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THE PRO

The Pro. La profesional

Guión de Garth Ennis, dibujo de Amanda Cooner, entintado de Jimmy Palmiotti y color de Paul Mounts.

Edición española a cargo de Ediciones Alecta S.L.L.E.C. y Recerca Editorial. Navarra.
Primera edición en mayo de 2003. Volumen Unitario en rústica (formato prestigio). 56 páginas más cubiertas, en color.
25,5 × 17 cm.
ISBN: 84-96141-10-1
Depósito Legal: NA. 1346-2003

Edición original: The Pro.
Image Comics en julio de 2002, en EE UU

[ Cubierta ©  Amanda Cooner. Haga clic en las imágenes que acompañan al texto si desea obtener una ampliación. ]


Comentario, por Eduardo Martínez-Pinna


        Garth Ennis, el aparentemente enfant terrible del comic book, es uno de los guionistas más comerciales con que cuentan las grandes editoriales. Pese a su incorrección política, el culto al exceso, y el suelto manejo de la sal gorda y el humor cafre tan presente en sus obras, lleva siendo desde comienzos de la década de los noventa un valor seguro en la lista de éxitos comerciales. Su permanencia en la corriente principal de distribución quizás se deba al grado de frescura que disfrutan sus obras y que unida a una sana desmitificación de tintes paródicos hace de él uno de esos autores que más fidelidades genera entre un nutrido grupo de aficionados. Ennis es un autor que gracias a su sentido tan especial del humor consigue rebajar hasta grados de digestibilidad la extrema violencia que destilan sus obras, violencia que en ocasiones además de enmarcar un cierto sentido lírico –casi de indefensión o ternura- encaja contenidos de calado profundo tales como su sentido patriótico hacia una Irlanda libre de británicos, la amistad, los males ocasionados por el amor, el sentido de la lealtad y su corrupción en la traición.

        Otra de sus más sugerentes características se fundamenta en la animadversión que siente hacia el cómic superheroico pese a trabajar mayormente para las grandes editoriales que lo han inventado y desarrollado permaneciendo siempre –o casi siempre- al margen de estos cerrados universos plenos de normas, cronología y doctrina. Cuando se ve impelido a ellos es capaz de emplazar su relato en los arrabales, y muy a menudo de manera tangencial para no vulnerar las claves estilísticas de estos mencionados universos (Hitman, Punisher o The Demon)

        Partiendo de estas premisas, el trabajo de Ennis en el mainstream sigue unas pautas preconcebidas que se resumen en una narración subida de tono en lo que respecta a la violencia, salpimentada en grueso y picante, adicionada de humor salvaje y cáustico y rematada con esencias líricas. En suma, canibalización y autoplagio variando las distintas proporciones de los ingredientes básicos.

        Su obra ha sido próvidamente editada en España, desde sus grandes aportaciones como Preacher, y en menor medida Hellblazer, Hitman, y limitadas para Vertigo / DC, sello en el que ha generado lo mejor y más abundante de su obra, hasta sus aportaciones en Marvel en donde (principalmente) ha reinventado al tipejo fascistoide conocido como Punisher a base de reducir hasta la astracanada su absurdo modus vivendi y su brutal modus operandi en varias limitadas, ilimitadas y números unitarios. Hasta el momento su obra maestra es la titulada Heartland (protagonizada por un fascinante personaje femenino que había sido una especie de amor imposible para John Constantine, Hellblazer), “prestigio” unitario editado en Vertigo / DC en marzo de 1997 donde describe con penetrante costumbrismo a unos personajes sin futuro en una desolada Belfast, su ciudad natal. Para la consulta de su bibliografía detallada se aconseja al lector consultar el correspondiente apartado en www.enjolrasworld.com (magnífico trabajo de Michael Karpas en el que se consigna toda la obra del norirlandés por fechas, editoriales y dibujantes).

        Garth Ennis es un autor que rinde eficacia a las grandes editoriales. Sus cuidados guiones, los vivificantes diálogos y los bien elegidos dibujantes garantizan obras de sólido prestigio y buenos ingresos por lo que las grandes empresas siempre le van a perdonar su lado brutal por otra parte cada vez más sometido. Quizás para demostrar a su fandom que todavía mantiene ese lado oscuro y aprovechando la mayor tolerancia que exhibe Image –sobre todo en cuestiones sexuales- realiza para este sello The Pro (julio de 2002), irreverente aproximación al tema superheroico caricaturizándolo en todo su impudor y dando razón (en parte, se entiende) al célebre Doctor Wertham en sus tesis sobre los cómics esgrimidas en su opúsculo titulado Seduction of the Innocent.1

        Con el fin de hacer astillas la temática superheroica, Ennis escoge recrear una versión ridícula de Justice League of America con remedos de Superman, Batman y Robin, Green Lantern, Wonder Woman y un híbrido velocista mitad Flash de DC, mitad Mercurio de Marvel, al que se le va a unir un nuevo miembro, The Pro, “pilingui” callejera con aureola hiperrealista, retratada en lo más profundo de sus miserias materiales y espirituales en las primeras páginas de la obra. La gracia, tesis y esencia de la historieta se materializa en el contraste rígido que supone la interacción de la dama nocturna con los superhéroes en las primeras páginas y se difumina –incluso se anula- hacia la segunda parte de la misma en donde el autor entra en un discurso cáustico y reiterativo que frena el ritmo narrativo. Ennis se esfuerza en explicar el sinsentido de los héroes que solo interesan para pelear contra villanos que se justifican por la presencia de los héroes. No sirven para detener una amenaza terrorista real (referencia al 11-S) ni para paliar los males de un mundo enfermo por trastornos ecológicos, sociales, guerras o hambrunas. El estilete vitriólico del guionista derrite con alegría todos los mitos del género, desde las citas al vestuario, la personalidad secreta, las muertes y resurrecciones del personal y el sentido de su sexualidad, cohibida en Superman, lésbica en Wonder Woman y ambigua en Batman, al mostrarlo como una mezcla de reprimido y homosexual pederasta.

        Y es que la sexualidad normal o alterada de los superhéroes es uno de los tabús por excelencia del gran género, pese a que son bastantes los personajes que manifiestan una fuerte promiscuidad y un sentido argumental llamativo a este respecto.

        Cae dentro de lo posible que Garth Ennis rinda homenaje en este trabajo al jugoso artículo del guionista y escritor de ciencia ficción Larry Niven escrito para Penthouse en 19782 en el cual, y con derroche de gracejo se planteaba la vida sexual de Superman amparándose en la libertad que le proporcionaba la tolerancia de la revista hacia esta materia. Los desternillantes avatares descritos por Niven hacían referencia al destino de Lois Lane tras sufrir los apretujamientos propios tras las convulsiones eyaculatorias de Superman (capaz de dejar improntas digitales en el acero) al estado de microperforación de sus órganos internos tras la avalancha de millones de espermatozoides kriptonianos e imparables, o las consecuencias abdominales que sufriría tras una patadita del fetillo si pese a todo se quedaba grávida. Con la misma socarronería se preguntaba cual sería el aspecto de Smallville tras las juveniles masturbaciones del joven Clark y si cursarían con fenómenos de iridiscencia (téngase en cuenta la velocidad luz de sus fluidos seminales) a modo de auroras boreales que se simultanearían con los momentos máximos de calentura adolescente. El texto presentaba como valor añadido los voluptuosos dibujos de Curt Swan, autor totémico del Hombre de Acero en la Edad de Plata y etapas subsiguientes.

        El homenaje a Niven toma su realidad en la escena cumbre del cómic, en la que Amanda Cooner coreografía la pornográfica escena del arriesgado sexo a la francesa que la Protagonista realiza al remedo de Superman, desdibujado por una sucesión de predecibles escenas plenas de sal gruesa. Pese a ser un cómic de superhéroes –destructivo pero de superhéroes al fin y al cabo- las mejores viñetas tienen como escenario el barrio chino, destacando la fantástica narrativa de las crudas primeras páginas y su contraste cómico acontecido cuando el personaje central, la Prostituta faena con su labor de meretriz a supervelocidad ingresando mucho dinero consecuencia de la celeridad de sus servicios. Y además se venga de un putero gorrón con aspecto de oficinista reprimido al serle practicado el sexo que se hacía en la bíblica Sodoma por una recua de Profesionales que en un sentido elíptico le introducirán por vía rectal una colección de objetos imposibles e incompatibles con la función penetradora. Una venganza tan excesiva como su guionista.

        Una de las características que siempre han acompañado a los textos de Garth Ennis consiste en la elección de unos dibujantes, que pese a tener estilos convencionales poco dados a composiciones arriesgadas y mucho menos a romper el pausado ritmo impuesto por el guionista, manifiestan una robusta eficacia. Desde Carlos Ezquerra a Steve Dillon, pasando por el más correoso John McCrea, realistas como Phil Winslade o Glenn Fabry, o finalmente inclasificables como el excepcional Richard Corben, son conscientes que la fuerza de los cómics guionizados por Ennis estriba en la vertebración y estructura del relato. Relato asentado sobre un guión lleno de diálogo chispeante, poco dado a entradillas o acotaciones, cargado de escenas densas y largas, abundante uso de elipsis y sobre todo descarnado en toda su simplicidad. Están al servicio del ordenado texto del irlandés que porta el mayor valor de la obra.

        Amanda Cooner cumple sobradamente el precepto. Un estilo mitad realista mitad caricaturesco con dibujos que alcanzan volumen merced al iluminado digital y personajes cargados de expresividad. Huye de las grandes composiciones y simplifica con trazo distintivo los escenarios realistas haciéndolos sucios y de mal gusto optando por una decoración geométrica y minimalista en aquellos poblados de superhéroes. La tendencia hacia la caricatura rebaja las escenas de violencia extrema, quita lastre a la figuración erótica y simplifica el contenido gore frecuente en las continuas mutilaciones, por lo que recuerda al lector que toda la obra es una diatriba feroz e inmisericorde contra las bases más estandarizadas del género.

        El señor Ennis se despacha a gusto montando una obra que no es más que un trabajo menor, un divertimento realizado en libertad con el encanto de lo espontáneo y el toque picante de la irreverencia. Redunda en su sentido de lo excesivo sin cortapisas, dando a entender que si puede realizar una historia irreverente, esta lo será sin tapujos ni rubores. Con sus ventas y su prestigio se puede ser enfant terrible. Y lo es.

1 Seduction of the Innocent es el famoso ensayo escrito en 1954 por el siquiatra Fredric Wertham que postulaba como tesis más significativa que la lectura de comic books era susceptible de perturbar las mentes de los jóvenes lectores hacia la violencia o cualquier otra forma de aberración. En buena parte de su discurso arremetió contra National Periodical (futura DC) tildando a sus estrellas superheroicas de actitudes sexuales aberrantes y por tanto perniciosas para la salud de su población juvenil e infantil. A Wonder Woman la definió como una lesbiana alejada de la reproducción marital y de las faenas del hogar, a Batman como un tendente homosexual con fuerte libido hacia Robin, y a Superman como un fascista. Ennis es ajeno a la actitud moralizante del siquiatra. La causticidad de su calificación orienta a estos iconos hacia la ridiculez.

2 “Hombre de Acero Mujer de Kleenex”. Escrito por Larry Niven e ilustrado por Curt Swan Publicado en España en Penthouse Comics # 5 en 1995.


[ © 2004 Eduardo Martínez-Pinna, para Tebeosfera 041015 ]