A GATO VIEJO, RATONCITO TIERNO. ESTAMPAS CONCUPISCENTES DE UNA GRANNY
RICARDO VIGUERAS

Title:
To old cat, tender little mouse. Concupiscent prints of a granny
Resumen / Abstract:
Aragonés también realizó cómic erótico, como la obra Aunt’s in Your Pants, traducida por Gallina vieja hace buen caldo. Se trata de una serie de viñetas sobre una mujer entrada en años pero enormemente libidinosa. En esta reseña se analiza esta obra a la sombra de la llamada "cultura de la cancelación". / Aragonés also made erotic comics, such as the work Aunt's in Your Pants, translated by Gallina vieja hace buen caldo. It is a cartoon series about an elderly but enormously libidinous woman. This review analyzes this work taking "cancel culture" as a reference.
Palabras clave / Keywords:
Sergio Aragonés, Erotismo, Sátira social/ Sergio Aragonés, Erotismo, Social satire
  • Portada de la ediciión original en inglés: Aunt's in your pants (1967)
  • Portada de la edición reseñada
  • Portadilla del libro
  • Nuestra abuelita rompe la cuarta pared
  • Todo queda a la imaginación del lector
  • Contra lo políticamente correcto
  • Nueva ruptura de la cuarta pared

A GATO VIEJO, RATONCITO TIERNO.
ESTAMPAS CONCUPISCENTES DE UNA GRANNY

 

El hilarante refrán con que se ha traducido el título de esta pequeña representación del cómic “picante” de Sergio Aragonés es inmejorable: Gallina vieja hace buen caldo. Según varios diccionarios muy serios, no sólo tiene doble sentido erótico. En el gracejo popular hay muchas frases que recogen la sabiduría de hombres y mujeres experimentados que pueden ser capaces, todavía, de satisfacer y satisfacerse sexualmente. A gato viejo, ratoncito tierno, afirma otro dicho de nuestro tesoro tradicional. La presente colección de chistes erótico-festivos que recupera el mexicano Juan Carlos López Enríquez para su editorial independiente About Comics pertenece al gran clásico vivo (¡y muy productivo!) autor de cómics Sergio Aragonés, quien publicó este librito por primera vez en 1967. Eran otros tiempos, y aquel mocetón hispano-mexicano que batía la jungla de asfalto de la Gran Manzana no le tenía miedo a nada. Era, antes que nada, un contador de chistes, un espectador alegre de la vida. Y además, se trataba de un artista muy afortunado al ser uno de los “idiotas habituales” de la legendaria revista Mad fundada y dirigida por William Gaines. 

Ni que decir tiene que Gallina vieja… pertenece a esa clase de joyas proscritas en tiempos de esta enorme corrección política, como lo son los cartones eróticos que poblaban las revistas “para hombres” de la época como la satanizada Playboy y otras, y que en España pudimos disfrutar en publicaciones desvergonzadas como El Papus o los primeros años de El Jueves, que hoy harían sonrojar hasta el enfado a muchos jóvenes lectores. Tampoco hay que olvidar que durante los años de la Transición los kioscos se llenaron de publicaciones más o menos guarrindongas (en general de poca calidad) que se alimentaban de chistes dirigidos a un público sobre todo masculino como El Trompa, El Ligón o Divachistes. Muchas series setenteras están siendo parcialmente recuperadas en blogs y publicaciones independientes a pesar de la incomodidad que podrían causar en ciertos sectores que han mudado desde el progresismo buenrollista setentero hasta el conservadurismo hormonal de estos tiempos. Afortunadamente, son obras que como Gallina vieja no son fáciles de encontrar en la primera línea de los anaqueles de las librerías, por lo que su existencia pasa desapercibida salvo para aquellos connoisseurs que las buscan y coleccionan. Me refiero a volúmenes que recuperan la producción humorística de notables artistas del sexy cartoon como Eldon Dedini o Doug Sneyd, o a los formidables libros que edita Korero Press dedicados a los lujuriosos portadistas de los fumetti eróticos de los setenta (Biffignandi, Taglieti, Carcupino, etc.) que aquí pudimos conocer gracias a (o a pesar de, por sus portadas censuradas) la editorial Elviberia. 

En Gallina vieja tenemos un puñado de chistes de una viñeta dedicados a lo que hoy se conoce en argot como cougars, hembras de cierta edad que gustan de aventuras sexuales con hombres habitualmente más jóvenes. El término surgido a finales de los años noventa, comenzó siendo despectivo y hoy se ha normalizado al hacerse recurrente en telecomedias y otros contextos populares.  Hay que reconocer que el título original ya venía cargado de prejuicios y era mucho más fuerte y despectivo, por más que queramos defender esta obra: algo así como La tía se mete en tus pantalones. Memorias de una vieja sucia. El nuevo editor, “mediante un acuerdo con Sergio Aragonés” ha decidido traducirlo con el ya mentado refrán y el subtítulo menos agresivo de “Recuerdos de una viejita libidinosa”. Más que una cougar, nuestra protagonista sería una granny o abuela, una señora ya muy entrada en años que, ¡válgame Dios!, en vez de andar pensando sólo en cuidar nietos, tiene la imaginación sexual desbordada de una Mesalina pasada de años. 

Un punto digno de reflexión sería: ¿denigra esta obra a las mujeres mayores con deseos sexuales, o no es más que una parodia amable de la sexualidad femenina al llegar a la tercera edad? Lo que en su época podía no ser más que una sátira sin maldad de las debilidades humanas, ¿puede hoy ser interpretado como burla o afrenta a las grannies que en el mundo han sido, son y serán? Si en vez de ser una simpática granny la protagonista fuera un repudiable viejo verde que persigue mujeres jóvenes, ¿sería visto como apología del acoso sexual? ¿Podemos perdonar a esta simpática granny lo que no perdonaríamos a un abuelete calenturiento? 

Lo cierto es que gran parte de los chistes de Gallina vieja no tendrían sentido si el protagonista fuera un viejo rabo-verde, en vez de una mujer, o no tendrían gracia, o bien resultarían imposibles por ilógicos. Otros, que protagonizados por un hombre anciano parecerían violentos u ofensivos resultan risibles (es decir, funcionan como chistes) por el mismo hecho de que representados por una mujer rozan la ridiculez que todo chiste pretende subrayar. Recientemente ha entrado en el Olimpo de los cancelados Pepe LePew, aquel zorrillo francés de los cortos animados de la Warner Bros que nunca aceptaba de una bella gatita que “sólo sí es sí”. Los modernos adalides de la corrección política han conseguido desterrarlo con una razón aplastante: Pepe LePew es un acosador sexual, y debe ser cancelado. Punto. Otros piensan que sería divertido que todos pudiéramos reírnos con la sórdida desvergüenza de Pepe LePew para poder reírnos de la ridiculez extrema de los machos alfa y mostrar a los niños qué tontos parecen los hombres cuando intentan pasar por grandes seductores. Debería hacernos gracia, de la misma manera que debería hacernos gracia ver a Mickey Mouse, en cierto célebre episodio escrito y dibujado por Floyd Gottfredson, intentar suicidarse porque piensa que Minnie le está poniendo los cuernos con el turbio Mr. Slicker; y debería hacernos gracia, sin salir del mismo universo ratonil disneyano, ver a Clarabella llamar a Horacio más veces Jackass! (inútil) que por su propio nombre. Al fin y al cabo, ¿por qué no debería hacernos gracia si sólo son ratoncitos, caballos y vacas? ¿Por qué no debería alegrarnos ver a una ancianita libidinosa recurrir a toda clase de tretas para folgar a gusto? 

El poeta latino Ovidio recomendaba en su Arte de amar (II 665 y ss.)  frecuentar el amor de las mujeres de más de 35 años: «Quienes tengan prisa, que beban mosto reciente: en mi honor/ una botella precintada bajo antiguos cónsules derrame su vino añejo». Se refería sin duda a las hembras cougar. En cambio, otro latino llamado Marcial, mucho más cínico, no hubiera desestimado a nuestra simpática criatura pintada por Sergio Aragonés: «Paula desea casarse conmigo, yo no quiero casarme con Paula: es vieja. Querría, si fuese más vieja» (X 8). Con cougars o con grannies, el sexo y el humor deberían ser libres de culpa y para todos. Vista con estos ojos, Gallina vieja… ofrece una mirada bienhumorada y tierna. 

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Nota: las historias citadas de Mickey Mouse se encuentran en el tomo 1 de la edición de Fantagraphics Books de la etapa de Floyd Gottfredson. La traducción de los versos de Ovidio pertenece a Antonio Ramírez de Verger, y los del poeta Marcial a Dulce Estefanía.

 

Creación de la ficha (2022): Félix López
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
RICARDO VIGUERAS (2022): "A gato viejo, ratoncito tierno. Estampas concupiscentes de una granny", en Tebeosfera, tercera época, 20 (31-VII-2022). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 21/XI/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/a_gato_viejo_ratoncito_tierno._estampas_concupiscentes_de_una_granny.html