CÓMIC Y PERIODISMO
EDITORIAL PARA TEBEOSFERA, TERCERA ÉPOCA, 19
Nuestra cultura se encuentra condicionada por el sistema mediático que en buena parte la configura. Así, en lo que al cómic respecta, el debate actual no se centra ya tanto en si se trata de un arte y de qué tipo, sino en qué posición ocupa y qué papel desempeña la historieta, en cuanto medio, en el ecosistema del cual forma parte. Dado que este sistema se encuentra caracterizado en su médula por el fenómeno de la intermedialidad, encontramos que la emergencia en las últimas décadas del cómic periodístico proporciona una buena perspectiva desde la que abordar el papel de la historieta en el contexto mediático, observando en particular las relaciones del cómic con la información.
De un modo genérico, el cómic y el periodismo son producciones características de la modernidad, en la medida en que esta está asociada al proyecto de representación de lo real. Lo moderno, aunque innova, es efímero, pasa de moda (la fugacidad es una de sus cualidades), a diferencia de lo clásico, que es lo que permanece. El periodismo, entendido como la capacidad de informar, es en principio una facultad humana inseparable de la pretensión de representar lo real (otras facultades serían, por ejemplo, la medicina, asociada a la búsqueda de la salud, o el derecho y su afán de justicia). Es una capacidad, la de informar, que se proyecta o se realiza a través de los medios de comunicación y de difusión. Pero también, en cuanto se identifica esta facultad con medios tales como la prensa periódica, la radio o la televisión, es factible referirse al periodismo como medio (el periodístico, sinecdóquicamente asociado a la prensa). Es en este sistema de medios donde se encuadra la historieta. Moderno per se, el cómic se suma al proyecto de representación de lo real por diferentes vías, una de las cuales es la conformada por el periodismo en viñetas. Este cómic periodístico, en fin, es un ejemplo de intermedialidad. Su aportación principal estriba en que, frente a la inmediatez del flujo incesante de otros medios, aporta un periodismo tranquilo, presto a la fruición y con voluntad de permanecer.
Presentamos un nuevo número de la revista Tebeosfera, esta vez con su sección monográfica dedicada al maridaje entre estos dos medios, el del cómic y el periodístico. Comenzamos por mostrar la conexión entre ambos medios otorgando la palabra a una figura que destaca al respecto en nuestro país, tanto en la producción de historieta como en la de ilustración de prensa. Se trata de Raúl Fernández Calleja, conocido por su firma como Raúl, que ha tenido la amabilidad de concedernos una entrevista: “Palabra de Raúl”. A continuación, otro colaborador de lujo, Sergio García, nos ofrece un ensayo visual: “Procesos creativos en portadas de prensa con carácter narrativo”, en el que muestra el proceso creativo de seis ejemplos de portada, desde las indicaciones iniciales de la dirección de arte hasta la portada editada, con las diferentes decisiones que se tomaron en cada una.
El planteamiento del sumario que sigue está guiado por un propósito, el de dar a entender que la novedad del cómic periodístico no es del todo tal, pues hunde sus raíces en la historia del medio a la vez que la prolonga. Hay novedad, desde luego, desde el momento en que las funciones del periodismo, o al menos algunas de ellas, se realizan a través de historietas. Pero es algo que no surge de la nada. En consonancia con nuestro espíritu tebeosférico, qué mejor manera de mostrar la conexión entre el presente y el pasado que exponer dos precedentes patrios de cómic-periodismo. De uno de ellos se ocupa Pepe Gálvez con su artículo “Butifarra!, pionera del periodismo humorístico gráfico”. El otro corre a cargo de María Iranzo-Cabrera a propósito de la revista satírica El Papus y sus referencias a la monarquía: “Juan Carlos I, el timo del Rey Mago”. Otro modo de enfocar la vinculación histórica entre cómic y periodismo consiste en visitar el medio historietístico desde dentro, a fin de observar la cantidad de personajes de tebeo que desempeñan su actividad vinculada en mayor o menor grado a las redacciones de prensa. Es de lo que se ocupan, en sus respectivos artículos, José María Conget: “Periodismo y periodistas en las comic strips”, Jordi Manzanares: “Tribulete, periodista en la posguerra española” y Diego Matos Agudo: “Periodistas en viñetas: de Tintín y Roberto Alcázar a Spider Jerusalem y Marvels”. Por su parte, el artículo de Jesús Gisbert: “¿Por qué los cómic-reportajes son considerados novelas gráficas?” indaga en la tradición de ambos medios para encontrar ciertas claves de interpretación del fenómeno interrogado.
La intermedialidad que subyace en este número de nuestra revista se manifiesta a todas luces en el artículo de Diego Mollá Furió: “La relación entre las industrias del cómic y la animación. Del cine mudo a la televisión”, ya en la sección Miscelánea. En cuanto a Reseñas, Enrique Bordes revisa Barrios, bloques y basura, de Julia Wert, mientras que José Manuel Hinojosa hace lo propio con Cuadernos ucranianos, de Igort; José Ángel Gutiérrez con Un tributo a la tierra, de Joe Sacco, y Norman Fernández con Matar al candidato, de Francisco G. Haghenbeck y Bef (Bernardo Fernández). Incluimos también en esta sección una nota informativa de Julio Gracia Lana acerca de un importante libro teórico publicado recientemente en versión española, nada menos que Sistema de la historieta, una obra canónica de Thierry Groensteen de 1999. Finalmente, Jesús Gisbert reseña Scoops en stock, un volumen publicado hace unos meses en francés que recopila, bajo la dirección de Benoît Mitaine, Judite Rodrigues e Isabelle Touton, numerosos artículos referidos al periodismo dibujado, el cómic-reportaje y el dibujo de prensa. Se trata del motivo principal, a fin de cuentas, de este número de la revista Tebeosfera.
