Manurro es un skater asilvestrado y cazurro que habita en las montañas. En ningún momento ha conocido la escena patinetera, ni puñetera falta que le ha hecho. De este modo ha desarrollado su propio estilo de patinar. Vive en una remota región indefinida, en algún páramo perdido entre los Picos de Europa y la Cantabria profunda, un lugar pseudoficticio de los que, aunque parezca mentira, existen. Yo he estado allí. Es soltero y convive con Pepona, que es la única que le pone las pilas, rodeado de moscas y de un puñado de animales de granja en un caserón sin luz, ni agua, ni teléfono. La capital del valle es Elmestrillo, aldea de doce casas en donde Manuel a veces ve gente, casi todos medio tontos y medio parientes suyos, por el típico carácter endogámico propio de las comunidades salvajes aisladas.