Entre 1965 y 1995 trabajó como ilustrador, sobre todo en el ámbito de la novela popular, destacando por su labor en las portadas para las series de espionaje The Baroness y The Destroyer. También ilustró novela gótica y, en los años ochenta, fue muy conocido por su labor en las ilustraciones que iban en las cajas de los muñecos y figuras de G.I. Joe.