DE GANAR CONCURSOS A MATAR GIGANTES ENTREVISTA A KEN NIIMURA |
TEBEOSFERA. ¿Existen límites para la creación en historieta hoy? Te lo preguntamos a ti, que naciste ya en una democracia, tras la muerte de Franco.
KEN NIIMURA. Sí, salvo por casos muy contados nunca he sufrido una censura por parte de editores, y muchas veces por temas que tenían que ver más con la adecuación con el encargo. He crecido en los años ochenta, así que, aunque no he conocido lo que podía ser el marco de creación durante el franquismo, creo que no existen límites en nuestra creación, salvo los valores morales propios de la época y sociedad en que vivimos. Dicho esto, creo que la creación durante el franquismo era en muchos casos más fértil que la actual, a causa de esta misma censura. Doble cubierta de I Kill Giants nº 1 (Image, 2008).
T. En tu obra juegas mucho con la composición, los juegos de imágenes, la estructura de las viñetas, con lo cual logras contar cosas de un modo distinto a como se haría en otros medios, ¿no es así?
K. N. Sí, sin duda. Aunque el cómic utiliza una combinación de imagen y texto que se encuentra en otros medios, la manera en que se leen y la participación del lector en esta lectura marcan, a mi parecer, la diferencia entre lo que es el cómic y otros medios. Aunque en el fondo cualquier medio artístico nos valdría para expresar ideas, es esta forma particular de expresarse la que hace que haya escogido el cómic y no otro medio.
T. Tu estilo es muy personal y cambiante, ¿de qué modelos partías?
K. N. Llevo dibujando desde que era pequeño, y esto viene de querer imitar el modelo que representaban para mí los adultos (padres, amigos, autores…), así que llevo fijándome y asimilando la obra de otros autores desde entonces. Por supuesto que los nombres van cambiando, pero me gusta sentirme dentro de una tradición y poderme beneficiar de todo aquello que han hecho bien aquellos que me preceden. Y la ambición es, lógicamente, poder llevar un paso más allá los límites del medio y encontrar una voz propia, pero partiendo de aquello que ya se ha hecho.
T. Fuiste un fanzinista activo y has concursado en todo lo concursable. Tu forma de entrar en la industria ha sido más por empeño que por comodidad, ¿no?
Underground love |
T. Tu estilo muestra influencias de todo tipo. ¿Crees que en España hacemos cómics demasiado pendientes de los modelos de fuera?
K. N. Yo llevo publicando en los últimos diez años, así que, aunque no tenga mucha experiencia, echando la vista atrás, sí creo que el modelo español está fuertemente influido por los formatos extranjeros. Sobre todo porque no nos queda uno que sea característico y propio del cómic español. Además, dado el mercado, no queda otra opción que trabajar para editoriales extranjeras, y la vía más sencilla es adaptarse a esos modelos.
T. ¿Qué te planteas en concreto como autor de historietas y que haces, como profesional, aparte de cómics?
K. N. Mi única ambición es contar las historias que quiero contar y hacérselo llegar a la gente de la manera más coherente y honesta posible. Y por supuesto, disfrutando del proceso creativo.
Cartel del Salón del Cómic y Manga de Getxo 2010. |
T. ¿Para ti la historieta está conectada con otras disciplinas artísticas o de la comunicación?
K. N. Sí, y muy estrechamente. Creo que esto no puede hacer sino beneficiar al medio, que, por otro lado, es relativamente joven y aún imagino que pasará por muchos cambios. Para mí el cambio más radical es la informática y la aparición de internet, no sólo por el aspecto comercial o de difusión, sino porque está modificando radicalmente los hábitos de lectura. Todo esto no hace sino darnos nuevas posibilidades y espero que me permita ir haciendo una narrativa más sólida y acorde con los tiempos que corren.
T. Cuéntanos qué piensas de la situación actual de la industria del cómic en España.
K. N. Si me remito a las revistas de los ochenta que he ido recuperando con el tiempo, creo que estamos en un momento a nivel mundial en el que ese modelo de revista de prepublicación está desapareciendo (para mi desgracia, porque me encantan). En lo que concierne a los autores españoles, tenemos, creo, muchas editoriales dispuestas a publicarnos, aunque creo que la prepublicación en revista permitía que los autores cobraran de manera regular, mientras que los avances que se pagan actualmente son en proporción menores. Al margen de esto, la relevancia a nivel de medios y las muy diversas vitrinas que está ganando el medio en España dan como resultado una realidad más prometedora que hace 20 años.
T. Bastantes españoles están intentando publicar en el mercado extranjero. Si también es tu caso, dinos como te surgió la oportunidad.
K. N. Sí lo es, aunque ha sido realmente de forma casual.
Publiqué en 2008 I Kill Giants [Soy una matagigantes] en los Estados Unidos con guión de Joe Kelly, al que conocí en un salón del cómic en España. Me propuso colaborar en este proyecto, y aunque no era un trabajo pagado y a sabiendas de que sería publicado de forma modesta, la libertad de trabajo que me ofrecía y la calidad del guión hicieron que me compensara trabajar en él durante año y medio sin cobrar. En el momento de su publicación no pensé que fuera a cambiar en gran cosa mi situación, pero la realidad es que desde entonces ésta ha cambiado radicalmente.
He hecho algunos superhéroes (historias cortas de Spiderman) –que con mi estilo de dibujo no hubiera soñado nunca–, he publicado algo en Japón e incluso en Francia. En estos otros mercados por ahora no he pasado de traducir cosas que ya haya hecho, o de historias cortas, pero me gustaría con el tiempo poder trabajar indistintamente en uno u otro.
Doble página de una historia corta para Amazing Spiderman nº 612. |
T. Antes mencionabas internet, y quisiéramos saber qué mejora han supuesto las nuevas tecnologías para el cómic a tu juicio.
K. N. Si hablamos del uso del ordenador para el trabajo, ha mejorado la manera de proceder porque podemos controlar mejor el aspecto final de los libros. En muchas tareas se han simplificado los pasos, y con el tiempo estoy convencido de que acabará habiendo una estética propia de los cómics hechos con ordenador (como podría ser el caso de Bastien Vivès). A nivel de lectura, los cómics digitales pueden beneficiarse de las interfaces informáticas y de la manera propia de leerlas, así que en ciertos tipos de cómic probablemente modifique los hábitos de creadores y lectores.
T. Con respecto a la creación para estas nuevas plataformas, ¿qué manera de explotación de los llamados webcomics te parecería más adecuada?
K. N. Me parece esencial conseguir un formato estándar como lo que ha sido el mp3 para la música. Hay demasiadas plataformas diferentes, cada una ofreciendo un servicio con características distintas, lo que no ayuda a nadie.
Si hablamos de prescindir de estas plataformas, creo que ahora mismo ya hay muchos autores que están consiguiendo gestionar ellos mismos sus creaciones y vivir de ello… en muchos casos con muchos más lectores que algunos autores publicados.
T. Desde que llegaron los blogs hay muchísima divulgación y promoción sobre cómic pero no tanta investigación. ¿Tú qué crees más importante?
K. N. Una escena creativa es sostenible cuando no sólo hay creadores, sino también personas dedicadas a la investigación y la divulgación, porque estos tres puntos de vista dan lugar a conclusiones a las que sólo los creadores no podríamos llegar. En el caso actual, es probable que lo que le haga falta al cómic en España sea una mayor divulgación, que de suscitar el interés de la gente, resultaría en un mayor espacio para la investigación.
Muestra de Drake, historieta publicada en Dos veces Breve. |
K. N. Tanto como una escuela de arte al uso… lo cual es decir que en realidad depende de cada uno. Creo que las escuelas son más un marco para que los alumnos aprendan, por mucho que una buena escuela se encargue de proporcionar conocimientos básicos y a adquirir unas destrezas mínimas. Aquellas que he conocido en cualquier país enfocan en su mayoría el cómic desde una óptica muy cerrada, lo que forma a buenos profesionales, pero no ayuda a dar a conocer otras cosas que pueden ser interesantes.
T. Aporta una idea para mejorar la situación de los autores de cómic españoles.
K. N. Como dibujante, creo que las respuestas pasan por hacer buenas obras. El resto creo que viene por añadidura.
Si hablamos del mercado español, creo que conseguir plataformas de representación de autores, editores y otros profesionales es básico para tener una cierta credibilidad y peso, porque el mercado está realmente muy desperdigado.
T. Eres uno de los autores más premiados en España porque te has presentado a toda convocatoria posible. ¿Esta actividad concursante ayuda a progresar?
K. N. A mí me ayudó a tener una cierta confianza en mi propio trabajo y a perseverar en él. Los concursos cumplieron para mí la misma labor que las revistas de prepublicación para los autores de la generación anterior: fueron un laboratorio donde probar estilos de dibujo o narrativos, de los que he ido poco a poco escogiendo lo que más se adaptaba a mí.
También creo que es una actividad que tiene una duración limitada, porque una cosa es trabajar el formato corto y otra desarrollar obras largas. Además, puede llevar a adquirir ciertos vicios que a veces no son del todo convenientes.
T. ¿Cómo se pueden hacer comulgar a Prado, Miyazaki y McKean en un mismo estilo (el tuyo)?
K. N. No de manera consciente, en realidad. Me gustan muchos artistas de estilos diversos, de los que en vez de ver las diferencias, me quedo con lo que tienen de común entre ellos. Existe un juego de influencias entre autores de diferentes mercados que me parece muy interesante.
Chasing the goldfish, para la revista Mandala de Kodansha. |
T. Tu ascendencia medio japonesa y tu participación en mangas nos obliga a preguntarte por esta forma de hacer historietas. ¿Puede hacerse un manga español que sea comercial?
K. N. No estoy seguro de que exista el “manga español” como tal. La palabra “manga” para mí solo designa al cómic hecho en Japón, con lo que me cuesta a veces poder encontrarle los rasgos comunes que parece que están más extendidos en Occidente (ojos grandes, montaje dinámico, violencia…). Sí que existe un cómic hecho por españoles y con influencia del manga, pero creo que por ahora si no ha tenido un éxito comercial es porque en muchos casos está demasiado atento a lo que viene de Japón.
Y estoy convencido de que se puede hacer cómic de influencia japonesa en España y que sea comercial, pero como para todo, tendría que encontrar sus propias temáticas o maneras de abordarlos.
T. ¿Qué supone el premio Raymond Le Blanc para ti? ¿Hubo algún otro que te abriera puertas?
K. N. Fue un premio que recuerdo con mucho cariño: fue un cómic que trabajé con el guionista Arnaud Bureau durante mucho tiempo (a pesar de que sólo fueran cuatro páginas), y el ir pasando las cribas del concurso una a una fue todo un subidón de adrenalina. El día de la entrega de premios, nos congregaron a los seis finalistas y fueron mencionando los nombres de los premiados del último al primero. Cuando sólo quedaban dos premios por entregar y salió el nuestro, casi nos dio algo. Quedamos en segundo puesto, que para mí fue todo un logro, sobre todo teniendo en cuenta que era el primer premio extranjero en el que participaba.
El premio (en realidad nominación) que sí que me ha ayudado a muchos niveles es el Eisner. Estar allí por Soy una matagigantes fue una experiencia que, por cursi que suene, ni Joe ni yo podremos olvidar. Creo que me ha dado una cierta credibilidad tanto en España como fuera, aunque todo esto no cambie gran cosa a la hora de trabajar en el día a día..