TEBEOSFERA \ SECCIÓN

HISTORIAS FRONTERIZAS  /  4

 

por ANTONIO SANTOS  


KILLRAVEN – LA GUERRA DE LOS MUNDOS. REPASEMOS LOS HECHOS, WATSON.

«Se disfruta este volumen que constituye una grata sorpresa, dejándonos, no obstante, el sinsabor de no agrupar nuevas aventuras, al tratarse de otros tiempos y de otro autor. Y llegamos al punto de si se procedió así por una imposición editorial o como guiño del autor.»

 

Procedente de la rumbosa época de los VILLAGE PEOPLE, los peinados afro, STARSKY Y HUTCH y otras horteradas macarras opuestas al fatalismo catastrófico que se reflejaban en películas como NUEVA YORK, AÑO 2012, ROLLERBALL o MAD MAX, aderezado todo con la amarga derrota USA en Vietnam, FORUM publica la nueva versión del presunto icono setentero de la MARVEL: KILLRAVEN, GUERRERO DE LOS MUNDOS (ya te vale, chaval).

Bien pensado, quizás esas horteradas, en el fondo, fuesen una fórmula defensiva para Cuando el destino nos alcance.

Datos técnicos.-

            Título original: KILLRAVEN. Guión y dibujo: Alan Davis. Tinta: Mark Farmer. Color: GREGORY WRIGHT. Edita: Forum. Volumen recopilatorio (de 6 números de la serie de 2002-2003: Killraven Vol. 1) de 144 páginas. Sólido tomo indeshojable (a menos que lo manipule un cafre) de 9 €, cuya solidez preconiza su calidad. Portada de A. Davis coloreada con frío photoshop por Wrigth. Traducido por: I.M. CALPE y D. ALDEA. Realización técnica: 9 LETRAS.

 

¿Qué tenemos aquí?-

            Un turbo / macro / resumen y nuevo vestuario del reputado Davis (otro afamado hijo de la Gran Bretaña) y el entintador habitual de ANDY KUBERT, Mark Farmer, sobre el material de 1973 del mismo título, replanteando situaciones, personajes y relaciones, que, a su juicio, merecían ser o auspiciadas u obviadas.

            Las páginas dibujadas por Davis atesoran cariño (empleó cinco años en terminarlas) lo cual nos puede inducir a sospechar que el autor es fan de la novela (o los cómics) y ofrece un tributo tal como JEFF WAYNE y los MODY BLUES efectuaron en la adaptación musical.

            Ineludible es recomendar la obra por su calidad gráfica y especial esfuerzo en aportar COHERENCIA a las tramas ideadas por sus predecesores, lo cual da aliento propio a este trabajo de Davis / Farmer y evita que quede en lo meramente anecdótico.

            Plantea, no obstante, la pregunta de que si Davis obró tan libremente como deseaba o si se le obligó a ajustarse a unos patrones existentes, mutilando una creatividad argumental más a tono con su excelente arte.

¿De qué va esto?-

            Magic mistery tour de unos CURROS JIMÉNEZ futuretas en lucha contra Marcianos Invasores por el desolado paisaje de los conquistados Estados Unidos. Sucintamente, la clásica mitificación norteamericana que padecieron rebeldes / bandidos como los Younger / James, Billy El Niño o La Banda del Agujero en la Pared.

El argumento.-

            La Tierra conquistada por los marcianos pretexta a JONATHAN RAVEN, alias KILLRAVEN (el más mata-mata del futuro), y sus compis gladiadores (!), fugitivos del circo máximo marciano (!!), a vagar por las ruinosas urbes eludiendo a todo tipo de cazadores y rastreadores bélicos marcianos, apiolándose cuanto rival se les cruza por el camino. Tras una refriega, adoptan forzosamente a un chaval, JOHN (¿por CONNOR?) e inician su fuga / tour al estilo LA FUGA DE LOGAN en la que comprueban el alcance de la tropelía social y carnal sufrida por el mundo sometido, salpicado por una galería de personajes de difusa importancia y moralidad, mutados y fracasados.

            Killraven es especial, tanto por poseer un dispositivo de control mental averiado que lo hace indetectable a los escáneres marcianos como por orear una férrea voluntad rebelde digna de RICHARD B. RIDDICK. Tras aventuras variadamente exóticas, alcanza un compromiso con una facción marciana asentada feudalmente.

            Sospechamos (y esperamos) secuela, pues el final queda abonado para una colección que, esperamos, posea la CALIDAD y AMENIDAD aglutinados en este tomo, que parece ideado como un tanteo, una avanzadilla, para la eventual serie.

Antecedentes.-

            WAR OF THE WORLDS, serie aparecida en Amazing Adventures núm. 18, fue ideada por NEAL ADAMS, ROY THOMAS y GERRY CONWAY (autores de culo inquieto que enseguida abandonaron la nueva colección –Adams, en la página 10-) inspirándose en conceptos de la novela homónima de H.G. WELLS. La serie la heredó, como guionista permanente, DON MCGREGOR, después de que escritores como BILL MANTLO o MARV WOLFMAN contribuyeran con algún capítulo, pasando el apartado gráfico, tras la extensa producción del dibujante que más poder y volumen dio a Hulk, HERB TRIMPE,  al manierista P. CRAIG RUSSELL, y que comenzaba a finales de 2018, presentándonos al belicoso Killraven, sus salerosos Compis y un mundo totalmente trastornado por las aberraciones cometidas por los marcianos y sus lacayos colaboracionistas, tras la segunda invasión de 2001, después del fracaso descrito en la novela de Wells.

            Enseguida, el tebeo leñero trasladó sus inquietudes a otros derroteros, a haber menos leña por viñeta cuadrada a inflamarse de texto por página cuadrada.

Killraven/04 vs. Killraven/73.-

            Juzgado por las portadas de ambos números 1, el de Neal Adams parece un histérico sediento de sangre enmarcado por un horizonte de trípodes y llamas dispuesto a masticarle las vísceras al mismísimo Dios; el de Davis es más oscuro, severo, dominado, más mortífero, seguro de sí mismo y sus cualidades, (a parte de estar mejor anatómicamente dibujado), copiando fondo a su antecesor.

El Killraven/04 supera en mucho, sobre todo en calidad gráfica y argumental, al del 73, pero repite la carencia de faltarle un enemigo de enjundia, casi permanente, que obligue a nuestro vagabundo y follonero protagonista a esmerarse y mostrarnos argucias casi estrafalarias y muy pilladas (estilo McGIVER) para sobrevivir y triunfar. Tal honor pudo corresponder, en su momento, al vocinglero SEÑOR DE LA GUERRA, calco del STEVE AUSTIN de los 6 millones de dólares, que McGregor trata de trasuntar en SKAR, aunque el feo aquel caraculo (nunca mejor dicho) carecía de talento y genio. Además, McGregor pronto desfasó con tonterías y psicodelias, so pretexto de profundizar en la psicología de los personajes, apoyado por el lápiz de Russell, cuyo dibujo no alcanzaba en aquellos entonces la excelente calidad, entre otras, de la novela gráfica aparecida en los ochenta y parece tan dubitativo y flipado como los guiones del amigo Don. (Sobre esto, recomiendo la lectura del artículo de M. BARRERO, titulado: PAUL GRAIG RUSSELL. LUZ Y SENSIBILIDAD, y que contiene aspectos de la producción de este dibujante en la saga que nos atañe, aparecido en DENTRO DE LA VIÑETA.)

 El Killraven/04 se desprende del tonelaje de lastre heredado de McGregor y agiliza sus correrías por su mundo fruto de la colisión de dos razas predadoras, en la cual salimos perdiendo, acompañado de su banda de compis guays (más o menos avenidos y leales). Parece, además, muy tributario de la versión de Robin Hood de KEVIN COSTNER (saga con la que encuentran paralelos los prologuistas de los dos tomos en los que Forum recopiló el Killraven/73, editados en 2001-02). Puede ser. Pero nos falta el bosque y el contumaz sheriff de Nottingham contra el cual nuestro Robin / Killraven dé lo mejor de sí, algo ya expresado.

            De las principales virtudes de esta versión de Davis es que se esfuerza en explicar los cómos y porqués, algo de lo que McGregor abdicó a cambio de saturarnos con su prosopopeya y los caldos de tripis, tratando de dar sentido a la invasión de la raza extranjera, cuyas metas jamás resultan nítidas más allá de la conquista, reafirmando que los marcianos son unos administradores penosos, más torpes que los invasores de SEÑALES. ¡Cruzan el espacio y conquistan la Tierra pero son incapaces de apresar un puñado de macarras armados con armas primitivas frente a la tecnología cyberpunk hightech y los rayos térmicos! Para colmo, los auxilian unos secuaces superarchiincompetentes.

            Gráficamente, Davis respeta en gran medida los diseños originales, (que Trimpe modificaría, en el caso de nuestro protagonista, de un traje fetish hortera a otro más penco aún y que JOE LINSNER mantuvo para su one shot), realizando cambios que agilizan el conjunto, con armas más técnicas aunque aún básicas. Sus mujeres son más sexy, más despampanantes. Y los héroes son más metrosexuales (¡vaya, se coló la palabrita de moda!) que los originales. (Jamás comprenderé cómo estos tíos y tías rulan casi desnudos por la nieve sin sentir un escalofrío…)

            Para no hacerles un feo, los villanos reciben nuevos trajes, aunque los científicos colaboracionistas de Davis parecen más ludópatas enganchados a la ruleta o a los dados (rodeando mesas luminosas donde parecen estar jugándose los cuartos más que diseñando “estrategias”) que siniestros experimentadores estilo DR. MOREAU, con toda la carne del mundo para ejercer sus aberrantes experimentos como MENGELE, auspiciados por el poder tentacular marciano.

Otra novedad de Davis consiste en alterar el pasado de Killraven; en el Killraven/73, todo el odio y rencor del protagonista surgían de cuando los colaboracionistas mataron a su madre, esclavizándole a él y a su hermano. La búsqueda del hermano constituiría el pilar básico de la saga original, excusa para trasladarlo por todo el país mutado. Su hermano luego resultó ser un cabrón de cuidado, aunque Killraven lo tenía en un altar. En fin, pasa en las mejores familias. Davis hace desaparecer al hermano conflictivo, pero mantiene el asesinato de la madre, sustituyendo la trama tipo KUNG FU por la de la búsqueda de una muchacha mutada (Volcana -ya te vale, tía-), de la cual el metrosexual (¡otra vez!) Killraven está enamorado. Esta chica, remozada por Davis como una tía estupenda y pícara, no es la catástrofe melancólica ambulante que ideó McGregor; y como todo fortachón con respuestas infantiles, Killraven señalará que él no rescata a Volcana (ya te vale, tía) porque le ponga el pulso a mil, sino por una especie de abstracto sentido de la lealtad a lo Camaradas del Frente.

Killraven, el hombre.-

Aunque modelo del inextinguible espíritu del rebelde ante el superopresor sobre el cual triunfa pese al cúmulo de dificultades,(como digno émulo de su más poderosa influencia, ESPARTACO), se agradece que Killraven nunca haya sido un salvador mesiánico a lo PAUL ATREIDES, sino que, como ASH, como Riddick, como MARK WALHBERG en la polemizada versión de TIM BURTON de EL PLANETA DE LOS SIMIOS, se convierte en caudillo de huestes de supervivientes harapientos que ven en él al doctor que restañará el orgullo roto por la conquista, algo de lo que resueltamente huye. Hierve de ira por la muerte de su madre, y quiere devolvérsela con intereses a los marcianos que le transformaron, además, en un arma asesina para su ocio. Pero, esencialmente, es un solitario metido a Héroe porque le tocó, y se motiva por elevadas ideologías que superan las borrascas de sus sentimientos. Prefiere aturdir a matar, aborrece la violencia pese a ser rápido y maestro aplicándola, con una novia casi eterna cuya relación, por evolución social, ya no es casta, aunque Killraven sea sumamente fiel, con un amor tan poderoso y leal que puede soportar la atracción erótica y manipulación mental de las Sirenas, instrumento de control marciano.

            Un acierto desperdiciado del Killraven/04 es la idea (malograda) de presentarnos la saga a través de los ojos del niño (al estilo de EL GUERRERO DE LA CARRETERA) pero la gravedad ejercida por la mole de VIEJO CRÁNEO, biblioteca orgánica de memoria renqueante, puede más y la historia vuelve a conceptos preconfigurados por McGregor. Aunque obra inflamada de autocameos, hubiese ganado interés si Davis hubiese desarrollado este enfoque (por otro lado, recurso nada novedoso, pero siempre socorrido y frecuentemente interesante, estilo Multiverso…), permitiéndonos el acceso al proceso mental del niño ante la mitificación, la admiración y la emulación.

            Cabe plantearse: como Héroe, ¿defiende una serie de principios morales (presuntamente inculcados por Viejo Cráneo)? Sí: los que pretende estimular y arquetipizar (-ya sé que esta palabra no existe-) el Editor, a su vez prisionero de una secuencia establecida por el mercado que él mismo creó.

            Como saga catastrofista, procedente de una década donde el pesimismo por el futuro comenzaba a cundir, Killraven no puede sustraerse a la comparación con otros vagabundos portcatastróficos legendarios, aunque su Universo se haya resistido notablemente a adiciones procedentes de otros planos azotados por el megadesastre. No obstante, por su estructura psicológica, su contrapunto idóneo resulta Riddick (quizás por lo espacial), un superviviente nato, sin entrañas, extracínico. Killraven es un rebelde, pero por una cuestión de ultraje más que por carácter y ninguna argucia, tortura o mutación pueden doblegarle. Es rebelde porque así Adams y Thomas lo decidieron, construyendo un trasunto futureta de CONAN (el cual iniciaba su andadura por entonces) y su rebeldía, como sus principios, emanan de fuentes editoriales y movidas psicológicas típicamente americanas (Riddick es distinto: de origen, retorcido. Imposible arrancarle el alma, tozuda hasta el tuétano, como el LORD MARSHAL verificó).

Resumiendo…-

            Se disfruta este volumen que constituye una grata sorpresa, dejándonos, no obstante, el sinsabor de no agrupar nuevas aventuras, al tratarse de otros tiempos y otro autor. Y llegamos al punto de si se procedió así por una imposición editorial o como guiño del autor. Davis puede despejarnos la duda, pero sospechamos que se actuó de este modo porque este Killraven/04 es un piloto de nuevas entregas.

La obra posee un toque añejo y aventurero, con abundantes broncas por página, no con una pelea prolongada a lo largo de infinitos números, estrategia usual de la moderna producción. El principal de sus leves defectos, quizás, y obviando su presunta escasa originalidad (ciñamos la teoría del piloto y ésta desaparece) es el color aplicado por Wrigth, frío pero efectista, que emplea pocos recursos informáticos y que contrastan con el calor de las numerosas batallas dibujadas que derrochan gran cantidad de esfuerzo físico sin derramar una gota de sudor, peleas todas muy al estilo Marvel de repartir galletas y recibirlas, adoptando el escorzo más explosivo posible). Tiene un interesante clímax donde Davis reitera la anarquista conquista, una tierra cuarteada en reinos de Taifas y luchas intestinas que abocarán a los marcianos a su fin.

            Obrando sobre este principio, hubiese constituido un interesante giro argumental presentar a Killraven y sus Audaces Compis como desertores de una tropa feudal marciana en conflicto con otros. Personalmente, siempre consideré un recurso más que descabellado caracterizar a Killraven como un gladiador.

            Aunque nadie sabe qué piensa un marciano. Podemos establecer millones de conjeturas. Igual son más depravados aún que lo imaginado por Adams / Thomas (que desarrollaron la peculiar sociedad subterránea preconizada por el ARTILLERO), pero algo sugiere que esto de los gladiadores, precisamente, no obtendría un share muy elevado entre ellos, sobre todo cuando Wells indicó que, para los marcianos, éramos sólo su pitanza.

            Killraven apareció dispersamente en otras colecciones, en plan cameo o guest starring. Sobre esto me remito a los profusos prólogos de los tomos. Sin embargo, caben dos apreciaciones sobre el prólogo de JULIÁN M. CLEMENTE para este volumen. Aunque resulta muy agudo señalando que ya nadie se cree lo de invasores marcianos (ni como superlicencia creativa), aduciendo poca originalidad a Davis, la mejor argucia argumental, reconocerás, amigo Clemente, hubiese sido que Adams y Thomas REESCRIBIERAN el FINAL de La guerra de los mundos en vez de crear una secuela. Pecaron de notable torpeza presentando una Humanidad a la defensiva durante un siglo: ¡irreal! Es probable que hacia 1950 hubiésemos llevado la guerra a Marte (como se harta Killraven de prometer), pues somos sumamente agresivos y aún más, presionados. En la novela, Wells sugiere una reforma social y moral profunda que, sin duda, sentase las bases del contraataque. Adams y Thomas debieron describir un mundo vencido en la invasión de 1898 y haber trasladado las aventuras de Killraven a un 1920 steampunk

            La otra observación es que Wells NO hubiese disfrutado con esta profanación de su novela. Agradecería el gran cheque, desde luego, pero íntimamente la desaprobaría. La guerra de los mundos es una parábola sobre la sociedad victoriana fosilizada y su derrumbe traumático ante la oleada de innovaciones que aventuraban el siglo XX y su incapacidad para asumirlos.

La página.-

            Davis las dibuja estupendamente todas.

La frase.-

            «He dejado que me pegarais, acompañando los golpes para evitar el dolor… hasta que os he tenido en posición.» (¿Estrategia o masoquismo?)

Lo peor.-

            La falta de un enemigo clave.

Lo mejor.-

            La labor creativa.


 J. Antonio B. Santos (Sevilla, 1967), historietista -Coronel Calavera, Blitzteam-, faneditor -Edisiones Gaspasho-, organizador de festivales -I Semana de la Historieta en Sevilla-, y escritor de ciencia ficción laureado -ex aequo en el premio UPC de ciencia ficción 2003-, prepara historietas para editores británicos y americanos, así como guiones para largometrajes u otros medios.


 [ © 2005 Antonio Santos, para Tebeosfera 050205 ]