Libro de historietas con 48 páginas interiores en blanco y negro, encuadernado en cartoné, con cubiertas en color. Traducción del original francés publicado por la editorial Dargaud por primera con el título L' Ile Aux Chiens (1979), reeditado en color por la misma editorial con el nuevo título de Sang d´Armenia en 1985. Incluyó un prólogo del crítico e historiador Antonio Martín titulado "La sangre armenia derramada...".
información de la editorial:
SANGRE ARMENIA: LA HERIDA QUE NO SANA
Un genocidio poco conocido es el tema central de este conmovedor cómic de Guy Vidal y Florenci Clavé.
Ediciones Glénat ha tenido el placer de recuperar recientemente una obra muy especial, Sangre armenia (titulada originalmente La Isla de los Perros), que apareció originalmente, con guión de Guy Vidal y dibujos de Florenci Clavé en los años setenta, narrando una realidad que comenzó mucho atrás pero que tiene ramificaciones hasta el presente. Centrado en un episodio de las primeras matanzas que los turcos llevarían a cabo contra la minoría armenia que residía en el Imperio Otomano, y que desembocarían en el genocidio sistemático de dicha minoría durante la Primera Guerra Mundial, Sangre armenia es mucho más que un tebeo de trasfondo histórico, sino una exploración de los orígenes del horror que asolaría Europa durante el siglo XX.
Retrocedamos, pues, al pasado. El que nos narra este libro es un episodio primerizo de los ataques que la mayoría turca, que veía amenazada su hegemonía dentro del Imperio Otomano con la creciente adquisición de poder económico por parte de la minoría cristiana armenia. Hay que pensar que a finales del siglo XIX, a Turquía se le consideraba mediáticamente “el hombre enfermo de Europa”, se la consideraba un imperio decadente aunque aparentemente estable. El realojo de la mayoría turca en la zona de Anatolia, y el hecho de que la minoría cristiana, al ser algo más rica, pudiera eximirse de las levas pagando un impuesto. Está minoría, además, comenzó a exigir mayores cuotas de autogobierno y a protagonizar actos de protesta. Los armenios comenzaron a ser percibidos como agentes del imperialismo europeo en el Imperio Otomano y pronto se sucedieron levantamientos y protestas de esta minoría, que generalmente fueron contestados con masacres de la población civil. La represión del Sultán Hamid II –depuesto más tarde por el que sería el gran modernizador de la república turca, Mustafá Kemal Atatürk- pese a ser criticada por las potencias europeas, quedó sin sanción. Aunque Atatürk y sus Jóvenes Turcos depondrían a Hamid, la suerte de los armenios aún iba a dar un giro más negativo con la Primera Guerra Mundial, momento en el que las masacres se exacerbaron, hasta causar posiblemente un millón y medio de víctimas armenios. El asunto continúa, a día de hoy, cerrado en falso, puesto que el gobierno turco siempre se ha negado a reconocer que se produjera una matanza sistemática de armenios. Mientras que Recep Tayyip Erdogan, el primer ministro turco, ofreció la creación de una comisión de la verdad compuesta por historiadores de distintas procedencias, al premio Nobel de Literatura Orhan Pamuk se le abrió una querella criminal por refererirse al genocidio armenio, aunque el caso no prosperó en los tribunales.
En cuanto al pasado del propio álbum, Guy Vidal y Florenci Clavé parecen haberse inspirado en la figura de George Hepworth, un periodista norteamericano (bastante más convencional de lo que sugiere el guión), que fue uno de los pocos que puso el acento sobre lo que estaba ocurriendo en Armenia en su momento. Vidal y Clavé crean esta obra en 1979 y la titulan L’île aux chiens, en referencia a la malhadada isla a la que se deporta a los armenios de Ohanian. El libro, editado por Dargaud, contó desde el principio con un considerable eco y fue reeditado en 1985 a todo color, con el título Sang d’Armenia, para la que Guy Vidal escribió un muy documentado epílogo histórico.
¡PAREN MÁQUINAS! Cuando estábamos a punto de colgar este reportaje, ha saltado la noticia: Turquía y Armenia han firmado un protocolo preliminar para reanudar las relaciones diplomáticas y reabrir las fronteras entre ambos paises. Celebramos que la herida, por fin, comience a cerrarse.