Eduardo Vañó Ibarra es hijo de Eduardo Vañó Pastor, el creador de Roberto Alcázar y Pedrín (1911-1993) y hermano mayor del también dibujante Vicente Vañó Ibarra (1947-2006). Eduardo se inició en el oficio de niño colaborando con su padre allá por el año 1958, y con él sería confundido debido a la similitud de sus firmas, si bien ambos tenían estilos muy distintos. Los primeros trabajos de Eduardo Vañó hijo fueron publicados en Roberto Alcázar y Pedrín y en dos de los últimos números de Milton El Corsario, que su padre desarrolló simultáneamente. Posteriormente, Eduardo formó equipo con su padre y su hermano Vicente para poder sacar adelante la serie Roberto Alcázar y Pedrín en las leoninas fechas de entrega impuestas por los editores. Eduardo hijo era el encargado de realizar a lápiz el contenido de las viñetas, Eduardo padre se centraba en los personajes principales y Vicente terminaba el trabajo pasando a tinta el conjunto. Aparte, ambos hermanos Vañó hicieron trabajos para la Editorial Valenciana, y en el caso de Eduardo se recuerda especialmente la corta serie de aventuras El Intrépido, publicada en Jaimito. También elaboró un considerable número de portadas de la revista SOS.
La serie de Roberto Alcazar y Pedrín dejó de publicarse en 1976, lo que obligó a los hermanos Vañó a buscar trabajo en otras series, y cuando la Editorial Valenciana cerró, en otras latitudes. En realidad, ambos hermanos Vañó venían resolviendo algunos trabajos para el extranjero desde el año 1965, trabajando para el Reino Unido sobre todo, a través de la agencia Bardon Art. Durante un tiempo hicieron lápices para Segrelles y para Vicente Ramos (autor conocido por sus trabajos en Chispa). En el final de los años setenta y en los primeros de la década de los ochenta, desarrollaron encargos para las revistas italianas Monello, Albo, Intrepido y BlizItalia, todos de la Editorial Universo. Ambos trabajaron con el guionista danés Per Sanderhage en el cómic de acción Bravo Tango y en el cómic publicitario de LEGO Sjørøverne og gullmedaljongen.
También trabajó Eduardo Vañó hijo para la agencia Norma, que llevó sus creaciones a varios países europeos. Algunos de aquellos trabajos fueron publicados en nuestro país, siendo el más conocido "Buscando la Muerte", publicado en la revista Dossier Negro.
Eduardo terminó retirándose de la profesión por motivos de salud, reduciéndose su actividad artística a algunos trabajos de dibujo y pintura que no entraron en el circuito comercial.