Considerado como el primer historietista profesional de México, ha sido poco valorado debido a que la mayor parte de su trabajo fue publicitario o se le considera para un público infantil, sin embargo, su dibujo con un humor penetrante, su ingenio particular, sus grandes cualidades de observación y su sobresaliente capacidad de retratista lo convierten en el referente principal de los inicios de la historieta en México.
Nació en Ciudad de México en la calle de Nahuatlaco (hoy República del Salvador) entre 1871 o 1872 (se desconoce la fecha exacta de su nacimiento). Su primer trabajo fue de aprendiz del maestro litógrafo Casimiro Castro en el taller de Montauriol, dos años después entró a trabajar a Litográfica Española de Ricardo Sains, luego trabajó en Litográfica Catalana y en Litográfica Latina. En todos estos lugares fue aprendiendo el oficio de la litografía y fue desarrollando sus habilidades en el dibujo y la gráfica hasta convertirse en uno de los mayores expertos mexicanos en cromos.
En 1903 fue contratado por Ernesto Pugibet, director y dueño de la fábrica de cigarros y cigarrillos El Buen Tono para diseñar sus campañas publicitarias y paquetes, incluyendo historietas que se publicaron en varios periódicos. Urrutia trabajó en todas las colecciones de El Buen Tono, en la primera dibujó toda la colección, en las otras 3 se apoyó en dibujantes a los que dirigió en el taller. Regresó a dibujar y escribir las historietas para la aparición de Ranilla en 1922, y aunque en ese entonces su forma de hacer historieta sin globos y con apoyaturas se empezaba a sentir anticuada ante la aparición de Don Catarino de Pruneda, que se asemejaba más al dinámico comic strip norteamericano, no deja de ser un arte muy elaborado y con gran calidad.
En Las Aventuras Maravillosas de Ranilla, vemos a un Juan Bautista más maduro, balanceando perfectamente texto e imagen y retomando viejos personajes que había utilizado en historietas previas como burgueses o nobles aburridos, el mandarín chino o el luchador fanfarrón que pierde ante el menor contrincante, se puede ver como después de un largo viaje Ranilla regresa con una larga barba, así como lo había hecho Herr Chocozuela en la primera colección.
Juan Bautista Urrutia falleció en 1938, a los 77 o 78 años de edad, justo un año antes de que fuera desmantelado y destruido el taller litográfico de El Buen Tono para cambiarlo por una fotolitografía más acorde a los tiempos.