DE TRIPAS Y CORAZÓN
EL DOLOR HECHO VIÑETAS
La enfermedad de Crohn es una afección inflamatoria que puede afectar a todo el tracto digestivo, principalmente a los intestinos. Es una enfermedad crónica, de difícil diagnóstico, de causas desconocidas y con consecuencias muy dolorosas. A priori uno no esperaría que existiera un tebeo sobre la enfermedad de Crohn, demasiado rara y demasiado física. De tripas y corazón (Dibbuks, 2017) es ese tebeo. En él, Pozla (seudónimo de Rémi Zaarour, Amiens, Francia, 1982) da cuenta en primera persona de su experiencia con esta enfermedad. Pero lo que hace realmente especial a De tripas y corazón no es la enfermedad que trata sino cómo consigue tocar otros muchos aspectos más comunes a muchas enfermedades, como el dolor, y cómo consigue con su dibujo despertar la empatía del lector. Solo hojeando el tebeo uno ya se hace a la idea de que está ante un cómic especial, de los que llaman la atención por su dibujo, y de que esas ilustraciones tan expresivas tienen una historia que vale la pena leer. Y en su lectura es cuando, en mayor o menor medida, uno se va a sentir reflejado en las experiencias que relata Pozla a pesar de ser la suya una enfermedad poco común.
De joven, Pozla llevaba una vida de lo más normal; aficionado a los grafitis, iba con su pandilla por ahí, salía de fiesta. Pero tenía una pequeña peculiaridad: de vez en cuando sus intestinos se rebelaban, y no le era extraño sufrir cólicos y repentinas ganas de evacuar. Aprendió a convivir con ello, más o menos en silencio, ya que todo lo relacionado con la digestión y las defecaciones tiene mucho de tabú social. La cosa se fue complicando con dolores intestinales más agudos que iban modificando sus hábitos, y que el uso del cannabis parecía que ayudaba a calmar. Y así comenzó a pasar de médico en médico, que le iban recetando antibióticos o antidepresivos, pensando en una enfermedad psicosomática, sin llegar nunca a un diagnóstico satisfactorio. Hasta que con 29 años le ponen nombre a su problema, la enfermedad de Crohn, algo que logra poner fin a cierta angustia. Poder nombrar las cosas siempre ayuda a poder afrontarlas y es el primer paso para solucionarlas. Y es así, conociendo finalmente cuál es su enfermedad, como deberá afrontar un ingreso de urgencias en el hospital y una dura operación quirúrgica. Esta estancia hospitalaria es el eje central de la historia de Pozla y de donde originalmente nació De tripas y corazón. Durante su estancia llevaba consigo su inseparable libreta de dibujo, con la que pasar el rato y expresarse mientras estaba ingresado. Muchos de esos dibujos realizados durante su convalecencia son la base del cómic, y gracias a su expresividad son capaces de transmitir las sensaciones de Pozla en el hospital de una forma que toca al lector profundamente; consigue con sus dibujos expresar el dolor que padece de una forma única y sincera.
Explicar el dolor no es tarea fácil; a pesar de que existen tablas valorativas que ayudan a su cuantificación, cada persona tiene unos niveles y una forma de vivirlo diferente, y comunicarlo a una tercera persona es muy difícil. Pozla se somete a una dura intervención quirúrgica, a la que le acompaña una ardua tarea de recuperación, agravada por una infección interna, con mucho dolor. A eso se le suma que los analgésicos comunes le hacen poco efecto: su cuerpo ha desarrollado cierta resistencia a ellos tras años de consumo de marihuana. Pero tiene una vía de salvación que le sirve de alivio de tanto dolor: su libreta de dibujo. En ella va expresando y trasladando su mala experiencia al papel. Esas páginas transmiten una fuerza expresiva inusual, dibujos llenos de intestinos que desbordan las páginas, imágenes que explican un dolor físico que amplía, deforma, distorsiona el cuerpo de Pozla, hasta llegar prácticamente a la abstracción. Con un uso del color centrado en la expresión de esas emociones, sobre todo el dolor, pero también los momentos de paz y de consuelo con la familia, o el alivio de encontrar la medicina o la comida adecuada. Pozla consigue transmitirnos todas sus sensaciones y emociones con un dibujo expresionista que bebe de las fuentes de la BD de humor más clásica, como la de Morris o Franquin, del que el recuerdo a su trazo en Ideas negras sobrevuela todo el libro. Pero también se percibe la influencia del mundo del grafiti, reflejada en la importancia de la rotulación y las onomatopeyas: el texto forma parte del dibujo y de la narración. En el momento en que por casualidad decide enseñar su libreta a su doctora ella se queda absorta varios minutos, sus dibujos la impresionan y cambian la relación médico-paciente desde ese mismo instante. Lo primero que le dice es que no tendría que haber pasado por todo eso, reconociendo una serie de errores médicos. Errores que parecen ser más comunes de lo que debería y que son una consecuencia del funcionamiento de los sistemas médicos actuales y sus limitaciones económicas. Y lo segundo es que tiene que hacer algo con ellos, porque es importante transmitir su experiencia a más gente de una forma tan clara e impactante. Así nace la semilla del proyecto, que no solo es un testimonio en primera persona que muestra con sinceridad las consecuencias físicas y psicológicas de su enfermedad y su paso por el hospital. También explica su camino para superarla. Y para ello utiliza otro ingrediente importante, el humor, con el que plantea las situaciones, haciendo más asequible toda la historia, y que además resalta los momentos críticos. Un humor muy sincero e inevitablemente algo negro y escatólogico, que le ayuda a relatar su experiencia. Y es que el humor es necesario para enfrentarse a la tragedia. Es con esa capa de humor con la que presenta a los médicos como una secta de encapuchados místicos inaccesibles y los términos médicos más precisos son explicados por unos morbosos cuervos negros que siguen su evolución desde la ventana. Sin dejar de aprovechar el humor asociado a la escatología inevitablemente ligado a su «enfermedad de la caca». La famosa ecuación de tragedia más distancia es igual a humor, aplicada en este caso sin que la distancia sea un factor, la experiencia en primera persona es fundamental. Y una de las funciones del humor es poder afrontar una realidad que muchas veces no parece tener sentido, y una enfermedad crónica mal diagnosticada tiene mucho de eso. La de Pozla, al fin y al cabo, es una experiencia tan subjetiva y traumática que explica por qué, aun teniendo el proyecto sobre la mesa, tardó dos años desde la operación en poder afrontarlo, y hacerlo con humor refuerza su historia.
Se trata de un tiempo en el que a pesar de superar la operación con éxito la vida le ha cambiado totalmente. Pozla también explica la necesidad de terapia para superar el trauma, volver a retomar el control sobre su cuerpo y asumir sin vergüenza sus necesidades, y del importante apoyo incondicional de su familia. Aunque sus miembros aparecen solo como personajes secundarios para mantener su intimidad, se nota la importancia que para el autor tienen. Habla además de cómo tiene que buscar una forma de cuidarse con una dieta muy estudiada a la que llega gracias a su propia búsqueda, y los consejos de amigos, mostrando otra vez algunas de las lagunas del sistema sanitario. Así, en la tercera parte, muestra su lucha para conseguir finalmente una vida lo más normal posible, teniendo en cuenta que va a tener que sobrellevar una enfermedad crónica. Con ello también denuncia los tabúes que todavía hay sobre el sistema digestivo, como la vergüenza de tener que usar los aseos públicos cuando tienes una necesidad; sensibilizar a la sociedad sobre estas cuestiones es otro de los objetivos de Pozla, como hablar de los hábitos alimentarios dañinos cada vez más generalizados. Como él mismo declara: «somos una sociedad que tiene reparos en hablar de lo que sale del cuerpo pero ninguno en comer mierda». El cambio de hábitos y de dieta es un tema que como sociedad tenemos que afrontar seriamente, no solo por los beneficios de salud individual y colectiva, sino también como una necesidad de supervivencia global.
No hay que olvidar que la enfermedad de Crohn es la causa de esta obra, y con ella se da a conocer una de esas enfermedades raras, desconocidas por el gran público, y lo hace de forma muy didáctica. Algo importante, dados los problemas que él mismo sufrió y que también denuncia en el cómic, como la dificultad de diagnóstico de este tipo de enfermedades en un sistema público saturado. También hay una crítica a otros problemas del sistema médico actual, como el poco tiempo que dedica a los pacientes o lo poco centrado que está en la prevención a los pacientes y que está poco centrado en la prevención. O unas estancias hospitalarias que deshumanizan a los pacientes, que muchas veces ven al personal sanitario como poco accesible y poseedor de un saber arcano que no se puede debatir. O la falta de atención posthospitalaria más allá de la recuperación física. Pero sobre todo es un ejemplo de las causas del dolor, de cómo una enfermedad puede afectar a una persona de tantas formas, y que muchas veces no se le da la importancia necesaria por parte del personal sanitario.
De tripas y corazón es una obra excepcional dentro de las novelas gráficas relacionadas con enfermedades (o patografías gráficas) y del género autobiográfico, que puede que sea uno de los que más haya contribuido a construir el concepto de novela gráfica actual. Ya ha pasado tiempo desde que aparecieran Arrugas de Paco Roca (Astiberri, 2007) y Píldoras Azules de Frederik Peteers (Astiberri, 2004), dos grandes éxitos y referentes de las novelas gráficas médicas. Desde entonces, son muchos los ejemplos de tebeos sobre temas de salud que han aparecido, acaparando la atención de lectores y crítica pero también de profesionales de la medicina. Ya es todo un subgénero dentro del medio. De tripas y corazón destaca entre ellas por méritos propios: éxito entre público y crítica, y ganadora del premio especial del Jurado en el Festival de Angoulême en 2016. Cuenta además con una cuidada edición, en un formato cuadrado que recuerda a los cuadernos que el propio Pozla utilizaba en el hospital, en un tomo de más de 350 páginas donde la rotulación tiene un papel tan importante como el dibujo., Cabe destacar el trabajo de adaptación de Fernando Fuentes que ha colaborado con el propio Pozla para que en la edición española no se pierda ningún detalle.