René Rios Boettiger, más conocido como Pepo, nació en Concepción el 15 de diciembre de 1911. Comenzó su carrera como dibujante a los siete años de edad, cuando publicó su primera caricatura en el diario El Sur de Concepción. Alentado por su padre, el médico Don Rene Ríos Guzmán, siguió dibujando y de esta forma montó su primera exposición, realizada en la confitería Palet de Concepción, a los diez años de edad. Luego de cursar sus estudios secundarios en su ciudad natal, ingresó a la carrera de medicina orientado por su padre, aunque finalmente la abandonó después de dos años, para partir a Santiago con la meta de ser un dibujante profesional, aunque en esos comienzos ya era un destacado dibujante autodidacta. Ya en la capital, se matriculó en la Escuela de Bellas Artes y se integró, en 1932, al equipo de Topaze, que entonces dirigía Jorge Délano (Coke), el que sería su mentor. Fue en esta publicación donde Pepo comenzó a destacar como un hábil y agudo caricaturista de la realidad política de la época, entregando competentes obras realizadas gracias a su gran talento y profesionalismo, aunque siempre confesó que la ilustración política no era lo suyo. A ese período corresponden personajes como El Jefe, caricatura de su tío y presidente de la república Juan Antonio Ríos que, por lo demás, le genero más de una anécdota e inconveniente dada su relación familiar; Don Gabito, personaje basado en Gabriel González Videla, abogado y ex presidente chileno; y Don Sonámbulo, caricatura de Carlos Ibáñez del Campo, también ex presidente.
René Ríos incursionó además en la historieta picaresca fundando y dirigiendo la revista Pobre Diablo, que vio la luz en 1946. En sus páginas, Pepo creo a personajes tan memorables como Don Rodrigo, una armadura poseída por un espíritu noble y cortés de su dueño, un escudero o guardia real ambientado en la época feudal de los siglos pasados, muy astuto, enamorado y envuelto siempre en un sin fin de situaciones; y también una de sus más amadas creaciones: la célebre Viborita, directa, asertiva e irónica, que representa en esencia a la mujer de la época con su ácida y humorística visión de su entorno, que la convierte en un personaje único en el universo del autor.
En 1941 Walt Disney visitó Chile como parte de una gira por varios países latinoamericanos, que culminó con la película Saludos amigos (1942), donde Chile fue representado por un avión llamado "Pedrito". Pepo consideró que ese personaje no había captado la verdadera esencia del chileno, por lo que decidió crear un personaje que fuera la viva imagen del espíritu criollo. Fue así como, basándose en el ave nacional de Chile, creó al personaje de Condorito, que estaba destinado a protagonizar su propia revista, destinada a publicar historietas de dibujantes chilenos, que llegó a anunciarse el 28 de enero de 1949 en el número 23 de La Pichanga, aunque finalmente no llegó a ver la luz. Así, Condorito tuvo que esperar varios meses, hasta debutar en el primer número de la revista Okey de Editorial Zig-Zag, el 6 de agosto de 1949.
Condorito heredó los valores de su padre creativo: la modestia, la sencillez, la espontaneidad y la alegría, no soportando los defectos del ser humano como la ingratitud, el orgullo o las "roterías" (gestos de mala educación). El personaje tuvo una larguísima trayectoria, se hizo tremendamente popular, y generó todo un universo propio, poblado de numerosos secundarios como Yayita (la “casi novia” del protagonista), Coné (sobrino), Pepe Cortisona (musculoso antagonista) o Don Chuma (compadre de Condorito).
El trabajo de Pepo sin embargo no se limitó a Condorito. Fundó varias revistas y también trabajó en cabeceras como La Raspa, Wiken, Monos y monadas, Cambiazo, Tontilandia, Saca-pica, Pingüino, Can Can, La Pichanga, El Saquero, El Peneca, Topacín, Ganso o Colección linterna, solo por nombrar algunas, y así un sin fin de colaboraciones y trabajos publicitarios, para empresas chilenas como Polla de beneficencia, Canal 13 y muchas más.
Pepo, con un universo rico y variado, destacó por su humor puro, libre de influencias de cualquier tipo, pero a la vez adaptado a su época, señal inequívoca del verdadero valor patrimonial de su amplia trayectoria. Fue un autor humilde en lo personal pero ambicioso en lo empresarial, con una gran visión de desarrollo comercial. Además, fue un autor generoso en su faceta creadora, mostrando una gran disposición para enseñar que le hizo crear una verdadera escuela de continuadores de su obra que hasta la actualidad han seguido produciendo historietas de su personaje más popular, lo que demuestra la vigencia de su legado, que hizo de Condorito, junto con Mafalda de Quino, el personaje de historietas hispano de mayor relevancia en el mundo.