Tras superar las dificultades de la guerra y de la posguerra, el joven Matsumoto debuta profesionalmente en 1953 con Bôchan-sensei. En 1954 conoce a Tatsumi, con quien congenia tanto en lo personal como en el plano artístico, pues ambos comparten ideas sobre el manga que fructificarán en la creación de una nueva forma expresión artística conocida como gekiga. Pronto, otro prometedor autor llamado Takao Saitô se sumará al dúo que revolucionará el manga introduciendo temáticas más adultas y cotidianas y explorando nuevos lenguajes gráficos.
Los locos del gekiga —publicada de manera serializa entre 1979 y 1984— narra los duros comienzos de sus tres protagonistas, Matsumoto, Tatsumi y Saitô, en su búsqueda de una nueva forma de expresión artística más realista y adulta. Matsumoto murió el 14 de febrero de 2005. Los asistentes a su funeral recibieron como obsequio La chica de los cigarrillos, que había salido de imprenta ese mismo día. Apenas cinco años antes una nueva generación de lectores había redescubierto su Panda Love y comenzado a reivindicar su figura. Tras su muerte, Matsumoto se ganó el merecido reconocimiento como uno de los creadores más importantes y vanguardistas de su generación.