Información de la editorial:
El “Bim Bom” colinda con el malecón habanero y se ha convertido en una suerte de vitrina de pingueros, travestis y jineteras que ofrecen servicios sexuales a extranjeros. Posee un glamour trasnochado y de-cadente como los cabarets de mala muerte, un aire cosmopolita que huele a cerveza, sudor y a mar