EL MUNDO DESDE LA PLAYA. MAR Y MARI
Ángel de la Calle fue un autor colindante con aquellos de la época del boom, que para otros pertenecieron a una generación de compromiso con el medio y con las ideologías, al que dimos por perdido. Fue grumete en las aguas del underground hiperrealista, con un puntillismo tenebroso que clamaba contra las fuerzas de represión y en aras de la libertad. Luego pasó a dibujar historias que eran mezcla entre género negro y homenaje literario, sin dejar el puntillismo y con similar frialdad en el tono narrativo; eso, a ojos de algunos, lo convirtió en un autor críptico. Más aún cuando dejó la historieta, tras la deblacle del boom, para dedicarse a la ilustración y el diseño.
Volvió al cómic en los noventa, de forma tardía y cargado de conocimientos. Había leído y viajado, había sido creativo, había coordinado festivales y publicaciones, incluso se había movido en el ámbito del cine. A todos sorprendió que aceptase trabajar en una tira diaria, humorística, para el periódico local La Nueva España, saltando luego a El Comercio. El planteamiento parecía frívolo para los que sabíamos que Adela C era Ángel de la Calle. Se trataba de viñetas apaisadas o tiras de historieta, de humor, de temática estival (sólo se publicaban en el verano) e iban protagonizadas por dos maniquíes. Estas dos mozas, Mar y Mari, rubia y morena, se dedicaban a charlar sobre cómo divertirse, qué les atrae de los hombres, los intereses de la noche... pero, también, sobre asuntos de la cultura y la política locales, sobre Gijón y Asturias en general, y sobre la actualidad nacional e internacional, hasta de vez en cuando esbozaban alguna proposición filosófica de andar por casa.
Las tiras fueron coleccionadas en álbumes (término que odia De la Calle) con formato de cuaderno desde 1996 por el sello Trea. Los libros recopilatorios siguieron apareciendo en años sucesivos, siempre en fechas navideñas, y con portada a tono, editados por el mismo autor, con tirajes de un centenar de ejemplares que repartía como felicitación de fin de año / carta de presentación de su empresa de diseño creativo. Claro está que lo aconsejable es leer las tiras en su contexto, en relación a la nota de actualidad a la que aluden ocasionalmente, pero la revisión de todas las tiras juntas le confiere a los libros un interés añadido. De la lectura en conjunto surge la idea de que, para tratarse de una tira veraniega, lo cierto es que peca de turbiedad. Se afirma esto porque en la serie de Mar y Mari flota un pesimismo tibio, de vuelta de todo, que achaca a los españoles orgullo, cicatería, usura e intolerancia. Adela C echa mano de frases de Proudhom, Maquiavelo, o alude a Einstein o a Kafka con idea de construir un ideario de urgencia con monumentos y casonas al fondo.
Original y copia que muestran la composición de monumento más monumento; una constante en esta obra.
Ambas son mujeres de altura elevada, curvas rotundas, pecho abultado y pestañas postizas, visten shorts, mallas, tangas, tops, bikinis o hacen topless, y aparecen en las viñetas muchas veces en plano medio o general. La composición se organiza con ellas en equilibrio con algún monumento gijonés y adoptando pose extraída directamente del Playboy. Por esta puesta en escena podría pensarse que Adela C construye tiras frívolas para un público poco exigente. Desde luego sirven para eso . El lector falto de interés disfrutará de las poses picaronas (aunque De la Calle no es precisamente Manara) y el interesado por disfrutar del mensaje solidario que se opera entre imagen y texto obtendrá ideas interesantes sobre la política y cultura locales, sobre aspectos de interés general y también sobre el comportamiento humano, mostrándose singularmente crueles las protagonistas contra los hombres, sobre todo contra el macho tradicional, el gañán.
Mar y Mari, la serie, aporta gotas de humor veraniego con vetas de una ironía sagaz y fuera de lo ordinario. Adela C rechaza frontalmente lo vulgar, lo conservador, lo reaccionario, los ejercicios de dominación, la guerra por intereses. En lo local no carga demasiado las tintas, que la cercanía apura las precauciones, pero en cuestiones candentes o polémicas no duda en mojarse (conocido fue el caso de la negativa a publicar una tira en la que usaba la polémica de la eutanasia para reflexionar sobre las muertes de Franco y Juan Pablo II).
La tira rechazada, tomada de La cárcel de papel
No estaría de más una recuperación de las tiras de A de la C en una nueva edición que pueda alcanzar más público. Y sin censuras.