DIBUJANDO CONTRA CORRIENTE: ILUSTRADORAS ARABO-MUSULMANAS DE CÓMIC
La representación de figuras humanas en las comunidades arabo-musulmanas[1] se ha visto limitada, censurada y, en ocasiones, perseguida por razones religiosas. Hoy en día, sin embargo, se vive una auténtica proliferación de obras en el ámbito del cómic, destacando la más que notable aportación de las autoras. Y es que el cómic, entendido como un medio artístico, propone una narrativa que aúna imagen y texto y que apela a un sector importante de la población, sobre todo en países como los mencionados, en los que la mitad de sus habitantes tienen menos de veinticuatro años[2]. Este artículo quiere arrojar luz sobre la situación actual y las singularidades en la obra de las ilustradoras arabo-musulmanas de cómics, analizando las características que las hacen únicas y realizando un repaso sobre algunas de las más representativas del panorama actual.
1. Particularidades y retos del cómic arabo-musulmán
1.1. La prohibición islámica del arte figurativo
La representación figurativa cuenta con una larga tradición en los países árabes, a pesar del “anaconismo”[3] que ha permeado sus manifestaciones artísticas y culturales durante siglos. El término, derivado del griego εικων (imagen) unido al prefijo negativo a- y al sufijo -ismo (griego-ισμος), da nombre al conjunto de prácticas que evitan la reproducción de las imágenes de dioses y personajes religiosos, extendiéndose a las de cualquier ser humano o animal.
Esta creencia se circunscribe al ámbito religioso, esto es al islam, dentro de las doctrinas recogidas en las “Hadiths”[4], los textos religiosos que interpretan las palabras de Mahoma en el Corán. Es cierto que el libro sagrado de los musulmanes condena la idolatría, pero no recoge la eliminación expresa de las imágenes, aunque algunos estudiosos, sobre todo los exegetas suníes a partir del siglo IX, entendieron las enseñanzas del profeta como una prohibición explícita. Con el paso del tiempo, el “anaconismo” se fue imponiendo hasta convertirse en una práctica habitual, en la medida en que no existía una separación Iglesia-Estado en las sociedades árabes, mayoritariamente islámicas o bajo la influencia administrativa y política del islam. Esto significaba que las creencias religiosas gobernaban todos los ámbitos de la vida pública y privada de estos países, localizados en el norte de África, la península arábiga, zonas de Asia y el sureste de Europa. Hoy en día, la mayoría de las sociedades árabes han relajado enormemente esta práctica, y las representaciones del ser humano y de animales están aceptadas, manteniéndose aún restricciones tan solo para aquellas de Dios, el profeta y demás personajes sagrados.
1.2. Inicios y situación actual del cómic arabo-musulmán
Miki, ©1959 Dar Al-Hilal (Fuente Internet) |
A pesar de las limitaciones impuestas por el “aniconismo”, la ilustración nunca dejó de estar presente en el arte arabo-musulmán, en general, y en sus demostraciones populares, en particular, tal como lo demuestran los frescos de las habitaciones privadas en ciertos palacios y residencias. Los dibujos de los manuscritos medievales pueden considerarse como predecesores muy remotos de las ilustraciones en medios impresos. Entre otros formatos las caricaturas, las tiras de prensalos cómics, tal y como los conocemos hoy en día, hicieron su aparición en Oriente Próximo y el Magreb a mediados del siglo XIX de la mano de las potencias extranjeras que los ocupaban[5]. Es durante los años veinte del siglo pasado cuando se establecen los medios de comunicación de masas en los países arabo-musulmanes, y es en las nuevas revistas y periódicos donde aparecerán las primeras tiras de prensa y el humor gráfico en árabe. A partir de la década de los cincuenta, los cómics se popularizan a través de las revistas infantiles como Samer y de traducciones de obras protagonizadas por superhéroes internacionales como Superman, y se comienzan a importar algunos libros. Ya en los setenta se publican títulos infantiles auspiciados por los Estados para difundir su propaganda nacionalista.
Son numerosos los medios de comunicación, como The Economist o Al Arabiya News entre otros[6], que se han hecho eco de la nueva ola de cómics y de narrativa gráfica para adultos en el mundo arabo-musulmán. Y es que la convulsa historia reciente de Oriente Próximo y el norte de África ha favorecido el florecimiento del humor gráfico y de las historietas como medios de expresión que utilizan la sátira o la narración autobiográfica para criticar la vida política y las prácticas sociales[7]. Tal y como declaran muchos ilustradores locales, dibujar un líder político de manera cómica, por ejemplo, saca a relucir la gran capacidad subversiva[8] de la imagen, que, difundida en las redes sociales, es capaz incluso de burlar la censura practicada por el poder sobre los medios de comunicación.
Los y las artistas han encontrado en las nuevas tecnologías y en el lenguaje narrativo del cómic una libertad artística que se les había negado o limitado enormemente en otros contextos. Es precisamente a partir de los levantamientos populares conocidos como la Primavera Árabe, cuyos antecedentes se sitúan en 2010 y 2011, cuando surge una nueva generación de ilustradores organizados para crear sus propias zines, webs, novelas gráficas y otro tipo de publicaciones underground, haciéndose eco de una diversidad de mensajes políticos, estéticas y técnicas narrativas. Internet y las redes sociales se convierten en las ventanas que permiten a los artistas distribuir sus mensajes en su entorno y proyectarlos al exterior, sorteando el control ejercido por el poder político.
Hoy en día, los países en los que se desarrollan la mayoría de los proyectos relacionados con el cómic y donde encontramos un mayor número de ilustradoras son Líbano y Egipto y, en menor medida, Marruecos y Túnez, de la mano de revistas como Samandal en Beirut, TokTok en El Cairo, Skefkef en Casablanca o Lab619 en la capital tunecina. También hay que señalar que muchas artistas viven en el extranjero, como consecuencia de la diáspora provocada en la zona por las guerras y los conflictos políticos. A pesar de los intentos por ofrecer material más inclusivo en lo que respecta a los personajes femeninos, como en el caso de The 99 en Kuwait (superhéroes que encarnan los 99 nombres de Alá y entre los que se encuentran algunas superheroínas), Saudi Girls Revolution en Arabia Saudí (que incluyen exclusivamente superheroínas —Latifa, Hayat, y Thara— con una estética que sigue los patrones occidentales) o Burka Avenger en Pakistán (serie de animación de una superheroína que se viste de manera tradicional islámica), ninguno de estos proyectos está escrito o desarrollado por ilustradoras.
2. Características de las ilustradoras arabo-musulmanas
2.1. Más ilustradoras que ilustradores
Póster de la exposición La bande dessinée arabe aujourd'hui ©2017 (Fuente Internet) |
La ausencia de nominaciones en los premios internacionales del gremio, como es el caso del Gran Premio del Festival Internacional de Angulema, ha desatado desde hace varios años una fuerte polémica sobre el flagrante sexismo existente en la industria del cómic en Occidente. La falta de reconocimiento es un síntoma de la desatención hacia las obras de las artistas, a las que se premia, se convoca y se analiza mucho menos que a sus compañeros de profesión. Sin embargo, esta situación, que también existe en los países arabo-musulmanes, presenta connotaciones desconocidas.
Conviene recordar que en una gran mayoría de estos Estados no existe separación Iglesia-Estado, y la ley religiosa, la sharia, se aplica en todos los instantes de la vida cotidiana, dando lugar a sociedades muy conservadoras en las que el rol de la mujer se circunscribe al ámbito doméstico. En algunos países, incluso, la mujer no está plenamente incorporada al terreno laboral, y depende legal, económica, administrativa y socialmente de los varones de su familia, sean estos los padres, hermanos o maridos. Incluso en aquellas naciones en las que la mujer ha conseguido un mayor grado de independencia laboral y social, las costumbres y tradiciones conservadoras condicionan su carrera profesional, relegándola a aquellos trabajos considerados en su comunidad como aceptables para una mujer, generalmente relacionados con el cuidado de los demás y la educación. Este contexto sociocultural ha propiciado una importante proliferación de ilustradoras de cómics y novelas gráficas, procedentes del mundo de la literatura infantil y juvenil, porque en los países arabo-musulmanes, dedicarse al dibujo de cuentos para jóvenes y niños ha sido y es una función aceptada social y familiarmente.
Tal y como reconoce la libanesa Lena Merhej, ilustradora, profesora y doctora en Narrativa Gráfica por Duke University, la mayoría de los estudiantes en los cursos que imparte son mujeres. Ella explica que, aunque el humor gráfico de carácter político ha recibido una mayor atención en los medios de comunicación occidentales, son las ilustradoras las que están desarrollando actualmente una labor más intensa en el ámbito de los cómics y la novela gráfica, algo que confirma su compañera Lina Ghaibeh:
Mientras que el humor gráfico tiende a ser un campo dominado por los hombres en el mundo árabe, desde su aparición como medio para adultos, los cómics en esta región congregan a un número razonable de autoras e ilustradoras, algo evidente entre los colaboradores de las publicaciones contemporáneas de cómics[9].
Ghaibeh es ilustradora y profesora adjunta en la Universidad Americana de Beirut, además de directora de la Mu’taz and Rada Sawwaf Arabic Comics Initiative. Precisamente Ghaibeh es una de las comisarias de la exposición Nouvelle génération : la bande dessinée arabe aujourd’hui (Nueva generación: el cómic árabe de hoy), que estará abierta al público hasta noviembre en el museo del cómic de Angulema y cuya inauguración se inscribe en las actividades propuestas de la edición 2018 del festival. Otro comisario de la exposición, Jean-Pierre Mercier, confirmaba recientemente la proliferación de las artistas de cómic al periódico Libération:
Resulta sorprendente el número de mujeres que participan en estos colectivos. Este hecho pone en duda los clichés que tenemos sobre alguno de estos países. Mientras aquí, en Francia, estamos constantemente cuestionando la paridad, cuando contemplamos esta nueva generación de cómics árabes, hay al menos tantas mujeres como hombres[10].
2.2. Feminismo en los cómics arabo-musulmanes
Portada de Shakmagia ©2014 (Fuente Internet) |
Los levantamientos populares auspiciaron la reflexión sobre los problemas sociales de los países arabo-musulmanes, y los cómics se convirtieron en uno de los vehículos a través de los cuales se cuestionó el statu quo, favoreciendo que temas hasta entonces acallados salieran a la superficie. La situación de desigualdad de la mujer pasó a ser uno de los más destacados, copando espacio en las revistas, siendo tratado en los editoriales e introduciendo personajes femeninos fuertes en las narrativas, todo ello en gran medida favorecido por la labor de una gran cantidad de ilustradoras muy activas.
La revista TokTok dedicó abundante material al tema en varios de sus números, incluido un editorial sobre el acoso sexual a las mujeres. Personajes de cómic como la libanesa Maalak o la egipcia Qahera aparecieron para ofrecer un nuevo tipo de superheroínas que combaten las desigualdades y las injusticias desde el secularismo, en el caso de la primera, o desde el islam moderno, en el caso de la segunda. En 2014 aparecería en Egipto la primera, y hasta el momento única, revista feminista de cómic, Shakmagia [Joyero], consagrada a abordar todo tipo de temas desde la perspectiva de género y de los derechos humanos, y organizada por el Nazra Center for Women's Studies. En Facebook la página Kharabish Nasawiya (Garabatos Feministas) publica cómics disponibles online desde 2017 y les añade un mensaje feminista en árabe. La administradora, que prefiere permanecer en el anonimato, declara que trata de subvertir las violentas prácticas dominantes empleando el humor como herramienta de crítica hacia el patriarcado y el capitalismo[11]. Todos estos proyectos proponen narrativas con alternativas a la imagen tradicional de la mujer como víctima, como sujeto pasivo y como modelo de una moral conservadora, para ofrecer una nueva visión que disuelve los estereotipos de género[12].
2.3. La dimensión feminista del cómic autobiográfico escrito por mujeres
“An Education in Siria”, ©2017 Lina Ghaibeh |
La libanesa Lina Ghaibeh lleva varios años estudiando el cómic en los países arabo-musulmanes y la aportación específica de las artistas. No en vano su ensayo “From behind the doors into the streets: Women in comics from the Arab World” [“De detrás de las puertas a las calles: las mujeres en los cómics del Mundo Árabe”] forma parte del catálogo de la exposición de Angulema. Ghaibeh pone de manifiesto una de las características más llamativas del trabajo de gran cantidad de ilustradoras de cómic: la apuesta por las historias autobiográficas para abordar temas de calado social que las afectan directamente, tengan que ver con las desigualdades por razón del género, los efectos de los conflictos armados en la zona o la experiencia del desplazamiento de los refugiados. La libanesa también señala diferencias en el uso del humor en los cómics de las ilustradoras, menos manifiesto y más sutil que en las obras de sus compañeros, aunque reconoce que pocas artistas son conscientes de ello y se muestran de acuerdo con este punto.
El registro autobiográfico es defendido por la investigadora en filosofía Ana Cecilia González[13] como la contrapropuesta del feminismo para quebrar la narrativa dominante que ha vertebrado el pensamiento occidental y que ha originado el sometimiento de la mujer y la dominación masculina. Como señala Ana Merino hablando del cómic autobiográfico[14], «las mujeres han creado conscientemente un nuevo género desde mediados de los años setenta, reclamando un espacio de representación propia ofreciendo nuevos temas y, sobre todo, creando su propia imagen y voz».
No es extraño que un buen número de ilustradoras arabo-musulmanas hayan apostado por los cómics autobiográficos para narrar la cotidianidad de sus vidas y, de esta manera, evidenciar los problemas sociales, económicos y políticos a los que se enfrentan. Este el caso de la propia Ghaibeh, que narra su adolescencia en Siria en An Education in Siria [Una educación en Siria]; Lena Merhej y la historia de su madre danesa adoptando la forma de vida libanesa con sus luces y sus sombras en Yogurt and Jam, o Maya Zankoul y sus aventuras diarias en el caótico Beirut en Amalgam. En los casos mencionados se trata de obras en las que el estilo de dibujo es aparentemente sencillo, una estrategia narrativa de los artistas para invitar a la empatía lectora: la llamada iconización del cómic, «que incita a asumir la tragedia privada de los personajes como un asunto universal» (Arroyo Redondo)[15].
Esta idea se refuerza con la teoría esgrimida por la investigadora norteamericana Hillary Chute[16], que mantiene que las novelas gráficas son el vehículo ideal para presentar eventos traumáticos y circunstancias extremas. Chute se apoya en los estudios realizados por Cathy Caruth, quien defendía que estar traumatizado es estar poseído por una imagen o un evento. Aparejando imagen y texto, señala Chute, los artistas son capaces de expresar significados que no podrían expresar satisfactoriamente de otra manera. En este sentido, el cómic autobiográfico de las autoras mencionadas serviría para poner de manifiesto situaciones más o menos estresantes o traumatizantes que han vivido o de las que han sido testigos de una forma más eficaz que utilizando la ficción tradicional.
Otra de las estrategias adoptadas por las ilustradoras arabo-musulmanas es una subversión consciente de los roles de género tradicionales, convirtiendo a mujeres en superheroínas (una función asumida, salvo algunas excepciones, por los varones) y dotándolas de capacidad de decisión, iniciativa, fuerza mental y física (atributos habitualmente asignados a los hombres). Este es el caso de Qahera, de la egipcia Deena Mohamed, o de Malaak, de la libanesa Joumana Medlej. Un caso aparte sería la jordana Diana Abbadi, creadora del primer manga en su país, y que apuesta por una estética asiática y mucho más ambigua, para representar a personajes masculinos locales. Por su parte, las autoras de la diáspora, como las canadienses Sanya Anwar y Saffiya Hosein, han optado por actualizar historias tradicionales arabo-musulmanas para alejarlas de las representaciones más conservadoras o claramente orientalizantes.
3. Panorama actual
3.1. Lena Merhej: activismo desde la revista Samandal
Portada de Samandal #12, ©2012 Lena Merhej |
La ya mencionada libertad de producción y difusión procurada por las tecnologías de la información ha fomentado que las ilustradoras arabo-musulmanas apuesten por el cómic para articular sus propuestas creativas, enmarcadas en algunos casos en iniciativas colectivas como revistas o grupos de trabajo, pero también desde espacios propios. Una de las iniciativas más interesantes es la revista libanesa Samandal [Salamandra], creada en 2006 por un colectivo de voluntarios en el ámbito de la ilustración, la animación y el diseño gráfico y que entienden el cómic como un medio válido para explorar el arte, la sociedad y la política. Precisamente Lena Merhej es cofundadora de la revista trilingüe (publica en árabe, inglés y francés), que, como ella misma señala, responde al compromiso de dotar de voz a los artistas jóvenes del país mediante una agrupación sin ánimo de lucro estableciendo, además, una aventura colaborativa con creadores del extranjero.
Merhej reconoce que el cómic tiene la ventaja de alcanzar una audiencia mayor y más joven que el humor gráfico tradicional, y que aún no está tan estigmatizado socialmente como las caricaturas políticas, porque se trata de un nuevo medio sin una larga tradición en la zona. Esta artista se define a sí misma como una narradora visual y experta en narración gráfica, siendo la autora de numerosos trabajos de animación tales como Drawing the War [Dibujando la guerra, 2002], el cómic Another year [Otro año, 2009), la biografía ilustrada Yogurt and Jam [Yogurt y mermelada, 2011], además de haberse alzado con varios premios internacionales, de dar clase en la Universidad Americana de Beirut o de dirigir el Festival de Animación de Beirut. El estilo de los cómics y las ilustraciones de Merhej pueden recordar en su aparente sencillez a los de la iraní Marjane Satrapi, mundialmente reconocida por su cómic autobiográfico Persepolis. Sin embargo, según Merhej, un detalle que las diferencia es que, mientras Satrapi cuenta desde el exilio su infancia en Irán, la libanesa vive en Beirut y narra los conflictos políticos y sociales como testigo directo y parte involucrada.
Esta ilustradora ha sufrido personalmente los efectos de la intolerancia religiosa[17] cuando una de sus creaciones en Samandal, que ilustraba expresiones comunes de la lengua árabe, fue denunciada y condenada por incitar a la lucha sectaria. Quizá por este motivo, la intención reivindicativa de su obra alcanza un significado especial y su dimensión feminista se inscribe en el activismo que marca su trayectoria profesional, con referencias constantes a las dificultades que las mujeres soportan en su país, desde los efectos de la guerra en las refugiadas al machismo imperante en la sociedad libanesa.
3.2. Diana Abbadi: el manga invade Jordania
Grey is…, ©2018 Diana Abbadi |
El primer manga que cayó en poder de Diana Abbadi —conocida como “dee Juusan” en el mundo de los mangas— fue Voices of a Distant Star, un regalo del director Makoto Shinkai, que estuvo en Jordania en 2008 ofreciendo un taller de animación e ilustración. Procedente del mundo de la arquitectura, Abbadi comenzó a dibujar mangas en 2010, y hoy confiesa que han sido las obras de Makoto Shinkai y Sahara Mizu las que más la han inspirado. «Antes de conocer su trabajo, pensaba que solo podía considerarse el manga romántico o de acción el único que la gente podía estar interesada en leer»[18].
Lo que empezó para Abbadi hace ocho años siendo un mero experimento se ha convertido ahora en su actividad profesional gracias a la capacidad de difusión propiciada por internet. «Mi principal objetivo es avanzar en todas direcciones con mis historias, por lo que internet es una forma no exenta de complicaciones pero óptima para conseguir eso en mis propios términos. Por eso decidí que mis historias fueran en inglés»[19]. A esta ilustradora le gustaría que sus mangas se tradujeran a los idiomas más hablados del mundo, sin olvidar su árabe nativo.
La jordana trabaja conceptualmente a partir de analogías, metáforas y formas visuales con las que intenta representar sus ideas, y se nutre de cualquier juego de luces, escenario, condición meteorológica o ángulo de cámara atractivos e interesantes. Una vez concretada la idea, se dedica a bosquejar, entintar y colorear, sin dejar de investigar sobre los efectos de la luz y sobre las texturas de los objetos. Su serie de Grey is… sobre dos jóvenes —Black y White—, que será próximamente publicada en España por la editorial Milky Way Ediciones, presenta «un manga de estilo asiático con personajes no asiáticos. No fue una decisión consciente, sino el estilo que consumí creciendo, por lo que fue natural empezar por ahí. Además, es el estilo que apela a la audiencia para la que escribo». Abbadi dedica todo su tiempo a este proyecto, la historia de dos amigos de la infancia que se reencuentran en la juventud e intentan superar las dificultades y los traumas de sus vidas, uno de ellos desde las emociones y el otro desde la racionalidad.
Para Addabi, las superheroínas árabes y musulmanas tales como Ms. Marvel o Latifa, Hayat o Thara de Saudi Girls Revolution no sirven realmente como herramienta de empoderamiento porque ofrecen representaciones femeninas muy alejadas de la realidad a la que se enfrentan las mujeres de las comunidades árabe y musulmana, que, además, no siempre coinciden. «Las representaciones realistas y diversas de personajes femeninos fuertes (y no solo físicamente) en todos los ámbitos de la vida son una manera más efectiva de empoderar a la mujer» afirma Addabi, quien agrega que «la mayoría de chicas de mi generación encontraban en el anime doblado al árabe de World Masterpiece Theater y de las películas de Hayao Miyazaki unos personajes femeninos con los que se podían identificar y que las inspiraban»[20]. Para esta ilustradora, independientemente de la etnicidad, la religión o el género, un personaje inspira cuando es capaz de reflejar o cuestionar las vivencias y la personalidad de su audiencia.
3.3. Maya Zankoul: el web libanés de la vida cotidiana
Amalgam, ©2009 Maya Zankoul |
La difusión de cómics exclusivamente a través de internet es un fenómeno relativamente reciente en Oriente Medio y el norte de África, que no está exento de desafíos por los cortes en el suministro eléctrico o la falta de velocidad de los sistemas. Artistas visuales como la libanesa Maya Zankoul lo han convertido en el medio a través del cual expresan las frustraciones de la vida cotidiana. «En 2009 quería compartir mis cómics con familiares y amigos de manera regular, por lo que comencé un blog que se convertiría en una web»[21]. Sus historias están escritas en inglés, el idioma que utiliza habitualmente, y aunque le gustaría hacerlo también en el dialecto árabe local, cree que ello supondría alcanzar una menor audiencia. Tras dar a luz recientemente, esta ilustradora trabaja en una serie de cómics relacionados con el embarazo y la maternidad en la cultura libanesa.
Acostumbrada a disfrutar de los dibujos animados de Cartoon Network, esta joven artista visual soñaba con producir una serie de animación similar a Las SuperNenas, El Laboratorio de Dexter o Samurai Jack, creadas por Genndy Tartakovsky y Craig McCracken, cuyo particular sentido del humor supondría una importante influencia en su propio trabajo. Para Zankoul, cualquier tipo de heroína con la que las jóvenes puedan identificarse produce efectos positivos porque ayuda a las lectoras a adquirir más confianza en sí mismas.
Las reivindicaciones feministas forman parte inherente de su obra, ya que esta trata sobre temas relacionados con los derechos de las mujeres, como las expectativas de un matrimonio temprano y la forma en la que el éxito de una mujer se mide habitualmente por su matrimonio y por la familia que haya formado frente a su carrera laboral. «Además, también hablo de la explotación del cuerpo femenino en los anuncios de las vallas publicitarias»,[22] revela Zankoul. Esto se hace patente en sus obras de carácter autobiográfico, tanto la web Amalgam como el libro autopublicado From Beirut to New York. Amalgam comenzó como un proyecto autopublicado con licencia de Creative Commons que permitía que cualquier persona pudiera leerlo online. «Las ideas se me ocurren cuando estoy en un atasco o realizando tareas de vida cotidiana. Suelo escribirlas en mi teléfono para dibujarlas en mi portátil. Me es muy cómodo dibujar con el panel táctil del ordenador, y es como llevo haciéndolo nueve años».[23]
3.4. Creadoras arabo-musulmanas de la diáspora
1001 Nights, ©2013 Sanya Anwar |
Canadá acoge a una importante comunidad de ilustradoras y escritoras arabo-musulmanas de cómics. Uno de los talentos emergentes es Sanya Anwar, creadora de 1001 Nights, un cómic que recrea la historia de Sherezade y Las mil y una noches para una audiencia de habla inglesa y que está disponible de manera gratuita a través de su página web. La canadiense, que también realiza y vende encargos en las convenciones a las que acude, confiesa haberse nutrido de mangas como los de Ai Yazawa y Kaoru Mori, de ilustradores occidentales como Jo Chen y Adam Hughes, y hasta de creadores clásicos como Leyendecker y Mucha. En estos momentos la joven artista está desarrollando una novela gráfica para Disney, realiza portadas para varias editoriales y sigue trabajando en su 1001 Nights, cuya cuarta entrega verá la luz este año. «Generalmente inicio el cómic en papel, creando una maqueta provisional de las páginas. Después acudo al ordenador para realizar dibujos más elaborados y después paso a la mesa para entintar. Para finalizar, escaneo las páginas y aplico el color utilizando Corel Painter y Photoshop»[24], comenta Anwar sobre su proceso creativo.
Centrarse en la historia de una figura tan icónica como Sherezade fue una decisión voluntaria.
Escoger una protagonista femenina fue algo natural: para mi primer libro quería escribir desde una posición desde que la que me sintiera cómoda. Elegí Las mil y una noches porque sentí que estos cuentos clásicos estaban perdiendo arraigo entre la juventud y quería encontrar la forma de revitalizarlos[25].
Para Anwar, las superheroínas musulmanas de los grandes estudios pueden ayudar en la lucha feminista, pero cree que la mejor forma de ayudar a las mujeres a emerger como miembros dinámicos de la sociedad es dejarlas que narren sus propias historias. «Aunque pienso que es maravilloso que haya más narrativas sobre mujeres de ascendencia musulmana, lo más importante es que sean las mujeres mismas las que tomen las riendas de su propia narrativa»[26], opina la canadiense.
1001 Torontonian Nights, © 2017 Safiyya Hosein y Gina Basora |
Además de investigadora interesada en profundizar en el mundo del cómic, más concretamente en las superheroínas Muslimah[27], la canadiense Safiyya Hosein es escritora de cómics. Junto a la artista visual Gina Basora ha desarrollado 1001 Torontonian Nights, un cómic incluido en la antología Toronto Comics: Yonge at Heart en el que actualiza el cuento de Aladino. La historia está protagonizada por mujeres musulmanas, fuertes y peleonas, que luchan para intentar evitar el cierre del centro cultural comunitario Beit Zatou y que son ayudadas por un genio alejado de la representación orientalista tradicional. Inspirada en trabajos como Monstress, ilustrado por Sana Takeda y escrito por Marjorie Liu, la escritora canadiense encontró en el cuidado dibujo de Basora el estilo femenino que quería para su obra. Dedicada de pleno a la investigación, Hosein no descarta desarrollar una historia sobre las gorgonas musulmanas e incluso ofrecer parte de su disertación en forma de cómic.
Para Hosein, toda forma narrativa, cómics incluidos, son un vehículo válido para luchar por los derechos de las mujeres porque en ellos se tratan historias sobre la condición humana que incitan y apoyan los movimientos reivindicativos. Como estudiosa del tema, considera que los cómics elaborados por ilustradoras arabo-musulmanas no solo incluyen más personajes musulmanes, como podría esperarse, sino que lo hacen bajo una luz mucho más auténtica y personal. Así, mientras que Sooraya Qadir (Dust, de X-Men) resulta un personaje artificial, creado en nombre de cierto sensacionalismo, Ms. Marvel encarna las vivencias reales de la descendiente de una familia de emigrantes, probablemente porque sus creadoras son mujeres musulmanas como G. Willow Wilson y Sana Amanat.
«Tratar el tema de las superheroínas es un poco complicado cuando se discute sobre el empoderamiento, porque se espera que encajen en el ideal de toda mujer, que cambia dependiendo de cada una»[28], afirma Hosein. Esta autora reconoce que, por ejemplo, la elección de Wonder Woman como embajadora de las Naciones Unidas generó mucha controversia por su imagen demasiado sexualizada y no inclusiva. «Si las superheroínas siguen el modelo de la egipcia Qahera, desde luego pueden empoderar a las mujeres de las sociedades árabes. Qahera lucha contra el sexismo tanto en su país como fuera de él, y utiliza el humor para proponer argumentos convincentes[29]», afirma Hosein, que añade que no puede criticar realmente a Ms. Marvel porque a muchas jóvenes musulmanas les parece un modelo a seguir, y en Occidente, donde la mujer musulmana suele representarse como oprimida. Para esta autora resulta esclarecedor que la historia de Ms. Marvel trate sobre la condición humana y que la protagonista tenga que lidiar con sus defectos, lo que hace que se grajee la simpatía de las chicas jóvenes, y no solo de las musulmanas. «No es un secreto que se trata de uno de los superhéroes con más éxito comercial de Marvel. Si las historias de superheroínas en el mundo árabe contienen la experiencia humana, estoy segura de que serán poderosas»[30], termina apuntando Hosein.
3.5. Qahera: una superheroína con abaya e hijab
Detalle de Qahera, ©2013 Deena Mohamed |
Cuando aún era estudiante de diseño gráfico en 2013, la egipcia Deena Mohamed comenzó a dibujar el cómic Qahera y a publicarlo, primero en Tumblr y después en su propia web. La web se convirtió en un auténtico fenómeno viral en un momento en el que el país era testigo de las multitudinarias protestas organizadas por la oposición contra el régimen político del presidente Morsi por acopio de poder. La sociedad en general, y la juventud en particular, encontró en internet y en las redes sociales una forma para expresar y difundir sus inquietudes e intereses esquivando la censura. En este caldo de cultivo nació un cómic diferente, protagonizado por una superheroína vestida con el hijab tradicional y que trata temas como el acoso sexual, la misoginia o la islamofobia.
Qahera comprende acepciones tales como “conquistador”, “vencedor” y “victorioso” en su conjugación femenina, además de ser el nombre con el que se conoce en árabe a la ciudad de El Cairo. Concebido en un principio como una broma puntual en inglés, el idioma de la plataforma online en la que se compartió primero, el webcómic pasó a adquirir una nueva dimensión cuando algunas personas pidieron a la joven ilustradora que lo tradujera al árabe. «Después de eso cambié el contenido ligeramente para hacerlo más relevante en Egipto»[31], confiesa Mohamed.
La joven reconoce que nunca se había interesado hasta entonces por los cómics y que solo había tenido acceso a publicaciones infantiles como Mickey y Sameer, vendidas en las librerías y en las tiendas de ultramarinos. En un país en el que las historietas en inglés de Marvel o DC solo estaban disponibles en ciertos establecimientos y a un precio prohibitivo para la mayoría, fueron los cómics infantiles los que le sirvieron para aprender a manejar el lenguaje visual propio de la narrativa gráfica y los que le permitieron satirizar en Qahera sus conocimientos sobre los tropos de los superhéroes. «Después de publicarla empecé a interesarme por los cómics», señala la ilustradora, quien añade que «hoy en día los cómics extranjeros son más accesibles gracias a las tiendas online y a los lectores digitales, aunque nuestros cómics locales siguen siendo difíciles de encontrar debido a la falta de distribución»[32]. Para esta ilustradora, el cómic es un vehículo de comunicación capaz de influir para lograr cambios tangibles, aunque no se trate de una forma de lucha en sí, sino una manera diferente de alzar la voz.
Actualmente, Mohamed vive inmersa en el proceso de producción de una nueva novela gráfica en árabe que trata sobre los deseos titulada Shubeik Lubeik. A la hora de crear sus historias, esta joven ilustradora empieza por desarrollar un breve guión en el que prima la acción sobre los diálogos, para dedicarse luego a decidir la maquetación, realizar un boceto a lápiz y después entintar y sombrear, pues sus dibujos son en blanco y negro. La inserción de textos se realiza al final para acomodar las versiones en inglés y en árabe de las historias, y todo el proceso se realiza utilizando una tableta gráfica. Como en un principio solo existía la opción de cargar un máximo de imágenes en Tumblr, se impuso mantener su web lo más concisa posible. Según Mohamed, Qahera responde al deseo de conectividad que impera en la sociedad actual y además utiliza el lenguaje propio de un invento occidental, el cómic, para derribar ideas preconcebidas sobre la mujer en la cultura arabo-musulmana. «Ahora contamos con muchas ilustradoras y artistas visuales brillantes en Egipto»[33], apunta Mohamed, «como Doaa el-Adl, Mona Abdurrahman, Tasneem el Meshad, Asmaa Magdi, Bo asma Hosam».
Al igual que Safiyya Hosein, Deena Mohamed piensa que el hecho de que las mujeres musulmanas cuenten con múltiples representaciones ficcionales es empoderador a nivel personal, porque eso significa que muchas de ellas están siendo incluidas en los cómics. «Las superheroínas son personajes de ficción. Lo que necesitamos son cambios reales, cambios en las leyes y en los valores sociales. Creo que estos proyectos marcarán una diferencia en las vidas de las chicas jóvenes, pero sería peligroso exagerar su influencia y dar por solucionado el asunto»[34], opina Mohamed.
Esta ilustradora critica el feminismo occidental o “blanco”, que, según ella, coloca el género por delante de otras afiliaciones, tales como la raza y la clase social. «Es una manera necesaria de llamar a las mujeres que apoyan el feminismo pero niegan la islamofobia, un problema endémico del feminismo occidental. Muchas feministas reconocidas eran notoriamente racistas, como Susan B. Anthony, y esto es algo que tiene que abordarse»[35], denuncia la egipcia.
3.6. Malaak: una superheroína secular en Líbano
Ilustracion de Malaak, © 2015 Joumana Medlej |
Joumana Medlej es la mente detrás de Malaak, el primer cómic de aventuras que incluye a una superheroína libanesa. Los cómics europeos a los que tuvo acceso en su infancia y juventud dieron forma a su estilo, aunque confiesa que también ha tomado elementos de la tradición Marvel para que su historia sirviera de contrapunto a las obras de héroes habituales.
Situado en una realidad alternativa, en la que el país es víctima de una guerra interminable, Malaak está escrito en inglés para alcanzar a una audiencia lo más amplia posible. Aunque Medlej contempló traducirlo al árabe, el proyecto le pareció inviable por la dificultad para encontrar una tipografía que armonizara con el estilo del cómic y que transcribiera con fidelidad los peculiares sonidos del idioma. Tras esbozar en papel, utilizando un bolígrafo, escanea el dibujo y lo imprime en formato A3. Después superpone papel de calco y entinta. El resultado es una página limpia que vuelve a escanear y que coloca sobre el boceto para limpiarla y colorearla. Al final solo queda incluir los bocadillos, que ya había planeado con antelación.
La autora libanesa tenía muy claro que la historia pertenecía a un personaje femenino que no iba a revelar su religión porque esta no es relevante para la trama. «Teniendo en cuenta el sectarismo galopante que vive el país, no estaba interesada en un personaje con el que solo se podría identificar una parte de la población. Malaak procede de la Tierra y pertenece a algo más antiguo que las religiones humanas»[36]. En estos momentos Medlej se dedica a la caligrafía Kufic contemporánea, trabajando sobre temas sufistas y cosmología medieval. Durante este año tiene previsto completar a mano varios libros de arte sobre estos temas así como desarrollar algunos tutoriales para estos estilos de caligrafía.
Medlej confiesa que no tenía como objetivo desarrollar un cómic feminista, pero al situar a los personajes masculinos y femeninos al mismo nivel, y subvertir los roles tradicionales (la superheroína es una mujer y el asistente, un hombre) al final tiene que reconocer su dimensión feminista. «Los cómics narran historias. Se sabe que las historias son los catalizadores más potentes del cambio. Su ventaja reside en su popularidad», afirma Medlej, que añade que «los niños empiezan a leer cómics antes que otras obras, donde encuentran a sus héroes, aquellos a los que quieren parecerse. Un cómic con modelos positivos a imitar, como una mujer joven, valiente y poderosa, puede inspirar a toda una generación de chicas a reclamar su propio poder»[37].
4. Conclusiones
Empleando distintas estrategias, que van desde la tendencia a desarrollar cómics autobiográficos, la elección de protagonistas femeninas, o la representación no estereotipada de las mujeres en sus narrativas, las ilustradoras arabo-musulmanas demuestran que son capaces de desplegar un feminismo propio arraigado en su cultura local y conectado, al mismo tiempo, con la modernidad. Además de las mencionadas en este artículo, la valentía de Zeina Abirached, Loujaina al Asil, Miriam Jabal Amel, Zeina Abi Rashed, Newal Louride, Asia al Fasi, Autumn Crossman-Serb, Doaa el Adl, Mona Abdurrahman, Tasneem el Meshad, Basma Hosam, Amani Badran, Farah Varouqa, Areeba Sidique, Diala Brisly, Michele Standjofsky, Soufeina Hamed y muchas más reside en enfrentarse, a través de su arte, a una comunidad que cuestiona sus decisiones, incluso la de empuñar un lápiz y dibujar.
BIBLIOGRAFÍA
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NOTAS
[1] Los términos “mundo árabe” y “mundo musulmán” no son sinónimos: el primero estaría formado por los países en los que el árabe es la lengua oficial, aunque no sean musulmanes, como es el caso de Líbano; el segundo lo compondrían aquellas naciones en las que el islam es la religión oficial, si bien no todas compartan la lengua árabe, como sucede en Turquía, Irán o algunos países de África. Para englobarlos a ambos, en este artículo se utiliza el término mundo “arabo-musulmán”.
[2] “Youth Development in MENA Cities” Youthpolicy.org (2009). http://www.youthpolicy.org/library/wpcontent/uploads/library/2009_Youth_Development_MENA_Cities_Eng.pdf.
[3] DELGADO PÉREZ, M. MERCEDES (2008): “La representación figurativa en el islam: la recreación estética tolerada”. Ponencia en Congreso. Los Derechos Humanos en al-Andalus. Sevilla (España), p.1.
[4] ENCICLOPEDIA BRITÁNICA: https://www.britannica.com/topic/Hadith.
[5] QASSIM, ANDREAS (2007): “Arab political cartoons”. Thesis. Lunds Universitet. p. 20.
[6] GUYER, JONATHAN (2016): “Understanding Arab comics”, Los Angeles Review of Books https://lareviewofbooks.org/article/understanding-arab-comics/
“Arab Spring provides inspiration to regional cartoonists”, Al Arabiya News, 2011 https://www.alarabiya.net/articles/2011/12/04/180731.html
“Laugh them out of power”, The Economist, 2013. https://www.economist.com/news/international/21584337-political-cartoons-arab-world-are-getting-punchier-laugh-them-out-power
[7] THOMPSOM, BARNEY (2015): “Why comics and cartoons are flourishing in the Middle East”. Financial Times. https://www.ft.com/content/26a80334-31fa-11e5-91ac-a5e17d9b4cff.
[8] CAVNA, MICHAEL (2011): “Amid revolution, Arab cartoonists draw attention to their cause”. Whashington Post. https://www.washingtonpost.com/blogs/comic-riffs/post/amid-revolution-arab-cartoonists-draw-attention-to-their-causes/2011/03/11/ABlIBaR_blog.html?utm_term=.af4edfa159a8.
[9] GHAIBEH, LINA (2015): “Telling Graphic Stories of the Region: Arabic comics after the Revolution”. Strategic Sector. Culture & Society. IEMed Yearbook. Traducción de la autora.
[10] “La bande dessinée arabe fait peau neuve”, Libération, 2018. https://www.libe.ma/La-bande-dessinee-arabe-fait-peau-neuve_a94716.html. Traducción de la autora.
[11] KHALAF, RAYANA (2018): “These feminist Arab comics are the best thing on the internet right now”, StepFeed. https://stepfeed.com/these-feminist-arab-comics-are-the-best-thing-on-the-internet-right-now-3837.
[12] RIZKALLAH, SARA (2015): “The Visualization and Representation of Gender in Egyptian comics, What is the Fuss All About?” Cynthia Nelson Institute for Gender and Women's Studies, p. 169.
[13] GONZÁLEZ, ANA CECILIA (2013): “Perspectivas feministas sobre el libro: el registro autobiográfico como paradigma del pensamiento feminista”. Universidad Autónoma de Barcelona.
[14] MERINO, ANA (2011): "Women in comics: a space for Recognizing Other Voices", The Journal nº 237, pp. 44-48.
[15] ARROYO REDONDO, SUSANA (2011): “Formas híbridas de narrativa: reflexiones sobre el cómic autobiográfico”. Universidad de Alcalá.
[16] CHUTE, HILLARY (2010): “Narrating women in comics”. Columbia University Press.
[17] MUHANNA, ELÍAS (2015): “The Fate of a Joke in Lebanon”. The New Yorker. https://www.newyorker.com/news/news-desk/the-fate-of-a-joke-in-lebanon
[18] Diana Abaddi, entrevista por correo electrónico, 8 de febrero de 2018 (traducción de la autora)
[19] Ibidem.
[20] Ibidem.
[21] Maya Zankoul, entrevista por correo electrónico, 11 de enero de 2018 (traducción de la autora).
[22] Ibidem.
[23] Ibidem.
[24] Sanya Anwar, entrevista por correo electrónico, 9 de enero de 2018 (traducción de la autora)
[25] Ibidem.
[26] Ibidem.
[27] Muslimah= Muslim Woman [mujer musulmana]
[28] Safiyya Hosein, entrevista por correo electrónico, 17 de enero de 2018. (traducción de la autora)
[29] Ibidem.
[30] Ibidem.
[31] Deena Mohamed, entrevista por correo electrónico, 8 de enero de 2018 (traducción de la autora).
[32] Ibidem.
[33] Ibidem.
[34] Ibidem.
[35] Ibidem.
[36] Joumana Medlej entrevista por correo electrónico, 18 de enero de 2018 (traducción de la autora)
[37] Ibidem.