Nacido en la capital del estado de Aguascalientes en México central, comenzó a trabajar como maestro de grabado y litografía hasta los 37 años de edad. Posteriormente se mudó a la capital mexicana donde ejerció como ilustrador de periódicos. Realizó dibujos y caricaturas políticas en varias publicaciones y algunos periódicos, como el Argos, La Patria, El Ahuizote y El Hijo del Ahuizote.
Desde 1910 hasta su muerte en el año de 1913, trabajó incansablemente en la prensa dirigida a la clase obrera. Sus primeros trabajos, realizados en talleres e imprentas pequeñas, le brindaron la posibilidad de desarrollar su destreza artística como dibujante, grabador y litógrafo; por esos tiempos, realizó algunas ilustraciones satíricas que aparecieron en la revista El Jocote.
Así mismo, ilustró corridas, historias de crímenes y pasiones, de aparecidos y milagros. Retrató y caricaturizó a todo tipo de personajes: revolucionarios, políticos, fusilados, borrachos, peladitos, bandoleros, catrines, damas elegantes, charros, toreros y obreros. Además dibujó sus famosas "calaveras" (versos con alusión a la muerte que se ilustraban con esqueletos vivos personificados), género que Posada desarrolló de manera extraordinaria. Revistió al esqueleto en la calavera: esencia de los pesares y alegrías del pueblo.