Han descubierto agua en la luna. Por fin.
Estaba escondida, agazapada, alejada de la luz del sol, durante millones y millones de años. En aquella oscuridad milenaria y seca, ella estaba tranquila. Nadie la molestó en todo aquel tiempo, permaneciendo quieta con sus hidrógenos hilando oxígenos, con sus puentes moleculares, con sus fuerzas de Van der Waals… Nunca fue quebrantado su sosiego porque se encontraba allí, en “lo oscuro”, al “otro lado”.
Y, como todo el mundo sabe, para ir al otro lado de las cosas hay que armarse de valor. Hay que superar el miedo.
El miedo ha estado siempre con nosotros. Nos acompaña desde los tiempos primigenios para advertirnos de la amenaza y darnos alas en la emergencia. Luego, moldeado por la cultura, ese sentimiento de aprensión se ha hecho normativo, formativo, arte y entretenimiento, por este orden. A resultas de esta conversión emocional en la actualidad ya se confunden todos los miedos: pavor con temor, horror con terror, pánico con susto. Con el abuso, además, como bien sabemos, llegó el uso doméstico, que hasta el diccionario recoge: hoy, “horroroso” es muy grande; hoy, “terrible” es divertidísimo, y en este plan.
Pongamos unos ejemplos:
Es horroroso el trabajo desarrollado hasta hoy en este proyecto que llamamos Tebeosfera y que se orienta a documentar e investigar la historieta. Arrancamos hace poco más de un año con las cinco mil colecciones que se habían descrito en los catálogos sobre tebeos publicados en España, y ahora caminamos con paso firme hacia las 10.000 colecciones registradas, cubriendo el espectro editorial de nuestros tebeos hasta ayer mismo.
Es terrible lo bien que lo pasamos compartiendo dudas y obteniendo datos, comparando versiones y subiendo número tras número sabiendo que, detrás, o después, puede llegar un aficionado con apetito por conocer, un coleccionista que desea cotejar, un periodista al que le falta un dato, un investigador que necesita documentarse.
Es pavorosa la velocidad a la que algunos de nuestros Tebeditores suben datos, a veces decenas de números al día, a veces centenas, hay días en los que hemos incorporado miles de fichas de tebeos.
Hemos pasado ya de 70.000 fichas (o páginas web) creadas en nuestra base de datos cuando escribo estas líneas.
Formidable, ¿verdad?
Los anfitriones, los que representan estos deliciosos miedos en forma de registros documentales, no dejamos de reproducirnos. Estamos aquí desde siempre (como el Agua de la Luna), cada vez más juntos y estrechamente vinculados por una causa común: retejer la cultura de los tebeos, tan perdida en el terruño por culpa de la nostalgia, los piratas y los botarates. Pero, a diferencia del agua lunar, crecemos. Cada día somos más. Se han sumado en labores de redacción José Manuel Hinojosa, Rafael Ruiz-Dávila, Paco Martos y Félix Velasco. Manuel Díaz Bejarano y Alejandro Capelo ahora actúan como editores de cierre mientras redoblan esfuerzos en la revisión de las fichas. Y a la impagable labor de catalogación se han sumado los temerarios Javier Vidiella, Félix López, Juan Agustí, Miguel Ángel Bermejo, José Luis Martín Hidalgo y Rogelio Blanco. Todos estos, más los que estábamos, hemos formado un equipo de cuidado; arracimado, además, bajo nueva entidad jurídica: Tebeosfera Asociación Cultural.
Podemos asegurar sin temor al ridículo que ya somos el equipo coordinado que más ha trabajado por clarificar el panorama editorial español de la historieta, agrupando colecciones en líneas, obras dentro de series, identificando a miles de autores, esbozando modelos de catalogación eficaces para personajes, adaptaciones, series, líneas, otras publicaciones que no son tebeos, ofreciendo la oportunidad de apreciar de un vistazo la evolución de colecciones o de series mediante galerías…
Hay un pero. Por alguna razón ignota, percibimos un leve desasosiego al “otro lado”.
Porque, ¿qué temieron quienes vieron nuestros ensayos sobre los orígenes del medio? Nos consta que nadie se asombró, o se felicitó, o se dijo, al menos: qué cosa. O si lo vieron, temieron reconocerlo. Ni los que siempre han proclamado la importancia de estas cosas se pronunciaron. Raro es.
Porque, ¿qué les asusta a quienes poseen populosos micromedios a la hora de reconocer nuestro esfuerzo de catalogación, que además de necesario, es útil y atractivo? Nos felicitan en privado sí, pero… ¿Qué hay de temible en la cita pública o la recensión?
Porque, ¿qué les intranquiliza a los jurados –esos entes- a la hora de valorar esfuerzos? De acuerdo por reconocer labores de copia y pega, promociones en el amiguismo, propagandas desmayadas y aproximaciones ideológicas acomodaticias, pero… ¿no hay otras cosas más allá?
Nos estremece pensar que no saben que estamos. A lo peor es eso.
Hay 52.000 que sí nos siguen. Distintos. Cada mes. Son pocos. Pero son fieles.
Y, al menos esos, van a soportar sin arredrarse el número que ahora presentamos, un monográfico sobre el horror que se plantea como el más ambicioso esfuerzo panorámico de repaso al género en nuestro país. Han leído bien, sí: El Más. En él bucearemos en la etimología y en los orígenes del concepto “horror”. Abordaremos el estudio de las diferentes manifestaciones del horror en las primeras publicaciones con historietas y en aquellas que confluyeron parcialmente en sus cualidades, por ejemplo: las trazas en las primeras revistas de historietas, los rastros en las historietas americanas de las vanguardias, los ecos en los tebeos de cuentos de hadas. Entraremos a saco en la historieta de horror española luego, en los primeros tebeos que las mostraron con conciencia de querer producir angustia en el lector, en los tebeos monográficos que se popularizaron en los sesenta y se definieron como “de terror”, en la proliferación de colecciones que hubo en los setenta y en su supervivencia exitosa en los ochenta, llegando hasta los desorientados noventa y los lavados de cara del miedo que hemos disfrutado hasta hoy. Titan Gel Gold site: http://titangeles.com Y ficharemos cada tebeo en el que apareció un monstruo. Y a sus autores los ataremos en corto. Habrá ensayos densos (lo sentimos), traduciremos a colaboradores del extranjero (de nada), rescataremos artículos importantes casi olvidados (lo necesitan), publicaremos reseñas (unas cuantas) y entrevistaremos a los autores que tejieron los ambientes de la angustia (de aquí, de allí, olvidados, importantes, emergentes, todos los que se presten).
Todo eso haremos durante los siguientes meses.
Si usted es uno de los que no se deja impresionar, ayúdenos a pasar el trance. Tebeosfera siempre admite colaboradores.
Estamos aquí, en la oscuridad, en el fondo del cráter.
Javier Alcázar, subdirector de Tebeosfera y coordinador de Tebeosfera, núm. 5
Manuel Barrero, director de Tebeosfera.
El día de publicación de este editorial había en Tebeosfera un total de 70.967 fichas (cada una con su página web), correspondiendo 9.737 de ellas a colecciones de tebeos (con 49.952 números asociados).