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ARAIA

Araia

Guión y dibujo: Ricard Castells.

Editorial: Edicions de Ponent
Rústica   |   48 páginas   |   color   |   14 euros.

[ Cubierta de la edición española Imagen de R. Castells ]


EL SASTRE DEL CANTILLO, comentario por Jorge García


A principios de los ochenta, la historieta española albergó, entre otras tendencias, un puñado de autores cuyas inquietudes no encontraban fácil acomodo en la industria más tradicional. Muchas de aquellas firmas abandonaron pronto el medio en aras de campos más lucrativos; otras, como la de Ricard Castells, siguieron cultivándolo casi en secreto, sin retribución alguna en muchos casos y, sospecho, como acto de amor hacia un ámbito que les era esquivo. Las piezas que componen este hermoso álbum suponen, a mi juicio, un feliz corolario a ese “acto de amor”.

Hasta su muerte, acaecida el 16 de enero de 2002, Castells se comportó como el sastre del cantillo, aquel que, al decir de Cervantes, cosía de balde y ponía el hilo. Esta postura romántica que sitúa los sueños por encima de la realidad le forzó a un exilio voluntario del mercado nacional, al que recién regresó en los últimos años, a partir del rescate del extraordinario La Expiación por parte de Edicions de Ponent, inédito hasta entonces por circunstancias harto conocidas.

Desde entonces, las obras que Sinsentido y la propia De Ponent han popularizado, dentro de unos márgenes modestos, y todo ese trabajo disperso del que este libro compila buena parte, revelaron una sensibilidad muy especial, generosa en lo sentimental y acérrima defensora de la belleza. Inquieto como todo artista sincero, sus búsquedas conectaron con alguna de las preocupaciones intelectuales que, procedentes del siglo XIX, se habían desarrollado con fuerza en el periodo de entreguerras, escenario de muchas de sus ficciones, como da cuenta el presente volumen.

Contemplando sus páginas, uno no deja de admirarse ante la belleza del artificio: la sofisticación en el tratamiento de lo fantástico; lo sugestivo de la atmósfera y la luz; esa manera tan “dulce” de emplear el picado, ya en exteriores de gran fuerza expresiva, ya en interiores despojados de todo elemento accesorio; o esa armonía entre elipsis y tiempos muertos. De principio a fin, aquí se percibe en su plenitud esa mirada que Felipe Hernández Cava, eventual guionista suyo y uno de sus máximos valedores, ha calificado de “trascendental”.

Recuerdo haber oído hablar, en alguna ocasión, de “la presencia de las ausencias”: ese peso que cobran, en determinadas obras, los personajes que se sitúan más allá de lo referido. Si bien uno tiende a pensar, por inercia, en los grandes títulos del género fantástico (Otra vuelta de tuerca, de Henry James; Dracula, de Bram Stoker), estas delicadas partituras de Castells bien podrían incluirse, sin desdoro, en dicha nómina.

Desde esta perspectiva, hay pocas obras como ésta donde lo ausente esté tan presente, y no sólo por el sabio uso del fuera de campo en muchas de sus viñetas, sino por la sutileza con que aparecen evocados los “viejos fantasmas”; tal es el caso de “Sombra Runa”, el más largo de los relatos que integran el álbum, donde la puesta en escena gráfica alude a un tercero siempre ausente. La suma de sobreentendidos y sugerencias agrega nuevas dimensiones a lo narrado, contribuyendo a crear ese clima enigmático tan peculiar.

Araia, más que a una geografía concreta, remite a los perfiles de la memoria, otra de esas tantas “preocupaciones” de finales del XIX a las cuales se consagraron intelectuales como Bergson, Proust o Mahler.

Desde el 16 de enero de 2002, hay una ausencia cuya presencia reclaman, con elocuencia, las páginas de este libro.


ENLACES:

Ficha de Ricard Castells
Castells in memoriam


[ © 2003 Jorge García, para Tebeosfera 031019. Jorge García recibió  servicio de prensa de De Ponent  ]