EL CLUB DHIN Y LOS SALONES DEL CÓMIC DE VALENCIA
Hablar en la actualidad de Salones del Cómic no supone sorpresa alguna debido a que en este momento en esta España nuestra los hay en cantidad, y, algunos –el de Barcelona, Madrid, Gijón, Granada, entre otros- con merecida fama dentro y fuera de nuestro país, pero de lo que nadie habla (bien porque muchos no lo saben o bien porque lo han olvidado) es de que los inventores de dichos salones fueron los valencianos. Explicaré de cómo se llegó a ello:
A mediados de los 70 la situación de España no permitía la creación de una asociación o de un sindicato profesional, los dibujantes podían encarrilar su actividad a través del Sindicato Vertical de Actividades Diversas, lo que en el orden práctico era misión imposible ya que en dicho sindicato no existían las personas especializadas en el tema (en este caso en tebeos) que realmente pudieran ayudar. Tampoco cabía la posibilidad de afiliarse como periodista gráfico (expresión que se le ocurrió a alguien para denominar al dibujante), así que no quedó más remedio que recurrir a una fórmula ya admitida por el sistema como era la creación de un club que si permitía reunirse, aunque dando cuenta de ello a la Administración. Dado que en Barcelona ya había sido creado el Club DHIN (Dibujantes de la Historieta y la Ilustración Nacionales) como lugar de encuentro, los valencianos para asesorarse, recurrieron a ellos lo que provocó la venida a Valencia de 3 profesionales de altura como eran los dibujantes Pedro Alférez, Ramón de Fuente y César López, los cuales informaron con toda generosidad a los valencianos lo que dio origen a la creación del Club DHIN Valencia que tuvo un primer presidente que fue José Lanzón Piera, el cual se puso en marcha de inmediato; convocó a los profesionales que decidieron reunirse -para hablar de sus asuntos- todos los miércoles de cada semana (previa autorización de la Comisaría General de Policía), deseosos de hacer cosas en un momento en que la industria del tebeo empezaba a decaer. El club de Valencia prosperó mucho, y en ocasiones, animado por los maestros de escuela que entendían que el tebeo era un elemento de educación del niño.
Con el deseo de hacer más efectiva su labor, a los profesionales de aquí se les ocurrió que se podía ser bueno la puesta en escena de una Feria del Tebeo, a imitación de otras ferias que en aquel momento y cada año, se convocaban en nuestra ciudad; ello daría oportunidad a las editoriales a ponerse en contacto con los dibujantes y su obra. Dado que Karpa (Rafael M. Catalá, muy conocido por que tal vez él, haya sido el que más veces dibujó al personaje “Jaimito) estaba muy relacionado con la industria del Juguete para la que dibujaba (a él se debe el diseño de los famosos Juegos Reunidos Geyper) los puso en contacto con la Feria del Juguete y esta a su vez con DIPA, que era una feria de la papelería que acababa de entrar en liza y que necesitaba motivos para una mayor promoción. A los de DIPA le pareció excelente la idea, por lo que no tuvieron inconveniente en facilitarle una GRAN SALA (acondicionada y amueblada para ser usada de inmediato) a la que acabaron denominando SALÓN (aumentativo de sala) el cual quedó incorporado de forma diferenciada a la Feria de la Papelería; de esa forma tan simple surgió en Valencia en 1976 el I SALÓN NACIONAL DEL CÓMIC Y LA ILUSTRACIÓN. Aunque no estaba en mente de los dibujantes, éstos acabaron por aceptar el término CÓMIC (hubo protestas por ello) en lugar de la voz TEBEO de total uso en la época, tal vez por presiones de terceros que veían en esa palabra algo más moderno (por ese tiempo ya habían aparecido cuadernos para mayores encabezados por la palabra cómic), algo más al día, por que pensaban que eso de tebeo se asociaba a lo infantil y lo de cómic era para gente más crecida. También se incorporó el vocablo NACIONAL por ser el primero y único que existía en España.
Sin pensar apenas lo que aquello iba a suponer en un futuro, los valencianos inventaron la manera de promocionar el dibujo por medio de una feria, aplicando de camino el término SALÓN (en virtud del espacio que ocuparon) que es el que ha perdurado, a pesar de que en el momento actual lo que realmente existe en el mercado, son verdaderas Ferias del Cómic plagadas de importantes y excelentes stands que montan las editoriales, los profesionales, las academias de dibujo, coleccionistas, medios de comunicación etc..
El Salón de Valencia fue magníficamente acogido y en él se exhibieron dibujos de un buen número de profesionales españoles del momento (principalmente valencianos y catalanes) que gracias al invento, pudieron ponerse en contacto con editores españoles y también con editores italianos, algo que fue muy interesante ya que con ellos se terminó por llegar a acuerdos -que fueron muy positivos en lo artístico y en lo económico- con muchos de los buenos profesionales que en aquel momento ejercían en nuestro país (con anterioridad ya existía una buena relación con el Reino Unido en donde llegaron a decir que en calidad y cantidad, los profesionales españoles superaban a todos los de Europa). En este primer Salón no se editó catálogo alguno, pero si se hizo para las ediciones de 1977 a 1980 (ambos inclusive). A partir de 1980 los salones decayeron en parte por cansancio y también por desavenencias entre los organizadores. Se hicieron dos intentos más en 1981 y 1982, hasta que en 1983 el salón dejo de celebrarse. Como la idea era buena, los catalanes tomaron el testigo, lo que dio paso a que surgiera El Salón del Cómic de Barcelona (que tuvo un primer presidente que fue Jesús Blasco, el autor del mítico “Cuto”), que también al igual que el de Valencia, tuvo sus más y su menos mientras estuvo en manos de los dibujantes (parece que no eran los mejores gestores), pero todo terminó por encarrilarse, hasta hoy, ya convertido en el más importante de España.
José María Varona “Ché”
Septiembre de 2006
