Editorial ;
Las historietas de Sudor Sudaca son frases sueltas, diálogos interrumpidos, alusiones y dibujos, que la lectura arma en una historia que siempre juega a ser un instante de una trama mayor, porque los personajes quieren seguir con sus vidas, más allá de la última página. En toda la obra de Muñoz-Sampayo hay una especie de deseo de seguir adelante y también de cortar e interrumpir. Pasan muchas cosas a la vez, y en cada lectura prestamos atención a cosas distintas. Muñoz y Sampayo comenzaron a trabajar juntos en 1974. Se conocían desde un par de años antes gracias a la amistad en común con Oscar Zárate, otro gran dibujante. Los dos habían probado suerte en el extranjero; José siempre dibujando, Sampayo escribiendo libros de astrología, manuales de karate o guías sobre mariposas. Y también sobre jazz, materia que lo tiene como gran especialista (y algo de jazz hay siempre en sus historietas y en sus novelas). En los años previos a Sudor sudaca habían construído Alack Sinner, con sus diversas y cambiantes aventuras (cambiantes en dibujo y en trama) y también los capítulos de El bar de Joe. Pero en Sudor sudaca se metieron de lleno con el tema argentino, tensionados entre los recuerdos y el retrato de los expatriados que querían hacerse una nueva vida en Europa.