Una de las
particularidades de la historieta es que es un medio que permite
transmitir ficciones en imágenes con antelación a otros, antes que el
cine, antes que la televisión, y he aquí que en mayo de 2002 ya
disponíamos de las primera impresiones sobre el estallido social
ocurrido en Argentina tras la crisis sufrida en el año 2001. Esas historietas
reflejo de los días finales del año 2001 fueron desarrolladas
por La Productora y editadas valientemente -por tratarse de un producto
arriesgado, difícil de vender- por Christian Osuna bajo su sello Under
Cómic.
Es La Productora
el sello argentino que mejores historietas está ofreciendo en el
comienzo del siglo XXI porteño. La competencia la establecen los cómics
rescatados editados por Colihué o Ancares, y los sellos más jóvenes EFX
(Camulus), Animal Comix (Animal Urbano), Paralang Comics (4
segundos), Comiqueando Press (Bruno Helmet), o ediciones
Samizdat (Caballero Rojo), entre otros. Todos ellos se hallan
interesados por el desarrollo de modelos aventureros y heroicos, en géneros heredados
de EE UU y de Italia. Pero la oferta de La Productora resulta más
consistente si se busca una historieta más comprometida, más
"autóctona", más propia (como Morón Suburbio, como Road Comic),
aunque esto no ha de tomarse como un hacer parcelas de actitudes
creativas. Por ejemplo: Jok, uno de los integrantes de La Productora,
elabora guiones para Camulus; o, por ejemplo, Zecchin y
Valdearena, autores de ese jocoso «slice of life» que es 4
segundos, también alojan sus historietas en Ultra, una
cabecera de Ivréa de gran tirada aún en 2000 (25.000 ejemplares
bimestrales) y que compartía páginas con las futuristas aventuras de
Oberto y Brito ("Convergencia") o de Sosa y el estimulante Bobillo ("Anita").
Carne
argentina es un tebeo más comprometido con el momento
social, a modo de historieta usada como arma de contestación, no tanto
repleta de carga ideológica como transida de rabia y de denuncia de un
estado: el de carencia. Y lo hace de modo colectivo, con esa naturaleza
que Oesterheld pregonaba para sus héroes. Para ello, sus autores no
afilan los lápices, los usan romos y nervudos; porque lo que prima es la
plasmación de la necesidad, la de amar, de mantener cierta mitología
sólida a la que aferrarse (el fútbol), la de encontrar soporte y
esperanza para una sociedad que se quiebra.
Lo anterior, que
es lo que transmite la historieta de Jok, se refuerza con la obra de
Mosquito, elaborada con viñetas de apretura, amargas, que ante el tener
y el no tener, sólo permiten atisbar el entusiasmo en la rapiña astuta. El magnífico
historietista Mallea ilustra a continuación la impotencia que hubo tras el cacerolazo y
ante la represión; algo similar logra Aón con sus gruesos
trazos negros que nos recuerdan al Breccia más inquietante. Esta
expresividad marcada, desafiante, cruza por las viñetas de Reggiani /
Gervasio para describirnos un rapto absurdo, un ejemplo de una
convivencia surrealista a la que no se apuntan soluciones, ante la que
no cabe opción al optimismo. También hay lugar para representar la humillación de quienes se saben
degradados, enrasados con la plebe, devueltos a un estrato de la masa al
que nunca desearon regresar (por más que se sea un neoliberal con
corazón socialista).
Apenas si hay
clamor ideológico en Carne argentina, no obstante. Solamente, y
acaso, en la historieta que cierra el libro de cómics, de Guaragna, la
cual nos dejar ver rescoldos de un pasado revolucionario, intelectual, en sus viñetas. Como el descriptor final, de un país
aquejado por la riqueza que se descontroló y corrompió poco a poco, que
sucumbió bajo la fuerza de las armas y que terminó asimilando a sus
héroes con la colectividad anónima, como en la consigna montonera de Oesterheld: el héroe es el grupo.
Es el presente
tebeo un buen agrupamiento de historietistas interesantes. Es también un
buen ejemplo de historieta con carácter y con velos de denuncia,
útil. Comprometida en su forma, en su fondo y también en sus
objetivos como producto, por lo que habría que aplaudir al editor
madrileño Christian Osuna, que se arriesgó a traernos una pequeña
muestra de la aún excelente historieta que se hace en Argentina a pesar
de
la crisis. |