Debutó muy joven, uno de sus primeros trabajos fue como dibujante en la serie Historia del Movimiento Nacional de la revista Pelayos (1937). En los años cuarenta y principio de los cincuenta se prodigó sobre todo como portadista para la editorial catalana Ameller en colecciones como Cuadernos para niñas, Historietas Gráficas Pilarín, o Las Pericias de Luisín y Chiquita, en este caso también en el interior, como autora completa de texto y dibujo. También fue autoeditora de cuadernos ilustrados infantiles con su colección Mimosa.
Fue una ilustradora prolífica que dibujó muñecas recortables para las editoriales Bruguera, Casulleras y Ameller, siendo una de las creadoras más relevantes en esta especialidad, destacando sus ilustraciones en las contraportadas de la Gran Colección Blancanieves de Bruguera. Era hermana de la también ilustradora Flora Bombón.