Miembro del colectivo transfeminista LGTBIQ peruano que agrupa activistas, investigadores/as y artistas de diversos lugares de Perú, No Tengo Miedo.
Comentarios del propio autor para www.redaccion.lamula.pe ;
Me incomoda la idea de verme reducido a una identidad. Esto es algo que me pasa con frecuencia porque casi siempre estoy hablando de género y de feminismo, incluso cuando no tengo ganas de hacerlo. Hago responsable al patriarcado de que alguien como yo se vea obligada a enfocar sus esfuerzos intelectuales y emocionales en erradicar la misoginia y la transfobia cotidianas. También hago responsable al patriarcado de obligarme a "salir del clóset" constantemente, ese ejercicio de revelar ante la sociedad lo que eres "en realidad". El que la gente se identifique como heterosexual o como alguna de las identidades contenidas en lo LGBTIQ no señala tanto la existencia de personas realmente heterosexuales u homosexuales como sí la ansiedad que tienen las sociedades capitalistas por determinar el deseo y la sexualidad de lxs individuxs. No nos basta con apreciar la belleza o la inteligencia en las personas, tenemos que ponerle límites a su vida y a sus posibilidades de devenir en otrxs. Lo ambiguo, lo que se resiste a ser definido con las palabras existentes, desquicia al pensamiento tradicional y al Estado. Por eso existe el bullying, totalmente validado por el sistema escolar, y las maricas, lesbianas y trans terminamos suicidándonos.
Últimamente ya no me dan ganas de marchar por el orgullo LGBTIQ. Lo hago porque considero que la heterosexualidad y el género binario son altamente nocivos para nuestras comunidades y esta marcha es, en este momento de la historia y en un país como el nuestro, uno de los pocos espacios desde el cual se puede formular una agenda contraheterosexual que al mismo tiempo sea inteligible y considerada políticamente relevante. Sin embargo, la comunidad LGBTIQ no está exenta de otras violencias que terminan por revictimizar a los marginales al interior de este nuevo centro. Es altamente frustrante ver cómo otros gays y lesbianas replican la heterosexualidad y el género binario de maneras autoritarias y soberbias. El que la iniciativa de lucha LGBTIQ más mediática sea la del matrimonio igualitario o la unión civil es solo un síntoma de esta situación: tienes que construirte una vida que al mismo tiempo sea una prueba de que eres una persona feliz y exitosa; y eres feliz y exitosa porque cumpliste con los requerimientos de la vida adulta moderna: ir a la universidad, trabajar eficientemente en alguna gran corporación, comprar una casa bonita y tener una familia. No pasar por estos rituales de la realización te vuelve blanco de una infinidad de agresiones y vulneraciones que no solo provienen de la gente que forma parte de tu vida, sino también del Estado. Creo que una de las luchas que debiera asumir el movimiento LGBTIQ es la lucha frontal contra el Estado-nación. Esto que llamamos Perú es una ficción con un poder sumamente real. Diseñar al Perú pasa por diseñar la heterosexualidad obligatoria de sus integrantes, así como por diseñar su progresivo blanqueamiento y modernización en aras del "desarrollo", eufemismo para la muerte de los indígenas y para el saqueo de los recursos naturales.