EL MANGA FANTÁSTICO |
Tebeosfera. ¿Cuáles son tus ambiciones como autor?
Kenny Ruiz. Quiero dominar el mundo con mis tebeos, tener un estudio de dibujantes geniales que acaben el trabajo duro para que yo sólo me dedique a hacer los storyboards.
Ver chavales entusiasmados con mis personajes y una planta entera de merchandising de El Corte Inglés. Para ir empezando.
Imagen con el personaje Ryu, procedente de un videojuego, una de las pasiones de Kenny Ruiz. Tomada del blog desdemimundo.blogspot.com
T. ¿Qué has hecho aparte de cómic?
K. R. He sido profesor de cómic durante algunos años, ahora hago storyboards en un estudio de animación y algún encargo como ilustrador freelance. Juego a la “play”, bebo cerveza, y procuro viajar.
T. ¿El cómic está vinculado a otras artes o medios según tú? ¿Y eso es bueno o malo?
K. R. El cómic siempre ha sido moda y creado moda, se ha empapado de lo que le rodea y ha empapado a quien buscaba inspiración... como todos los medios artísticos.
La sinergia que pueda surgir entre disciplinas siempre es buena. Aunque el resultado final no lo sea, genera nuevas posibilidades y oportunidades.
T. ¿Crees que trabajas con total libertad expresiva?
K. R. Nunca he notado represión, pero sí intereses comerciales; hoy nos oprime el dinero, un tirano distinto, más abstracto y difícil de reconocer.
T. ¿Por qué el cómic te permite expresarte más allá que otros medios?
K. R. Es añadir palabras a la imagen, "que vale más que mil palabras"; personalmente, consigo decir cosas más complejas de manera más sencilla que en ningún otro medio.
Detalle de la portada de Ruiz para el tomo 2 de Le Mystère Nemo, del sello Delcourt. |
T. ¿Qué has hecho para desarrollar tu estilo?
K. R. He leído mucho, creo que si quieres hacer algo interesante en cualquier especialidad primero tienes que conocerla en profundidad, pero sólo es una más de todas las influencias.
T. ¿Por dónde comenzaste y cómo?
K. R. Empecé en fanzines porque no tenía un entorno de dibujantes de los que aprender, así que lo creamos. Fue por empeño, sin duda, pero más aún por diversión.
T. ¿Se ha hecho aquí mucha historieta pendiente de lo que se hacía fuera?
K. R. Se ha hecho la nuestra, llena de influencias, pero del mestizaje siempre han nacido cosas interesantes.
T. ¿Hace veinte años [los dibujantes] vivíais mejor?
El Cazador de Rayos, primer éxito en España. |
T. ¿En tu trabajo para el extranjero buscas lo que a ti te gusta hacer o te amoldas a lo que te dicen los editores?, ¿cómo están las cosas por ahí fuera?
K. R. Trabajo con los franceses porque venden más tebeos que nosotros y eso les permite pagarnos mejor, no porque me guste especialmente su manera de entender el cómic.
Surgió como cualquier trabajador que se va al extranjero: estudias lo que ellos necesitan e intentas ofrecérselo con mejor calidad e igual precio.
El presente ya es mucho más amplio que cuando yo empecé, y promete serlo más aún. Internet ha roto las fronteras y reducido los prejuicios. Creo que en breve quedara obsoleto diferenciar los mercados por países, y hablaremos en términos más globales.
T. Ya que citas internet, ¿crees que influyen las nuevas tecnologías a la hora de contar historias?
K. R. Prácticamente en nada. Ha facilitado acceder a la documentación, acelerado los procesos de acabado o mejorado la comunicación con otros profesionales, pero las historias que cuentas salen de tus experiencias y más te vale que sean más interesantes que tu facebook.
T. Bueno, pero las historietas que se leen en línea sí cambian la forma de aproximarse al cómic, ¿no?
K. R. Es temprano todavía, pero habría que plantearse que ya no hay que dividir la narrativa por "páginas" sino por "roles" del ratón, o clics, midiendo los tiempos y los efectos de otra forma.
Las posibilidades audiovisuales o de interactividad también pueden cambiar mucho la experiencia.
Creo que se generará algo nuevo, que no será exactamente cómic.
Excelente página del primer libro de Le Mystère Nemo. |
K. R. Es la pregunta del millón. Yo apostaría por la suscripción a una web que te facilitase una cantidad de series a cambio de un abono mensual... o yo qué sé.
T. Existe poca formación académica del cómic, o hay más divulgación que investigación últimamente. ¿Lo crees así?
K. R. No estoy del todo de acuerdo, el interés por la investigación nace del autor, no del medio, y siempre hay profesionales dedicados a ello, en la actualidad algunos muy interesantes.
T. ¿Las academias de cómic ayudan a formarse realmente?
K. R. Enseñar a hacer arte es un sinsentido. Todo el mundo puede aprender, pero nadie puede enseñar.
Digamos que las escuelas generan un fantástico caldo de cultivo para aprender, pero siempre dependerá del alumno en última instancia... vamos, como todas las carreras.
Yo sería un patán si no hubiese sido por mis compañeros, profesores y alumnos.
T. Propón una idea para mejorar la situación del historietista español.
K. R. Que pongan un epígrafe específico en Hacienda, que es un coñazo explicarle al funcionario en qué consiste mi trabajo cada vez que voy.
Página de arranque de la serie pornográfica elaborada para Eros Comix. |
K. R. Exactamente ésa. Tuve la suerte de que Salvador Simó, además de un gran profesional, es muy buen maestro, y los compañeros eran de gran nivel, así que todos los días aprendía muchísimas cosas. Los correctores, en cambio, sólo justifican sus dilatados sueldos, así que te torturan hasta el límite, rara vez con sentido. El objetivo final es machacar tus propias ideas hasta que sólo pienses como ellos quieren: por suerte lo deje antes.
T. ¿Qué satisfacción hallas/te en hacer cómic porno?
K. R. Es muy cachondo, sacas tus perversiones más oscuras y te das cuenta de que todo el mundo tiene las mismas.
En la parte técnica se aprende mucho. La anatomía nunca se deja de aprender, y mezclar tres cuerpos distintos dándose caña es de lo más difícil que hay.
T. Superhéroes españoles… fantasía heroica a la española, ¿funcionan igual o tú crees que están demasiado vinculados estos géneros a sus universos de partida?
K. R. El concepto puro del superhéroe es inherente a la cultura americana, además, el hecho de que vivan hoy en día lo hace un género muy apegado a la realidad social, y sólo la sociedad americana es tan... irreal.
En cambio, la fantasía heroica se alimenta de la Edad Media, principalmente la europea, todas las culturas occidentales evolucionan desde ahí, así que creo que es un género más universal.
T. Hay una gran diferencia entre Marini, Biukovic, Otomo y Kishiro, tus favoritos. Pero tú los haces comulgar todos. ¿Es fácil?
K. R. No, además no creo que lo consiga. El denominador común es que todos son sobre todo narradores excelentes, aunque Marini se me está estropeando álbum tras álbum.
Yo los admiro e intento comprender su trabajo... pero también intento comprender el origen del universo, y en ambas cosas tengo el mismo éxito.
T. Dejando aparte a los elfos / reyes de Víctor Santos, ¿qué diferencia un elfo de Anderson de uno de Tolkien y de uno de Salvatore?
Ilustración de Ruiz para Los Reyes Elfos. Historias de Faerie. |
T. ¿Cuál es la mayor diferencia, de planteamiento general y de estética también global, entre tus Crónicas de Mesene y Dos espadas?
K. R. Es absoluta. En Mesene todo vale, Roke González no marca unas reglas demasiado estrictas, e incluso las que marca se pueden romper, y ése es el encanto de su universo.
Dos espadas tiene para mí unas fronteras bien definidas, y aunque me mueva bordeándolas, procuro no romperlas. Eso crea una sensación de realidad friccionada, o un mundo plausible, que necesito para que los personajes puedan desarrollarse bien.
T. Se advierten ciertas similitudes, tanto temáticas como gráficas, entre tu trabajo y el de Mateo Guerrero para Francia. ¿Lo confirmas?
K. R. Mateo fue una de mis primeras influencias profesionales, y además compartimos muchos gustos e influencias, para mí es un honor que me compares con él.
T. ¿Cuánto hay de autobiográfico en Cyan y por qué esta historia costumbrista entre dos “cazas de rayos”?
K. R. Bastante poco, emociones abstractas, pero no sucesos. Siempre digo que es muy biográfica, pero no autobiográfica. A mí, en Barcelona, me fue todo genial, sería un guión muy aburrido, pero me alimenté de las experiencias de la gente que me rodeaba.
Cira, de Dos Espadas, personaje de Ruiz. |
K. R. No sé. Parece que sí, pero deberías preguntárselo a un editor. Esas cosas no influyen para nada en mis decisiones. Hago manga porque me encanta el formato.
T. ¿Qué te atrae de los zombis y por qué te interesa aún Verne a ti concretamente?
K. R. Eso son dos preguntas.
El zombi de Romero es una metáfora magnífica de cómo un individuo solo es frágil, pero una marabunta imparable es aterradora. Tememos a la muerte, pero si después de la muerte hubiera más vida, la temeríamos más aún.
Verne es una de las mentes más visionarias y ambiciosas, cultivadas y creativas que ha tenido la literatura.
A mí personalmente me gusta su concepto de la ficción realista, donde todo tiene una explicación en su universo, sus personajes obsesionados por el saber y su afán por hacer cosas que nadie había hecho. Verne es la aventura como concepto.
De todas formas, ésta es mi visión como lector, la versión en la que hemos trabajado no es la mía, sino la de Mathie Gabella, el guionista, que se centra más en las motivaciones originales que en los hechos que se llevaron a cabo en sus obras..
T. ¿Hacer historietas con niños como protagonistas ayuda a recordar la ingenuidad o frescura de cuando empezabas a hacer cómics o aquel ímpetu se perdió ya del todo?
K. R. Si se hubiese perdido no seguiría en esto. Me considero muy afortunado de poder aún disfrutar de El Libro de la Selva y de El Padrino por igual. Me esfuerzo mucho en no perder la capacidad de fascinarme.
Deux Epées, de Söleil.
T. ¿Söleil es un sello con el que se trabaja más cómodamente que para otros sellos galos?
K. R. Yo trabaje fatal con ellos. Es la única editorial con la que no he conseguido entenderme. Dos espadas fue un mal proyecto para ellos, y ellos fueron una mala editorial para mí. Pero me consta que puede ser genial, sólo es cuestión de que surja la complicidad.
T. Por último: si Mignola te regalara al personaje Hellboy… ¿qué harías con él?
K. R. Devolvérselo, y decirle que no vuelva a pensar en una tontería así.