Jean-Jacques Sempé

Sempé trabajó como repartidor de vino en sus comienzos pero su capacidad para dibujar le abrió camino en la industria editorial. Era un apasionado del cine de Hollywood y sentía pasión por la cultura inglesa (sus primeras viñetas, en Sud Ouest, en 1950, las firmó como "Dro" por la homofonía con "Draw", dibujar en inglés), pero jamás aprendió ese idioma adecuadamente.

Muy prolífico y con gran inventiva, desarrolló un intenso trabajo como viñetista y como ilustrador en diferentes cabeceras de prensa, como: Le Moustique, Le Rire, Noir et Blanc, Ici Paris, Paris Match, L'Express, Le Figaro, Le Nouvel Observateur, Télérama y otras publicaciones francesas de gran difusión. Publicó también en el extranjero, en revistas como Punch y Esquire, y fue uno de los autores no americanos que más portadas de The New Yorker firmó. En sus viñetas destacaba por su elegancia satírica, llegando a ser sutil incluso cuando representaba la crueldad. Por lo común, Sempé se reía del hombre absorto, anulado por sus propias creaciones, sobre todo arquitectónicas, dando la sensación de que era un poeta de la soledad. En realidad era un poeta gráfico de la pasión humana, la cual siempre anidaba en lugares recónditos de sus composiciones ilustradas de modo que los seres humanos parecían abrumados pero en realidad estaban manifestando su grandeza. Su estilo era muy pulcro, resolvía cualquier paisaje con las líneas precisas, siempre finas, y carecía de horror vacui. Sus acuarelas, por otro lado, aportaban una luminosidad a su obra que dejaba ver su potencial como autor pictórico. 

De la obra de Sempé siemre se ha destacado su colaboración con René Goscinny, a quien conoció en 1954 en la agencia parisina World Press. Comenzaron a trabajar juntos para la publicación Le Moustique, donde se formó la primera idea de El pequeño Nicolás, el cual desarrollaron por completo como cuento ilustrado en Sud Ouest Dimanche desde 1960. Curiosamente, las aventuras de este niño curioso y adorable no cosecharían el éxito hasta el año 1959, el mismo en el que Goscinny lanzó Astérix junto a Uderzo.

Otra de sus series destacadas es Monsieur Lambert, del cual lanzó dos libros recopilatorios bajo el sello Denoël, que fue el que editó la mayor parte de su obra recopilada en libros. Entre sus antologías, publicadas entre 1962 y 2007, podría destacarse cualquiera de ellas, pero valga citar algunos títulos muy populares: Rien n'est simple (1962), Tout se complique (1963), Sauve qui peut (1964), Saint Tropez (1968), Marcellin Caillou (1969), Bonjour bonsoir (1974), Simple question d'équilibre (1977), De bon matin (1983), Raoul Taburin (une bicyclette à propos de son père) (1995) o Beau temps (1999).

En vida recibió varios premios y reconocimientos: en 1987, el Grand prix de littérature de la ville de Bordeaux; en 2003, el Prix Alphonse-Allais; en 2006 fue nombrado Commandeur dans l'ordre des Arts et des Lettres, y en 2008 recibió el galardón alemán E. O. Plauen, por la totalidad de su obra.