Con Impacto, primera entrega de la obra de Saito Breakdown, Dolmen Editorial sigue en su línea de rescatar y editar manga del más clásico, como ya ha hecho con Tezuka, y apuesta por una obra sólida, modesta pero muy legible, que narra las consecuencias del impacto de un cometa contra nuestro planeta.
Cuando se cita a Saito como autor clásico nos referimos a su conducta formal como historietista: relato alongado, construido narrativamente en función del elevado número de páginas de que dispone, diseño de personajes monolíticos, detención en los planos generales y de detalle para contextualizar el momento, dibujo prolijo de escenarios, onomatopeyas precisas, largas parrafadas explicativas y gran plétora de cineticonemas si algo choca, se desliza, se derrumba o explota.
Saito, con este modo de proceder, se asimila rápidamente a la escuela tradicional nipona del manga, y en seguida relacionamos sus caracteres con los de Tezuka o su estilo de línea con los autores de su generación, incluido Tatsumi. Limpieza formal, soporte al servicio del relato, argumento estructurado y sin resquicios en su desarrollo, etc. Con todo, Saito pasa por ser uno de los ‘renovadores’ de la historieta nipona, uno de los de la avanzadilla gekiga, un historietista hecho a sí mismo y aventurado (recordemos que tras sólo un lustro de carrera ya fundó su propio estudio de autores) que se preocupó tanto por el relato elemental y de pura evasión como por la narrativa pendiente de la introspección, de los sentires y pesares de los personajes, contrastando en sus historietas la catástrofe inmensa con la minúscula la individualidad del hombre.
Breakdown nos habla de todo eso. Trata el tebeo (del cual se reseña aquí sólo el primer tomo) de un acontecimiento astronómico que, por una negligencia militar, acaba en cataclismo: el núcleo de un cometa se precipita hacia la Tierra y la civilización queda sumida en niebla, escombros y caos. El eje del relato es Otomo, un joven aparentemente simple, sano y ecologista pero escasamente competitivo en su empresa (un periódico), que acude con su jefe, Utsumi, a comprobar una anomalía en el paso de un cometa frente a la Tierra. El cometa cae y, tras la hecatombe, ambos deben regresar a la civilización y reanudar sus vidas junto con las del resto de damnificados.
Saito conduce la historia, desde un comienzo, como un duelo entre personajes: el abnegado frente al tirano, el cauto frente al temerario, el racional frente al emocional. Otomo muestra todo lo que a Utsumi le falta, Utsumi provoca todo lo que Otomo resuelve. Esto da la medida del aguante del joven Otomo, héroe a su pesar, que emprende con Utsumi un periplo calamitoso pero enriquecedor, en busca, cada uno, de su Ítaca particular para acabar desorientados por la gran catástrofe. El autor, Takao Saito, logra perfilar con exactitud estos dos caracteres, a la par que construye un mundo absolutamente verosímil y una sucesión de secuencias perfectamente lógicas de acuerdo con estos dos protagonistas enfrentados. Es fácil: recurre al viejo truco de la dualidad cambiante: cada personaje aprenderá del otro según avanza la historia, y ninguno de los dos será igual al concluirla.
Sin embargo, de la lectura de este libro no podemos extraer exclusivamente símiles cervantinos. Saito utiliza 350 páginas de historieta para transmitir un argumento que en Europa o en Estados Unidos hubiera sido sintetizado en apenas 24: Planteamiento del problema, inicio del viaje, encuentro con el especialista, cataclismo, descenso y regreso. Es Homérico pero, aquí, sobrealimentado mediante un modelo narrativo que emplea juegos de hasta tres viñetas para representar un asentimiento innecesario. Además de que se trata de uno de esos tebeos didácticos, tan característicos de la industria japonesa. En este caso, sobre la escalada y el montañismo. Se nos ilustra sobre los pertrechos, los sistemas y los atajos; se nos advierte de los peligros y de las tontunas (no beber agua detenida, racionar la comida). Y no faltan las advertencias morales, algunas de ellas francamente inadecuadas a ojos de la moderna pedagogía: “El líder debe mantener la autoridad. Aunque eso signifique tener que emplear violencia física” (página 241). Esta modalidad de cómic resulta atrayente si eres interesado en el tema, de ahí la especialización de los mercados y los públicos en Japón, pero enoja si no lo eres. Y desde luego desorienta en un mercado en el que los cómics van dirigidos a todos sin distingos, como es el español, que podría sentirse atraído por este manga pensando en que se trata de una obra fundamentalmente dramática y se encuentra con la cuota pedagógica que, para su gusto, puede estorbar en la lectura.
Desde luego la obra adopta otro rumbo cuando los protagonistas llegan a la ciudad sumida en la ruina. La demolición no afecta sólo a los edificios, también a las personas, y la necesidad de reanudar la civilización se hace tan imperiosa como inevitable la desesperación. Amén de que Saito es un Narrador, con mayúsculas, que engrana sus viñetas en función de la industria para la que trabaja y por ello sobreabunda en el relato y redunda en viñetas; pero los enfoques, las composiciones y los ángulos escogidos son los correctos, a veces emocionantes; la construcción del ritmo, la adecuada, pese a la detención en los detalles. De ahí que resulte una obra atractiva, interesante de seguir, si mantiene esta línea más despegada del clasicismo y tendente a narrar desde dentro de los personajes y no con el foco colocado fuera de ellos.
Breakdown, tomo 1
Takao Saito
T. Dolmen Editorial, 350 páginas en b/n, 12 euros
Texto promocional editorial:
La serie fue originariamente publicada en Japón por la editorial japonesa Leedsha entre los años 1995 y 1997, y narra los dramas humanos de aquellas personas que han sobrevivido a la caída de un meteorito en el Océano Pacífico tras el fallido intento para destruirlo mediante misiles. Las ciudades quedan desiertas por los grandes terremotos, los alimentos escasean y las enfermedades se extienden rápidamente. Será en ese escenario en el que Otomo, el protagonista principal de la serie, hará lo imposible por sobrevivir.
Tebeosfera recibió servicio de prensa de Dolmen Editorial
