Desde muy pequeño desarrolló una gran afición a dibujar dragones y fantasía en general que aparcó durante la adolescencia para estudiar electrónica y trabajar en ese mismo sector, pero a los veinte años renunció a su trabajo para matricularse en la escuela de arte. No terminó los estudios pero logró profesionalizarse como ilustrador, especializándose en diseño conceptual, creación de personajes e ilustración para juegos de cartas.