EL FUTURO DEL CÓMIC |
TEBEOSFERA. Tú eres un autor de la cantera joven española ¿Te consideras un creador que hace cómics con total libertad expresiva por haber nacido en democracia?
TOMEU PINYA. Creo que trabajo actualmente con la máxima libertad expresiva, no sólo por vivir en un régimen democrático, sino por la abundancia de medios de difusión a los que puedo acceder. El filtro habitual es el editor, cuyo gusto o criterio de lo que va a vender o es publicable es la única traba que puedo encontrar. Aun así, publicar la obra de cualquiera es muy fácil en estos momentos con los medios digitales, así que el único límite es el que yo me imponga y el tiempo que pueda dedicar a conseguir lo que tengo en mente.
Página de su obra Un pueblo blanco
T. Pero tú elegiste el cómic. ¿Eso es porque consideras que es un medio que te permite expresarte de forma distinta?
T. P. Cada medio es único y se expresa de manera única. El cómic tiene similitudes con el cine, la televisión y la literatura, pero también una serie de características exclusivas que, bien aprovechadas, le permiten crear efectos imposibles para cualquier otro medio. La combinación del dinamismo de los medios audiovisuales y la pausa de los literarios es muy característica del cómic y favorece la experimentación en multitud de direcciones que aún hoy están inexploradas.
T. Para desarrollar tu estilo... ¿te has fijado en autores concretos o bien has dado prioridad a tus propias ideas?
T. P. Es imposible crear a partir de la nada. Nadie vive completamente aislado, y menos los creadores. ¿Cómo ser dibujante de cómic si no has leído jamás un cómic?
En un mundo con una cultura visual omnipresente, el imaginario de cada persona se crea con la suma de las imágenes que se encuentra sin quererlo siquiera. La publicidad, los carteles, las películas, los demás cómics… todo suma para configurar los gustos, el estilo e incluso los temas que se tratarán. Evidentemente, estas fuentes se combinan de una manera única y se desarrollan para crear algo completamente nuevo, aunque al mismo tiempo sea consecuencia de lo anterior.
A mí me han influido (de manera consciente) Carlos Giménez, Jan, Bartolomé Seguí, Max, Pau, Alfonso Font, Mike Mignola, Uderzo, Ibáñez, Quino, Fernando de Felipe, Hergé, Georges Bess, Cosey y seguramente muchos otros que ahora no me vienen a la cabeza.
Un pueblo blanco (2009) | La marea de San Pedro (2010) |
T. Dinos por dónde empezarse tu carrera creativa y cómo llegaste a la profesional.
T. P. Yo empecé en revistas escolares y universitarias. Estuve mucho tiempo dibujando exclusivamente para mí, y la primera vez que intenté un proyecto serio fue para su presentación a editoriales.
De hecho, tenía la primera historia de "Un pueblo blanco" cuatro años antes de que se publicara, pero no me atreví a enseñarla a un editor hasta dos años después, por timidez e inseguridad. Cuando finalmente presenté el proyecto, tenía la suficiente confianza en mi trazo y un conocimiento del mercado que me permitía intuir que aquello era publicable, que no estaba haciendo perder el tiempo a los editores con mi trabajo. Otra cosa era conseguirlo, claro, pero finalmente Planeta se interesó, así que pude empezar a trabajar de manera profesional.
T. ¿Crees que en España se ha hecho una historieta demasiado pendiente de modelos foráneos en los últimos treinta años?
Página de Un pueblo blanco |
Es un caso similar al cine, que está inevitablemente vampirizado por los cineastas norteamericanos. El cómic se exploró muy rápidamente fuera, y aunque aquí teníamos una cierta tradición, en general se le menospreciaba por ser hijo de la censura, estar dirigido al público infantil o tener propósitos humorísticos (estos dos últimos motivos, muy equivocados, diría yo). Lo que venía de fuera parecía más variado, más adulto, más espectacular, así que se imitaba.
Ahora mismo, de todas formas, la noción de "modelo foráneo" empieza a estar desfasada. Aunque sigue habiendo querencias distintas según el mercado, la globalización ha propiciado que en todas partes se inspiren en fuentes extranjeras. La nueva generación de autores independientes estadounidenses bebe del cómic europeo, el cómic europeo se fija en el manga, el manga se fija en el cómic americano… Hay malagueños que hacen manga, mallorquines dibujando superhéroes, madrileños de línea clara francobelga. Cada autor elige sus fuentes y se adscribe al estilo que mejor le va para lo que quiere contar.
T. ¿Qué te planteas en concreto como autor de historietas; es decir, adónde quieres llegar como autor o adónde quieres que la historieta te lleve?
T. P. Ésta es seguramente la pregunta más complicada que cualquiera que trabaje en un medio creativo puede hacerse. Es difícil intuir adónde puede llegar mi trabajo en el futuro.
Sí puedo decir que me interesa más la capacidad del medio para explicar historias que la gramática propia del cómic. No hago cómic experimental, aunque explore los recursos narrativos de la historieta mientras sirva al propósito de la narración. En este aspecto, mi interés se centra en crear tramas atrayentes, con significado, pobladas de personajes complejos e interesantes, en los que el lector pueda descubrirse. Veremos si lo consigo.
T. Pocos autores se dedican exclusivamente al cómic, ¿qué otras actividades desarrollas tú en paralelo y por qué?
T. P. Principalmente el dibujo de storyboards publicitarios e ilustración en prensa, ya que ambos campos están mejor pagados en relación al tiempo invertido, al menos en España.
T. La tecnología ha supuesto una mejora en todos los sentidos: en la impresión, la distribución, la venta, pero... ¿en qué influyen las nuevas tecnologías a la hora de contar historias?
Página de La marea de San Pedro |
Esta circunstancia, unida a la relativa frecuencia con que los cómics son adaptados al cine, o viceversa, hace que estos medios estén emparentados forzosamente. No creo que esta circunstancia sea positiva o negativa para ninguno de ambos medios, depende del uso que el autor de la pieza quiera darle y del resultado que consiga. A mi modo de ver, el blanco y negro de Sin City adaptado al cine fue un acierto; en cambio, la voz en off, un error. Matrix bebió del cómic e influyó en multitud de ellos, tanto estética como narrativamente, en ocasiones de forma afortunada, en ocasiones de forma burda. Se podrían encontrar otros ejemplos en ambas direcciones.
En mi caso concreto, el imaginario cinematográfico me influye, pero no de manera fundamental, si bien es posible que procure crear profundidad de campo en mis viñetas, y es fácil encontrar conversaciones que he planificado en formato plano general - primer plano - contraplano, ambos rasgos heredados del cine o la televisión.
Todas las influencias son positivas cuando te ofrecen un abanico cada vez mayor de opciones estilísticas y narrativas entre las que elegir.
T. ¿Crees que la situación industrial del cómic español y en España hoy es mejor que hace veinte años?
T. P. No conozco la situación de aquel momento, pero diría que el cómic es actualmente más barato de producir (en lo que a impresión y distribución se refiere) y más respetado y conocido que antes, así que la respuesta es sin duda positiva.
T. Dado el estado actual de la industria del cómic en España, muchos autores jóvenes españoles están optando por trabajar para mercados extranjeros como el francés o el americano. ¿Te has planteado emprender esa aventura?
T. P. Ahora mismo me estoy planteando la posibilidad de publicar en Francia. El motivo es sencillo: cuantos más mercados pueda alcanzar con mis cómics, más rentable será el trabajo que les dedico, además de que llegar a públicos diversos es muy gratificante.
El mercado internacional, hasta donde yo puedo conocer, es más exigente que el español (en el plano editorial) y tiene una visión más basada en la rentabilidad de lo que es publicable y lo que no. Esto tiene ventajas e inconvenientes, pero es un reto sin duda apetecible.
T. Existe poca formación académica del cómic. De hecho, se ha inflado la divulgación en demérito de la investigación últimamente: ¿esto es bueno o malo?
T. P. El cómic ha sido históricamente un medio considerado popular, por lo que no ha llamado la atención académica hasta hace poco, y menos aún en España. Hay pocos ensayos, y la mayoría son históricos o sociológicos, no hay demasiada definición ni debate sobre la esencia de la historieta y los recursos que utiliza. Como autor, no me afecta demasiado, aunque los ensayos que he leído me han interesado mucho.
Creo que es lógico que la divulgación tenga más adeptos actualmente: tiene más público y es capaz de conseguir resultados tangibles, mientras que la investigación es un mundo más aislado, parece que interese a menos gente, principalmente si hay pocos teóricos con los que formar debate y aún menos plataformas en las que debatir. De todas formas, tengo la sensación de que es una disciplina que hace progresos, y espero que pronto haya obras interesantes del estilo de la de Scott McCloud, que fue quien abrió la caja de los truenos tras el libro de Will Eisner El cómic y el arte secuencial.
T. ¿Las escuelas existentes de cómic –si las conoces– ayudan a formarse realmente?
T. P. Creo que son una muy buena base, pero sólo se alcanza un nivel profesional con la práctica. Las escuelas pueden ser útiles señalándote errores básicos, enseñándote técnicas y recursos y ayudándote a formar un criterio sobre tu trabajo o un método para trabajar, pero es principalmente la dedicación lo que consigue que avances realmente.
T. Dinos cómo mejorarías tú la situación profesional de los autores de cómics en España hoy.
Página de La marea de San Pedro |
T. Cada vez es mayor la presencia de historietas en la red y su lectura a través de pantalla, ¿en qué cambia esto la forma de aproximarse al cómic y, lo que es más importante, la forma de crearlo?
T. P. Fundamentalmente, la aproximación cambia en la manera de disponer la página. Frente a la página doble del papel, la pantalla suele presentarse en tira o en página simple, y muy frecuentemente cortada en viñetas o por el tamaño de la pantalla. Todo esto afecta a la lectura, por lo que debería ser tenido en cuenta a la hora de dibujar la historieta. Por ejemplo, es frecuente encontrarse en cómics digitales viñetas a página completa que no se pueden ver de una vez, sino que hay que usar la barra de scroll para hacerlo por partes.
Todas estas características afectan a la planificación, y se convierten para el dibujante inteligente en posibilidades: se pueden dibujar páginas infinitamente largas, o con recorridos inusuales. Se puede sorprender al espectador gestionando los clics que debe dar para pasar de una página o viñeta a otra. Se pueden crear efectos temporales diversos, o usar pequeños gifs para crear efectos gráficos.
Es un universo narrativo nuevo que hay que explorar adecuadamente y que aún está por descubrir.
T. Entonces, los cómics digitales podrían cambiar el modo de leer cómics...
T. P. En lo que respecta a la lectura en papel, yo diría que hay pocas diferencias a nivel narrativo. Aunque la tecnología te permite tener más opciones gráficas a tu alcance con relativa facilidad, el medio sigue siendo el mismo, una viñeta va después de otra, y los textos van dentro de los bocadillos.
Ahora bien, la lectura en pantalla o en otros dispositivos es otro cantar. Puedes hacer que surjan viñetas de la nada, crear efectos animados, sorprender al espectador de nuevas formas...
Algunas de estas opciones técnicas ralentizan las historias, o interfieren en el control del espectador, por lo que rozan los límites del medio, pero ése es terreno de los teóricos. Yo tengo también mi propia opinión del asunto (recomiendo el ensayo de Yves Bigerel "About digital comics"), pero considero que al autor no debería importarle si es cómic o no, siempre que funcione para contar lo que quiere contar.
T. Si la vigencia del medio estuviese en internet, ¿qué manera de explotación de los llamados webcomics te parecería más adecuada?
T. P. Hasta ahora parece que el pago por visión repele a los internautas. Es normal, ya que la conexión no es barata, que haya reticencias a pagar aún más por ciertos contenidos.
Para mí la solución son las bibliotecas digitales, como Spotify ha hecho con la música. Creo que pagar una cantidad adecuada al mes para tener acceso a la gran mayoría de cómics, o bien el acceso gratuito con insertos publicitarios no invasivos, sería algo que muchos lectores estarían dispuestos a asumir, y creo que podría convivir con la edición en papel.
El problema principal es que estas bibliotecas digitales tenderían sin duda a ser monopolios (no sería eficaz un modelo que ofreciera pocas obras, o que no contara con una parte importante de ellas, y sin duda pocos usuarios pagarían más de una biblioteca), con los riesgos (de censura, por ejemplo) que eso implica.