DEL HUMOR CONSIDERADO COMO UNA DE LA BELLAS ARTES
PACO MARTOS

DEL HUMOR CONSIDERADO COMO UNA DE LA BELLAS ARTES

 
“Uno empieza por permitirse un asesinato, pronto no le dará importancia a robar, de robar pasa a la bebida y a la inobservancia del Día del Señor, y se acaba por faltar a la buena educación y por dejar las cosas para el día siguiente”
Del asesinato considerado como una de las Bellas Artes[1]. Thomas de Quincey.

 

La vasta y excéntrica erudición que poseía Thomas de Quincey fue en gran medida dedicada a la aplicación del humor a las materias más complejas. Su influencia fue tal que llegó a tener por admiradores a Poe, Baudelaire, Proust o Borges, entre otros.

El humor, tan antiguo como la existencia del ser humano, se ha manifestado en todas las formas y medios del mundo artístico. Nosotros en este punto hemos de hacer una importante acotación y en adelante será el humor gráfico nuestro objeto de referencia. Dentro de esta necesaria acotación, la variedad de manifestaciones sigue siendo amplísima tanto si atendemos a la tipología, la temática, como a su contemporaneidad o historicismo referidos a un contexto cultural, que irá ligado a sus contenidos e intenciones sociales, políticas, filosóficas, escatológicas o de cualquier otra índole.

 

Calentando el agua

Jonathan Millán a cargo del apartado gráfico, compartiendo textos e ideas con Miguel Noguera, son los autores de Hervir un oso, un libro publicado por la editorial Belleza Infinita en abril de 2010. Es verdaderamente un libro de difícil clasificación, pero habrá menos discrepancias si lo presentamos como un libro artístico de humor gráfico. Y lo aceptaremos mejor si conocemos los precedentes que desde las últimas décadas del siglo XIX hasta el siglo XXI, han hecho que se amplíe la concepción intelectual de lo artístico, con la aceptación de nuevas maneras de representar y el cuestionamiento de la finalidad misma del arte. A esto contribuyeron de forma notable artistas como Kandinsky o Paul Klee, que dejaron de limitar la expresión artística a la expresión personal e íntima, o a la simple representación de la realidad. Se buscaba, por parte de estos y otros muchos artistas, el control sobre la utilización de las claves lingüísticas de la comunicación con el fin de establecer relaciones más directas con el espectador, dando lugar a proyectos como la Bauhaus de Walter Gropius, con sus ideas de igualar las artes visuales con las bellas artes[2].

La misma reflexión la seguirían los constructivistas rusos (como hizo el “ingeniero visual” Rodchenko en el diseño de carteles y cubiertas de libros) y se revisaron también desde diversos enfoques académicos: antropología, sociología, psicología, etc. A todos los niveles se atendía más a los planteamientos temáticos, sociales, políticos y culturales en general, que a lo propiamente estético. Es el concepto lo que se plantea como obra expresiva y basada principalmente en lo visual. Duchamp, Man Ray o Francis Picabia que formaron el grupo dadaísta de Nueva York son un evidente ejemplo, junto al movimiento surrealista, de la aplicación de lo absurdo y lo provocador al mundo artístico en todas sus vertientes[3].

Se comienzan a valorar desde entonces las obras gráficas de carácter popular (R. Lichtenstein), de cuya presentación al gran público se encargaría el Pop Art a partir de 1960[4]. Las fronteras entre arte y comunicación se difuminan y confunden a partir de entonces: “Las ideas por sí mismas pueden ser obras de arte”, es la frase atribuida a Sol LeWitt, artista pionero del arte conceptual y uno de sus teóricos destacados. El conceptualismo ha llegado al arte; ideas que son vertidas al gran público a través de los más diversos medios: carteles, cómics, panfletos, etc. y que han sido realizadas con todo tipo de recursos gráficos: dibujo, fotografía, collage, etc.

Y es en este punto donde converge el trabajo artístico de humor gráfico de Millán y Noguera con esa importante herencia histórica y cultural. Son artistas que se mueven entre el lápiz y el pendrive, entre el blog de dibujo y la tableta gráfica, entre las ceras de colores y el Corel Draw. Artistas que utilizando estas técnicas y los actuales medios de comunicación para difundir su obra, dirigen sus mensajes a nuestros sentidos, con un humor extraño, aportándonos una forma nueva de ver la misma realidad; y es bajo esta mirada cuando sus trabajos comparten territorios plenamente artísticos.

La aplicación de nuevas técnicas, así como los avances mediáticos, han acentuado una comodidad formal que ha desembocado en una transformación conceptual con gran impacto social. En la obra de Millán y Noguera encontramos una actualidad en la que lo visual adquiere un uso simbólico de indiscutible importancia, las ilustraciones no son ahora una subordinación al texto, sino que construyen con él la idea gráfica humorística que nos sorprende por su imaginación técnica e intelectual. Se procura la interacción total.

Es un libro creado a través de la interpretación cómica y absurda de la realidad, por lo que es recibido con extrañeza, un libro de humor que investiga en los ocultos recovecos de la cotidianeidad procurando una risa invisible, un humor “sin gracia”, casi imperceptible, un humor artístico por la fidelidad a su abstracción original.

 

Cincuenta comprimidos

Permítannos presentar Hervir un oso con algo de humor, con la utilización de una sencilla metáfora, que lo convierte en una caja de medicamentos con viñetas en forma de píldoras del día después del chiste. El envase, de bonita factura, presenta un diseño conceptual de portada que sintetiza el contenido. Contiene un blíster con cincuenta píldoras en apariencia bastante similares, con dibujos correctos y colores útiles para facilitar su ingesta. Ninguna indicación informa de su posología ni advierte de sus efectos posteriores, pero comprobamos que en su mayoría son viñetas –píldoras- únicas, numeradas, presentadas bajo epígrafes, con un texto repartido en varios párrafos y uno o varios elementos gráficos. 


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Cubiertas del libro (portada y contraportada).

 

Píldora 1. "Hervir un oso". Píldora de efecto inmediato con la que se presenta el libro, sus autores y editorial. Una amable invitación al absurdo, al miedo, a otra realidad, a la parte de atrás de nuestra mente; una propuesta demencial expuesta con educación y convencimiento, ejemplo del tono general que mantendrá el libro, incluido el apartado gráfico.

Píldora 13. "Adolf Hitler". Provoca pensar en una posibilidad poco probable. Se trata del mismo planteamiento de la viñeta 2 que comienza con “imaginen”, o similar a como se plantea la viñeta 37, “la idea de que”. Esta propuesta de que “exista la posibilidad” crea una duda absurda, nos separa del juicio lógico, llevando nuestro razonamiento al acercamiento con lo irreconciliable, lo que provoca un escalofrío de sospecha, como de verdad oculta.

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1- "Hervir un oso".13- "Adolf Hitler".15- "Espada láser real".

Píldora 15. "Espada láser real". Una viñeta con efectos secundarios, tenemos de esperar a que nuestros formalismos y tópicos se rehagan de la sacudida que texto e imagen le han provocado. Nuestra sonrisa gestual llegará después de que el altercado abstracto se haya apaciguado.

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22- "Once agujeros", cápsula número 11. 
Píldora 22-11. "Once agujeros". Es diferente. Encontraremos más con esta disposición a lo largo del libro. Más que píldoras, son cápsulas contenedoras de historias secuenciadas, en varias páginas a veces, cercanas a la historieta; o bien, encierran varias micropíldoras, como estos once agujeros por los que nos asomamos a la consecución de lo imposible.

Observar a través de alguno de los once agujeros que proponen Millán y Noguera y en los que ha colaborado Luis Martínez Deltell, no supone mirar desde el anonimato, porque lo que vemos no corresponde a una realidad consciente, y el observador, en vez de oculto queda visible y desnudo ante la escena.

Desde estos informes agujeros miramos al delirio, descubrimos intimidades que nunca hubiésemos querido sospechar y aceptamos por fin las cosas de la otra realidad. Como la mayoría, exige complicidad.

Píldora 34. "Un niño se come a un caballo". Una píldora que provoca la comprensión científica de un hecho abrumador. Planteado como una ecuación a través de un inequívoco eje de coordenadas, comprobamos los datos y verificamos los hechos, pero parece que nos olvidamos de los horribles planteamientos que los provocaron, nos hemos olvidado del pobre huérfano.

En la viñeta 36, un caballo se come a un niño...

Píldora 43. "Aplaudir al monstruo de Amstettem". Una píldora que está presentada bajo la fórmula: “La posibilidad de que”, que ya se indicó arriba. Lo interesante ahora es subrayar la utilización en esta viñeta como en muchas otras, de personajes pertenecientes a la realidad más o menos actual y a los más diversos ámbitos de la cultura, la historia, la televisión, etc.

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34- "Un niño se come a un caballo".36- "Un caballo se como a un niño".43- "Aplaudir al monstruo de Amstettem".

El libro está presentado como una unidad cerrada, reforzada con una última viñeta no numerada ni recogida en el índice. Un final más allá del fin que nos recuerda donde hemos estado, lo incómodos que nos hemos sentido y las risas que nos ha provocado.

 

UltraHumor

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 Viñeta final del libro.
Jonathan Millán y Miguel Noguera se acercan a la idea del Pop Art con una obra que nace de la observación y el análisis de la realidad inmediata, que tiene como referentes muchos elementos de series televisivas de actualidad en el momento de realización del libro: Lost, Cuéntame cómo pasó, CSI; o bien, de la cultura cinematográfica reciente: El exorcista, Star Wars, Harry Potter; de los cómics: Ghost Rider; y también de famosos personajes de la historia: Hitler, Fritzl, Gaudí, Cela; y hasta referentes comerciales como Starbucks o El corte inglés.

La factura técnica también sigue esa tendencia, estamos ante un tipo de humor que utiliza los medios gráficos imprescindibles, con una grafía que imita el apunte manual espontáneo y unos dibujos adecuados, representativos, de colores planos que no nos distraen del mensaje. Los autores nos separan de la trayectoria lógica de las cosas y requieren del lector una participación intelectual, una preparación visual y cultural, una sensibilidad y atención especiales, como las que se logran en un teatro. Recordemos que Miguel Noguera representa una exposición de ideas muy parecidas pero sin presencia gráfica en su Ultrashow[5].

Se trata de un tipo de humor que reclama la sensibilidad del público, que provoca la alteración a través del extrañamiento, que alude a nuestras experiencias cotidianas; un humor con un interesante tratamiento artístico. Millán y Noguera son autores jóvenes, colaboradores actuales de la revista El Jueves en su sección de el “Gas de la Risa”; son hijos de la democracia[6] y dirigen su libro a un público joven, capaz de identificarse con los referentes a los que aluden, capaces de disfrutar de la agitación provocada por la combinación de lo lógico y lo absurdo.

En mi opinión, un notable libro de humor gráfico quizá encerrado en un formato poco adecuado para un libro tan inquieto. Un libro lleno de “píldoras” provocadoras de reacciones efímeras de desiguales intensidades, y que igual de bien se hubiesen sostenido en un cuaderno con grapas. Un libro que invita al regalo tras su lectura, pues cada viñeta, cada idea, no está concebida para durar; podrían borrarse tras su disfrute, como los murales de LeWitt, porque ahí acaba su función. Varias páginas en Hervir un oso son de bocetos, como si los autores quisieran mostrar el momento exacto de la concepción de la idea, como conocedores de la breve permanencia de su humor tras su hallazgo y confesión.

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Muestra de los bocetos incluidos en el libro.

Hervir un oso es un libro que recomendaría con énfasis el Dr. Lázaro, que profesa como neurocirujano entre las páginas de cómic de Paco Alcázar, de quien Miguel Noguera se declara sincero admirador.

Con amigos así...


NOTAS

[1] Del asesinato considerado como una de las Bellas Artes. Thomas de Quincey, 1827. Edición de Alianza Editorial. Madrid. 2001. Traducción de Ángel Uriarte.
[2] La pedagogía de la Bauhaus. Wick, Rainer. Alianza Editorial. Madrid. 2007.
[3] Manifiestos del surrealismo. Breton, André. Visor libros. Madrid. 2002.
[4] PopArt. Osterwold, Tilman. Taschen Benedikt. Köln. 2007.
[5] Ultrashow. Noguera, Miguel. Zemos98. XII Edición. 2010.
[6] Editorial de TEBEOSFERA nº 7, "Hijos de la democracia".
Creación de la ficha (2011): Paco Martos. Edición de Félix López, revisión y corrección de Manuel Barrero. · Imágenes tomadas de un ejeplar original.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
PACO MARTOS (2011): "Del humor considerado como una de la Bellas Artes", en Tebeosfera, segunda época , 7 (5-IV-2011). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 21/XI/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/del_humor_considerado_como_una_de_la_bellas_artes.html