 personas. Nosotros hacemos la mitad con cinco personas y pronto vamos a tener capítulos de media hora», dijo Jason. El grupo también está realizando gestiones para volver a editar las historietas en papel –ahora bajo un nuevo formato– y sacar un disco con todas las canciones que acompañan el programa.

La música es de Remus –que en su juventud formó parte de la banda de rock Los Tímidos– y la letra es aportada por Cheri. Esas mismas canciones serán posteriormente ejecutadas por la banda lobotómica, en una gira que esperan llevar por todo el país. Ninguno se arrepiente de haber renunciado a sus trabajos convencionales para probar suerte en el mundo de la animación. «Aquí se trabaja mucho más duro. Tengo tres años que no tomo vacaciones, pero no me arrepiento», indicó Remus. Más allá de los toros y las vacas, en el horizonte de Luna Cartoons hay otros proyectos. «Nuestra meta es crear un estudio de animación, específicamente para cómicas», dijo Jason. Tampoco se olvidan de un aspecto primordial para el crecimiento y expansión del negocio: exportar. No les importa si, para eso, tienen que hacer las cómicas en otro idioma. «Cuando hagamos eso, entonces tendremos los recursos para otros proyectos», recalcó Jason.

Chispa (2006)

Las historietas japonesas, conocidas como manga, alcanzan tiradas millonarias en su país de origen. De desconocidas en el mundo occidental pasaron a formar parte de las lecturas habituales, hoy en día, de jóvenes de todo el mundo. Brasil, que tiene la mayor colonia nipona fuera de Japón, tenía ya la tradición de leer las revistas de historietas japonesas a través de sus inmigrantes, convirtiéndose en pionero no solo en la lectura, sino también en la producción de manga fuera de Japón desde la década del sesenta.

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Figura 9: Doble página de «Chispa».

La primera investigación sobre manga fue realizada, también en São Paulo, en la década del setenta. El estudio tiene como objetivo mostrar cómo se logró el impacto de la llegada masiva de nuevos títulos a partir de la década del noventa, la experimentación a través de la producción de fanzines y la producción de historietas brasileñas utilizando el manga como forma de expresión. En esta nueva fase, la producción nacional fue realizada no solo por artistas descendientes de japoneses, sino de otras procedencias. El éxito del estilo ha sido tan penetrante que su uso es observado hasta en la propaganda institucional.

El 27 de enero del 2004 una librería de la localidad –y que no es de mi agrado– se prestó para llevar a cabo el primer concurso de Comics Fans 2004 (de manga, anime y demás) bajo auspicios de la revista de cómic panameña Kross Magazine, de la que por cierto solo salió un número; participaron 18 jóvenes de bachillerato y universidad, siendo los ganadores Ramiro Ibáñez, Lila Jiang Cheny Eliécer Aguilar en sus respectivos lugares; la técnica fue libre y se calificó la originalidad, el estilo, la creatividad, la dificultad y el contraste de los cómics. En nuestro medio ya tiene un calendario y una revista. En ese sentido, siguiendo el modelo del manga japonés, el historietista panameño Mario Controni G. crea el personaje llamado Chispa (2006), vinculándolo al desarrollo industrial, es decir a la promoción de una herramienta de trabajo industrial, siguiendo el patrón clásico del nacimiento del cómic en el mundo.

La historia no es una historieta (2008)

Aunque a veces sus rostros se parezcan, para Guillermo Wong (dibujante) y Mónica Guardia (guionista) –productores de la mayoría de los fanzines de historietas sobre los episodios más destacados de nuestra historia nacional– sea distinto. No es la primera vez que se intenta hacer esto, pero en esta ocasión se ha coronado con éxito por primera vez, en medio de las ocho historietas que forman la colección sobre temas históricos de la historia de Panamá: «Vasco Núñez de Balboa», «Urracá», «Bayano», la «Toma de la Ciudad por Morgan», la «Independencia de España de 1821», el «Incidente de la tajada de sandía», y finalmente los dos capítulos sobre la «Independencia de Panamá de Colombia de 1903».

Destaca en esta colección el dibujante Simón Atencio por la elasticidad del trazo y la genialidad de los rostros expresivos; el otro destacado es la empresa AG Video Producciones que dibujó uno de los fascículos usando el formato digital. Unos meses antes la empresa editorial del diario La Prensa también editó una colección de fanzines con el título Súper Estrikas, marca registrada de la empresa Strika Entertainment Panamá SA, la cual desarrolla la trama de un conjunto de jugadores de fútbol que enfrentan una serie de vicisitudes, que van sorteando en medio de jugadas y aspectos humorísticos, aunque lo más sobresaliente de este fanzine es su diseño al estilo manga japonés. Eso es todo por el momento, nos vemos en las historietas.

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Figura 10: Portada de la «Independencia de Panamá de España». Figura 11: Portada de «La tajada de sandía».

 

NOTAS

[1] Narciso Garay en su obra «Recuerdosbohemios» nos dice de Roberto Lewis: «Esa preparación clásica inicial tuvo para Roberto virtudessalvadoras cuando compelido por las necesidades de la vida, tuvo que habérselas con faenas artísticas de poco fuste: ilustración de anuncios comerciales, reclames industriales, caricaturas de diarios humorísticos».

[2] Otro esfuerzo en ese sentidode unir las cómicas al mundo juvenilserá la aparición en 1934 de la revista Para Mí,dirigida por ModestoÁvila y, en la décadadel sesenta, la revista Recreo, patrocinada por la Lotería Nacional de Beneficencia, cargadas de algunasde las cómicas elaboradas por artistas panameños. Un corolario sería Mundo Infantil (1983-1984), cuyo director artísticoes Alfredo Sinclair, reconocido pintor quien coordina a los dibujantes.

[3] Por ejemplo se ignora la procedencia de un caricaturista que firma como Tarcido: en la revista Épocas del25 de julio de 1947 reprodujeron una caricatura del Coronel Juan Antonio Jiménez visto por Tarcido en 1917. Refiriéndose al artista la revista se limitó a decir: «Ágil caricaturista nos visitó. También dibujó a Belisario Porras y a Ricardo Miró, entre otros».

[4] Para más ver: Épocas,edición del 25 de septiembre de 1947.

[5] Los historietistas del patio que sobresalen en este proyecto son: Benjamín Samudio (Benjí) quien a partir de 1990 publicasus trabajos en el diario El Siglo, el semanario El Camaleón y las revista Lo Mejor del Boxeo, Adult Panamá, La Cáscara News; Delmiro Quiroga; Louis Taylor (Louis III); Nico (Ileana y Narciso Carrasco) e Hilde (Hildebrando Sucre), caricaturista del diario El Panamá América, oriundo de Aguadulce, provincia de Coclé, quien manifiesta las influencias que Mafalda tuvo sobre su obra.

Creación de la ficha (2015): César Del Vasto. Edición de Félix López · El presente texto se recupera tal cual fue editado originalmente, sin aplicar corrección de localismos ni revisión de estilo. Tebeosfera no comparte necesariamente la metodología ni las conclusiones de los autores de los textos publicados.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
CESAR DEL VASTO (2015): "El nacimiento del cómic panameño y sus dificultades", en REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA, 34 (6-IX-2015). Asociación Cultural Tebeosfera, Ciudad de la Habana. Disponible en línea el 14/XII/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/el_nacimiento_del_comic_panameno_y_sus_dificultades.html