Francisco Alpresa del Rio, más conocido como Frank Alpresa fue un dibujante, ilustrador, grabador y pintor de formación autodidacta. Autor multidisciplinar y polifacético, su arte se desparramó por multitud de medios gráficos, con mayor protagonismo seguramente en la parcela de los exlibris.
Nació en Sevilla, se trasladó a Madrid con un año de edad y fue vecino de Barcelona desde la adolescencia, donde se formó artísticamente: en la Academia Mongrell y en la Escola de Belles Arts la Llotja (la cual abandonó). Eligió el autodidactismo, frecuentar los círculos artísticos de Barcelona y viajar al extranjero para crecer como artista. Pasó una temporada en Nueva York (1920-1924), donde paradójicamente se empapó de las estéticas del arte soviético, dado que frecuentó la zona por entonces llamada "Little Russia", poblada por muchos emigrantes rusos. En la Gran Manzana colaboró en varias publicaciones como ilustrador, firmando como Frank o como Ángel Méndez, hasta 1924, año en el que regresó a España.
De vuelta a Barcelona colaboró hasta 1926, siempre firmando como "Frank", en la revista satírica Pakitu, nombre que había adoptado la cabecera Papitu al ser clausarada por la dictadura de Primo de Rivera, y que después recuperaría su primer título. Los dos año siguientes son borrosos en su biografía. Residió en Barcelona, posiblemente también en Zaragoza y, por una larga temporada, en Palma de Mallorca. Se ha localizado un cartel de cine que hizo en 1930 para la UFA, El Diablo Blanco, que reúne una fuerza y estética poco habitual. Contrajo matrimonio en 1929 y tuvo dos hijas, la menor de las cuales falleció en Palma a la edad de 15 meses, lo que lo llevó a tomar la decisión de regresar a Barcelona en 1932.
Poco antes de la Guerra Civil, y durante su desarrollo, se implicó políticamente. Fue vicesecretario de la Secció de Dibuixants, Pintors i Escultors del Sindicat Únic de Professions Liberals (SPL), ligado a la CNT, y elaboró carteles propagandísticos. En julio de 1936, ilustró la cubierta del número extraordinario de la revista Higia , editada por el SDP (1936-1938), con la figura de una miliciana escopeta en alto. A raíz de los sangrientos sucesos ocurridos en mayo de 1937 en Barcelona, decidió abandonar la CNT recuperando su afiliación en la UGT, aunque en algún momento durante la guerra también dejó esta organización sindical para ingresar en la célula de dibujantes del PSUC. En 1937 dibujó un cartel de la UGT, Treballem per fortificacions, y en septiembre de 1937 ganó el II premio del Segell Pro - Infancia de la V Campaña con el cartel Puntaire, que mostraba un dibujo de una niña haciendo encaje de bolillos. Alpresa firma luego como miembro del DAG, que se puede interpretar como Dibujantes de Artes Gráficas. Continuó en esta línea entre 1937 y 1938, publicando asiduamente en semanarios diversos, como Criticón, Amic, Trincheras. El semanario del soldado, Meridiá, Moments, Mi Revista y otras publicaciones, de las cuales la más importante, sin duda, fue su colaboración en L' Esquella de la Torratxa, en la que continuó firmando viñetas hasta diciembre de 1938.
A principios de 1940 fue detenido por participar en reuniones clandestinas del PSUC y permaneció encarcelado hasta mediados de 1943. Tras salir, en libertad condicional, buscó trabajo en ámbitos diferentes, hallándolo en publicaciones infantiles, en las que usaría la firma Frank, razón por la cual su autoría en toda la obra realizada durante ese período como ilustrador infantil, es desconocida hasta ahora. Bruguera le dio una oportunidad en sus tebeos para niños (Cuentos Populares Españoles) o en otras publicaciones ligeras o humorísticas, como la colección Síntesis y los cuadernos de Buen Humor, y 5 millones de chistes, así como en los libros de temática infantil de Elsa Boccara Diario de Laura y Aventuras de Laura, y en los recortables para niñas de la colección Recortables para ti. Para Ed. Vilcar ilustró, con magníficos dibujos a toda página, tres cuentos de la colección Gacela en tapa dura. También le dio trabajo el sello de J. Janés, que lo empleó para ilustrar libros de contenido humorístico (La hostería del buen humor y El monigote de papel) u otros editores, como Ed. Artigas, dibujando cuentos infantiles troquelados, postales, felicitaciones navideñas y recordatorios de comunión.
Aparte, dedicó su trabajo a la estampación de manteles y pañuelos, confección de medallas, marcos, tallas en madera haciendo cofres y sujetalibros, juguetes para sus nietos, trabajó la piel en cubiertas y marcapáginas, dibujó figurines de bañadores para la prestigiosa casa de moda barcelonesa Santa Eulalia..., etc.
En lo que se refiere a sus pinturas, hay localizadas varias acuarelas de diferente temática, entre las que, sin duda, destaca el payaso vestido de esqueleto que creó en 1942 estando encarcelado. Algunos perfiles un tanto picassianos, dibujos con un toque humorístico que recuerdan a los de La Hostería del Buen Humor, el sereno conversando con un vecino delante de una farola o la visita médica de una madre con su hija embarazada y... otros, muy diferentes, con dibujos de personajes más serios con un toque aventurero. También algún dibujo a lápiz, como el del catalán ebrio y un magnífico pajarito acuarelado a mano.
En la década de 1950 se inició en la elaboración de exlibris, logrando gran predicamento, tanto en España como en Portugal. Prueba de ello es que elaboró el cartel del VI Congreso de Exlibristas celebrado en Barcelona en 1958 y una carpeta de exlibris como obsequio a los congresistas.
Tras la muerte de su esposa en 1966, que era su equilibrio, Alpresa siguió trabajando, aunque ya no con el mismo entusiasmo, aumentando su obra exlibrística y continuando con la ilustración de cuentos troquelados, que ahora firma como ALP.
Frank Alpresa falleció cuatro años más tarde, el 27 de diciembre de 1970.
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