Resumen / Abstract:
Reflexión en torno a la adaptación cinematográfica de la inmortal obra de Alan Moore y David Lloyd.
Notas:
Artículo publicado en Sonaste Maneco Nº 8, sección El Mirón (abril a junio de 2006).
A DE ANARQUÍA
 
¿Manual de capacitación para Al Qaeda? ¿Versión descafeinada de una de las historietas más complejas del siglo pasado? La verdad es que V de Venganza, el filme producido por los hermanos Wachowski (responsables de la trilogía de Matrix) basado en el cómic de Alan Moore y David Lloyd, mantiene intacto el conflicto político que da sustento a la trama original y dispara el debate sobre el rol de los gobiernos y las sociedades en el mundo contemporáneo, pero no respeta las premisas ideológicas básicas que mueven al enmascarado protagonista. A veces, Fernando Ariel García piensa que eso es un logro. Y otras, que es una falencia insalvable.
 
¿Se puede ser fiel a una obra que se está traicionando?
 
La respuesta no es sencilla; y menos aún cuando se trata de una pregunta con trampa, ya que presupone que la infidelidad es la contra cara de la lealtad, tal como lo estipula el diccionario de la Real Academia Española. Claro que dentro de una acepción que no toma en cuenta el giro copernicano que dio el mundo en los años que separan a V for Vendeta (la historieta) de V for Vendetta (la película).
 
Cuando la distopía orwelliana de Alan Moore (guión) y David Lloyd (dibujos) apareció en el mensuario británico Warrior (1982-83), el Comunismo era el cuco mundial y las acciones terroristas, siempre condenables, formaban parte del menú estratégico para la toma del poder. La implementación del terror como arma era utilizada por el IRA y por ETA; y también por las pagas dictaduras militares del cono sur; por poner algunos ejemplos con motivaciones bien distintas y hasta enfrentadas. Tras el cierre de Warrior, los autores retomaron la aventura para la norteamericana DC Comics (en la miniserie de diez entregas V for Vendetta, de 1988 a 1989), en un mundo con algunas variaciones pero aún bipolar. Por ello, que el enmascarado V se autodenominara terrorista y reivindicara la memoria de Guy Fawkes, el activista católico que el 5 de noviembre de 1605 estuvo a punto de volar el parlamento británico en protesta por las persecuciones que sufrían a mano del rey Jacobo I, no producía ningún cosquilleo especial. Se entendía que el terrorismo, parafraseando a Von Clausewitz, también era la continuación de la política por otros medios, también violentos.
 
Para 2005, cuando los hermanos Andy y Larry Wachowski, responsables de la trilogía de Matrix, encararon la recta final en la producción del largometraje dirigido por John McTeigue y protagonizado por Hugo Weaving (V) y Natalie Portman (Evey Hammond), el Terrorismo ya se había consolidado como monstruoso Enemigo internacional, después de los atentados del 11 deseptiembre de 2001 en los Estados Unidos y del 11 de marzo de 2004 en España. En este contexto, que V se autodefina terrorista, ya no es lo mismo. Y en este sentido, el filme V de Venganza asumió un riesgo que su fuente impresa no enfrentó. No porque careciera de las agallas, sino porque las ecuaciones matemáticas eran otras.
 
De hecho, el estreno mundial del filme, pautado para el 5 de noviembre pasado, tuvo que postergarse debido a los atentados terroristas del 7 de julio de 2005 en Londres. Y tras su debut en los Estados Unidos, la película fue definida por el crítico Steve Rhodes como “un video de reclutamiento de Al Qaeda”, por las sesiones de tortura que Evey atraviesa para transformarse en una nueva persona, sin miedos ni ataduras con su pasado.
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En una historia que pone en juego contenidos simbólicos, ¿cómo enfrentar las resignificaciones que la Historia impuso a esos símbolos? A mi entender, el filme los traduce más que bien. El totalitarismo fascista que Moore y Lloyd remiten al gobierno de Margaret Thatcher, el cine lo reacondiciona a George W. Bush y, en menor medida, a Tony Blair (la película es una coproducción inglesa y alemana). La Tercera Guerra Mundial que se menciona en el cómic cede su lugar a una moderna guerra de baja escala, con la capacidad de desequilibrar el planeta todo, como es el caso de la invasión norteamericana a Irak y la actual escalada contra Irán. Es cierto que la versión fílmica eliminó personajes y secuencias; y hasta modificó parte del final, pero sólo para arribar a las mismas conclusiones a través de caminos distintos, respetando el entramado que relaciona a las personas con los símbolos y el poder de las ideas. El gobierno manipula nuestras vidas sólo para cumplir su propia agenda, para satisfacer sus intereses y los intereses de sus dueños, que no somos nosotros.

¿Vamos a quedarnos de brazos cruzados? ¿Vamos a intervenir en el armado de nuestros destinos? ¿Estamos dispuestos a pagar el precio de sangre que conlleva toda revolución?La venganza personal de V continúa funcionando como metáfora a escala del enfrentamiento entre dos formas de organización de la sociedad. El totalitarismo y la democracia. En particular, la democracia participativa, estado superador de la vieja democracia representativa. Y aquí es donde la película traiciona la ideología del cómic. En el mundo impreso, la opción por la cual batalla V no es la democracia, sino el anarquismo. Y en particular, el anarquismo de los partidarios del revolucionario ruso Mihail Bakunin, que adoptaron el terrorismo como sistema de lucha en 1872. Un debate de ideas que no sólo se encuentra en el subtexto, sino que forma parte explícita de diversos capítulos y que puede seguirse en distintos parlamentos de V. “Anarquía significa sin líderes –le hace decir Moore al protagonista-, no sin orden

La disyuntiva, tal como la plantea el filme, pareciera representar mejor al mundo globalizado del que formamos parte, pero desvirtúa el corazón del mensaje de Moore y Lloyd. ¿Lo desvirtúa? Para Lloyd, no. Para Moore, sí. Tanto, que retiró sunombre de los créditos finales.
 
¿Se puede ser fiel a una obra que se está traicionando?
 
“Los pueblos no deben temer a los gobiernos.Son los gobiernos los que deben temer al pueblo”. Es la frase más famosa (e importante) que V dice en el filme. No está en la historieta. Y, sin embargo, la define de pies a cabeza
Creación de la ficha (2008): Fernando A. García, edición de Javier Mora Bordel
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
FERNANDO ARIEL GARCÍA (2006): "A de anarquía", en SONASTE MANECO, 8 (1-IV-2006). Asociación Cultural Tebeosfera, Buenos Aires. Disponible en línea el 18/XI/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/a_de_anarquia.html